sábado, 18 de diciembre de 2021

REPELENTE o FRAGANCIA. Autora: Alicia Campos

De la autora  Alicia Campos 


¿REPELENTE o fragancia?

 




Por definición el adjetivo repelente significa que arroja con violencia algo hacia atrás.  En los insectos es un producto que los rechaza o ahuyenta. 

Ahora imagínense que algunas personas en vez de usar una grata fragancia, se rocían diariamente un REPELENTE que nos desagrada y por lo tanto, aunque quisiéramos estar cerca de ellas, preferimos alejarnos.

Hay varios tipos de repelentes, como el egoísmo, la prepotencia, la crítica, la presunción, el enojo, la negatividad, la depresión, la insensibilidad, la mentira, la terquedad, el chisme, la flojera, el  pesimismo, la irresponsabilidad, el miedo, la soberbia, la envidia, la tristeza, y muchos más que por lo general alejan a las personas, y digo por lo general, porque en el caso de una persona con repelente de crítica, tal vez no aleje a otra persona con el mismo repelente sino que muy probablemente se busquen y acepten.

 La pegunta es, ¿qué prefieres?, una persona con alguno de esos tipos de repelente, o a alguien con una fragancia como la empatía, la nobleza, la amabilidad, la bondad, el positivismo, la inteligencia, la creatividad, la confianza, la elocuencia, la fortaleza, la alegría, el amor, la humildad, la lealtad, el liderazgo, la paciencia, la perseverancia, la prudencia, el respeto, la tolerancia, la valentía, y muchas otras cosas que a veces hasta les envidiamos.

Yo recuerdo con mucho agrado a un Proveedor de una empresa en la que trabajé algunos años atrás, ya que él siempre llegaba saludando con  cortesía y respeto, y antes de empezar a hablar de negocios nos contaba varios chistes, imitando voces de gangosos, de españoles, o cualquier otro personaje, creando un ambiente sano y de alegre convivencia, por lo tanto siempre esperábamos sus visitas con mucho gusto, aparte de que en los negocios era muy servicial y nos daba un trato justo.  “Usaba una fragancia muy agradable todo el tiempo”

Por otro lado, conservo el recuerdo no muy grato de una persona de limpieza que cuando entraba a la oficina a realizar su trabajo, casi me hacía llorar con su expresión de tristeza, y aunque intenté acercarme a ella para alegrarle el día, no pude hacer que esbozara una sonrisa o de perdida una mueca, sus pláticas eran de pesares, rencores, y por supuesto de tristeza, así que al poco tiempo dejé de hablar con ella ya que usaba varios tipos de repelentes, y preferí conversar con quienes rieran junto conmigo,  compartieran sueños y proyectos, o por lo menos vieran la vida con optimismo a pesar de las situaciones difíciles .

Ahora bien, el ser humano por naturaleza busca la aceptación en círculos sociales, familiares y de trabajo, y algunas veces eso no sucede como uno quisiera.  En ese momento creo que debemos hacernos la pregunta obligada…. ¿Cuánto repelente me he puesto?

Todos usamos “repelente” como mecanismo de defensa, pero debe ser en dosis bajas.  Enojarse de vez en cuando, tener miedo algunas veces, estar triste por algún suceso desagradable, y hasta envidiar a alguien porque le queda mejor un color de ropa, podríamos decir que es normal, pero solo hay que tener mucho cuidado con la cantidad de “repelente” que usamos, y el tiempo que lo traemos puesto, lo mejor es asegurarnos de hacer una buena limpieza e inmediatamente rociarnos con una buena “fragancia” que elimine cualquier resto del “repelente”.

No olviden que algunas personas recordarán por siempre esa desagradable experiencia de haberse acercado a alguien con un fuerte y desagradable “repelente” como la soberbia, la prepotencia, la violencia o la mentira, y eso puede dejar una huella imborrable que tal vez los mantenga alejados por siempre, aun cuando se haya cambiado a una mejor “fragancia”.

Por otro lado, un ser humano que transmite paz, alegría, creatividad, positivismo y todas esas agradables “fragancias”, es como un  IMÁN que no solo atrae a las personas, sino a muchas cosas buenas como la salud y el éxito.  

En conclusión, deshazte de los “repelentes” y mantén a la mano “gratas fragancias” que puedas usar diariamente para vivir y convivir feliz.

 

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jueves, 9 de diciembre de 2021

Del Libro “El lado FÁCIL de la GENTE DIFÍCIL” de César Lozano - Programarme para lo mejor

 

Del Libro  “El lado  FÁCIL  de la  GENTE   DIFÍCIL”  de  César Lozano

 

Programarme para lo mejor


¿Alguna vez has estado en un restaurante de comida brasileña?  Quienes han ido a estos lugares recordarán que los meseros acuden a cada mesa ofreciendo diferentes cortes de carnes en espadas.  Son de ocho a diez visitar a tu mesa, no sin invitarte a que pases primero a la barra de ensaladas donde todo se antoja.

La tentación de comer ensalada, quesos y otras cosas más, es demasiada y la mayoría de la gente sucumbe ante esa tentación sirviéndose una porción grande.

Después, inician las visitas del mesero con los diferentes cortes y para el tercero o cuarto tiempo ya no quieres más.  Uno de mis acompañantes me dijo una vez:  “Y la mejor carne está siempre al final.”  Muchos no pueden llegar a ese final por estar llenos.

Mucho tiene que ver con la vida, ya que he constatado que muchas veces lo bueno viene después, pero hay que tener paciencia.

Tengo la costumbre de limpiar a fondo mi oficina y mi casa al finalizar cada año.  De tirar lo que no sirve, donar lo que no utilizo y pueda ayudar a alguien.  Tengo el hábito de analizar qué debo quitar de mi vida, retirar lo que me estorba sobre todo en mi propósito de ser feliz.

En China existe la tradición de sacudir el chen.  Sacudir el polvo o lo viejo.  Según esta creencia, para recibir las bendiciones del año venidero debes hacer una limpieza profunda.

Hay cosas que no sirven, las tenemos a la vista y ocupan un espacio que puede ser llenado por lo bueno y lo mejor.  También ocupan mucho espacio en mi mente pensamientos destructivos, tóxicos o negativos que lo único que hacen es amargar mi presente.

Hay personas en la vida de cada uno cuya presencia nos desmotiva y, sin embargo, las seguimos viendo por lástima, compasión, costumbre o miedo a la soledad.

Lo mismo le sucede a personas que en forma lastimera se expresan de lo inconformes que están en sus trabajos, de lo mal que los tratan o lo poco que se les valora y siguen ahí porque no tienen otra opción o por miedo al cambio.

Por supuesto, todos tenemos la capacidad de elegir qué debemos esperar de cada situación.  A veces, la paciencia es la mejor estrategia para disfrutar lo bueno.  Y esa misma paciencia se puede aplicar en circunstancias que nos afectan y no podemos hacer nada por modificarlas.

 

En cualquier situación tenemos dos opciones:

1)       1.- Amargarme y amargar con mi actitud a los que me rodean por la inconformidad que vivo.

2)      2.-  Adaptarme sin conformarme y recordar que lo bueno está por venir.

 

En esta segunda opción los seres humanos tenemos una increíble capacidad de adaptación a los cambios y el tiempo siempre será un excelente aliado.  Cuando digo adaptarme, sin conformarme, es encontrarle sentido a lo que me sucede.  Puedo aprender de la adversidad y tomar una actitud ante lo que me ocurre.

Me adapto, mas no me conformo a seguir con alguien que me hace sentir mal.  Expreso mi malestar y busco acuerdos, si no logro nada, termino la relación en la forma más pacífica posible.

Me adapto a mi trabajo actual, aunque no me guste, pero procuro no agregar una actitud pasiva, permisiva o negativa que complique las circunstancias y busco constantemente lo bueno o positivo que tengo.

Podemos adaptarnos a una enfermedad, mas no a conformarnos a la fatalidad que lleva consigo.

La gente inteligente fomenta la paciencia, la tolerancia y la prudencia.  Repito constantemente esas tres palabras cuando las cosas no salen como espero.  Después de la tempestad siempre viene la calma.  Lo bueno está por venir.

Y para quienes tenemos fe y esperanza, es bueno recordar que en los momentos críticos y por más difícil que sea la aflicción, lo bueno siempre estará por venir.

Recuerdo la historia de aquel náufrago que diariamente imploraba a Dios ser rescatado de una isla desierta.  Oraba con mucha fe, suplicaba al creador que un barco pasara y lo rescatara.  Después de muchos días en esas condiciones construyó con gran esfuerzo una pequeña choza para resguardarse de las inclemencias del tiempo.

Cierto día salió a buscar alimento y al regresar encontró su choza en llamas.  El hombre empezó a gritar de coraje contra Dios.  Lloraba y expresaba su resentimiento por todo ese infortunio y la manera en que Dios se burlaba de su sufrimiento después de tantas oraciones.

Se quedó dormido y al día siguiente lo despertó el sonido de un barco que se aproximaba a rescatarlo.  Su alegría fue inmensa.  Preguntó a uno de los miembros de la tripulación cómo era posible que lo hubieran encontrado “¿Qué cómo te encontramos? ¡Vimos tus señales de humo!”

Quienes tenemos fe sabemos que la paciencia, la tolerancia y la prudencia siempre rendirán frutos porque lo bueno y lo mejor siempre está por venir.


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viernes, 3 de diciembre de 2021

Del Libro “El lado FÁCIL de la GENTE DIFÍCIL” de César Lozano - A menos que tu lo permitas

 

Del Libro  “El lado  FÁCIL  de la  GENTE   DIFÍCIL”  de  César Lozano

 

 

Nadie puede hacerte la vida imposible,  A  MENOS QUE TU LO PERMITAS

 


En relaciones humanas nadie, absolutamente nadie, puede hacer que tu vida sea un suplicio, sólo si tú lo autorizas.

Así como cada día la vida nos otorga regalos invaluables como ver, oír, comer, amar, también nos ofrece innumerables obsequios que la gente prodiga, entre ellos palabras de afecto, agradecimiento o reconocimientos, merecidos o no. Se nos reconoce o se nos adula para hacernos sentir bien, ganarse nuestro afecto u obtener algún beneficio.

Pero también hay quienes nos ofenden con expresiones hirientes, merecidas o no, que muchos aceptamos sin reservarnos el derecho a rechazar tales expresiones despectivas.  Admiro a quienes literalmente se les resbala lo que no aceptan ni merecen y siguen su vida sin engancharse con palabras envenenadas que pueden desestabilizar a los más sensibles.

A cada momento habrá quienes te den este tipo de regalos y tú eres el único que decide darles importancia o ignorarlos.  Aceptarlo y responder de igual forma o simplemente dejarlos ahí, donde te los ofrecen.  Decir mentalmente “no acepto ese regalo, no es para mí, no merezco esta ofensa y simplemente dejo que se la lleve quien me la ofreció”.

No olvidaré jamás la templanza y seguridad que mostró un sacerdote durante una reunión social.  Entre los presentes había un hombre que, al saber que él era cura, empezó a manifestar el desprecio que sentía hacia la Iglesia católica, debido a ciertos acontecimientos negativos que involucraban a sacerdotes.  Ante más de 20 personas exclamó su malestar por la presencia del  religioso, la vergüenza que –según él-  debería sentir al portar una sotana, agregando ofensas contra su persona, inclusive por no elegir casarse y formar una familia, poniendo en duda su hombría.  El sacerdote, lo escuchó tranquilamente, tomando un refresco y comiendo un bocadillo; dejó que terminara la sarta de ofensas que al parecer guardaba desde hacía mucho tiempo aquel hombre contra la institución que el padre representaba.  Al finalizar, el cura lo vio fijamente y sonriente le dijo:  “Es tu opinión amigo.  La cual es muy respetable.  No te digo que la agradezco, pero tampoco la acepto.”  Y ya.

“Pero dígame, ¡¿qué tiene que decir?!”, insistió el hombre.

El sacerdote le contestó que no era el momento ni el lugar para dar su opinión y que con gusto lo recibiría – previa cita – en su parroquia para hablar al respecto.  La gente ahí reunida se encargó de reprobar con miradas y comentarios lo expresado por el hombre para dirigirse al sacerdote.  El padre siguió conviviendo, ¡como si nada hubiera ocurrido!  No aceptó sus ofensas ni mucho menos se las llevó.  Probablemente lo molestó – lo cual sería natural - pero no lo demostró.

La lección es clara:  no tienes por qué soportar las críticas; simplemente agradece con amabilidad y promete pensar en lo que te digan.  Es una decisión personal ante un determinado momento y no podemos dejar que las cargas emocionales de quienes nos rodean nos aplasten a su antojo.  Tú decides:  “¿Bailas al son que te toquen?”  Tú decides si aceptas y te dejas llevar por las emociones de quienes no están a favor de tus ideas o tu forma de ser.  Siempre tendrás el control si utilizas la calma cuando otros están ofuscados, y recuerdas que nadie puede hacerte la vida imposible a menos que tú lo autorices.


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lunes, 29 de noviembre de 2021

Del Libro “La felicidad ¡Ahora!” de Andrew Matthews - Tranquilidad

 

Del Libro “La felicidad ¡Ahora!” de  Andrew Matthews

 

La Tranquilidad

 



Si preguntaras a tu vecino, “¿Qué le da a usted serenidad?”

Es probable que responda:

“¡Unas vacaciones en las Bermudas!”,

“¡Unos cien mil dólares extra me darían mucha paz!”, o

“¡Un Ferrari me tendría muy contento!”

Sin embargo, viajar y obtener cosas resulta una solución temporal

Digamos que compras un billete de lotería y por un milagro ganas el Ferrari de tus sueños.  Ese día eres feliz.  Al día siguiente comenzarás a decir:  “Si tan sólo pudiera atrapar al punk que me rayó el auto en el estacionamiento”.

La serenidad muy rara vez viene de obtener cosas.  El desear cosas por lo general nos lleva a desear más.  La serenidad comienza al agradecer lo que tienes en este momento.

La  GRATITUD  es  PODER,  y he aquí por qué:

Cuando agradeces lo que tienes, los amigos que están a tu lado, las cosas, atraes más personas y más cosas buenas.

La gente que siempre se queja de lo que NO TIENE, se paraliza.  Los quejumbrosos atraen más quejas.  Es una ley de la vida.  Es difícil entenderla, pero puedes observarla a tu alrededor.  Si nos preocupamos por algo, obtenemos más de eso que nos preocupa.

Por esta razón, todos los maestros espirituales han enseñado la misma lección:

“Empieza por agradecer.  Sé feliz con lo que tienes ahora y más vendrá a ti”.

Es un consejo práctico.

 

EN DOS PALABRAS

Cada vez que pronuncies un “gracias” en silencio, te volverás más sereno y poderoso.

 


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Del libro ”La vocecita” de Blair Singer - Talento

 

Del libro ”La vocecita”  de  Blair Singer


¡Dios te dio un talento, un don que debes utilizar!

 


 

Algunas personas nunca usarán ese don y otras se quedarán cerca de hacerlo, pero las que verdaderamente se acercan a ser quienes son y a hacer lo que deben hacer son las que han logrado acallar esa vocecita distractora; son auténticas.

Sabrás que estás cerca de encontrar tu talento o don especial cuando lo que te ocupa no sólo te proporcione una gran alegría, sino que te ofrezca un mayor número de victorias, cuando sientas que el tiempo desaparece y experimentes una especie de explosión.  Es entonces cuando estarás compartiendo tu don.

Kim White me dijo:  “Blair, tú haces que las personas se sientan bien consigo mismas”.

“¿En serio?”, dije yo.

“En serio”, respondió.

“Yo creí que las enseñaba a vender”, agregué.

“Sí, las enseñas a vender y a formar equipos exitosos, pero en el fondo lo que haces es ayudarlas a sentirse bien consigo mismas por lo que son y por lo grandes que son”.

Me explicó que todos tenemos problemas y asuntos por resolver, pero que dentro de todos nosotros hay un genio, y que mi virtud es ayudar a las personas a descubrir ese genio, sacarlo, trabajar con él e impulsarlo.

Mi primer impulso ante un elogio de esta naturaleza es bajar la vista y decir: “Bueno, no es la gran cosa”.  Es difícil aceptarlo.  ¿Te ha pasado alguna vez que te ofrecen un cumplido y consideras que lo que hiciste no es para tanto y prefieres minimizarlo o cambiar el tema?

Se vale reconocer que eres bueno en algo.  No digo que seas arrogante.  Utilizo esto como ejemplo de lo que me dijeron cuando yo estaba pasando por un momento muy difícil.  Aquella presentación era frente a ocho mil personas.  En el mismo foro iban a presentarse maestros e ídolos míos a quienes respeto profundamente.  Había empezado a compararme con ellos y a pensar cosas como:  “¡No sé si tengo tanto que ofrecer como ellos!”

Kim me dijo: “Cuando empiezas a compararte con otro es como si te partieras por la mitad, y con ello pierdes la mitad de tu capacidad para compartir tu don”.

Al principio no entendí a qué se refería, pero continuó:  “Piénsalo.  Cuando te comparas con otro debes partirte a la mitad porque una mitad de tu cerebro está ocupada con la otra persona y la otra, contigo.  En ese instante reduces a la mitad lo que puedes ofrecer.

¡Dios mío! De repente entendí todo.  ¡Qué descubrimiento tan fabuloso!

Olvídate de los demás y concéntrate en ti.  ¡Con eso tienes bastante!  La mayoría no necesitamos preocuparnos por la competencia, ¡tenemos bastante con la que hay entre nuestro oído izquierdo y el derecho! No necesitamos a nadie del otro lado de la red; nos sobran los problemas en nuestro propio lado.  Estoy seguro de que entiendes a qué me refiero.

Ya tenemos bastante con nuestra vocecita como para preocuparnos también por nuestros competidores;  no necesitamos preocuparnos por nadie más que por nosotros.

 

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Del libro “¡Supéralo! Te adaptas, te amargas o te vas” de César Lozano - Discusión

 

 

Del libro “¡Supéralo!  Te adaptas, te amargas o te vas”  de  César Lozano

 



Tenía yo casi 10 años de casado, con dos hijos pequeños, y un día tuve una discusión muy fuerte con mi esposa.  Me enojé tanto que me fui a la casa de mi madre para quejarme amargamente de todas las razones por las que sentía que mi pareja no me comprendía.

Mi madre, después de escuchar pacientemente, me dijo:  “Un día tú me trajiste a esta casa a esa mujer y dijiste que era el amor de tu vida.  Me dijiste claramente que por fin habías encontrado a alguien que te comprendía y te amaba tal como eras.  Un día decidiste casarte con ella y compartir todo, lo bueno y lo malo, prometiste ante un altar amarla y respetarla todos los días de tu vida.”

Tocándome el cabello agregó:  “Nadie dijo que el matrimonio era fácil y no quiero que vengas a quejarte conmigo de la persona que un día decidió compartir todo contigo.  Te amo mucho y también a ella por ser tu esposa y la madre de mis nietos.  Así que ve y arregla con ella lo que tengas que arreglar.”

¡Ups!  ¿Así o más claro?

La lección que ese día me dio mi madre fue dura pero sincera, directa, clara y contundente.  Hasta el día de hoy resuenan en mi mente sus palabras que me ayudaron a ser responsable de mis actos y a hacerme cargo de mis problemas.

 

En conclusión:

1.-  No permito que una discusión demuestre mi grado de inmadurez.  Aprendo a escuchar y expreso mis opiniones sin alterarme y con ánimo de conciliar.

2.-  Evito a toda costa herir emocionalmente a quien me demuestra sus argumentos o sus carencias.  80% de la gente manifiesta sus carencias emocionales con agresividad.

3.-  Dejo que la gente hable y exprese sus sentimientos.  Esto representa el 30% de un posible acuerdo.  Dejar hablar es fundamental para sentir empatía.

4.-  Procuro expresar lo que pienso sin herir o dañar más la relación.  No busco confrontar ni hacer menos a nadie: busco comunicarme.

5.-  Mi objetivo final:  llegar a acuerdos que convengan a los involucrados; mi capacidad de comunicación debe orientarse a un diálogo franco, abierto y positivo.

 

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Del libro “Educar el carácter” de Alfonso Aguiló - El orgullo

 

Del libro “Educar el carácter” de Alfonso Aguiló




El orgullo

 El orgullo adopta muy diferentes disfraces.  Si lo buscas dentro de ti, lo hallarás por todas partes.  Sin embargo, cuida de no utilizar esos descubrimientos para desalentarte.

El orgullo te afecta en tu propia casa.   Una mirada autocrítica a tu vida familiar revelará muchas áreas en que el orgullo la ha empobrecido y te ha llevado por un camino equivocado.  Pongamos ejemplos:

·         Marido que interrumpe a su esposa – o viceversa- y no escucha lo que le dice, como si sus propias opiniones fueran las únicas que merecen ser tenidas en cuenta.

·         O la madre que no quiere corregir a su hijo por temor a perder el afecto del niño.

·         O el marido que llega tarde a cenar y no avisa porque es él quien manda.

·         O el hijo consentido que se queja continuamente de la comida.

Más ejemplos en la vida diaria:

·         Estás dando vueltas en busca de aparcamiento en el centro de la ciudad, cuando alguien te corta el paso y ocupa el espacio libre que tenías delante.  Te pones furioso, le increpas, te embarga una ira desproporcionada.

·         O llegas a la oficina y entregas a tu secretaria el trabajo bruscamente y le das órdenes de forma desconsiderada y altiva, sin dar las gracias ni mostrarte amable.

·         O eres médico o abogado, y un cliente acude a ti con un problema y resulta que es un poco premioso, te impacientas con él y le apabullas con la jerga médica o jurídica.

·         O estés en la cola, a la espera de hacer una compra, y a una anciana que tienes delante le resulta difícil contar el dinero; te mueves con impaciencia y suspiras sonoramente con exasperación.

 

-Pones ejemplos que me pueden valer a mí, pero por que no son para los hijos.

Sí que valen, porque en la medida en que tú erradiques el orgullo de tu vida, desaparecerá de la familia y tendrá menos arraigo en tu hijo adolescente.  Piensa que:

EN UNA GRAN PARTE DE ESTOS EJEMPLOS

LOS HIJOS SON ESPECTADORES,

Y ES ENTONCES CUANDO VAN FORMANDO

SUS CRITERIOS DE CONDUCTA

  No te estoy hablando simplemente de cuidar los modales.  Piensa en cuál es tu forma de pensar acerca de ti y de los demás:

·         Cada vez que actúas con superioridad o humillante condescendencia para con los demás, has caído en el orgullo.

·         Cuando increpas a un conductor un poco torpe, criticas a tu cónyuge o tratas a un camarero como si fuera un esclavo, agredes la dignidad de alguien que la merece toda.

·         Cuando parece que disfrutas diciendo que no porque te das así aires de mucho mando, o cuando produces actitudes serviles ante ti, degradas a las personas y te degradas a ti mismo.

·         Cuando – quizá incluso siendo pacifista- te olvidas de la paz en tu vida cotidiana, y resulta que eres peleón y encizañador en tu trabajo, intolerante con tu marido o tu mujer, excesivamente duro con tus hijos, despectivo con tu suegra, o áspero con tu portero y tus vecinos, entonces demuestras que ninguna de tus teorías para la paz del mundo tiene sitio en tu propia casa.

 

Son agresiones que demuestran egocentrismo, y los hijos lo ven, y lo asumen casi sin darse cuenta.

Uno a uno, cada uno de estos episodios no significan gran cosa.  Pero cuando el orgullo se hace fuerte en esos detalles que empiezan a acumularse, puede convertirte en un gran deseducador en la familia.

 

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jueves, 28 de octubre de 2021

Del libro “90 respuestas a 90 preguntas” de Martha Alicia Chavez ... Tener razón

 

Del libro “90 respuestas a 90 preguntas” de Martha Alicia Chavez

¿Por qué necesitamos “tener razón”?

 


Hace algunos días, en medio de una acalorada conversación, me descubrí actuando como la perfecta personificación de esta sabia idea expresada por Baldwin: “A veces la gente prefiere tener razón que ser feliz”.  Al darme cuenta de mi actitud, también me hice consciente de las abrumadoras y desagradables sensaciones físicas y emocionales que estaba experimentando, así como de la reconfortante liberación que sentí cuando decidí soltar mi necesidad de tener razón.

A lo largo de mi vida he visto infinidad de veces que cuando en una discusión una de las personas no está dispuesta a ver algo –bien sea el hecho de que está equivocada o que cometió un error, o bien el punto de vista del otro-, simplemente no hay poder humano que la convenza, y aun cuando esa discusión se extendiera durante horas o días, de todas maneras no lo vería, porque sencillamente no tiene la voluntad de hacerlo.  Nos convendría entonces cuestionarnos si vale la pena invertir tiempo y energía en continuar enfrascados en esas luchas de egos que están detrás de las discusiones por tener la razón.  Ellas sólo nos generan sustancias tóxicas y sensaciones que enferman a nuestro cuerpo, emociones y mente.

Esta actitud, para llamarla por su nombre, es orgullo y soberbia, y siempre conduce a la separación y al dolor.  Se manifiesta de muchas formas, como las mencionadas luchas de poder, el deseo de venganza y, por supuesto, la necesidad de tener razón, detrás de la cual se oculta la necesidad de ser “el mejor”.  Nos volvemos muy hábiles para acomodar perfectamente las ideas y las palabras a fin de que suenen como queremos que suenen, y así probar que, en efecto, tenemos la razón.

“¿Por qué he de ser yo quien le pida perdón, le diga que le amo o le agradezca y reconozca tal cosa? ¡Él/Ella nunca lo hace! Que lo haga primero.  ¡Y además me debe tales y tales ‘facturas’ !” Las frases anteriores no provienen de ningún otro lugar que el orgullo y la soberbia.  Y cuando ambas personas están en la misma posición, ¿cómo se romperá ese patrón? ¿Quién va a empezar, si ambos esperan que el otro sea el primero? En las guerras de egos, ambas partes quieren ganar, pero en realidad nadie gana, porque aun a costa de la propia felicidad, el ego hace lo que sea para no perder la competencia.  Por eso hay tanto sufrimiento en las relaciones entre las personas.

Quiero invitarte a experimentar algo: la próxima vez que te encuentres en medio de una discusión del tipo que hemos descrito, actúa de forma diferente a aquella en la que por lo general nos conducimos en estas circunstancias, y asómbrate de cómo la situación cambia de dirección de una manera tan impresionante, que hasta parece magia.  Esta es mi propuesta: reconoce la parte de verdad que hay en lo que dice la persona con la que estás discutiendo; siempre la hay.  Y luego exprésale verbalmente ese reconocimiento con algo como: “Tienes razón, no estoy cumpliendo mi palabra”, “Tienes razón, llegué tarde”, “Tienes razón, he estado de muy mal humor”, etcétera, según sea el caso.  Y date cuenta de cómo cambian tu sentir y la actitud de la otra persona.

Practicar esto nos permite desarrollar la madurez para asumir nuestros errores y otorgarle al otro el reconocimiento de sus aciertos y sus cualidades, lo cual a fin de cuentas nos beneficia a ambos.  Sacrificar el propio bienestar y el de una relación por tener la razón, simplemente no vale la pena.


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viernes, 22 de octubre de 2021

“El contador de historias” del Dr. Camilo Cruz - El sembrador de dátiles

 

Del Libro “El contador de historias” del Dr. Camilo Cruz

 

El sembrador de dátiles


Una tarde viajaba cerca de la casa de Tiberio Murcia, un anciano que trabajó para mi padre hace muchos años.  Lo vi a lo lejos, ocupado en su huerta y decidí acercarme a saludarlo.

“Buenas tardes, Tiberio.  ¿Qué haces trabajando bajo este sol implacable?”, le pregunté.

“Siembro unas semillas de dátil,” contestó él, levantándose con cierta dificultad.

“¡Dátiles!”, exclamé sorprendido y solté una carcajada como quien acaba de escuchar la mayor tontería.  “¿Cuántos años tienes, Tiberio?”

“Usted sabe que ya pasé de los ochenta hace mucho tiempo”.

“Pues me extraña que no sepas que las palmas datileras tardan mucho en crecer y dar frutos… Más de veinte años, diría yo.  Y aunque te deseo que vivas hasta los cien, tú sabes que lo más probable es que no logres cosechar el fruto del trabajo que estás realizando”.

“Es posible que tenga razón”, dijo él sin parar su labor.  “Pero fíjese que me puse a pensar el otro día qué, en mis ochenta y tantos años, he comido dátiles que otros sembraron; otros que a lo mejor también sabían que no llegarían a probarlos.  Y eso me hizo comprender que hoy me toca a mí sembrar para que, en el futuro, otros también puedan comerlos.  Lo hago con gusto, así sea solo para agradecerles a aquellos que sembraron los que yo comí”.

“Me has enseñado una gran lección, Tiberio”, le dije, dándole un fuerte abrazo al anciano.  Luego, saqué algo de dinero de mi bolsillo y le dije:  “Déjame que te recompense por esa sabia enseñanza, viejo amigo”.

“Se lo agradezco, patrón.  No debió molestarse”,  respondió Tiberio con una gran sonrisa mientras colocaba el dinero en su bolsa.

“¿Se da cuenta de lo que acaba de suceder?”, agregó el anciano.  “Hace unos momentos usted decía que yo no llegaría a recoger el fruto de esta siembra.  Pero aún no termino de plantar y ya coseché este dinero y gratitud de un amigo”.

Su apunte y la sabiduría de sus palabras me hicieron reír.  “Tiberio, esta es la segunda lección que me enseñas en unos minutos; y a decir verdad, es quizá más importante que la primera.  Déjame que te retribuya también esta enseñanza”, le dije mientras le pasaba un poco más de dinero.  “Lo mejor es que siga mi camino porque, si continúo escuchándote, no me alcanzará toda mi fortuna para compensarte por tanta sabiduría”.

 

Es difícil encontrar una historia que ilustre la importancia de ayudar a otras personas a crecer sin correr el riesgo de que termine pareciendo un sermón religioso o un eslogan de una organización sin ánimo de lucro.  Quizá sea eso lo que más me atrae de este bello relato.  De una manera sencilla, nos enseña la importancia de devolverle algo al universo.  Sé que esto suena a utopía, pero estoy convencido de que para la inmensa mayoría de los asistentes a nuestros talleres, conferencias o sesiones de coaching con el ánimo de mejorar su calidad de vida, el deseo de ayudar a otros no es algo que choque con sus ideales.

Esta anécdota es hermosa por donde quiera que la mires.  Esto es importante si lo que deseas es enriquecer tus entrenamientos con historias que inspiren y que les den vida a los números, estadísticas, técnicas y estrategias que estás compartiendo con tu audiencia.

Tanto el narrador del encuentro como el personaje de Tiberio nos dejan grandes enseñanzas.  Y lo interesante es que la persona que escuche esta historia – y esto es algo que he podido comprobar durante mis charlas – termina plenamente identificada con los atributos de los dos personajes.

Por un lado, la actitud desinteresada de Tiberio, quien, aun sabiendo que no va a cosechar el fruto de las semillas que está plantando, siembra con gratitud y entusiasmo porque es consciente de que, durante su vida, saboreó el fruto de semillas que otro plantó.  De otro lado, la actitud agradecida del narrador quien, consciente de la gran lección que acaba de escuchar, decide retribuir a Tiberio con igual entusiasmo por compartirle un poco de su sabiduría.

Pero quizás una de las enseñanzas más importantes – contenida de forma implícita en el relato -  tiene que ver con el hecho de entender que siempre estamos en condiciones de dar, de pensar en otros.  Un principio con el que muchos tienen ciertas dificultades porque piensan: “No puedo preocuparme por ayudarles a otros sin primero asegurarme de tener mi situación personal solucionada”.

No obstante, en nuestra historia, Tiberio no es un rico hacendado que en las postrimerías de su vida se ha detenido a ver cómo utilizar su riqueza para beneficiar a toros.  Tiberio es un campesino humilde que toma la iniciativa de pensar en las futuras generaciones, pese a que aún debe preocuparse por su propia subsistencia.

Yo creo que la efectividad de narraciones como esta consiste en que logran conectar con las personas a un nivel emocional muy profundo y este es el efecto que debemos buscar tanto con las historias que utilicemos durante nuestras presentaciones como con toda la información y experiencias personales que decidamos compartir con nuestra audiencia.

 

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jueves, 14 de octubre de 2021

Del Libro “Las 3 Promesas” de David J. Pollay - Detonante Positivo

 Del Libro “Las 3 Promesas”  de  David J. Pollay

 

1)       Disfruta cada día

2)       Haz lo que amas

3)       Da a los demás


Hace algunos años estaba sentado solo en mi oficina y no me sentía bien.  Sí, lo sé: me he dedicado a investigar, escribir y hablar a grupos sobre cómo llevar una vida plena, pero, lo admito, no estaba teniendo un buen día.

Y aquí viene mi primera pregunta:  ¿hacia dónde miras cuando estás de bajón? ¡Miras hacia abajo, como lo estaba haciendo ese día? De hecho, yo estaba mirando directamente hacia el suelo, a mis zapatos.  

¡Y entonces me empecé a reír! Había una pequeña pegatina con un dinosaurio púrpura en mi zapato izquierdo; y un unicornio blanco y dora, la exploradora, estaban pegados uno cerca del otro en mi zapato derecho.  Supe que Ariela y Eliana, mis hijitas, que tenían dos y tres años de edad en esos momentos, habían puesto de algún modo las pegatinas en mis zapatos mientras yo le estaba dando el beso de despedida a mi mujer, Dawn, esa mañana. El hecho de pensar cómo se las habían arreglado para hacerlo sin que me diera cuenta me hizo reír.  Y reí aún con más ganas cuando pensé:  “¡Son alrededor de las once y cuarto! ¿Adónde he ido esta mañana con el dinosaurio Berney, Dora y un unicornio blanco en los zapatos?”.

En ese momento me di cuenta de que aquellas pegatinas habían sido un detonante positivo para mí:  me habían hecho sentir bien al instante.

Y he aquí mi segunda pregunta: ¿adónde miras cuando te sientes bien? ¿Miras hacia arriba? Esto fue lo que hice en mi oficina esa mañana: miré hacia arriba, y mi día se restableció.  ¡Ni tan siquiera podía recordar por qué me había estado sintiendo mal!

Experimentar emociones positivas me dio una segunda oportunidad de hacer de ese un buen día.

La investigadora en psicología positiva Barbara Fredrickson, de la Universidad de Carolina del Norte, descubrió que las emociones positivas mejoran nuestra atención, incrementan nuestra intuición y aumentan nuestra capacidad de resiliencia.

La investigadora en Psicología Alice Isen descubrió que cuando estamos experimentando emociones positivas somos más amables, más generosos y más serviciales.

Por su parte, Richard Davidson, investigador en neuropsicología de la Universidad de Wisconsin, demostró que las emociones positivas ayudan a estimular el sistema inmunitario. Y al menos tres estudios han señalado que hay una fuerte conexión entre vivir una vida más larga y experimentar con frecuencia emociones positivas.

¿Qué conclusiones saco de todo esto? Si pierdes a alguien a quien amas, te sientes triste.  Si te amenazan, sientes mucho miedo.  Si eres testigo de injusticia, sientes enfado.  Estas emociones son normales e importantes.  Pero, en general, las emociones positivas te ayudan a pensar mejor y a construir mejores relaciones con los demás.  La gente prefiere permanecer junto a personas curiosas y creativas antes que dedicar su tiempo a estar con individuos atrapados en emociones negativas.

Si le preguntas a la gente que forma parte de tu vida, apuesto a que te dirán que cuando están experimentando emociones positivas trabajan mejor y son mejores jefes, cónyuges y amigos.  En mi caso, sé que soy un mejor padre para mis dos hijas.

Piensa en ello y de esta manera: cuando entras en una habitación que está a escuras, ¿qué haces? Buscas el interruptor, porque sabes que cuando le des tendrás luz.  Así pues, ¿cuál es tu interruptor? ¿Qué es aquello que “enciende” tus emociones positivas? ¿Qué detonantes positivos te ayudarán a mirar hacia arriba cuando te sientas abatido? Cuando detonas emociones positivas en ti mismo, eres más creativo.  Cuando detonas emociones positivas en los demás, sacas lo mejor de ellos.

Acciones

 

¿Cuáles son tus detonantes positivos?

¿Qué es lo que te hace sonreír?

¿Qué es lo que te hace reír?

¿Qué es lo que te pone en un estado de humor creativo?

¿Qué es lo que activa tu pasión, tu emoción y tu esperanza?

Para unos será mirar fotos de sus seres queridos.  Para otros, escuchar una de sus canciones favoritas.  Otros preferirán dar un paseo rápido o bailar un poco.  Algunos optan por leer una historia corta y divertida.  Y otros se recuerdan a sí mismos sus metas o lo que les hace sentirse agradecidos.

Tómate un momento para pensar en lo que desencadena tus emociones positivas.  Aquello que encuentres te ayudará a cumplir la primera promesa cada día. 


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jueves, 7 de octubre de 2021

El arte de buscar trabajo. Autora: Alicia Campos

 

Del Libro ….  de Alicia Campos

El arte de  BUSCAR TRABAJO

 



Ya hay mucha información y hasta videos sobre cómo elaborar un Curriculum Vitae, y como prepararse para una entrevista de trabajo, pero creo que se han descuidado varios puntos importantes que debemos considerar para el proceso de búsqueda de trabajo, así que aquí comparto algunos.

Empezando por el principio.  Cuando por decisión propia o en el peor de los casos por despido, nos vemos en la necesidad de conseguir una nueva fuente de ingreso, casi en automático pensamos en  BUSCAR  TRABAJO  y una de las primeras frase que nos viene a la mente es … “tengo que actualizar mi Curriculum”, seguida de la expresión …  “voy a pedir trabajo en tal empresa,”   cuando en realidad deberíamos reflexionar sobre QUE  CLASE  DE TRABAJO  QUEREMOS? 

Hay que preguntarnos ¿qué queremos hacer?  ¿Vamos a querer seguir en empresas del mismo giro? ¿Vamos a continuar en el mismo departamento o área de trabajo?  ¿Vamos a intentar algo nuevo?  ¿Vamos a emprender un negocio propio?  ¿Qué en realidad nos gusta hacer?  ¿Qué nos apasiona?  ¿En qué somos buenos?  Tal vez sea nuestra oportunidad para re-plantear nuestro proyecto de vida o carrera profesional.

1)    Una vez teniendo en claro hacia a dónde queremos ir, debemos evaluar con que herramientas contamos para dicha actividad (estudios, experiencia, habilidades, etc).

·         Por ejemplo, si es para el mismo puesto que hasta hoy hemos desempeñado, hay que enlistar los estudios, experiencia, logros, habilidades, incluyendo lo que la gente (principalmente los jefes, clientes internos y externos, así como compañeros de trabajo) han reconocido, agradecido y premiado.  También hay que evaluar lo que debemos aprender o mejorar.  Estas son las bases para elaborar el Curriculum Vitae.

·         Si es para una nueva área, nuevo puesto, o nuevo tipo de industria, entonces hay que evaluar que tanto sabemos de esa posición, que tanto nos falta aprender, por qué creemos que es una área apropiada para el cambio y porque es el momento correcto.  Hay que investigar bien sobre los requisitos de ese nuevo empleo.

·         Y si estamos pensando en iniciar un negocio propio, entonces hay que evaluar  como empresarios cual sería la inversión inicial, hacer un estudio de mercado, considerar los riesgos, etc, etc…. ¡Asesorarse  y arriesgarse!

2)    Ya sabiendo el tipo de trabajo que buscamos y las herramientas que poseemos, hay que contactar las agencias de empleos, bolsas de trabajo y reclutadoras de la  región para identificar a cual de todas las empresas enviaremos nuestra información.

3)    Al revisar detalladamente todos los requisitos que piden las empresas debemos  identifica cuáles de ellos cubrimos con los conocimientos y experiencia actuales, cuales no dominamos al cien por ciento y cuales desconocemos (sobre éstos últimos hay que investigar).  También es importante leer el perfil de la empresa e investigar más sobre ellos.

NOTA:  Si queremos un cambio radical, debemos prepararnos para sacrificar nuestros ingresos por un tiempo,  en lo que desarrollamos un nuevo oficio o carrera profesional y obtenemos experiencia, pero ¡si se puede!   Yo lo hice cuando cambié de Contador Público al área de Compras y Planeación  y les aseguro que dicho sacrificio se compensa con el gozo de estar haciendo algo diferente o  lo que en verdad nos apasiona.

 

CURRCULUM  VITAE

1)    Debido a la globalización, ya muchas empresas solicitan como  requisito indispensable la comunicación en inglés, de modo que es un punto a nuestro favor el enviar el  C.V. en dicho idioma.  Por separado podemos enlistar  cualquier otro idioma adicional, pero por lo menos les quedará claro que cubrimos ese requisito esencial.

2)     En la medida de lo posible debemos limitar el C.V. a una página, con el nombre  y foto en la parte de arriba, datos de contacto y puesto que solicitamos. No es necesario detallar estudios, ni mencionar hobbies, ni como era el día a día de trabajos anteriores, ya que eso se puede comunicar durante la entrevista.  Hay que enfocarnos en logros (de preferencia en términos monetarios) y en proyectos que hayamos liderado.  Hay muchos ejemplos y plantillas en internet que facilitan la elaboración de un CV, pero lo que es muy, pero  MUY  IMPORTANTE, es adaptar / ajustar  nuestra información de acuerdo a los requerimientos de cada vacante.  Por ejemplo, podemos utilizar un formato estándar que indique el uso de “computer software”, pero si en una vacante piden Excel  y dominamos un nivel avanzado entonces eso hay que remarcar... Si otra empresa pide que sepamos trabajar en equipo, claramente indicaremos la experiencia y resultados favorables cuando lideramos un proyecto en conjunto con un equipo de trabajo, etc….  

3)    En la época actual de tanta tecnología, ya no son personas quienes seleccionan nuestro curriculum, lo hace un robot o algoritmo.  Si la empresa pide una excelente actitud de servicio, pero pusimos  tengo formidable trato con la gente”, tal vez no sea de los que seleccione, o si quisimos remarcar entre signos de admiración la cualidad de organizado, el robot tal vez no pueda leer dichos caracteres.  De ahí la importancia de saber que requiere la empresa e indicar casi con esas mismas palabras en el C.V. que poseemos esos conocimientos, cualidades y experiencia.  

4)    Toda actividad es  EXPERIENCIA!  He notado que a algunas personas se les dificulta enlistar su valiosa experiencia laboral.  En una ocasión una muchacha no encontraba que incluir en su curriculum porque sus trabajos habían sido en tiendas de ropa y pizzería. Al analizar a detalle sus actividades terminó dándose cuenta que para varios puestos ya podía decir que era una persona organizada, responsable, con buena actitud de servicio, buena para priorizar y con algo de experiencia en negociación y trabajo en equipo. 

Debemos revisar que piden las empresas y comparar contra lo que hayamos realizado tal vez con otro nombre, o en menor escala, pero al fin y al cabo es experiencia.

 

 

ENTREVISTAS

No tienen por qué asustarnos las entrevistas.  Debemos pensar que NO vamos a ”pedir trabajo”,  más bien vamos a OFRECER NUESTROS  SERVICIOS.  El simple hecho de saber que no estamos pidiendo nada, sino que estamos ofreciendo nuestros conocimientos a cambio de una retribución monetaria,  le resta estrés y nerviosismo a la entrevista.

Otra recomendación  IMPORTANTE,  muy  IMPORTANTE…  ¡Hay que ir a todas las entrevistas!, eso ayuda a perder el miedo, a saber que preguntan, a identificar las preguntas que nos costaron trabajo contestar y prepararnos para una mejora respuesta la próxima vez, y también a conocer las tendencias y cambios ocurridos desde la última vez que fuimos a una entrevista.  

Recomiendo que aun cuando estemos muy felices en nuestro trabajo, no perdamos  la oportunidad de atender una entrevista, ya sea porque alguna reclutadora o empresa nos contacte o porque alguna vacante haya resultado de nuestro interés. Hay que volvernos expertos en entrevistas, hay que ir a la vanguardia, tal vez nos demos cuenta que ya hay mejores empresas o que estamos en la mejor empresa, eso tal vez nos sirva para re-negociar sueldo, o simplemente seguir felices con el trabajo actual.   

Algunas personas me han preguntado, ¿si no me pienso salir de donde estoy, qué le digo a los entrevistadores cuando pregunten porque me quiero salir?  La respuesta es muy sencilla….  No es que me quiera salir, pero estoy abierto a explorar opciones de mejora”, o “no me pienso salir, solo estoy haciendo benchmarking” o algo así.   Y no debemos sentirnos mal, así como nosotros podemos estar asistiendo a entrevistas sin planes de cambiar de trabajo, las empresas también publican anuncios de vacantes que no existen, ya  que para promover a alguien internamente deben cumplir con un proceso de reclutamiento, o también lo hacen para tener C.Vs. para una posible vacante a corto plazo.

 

Ahora bien, no voy a hablar sobre detalles de entrevistas como el ir bien presentable, ser puntual, las preguntas más comunes, mirar a los ojos, etc.   Porque todo eso se encuentra fácilmente en internet.  Lo que no creo que encuentres comúnmente en internet son estas recomendaciones….  “sé un poco adulador” y has preguntas.  

No tenemos que exagerar al hablar bien de ellos, pero si remarcar que es algo  IMPORTANTE para nosotros el formar parte de su equipo de trabajo. Hacerle ver que encajamos perfectamente para el puesto que describen y ya teníamos tiempo buscando algo así.  Muchas veces en verdad nos sentimos así, pero no lo expresamos, sin embargo; a los entrevistadores les da gusto saber que de todas las empresas que hay, tú te visualizas trabajando con ellos.

 

Las preguntas son para conocerse, ellos nos preguntan todo lo necesario para saber si cubrimos el perfil del puesto.   Nosotros debemos preguntar para saber si ellos cumplen con nuestra expectativa.

Aquí comparto algunas ideas ….

·         ¿Es puesto de nueva creación? o ¿estoy reemplazando a alguien?.  Si es reemplazo, ¿por qué se fue la persona anterior?

·         ¿Cuáles son sus planes de expansión o crecimiento?  (¿cómo se ven a 5 años?)

·         ¿Cuáles son las áreas débiles o que requerirían de inmediata atención al obtener el puesto?

·         ¿Cómo están los niveles de rotación?  (personal directo e indirecto)  

·         ¿Cómo motivan a sus empleados? 

·         ¿Cuál es el valor más importante para ustedes?

·         Al mismo entrevistador puedes preguntarle cuanto tiempo tiene laborando con ellos y que es lo que más le gusta de la empresa.

·         Y también por qué no, preguntar ¿qué apoyo dan a sus empleados durante la actual pandemia?

 

Por último, hay que decirles lo que quieren escuchar.  Al decirles “me gustan los retos” veras como abren bien grandes los ojos, y no estamos mintiendo, porque a todo buen profesionista le gustan en mayor o menor escala.  Hay que remarcar que nos gusta el trabajo en equipo, la creatividad y que buscamos crecer, y si les dices que sabes trabajar bajo presión (lo cual ya hacemos todos) te van a tener muy presente para el proceso final de reclutamiento.

 

Espero que algo de lo aquí expresado te sea de utilidad. 

 

Mucho éxito!