EXPECTATIVAS
La definición de expectativa se encuentra en el
diccionario como una suposición centrada
en el futuro. Ahora bien, ¿qué tanto control tenemos
del futuro? No mucho.
También se describe como una posibilidad o anticipación a los hechos. Fíjense muy bien en la palabra posibilidad, o
sea que puede o no ocurrir, sin embargo la tendencia generalizada es que
esperamos que si ocurra. Por ejemplo:
1)
Esperamos que nos den las gracias
después de desear salud a quien estornuda, o después de ayudar a alguien, de lo
contrario lo llamamos mal
agradecido, grosero y/o mal educado; pero que pasa si aceptamos el hecho de
que tal vez no nos agradezcan, y simplemente actuamos porque nos nace
hacerlo? Al no esperar nada o estar
consciente que tal vez NO lo agradezcan, es muy probable que ni notemos que no nos dieron las gracias
porque ya nos sentimos bien por el
simple hecho de ayudar, de desear el bien a nuestros semejantes.
2)
Una expectativa común en el
ámbito laboral es que nos den un muy buen aumento salarial por nuestro excelente
desempeño laboral y si esto no ocurre hay enojo,
decepción, bajamos la calidad,
rendimiento y actitud en el trabajo. En
algunos casos extremos hasta empezamos a buscar
un nuevo empleo. Qué pasaría si
trabajáramos por gusto y de cierto modo
conscientes de que se retribuye nuestro trabajo de manera justa de acuerdo a la
descripción de puesto, y en base a la situación económica de la empresa? Tal vez no habría enojo sino un entendimiento a la situación financiera
de la empresa, o tal vez enfocaríamos nuestra satisfacción laboral en los beneficios adquiridos en conocimiento,
experiencia y otros rubros que no sean únicamente salario. Y solo en los casos en que nuestras
necesidades fueran de liquidez, entonces buscaríamos formas de cambiarnos a un
área mejor pagada o a una empresa que ofrezca mejores beneficios.
3)
Otra expectativa común es el hecho de vivir muchos años, de
cumplir con los ciclos de nacer, crecer, reproducirse y morir ya viejos, así
que cuando algo pone en riesgo nuestra salud o nuestra vida, nos da mucha tristeza y expresamos frases como
“todavía tengo mucho por hacer, no estoy listo”. Y hay sentimientos de rabia cuando un niño muere porque apenas iba iniciando su
vida….. Si aceptáramos el hecho de que
no hay edad para la muerte y nadie sabe cuándo nos toca partir, viviríamos como
seguido nos recuerdan en libros y conferencias que debemos vivir como si fuera
el último día, si hiciéramos esto estaríamos listos para partir con la satisfacción
de haber vivido una vida plena, sin asuntos inconclusos y con la satisfacción
de haber hecho lo mejor que pudimos.
4)
En la cultura Mexicana hay una
expectativa que principalmente aplica a las mamás y es el esperar que sus
hijos las mantengan cuando sean grandes (en algunos casos es algo así como
el cobro de la factura por los años que ellas cuidaron de los hijos), y cuando
esto no sucede, sufren, se deprimen y hasta se culpan por haber
creado unos “malos hijos”. Que diferente
serían los sentimientos si esas madres se hicieran responsables de sí mismas
sin esperar la ayuda de nadie, valiéndose por sí mismas hasta donde les sea
posible, siendo autosuficientes económicamente porque así lo planearon de
jóvenes y siendo útiles a la comunidad.
Creo que vivirían con más satisfacción,
independencia y orgullo.
5)
También en muchas culturas
existe la expectativa de que los padres
HEREDEN a sus hijos el producto de sus muchos años de arduo trabajo,
y en familias desintegradas o materialistas los hijos llegan a desear la muerte de los padres con tal de
tener acceso a la herencia. Imagínense lo
que ocurre cuando descubren que no les dejaron nada o se lo dejaron a una
persona que ni siquiera es de la familia. Si los hijos tomasen conciencia de que las
riquezas acumuladas de sus padres son de ellos y pueden disponer como ellos
quieran, los sentimientos serían de tranquilidad
y admiración hacia sus padres, tal vez un poco de preocupación y cautela
para que por la edad, nadie tome ventaja de los ancianos, pero nada más.
6)
Un ejemplo más sencillo es
cuando organizas un festejo de cumpleaños y esperas que todos asistan y con regalo, si esto no ocurre te
enojas por el gasto realizado, te deprimes creyendo que ninguno es
amigo suficiente y en casos extremos nunca más vuelves a celebrar esa fecha. Sin embargo, si al organizar tu evento
consideras la posibilidad de que nadie asista, por el motivo que sea, sabrías
que hacer con la comida, bebida y pastel
(tal vez obsequiarlo a gente necesitada). También considerarías hacer tu
festejo en un día menos lluvioso, o celebrarlo de otra forma, sin enojo, solo
con la alegría de haber cumplido un
año más de vida.
7)
Otro ejemplo con el que estoy
segura muchos nos identificamos es cuando prestamos dinero. Si tu expectativa es que te paguen y no lo
hacen, dependiendo del monto puedes hasta tratar de vengarte o cobrarte a la mala y hasta poner fin a una amistad en muy malos términos. Sin embargo, cuando analizas cuánto estas
dispuesto a prestar/regalar a esa persona que es de tu confianza, le das
el dinero con el gusto de poder
ayudar (algo así como una ayuda
incondicional). Si la cantidad es muy
elevada, entonces tal vez solo aportes lo que consideres que no afecte mucho tu
economía en caso de que no te paguen, o tal vez no prestar, o hacer el préstamo
a través de la firma de un pagaré, etc.
pero siempre consciente de los
riesgos.
8)
La expectativa que tienen los
padres de los hijos ha sido motivo de muchas novelas y películas, desde esperar
que nazcan bien, hasta que continúen en el “negocio familiar”, o que estudien
la carrera que los padres consideren es la mejor , o que se casen con la pareja
que los padres aprueben, o que practiquen el deporte preferido del papá, o hasta que se conviertan en celebridades y
si esto no ocurre los padres se sienten decepcionados,
enojados, y culpables por no haber
sabido encaminar a sus hijos. Por el
contrario, cuando los padres aceptan a los hijos con sus cualidades y defectos,
identifican sus fortalezas y crean un ambiente que estimule y nutra sus
talentos, van a amar y apoyar a sus hijos en las decisiones
que éstos tomen compartiendo logros y fracasos con respeto.
La lista de expectativas es inmensa, tan
solo las expectativas de pareja es tan amplia que prefiero solo mencionarla, lo
mismo pasa con las expectativas familiares, de los amigos, de los políticos y
de la vida misma, pero todo se puede resumir en que sea cual sea la expectativa, si ésta no se
cumple, genera sentimientos negativos como decepción, enojo, tristeza,
depresión, etc. En cambio, mientras
más consciente estés que existen dos opciones (que se cumpla o no se cumpla tu
expectativa) y más preparado estés para aceptarlas,
te será mucho más sencillo superar el acontecimiento, viviendo feliz el presente, con paz, tranquilidad y satisfacción.
Y para concluir quiero aclarar que es bueno
tener expectativas porque son nuestro motor para hacer cosas que nos dan
satisfacción, pero lo importante es no aferrarse a ellas. A veces tener un “Plan B” por si no salen las
cosas como quisieras te puede ayudar a “amortiguar
el golpe.”
.