sábado, 30 de enero de 2016

Del Libro “Los 5 lenguajes del amor” de Gary Chapman





PRIMER  LENGUAJE DEL AMOR:  Palabras de afirmación


Una manera de expresar amor es utilizar palabras que edifiquen.  Salomón, autor de la antigua literatura hebrea de sabiduría, escribió:  “En la lengua hay poder de vida y muerte”.  Muchas parejas nunca han conocido el tremendo poder de las palabras para afirmarse el uno al otro.  Salomón dijo algo más:  “La angustia abate el corazón del hombre, pero una palabra amable lo alegra”.
Los cumplidos verbales, o las palabras de aprecio, son poderosos comunicadores de amor.  Se expresan mejor en afirmaciones directas y sencillas tales como:
“Te ves muy bien con ese traje”.
“¡Siempre te ves sensacional con ese vestido!”
“¡Me gusta mucho que siempre estés a tiempo para recogerme en el trabajo!”
“Gracias por conseguir la niñera para esta noche.  Quiero que sepas que no lo doy por sentado.”
“Me encanta que seas tan responsable.  Siento que puedo contar contigo.”
¿Qué pasaría con el ambiente emocional de un matrimonio si el esposo y la esposa escucharan tales palabras de afirmación con regularidad?
Hace varios años estaba sentado en mi oficina con la puerta abierta.  Una dama que venía por el pasillo me dijo:
- ¿Tiene un minuto?
- Claro que sí, entre.
- Doctor Chapman, tengo un problema – me dijo al sentarse-, No consigo que mi esposo pinte nuestro dormitorio.  He estado detrás de él por nueve meses.  He intentado todo lo que sé, pero no logro que lo pinte.
Mi primer pensamiento fue:  Señora, se equivocó de lugar.  No soy un contratista de pintura.  Sin embargo, le dije:
-Hábleme de eso.
- Bien, el sábado pasado es un buen ejemplo – me dijo -, ¿Recuerda lo bonito que estaba? ¿Sabe lo que mi esposo hizo todo el día?  Trabajó en la actualización de su computadora.
- Entonces, ¿qué hizo usted? – le pregunté.
- Fui allí y le dije:  “Daniel, no te comprendo.  Hoy hubiera sido un día perfecto para pintar el cuarto y aquí estás tú trabajando en tu computadora”
- Así qué, ¿pintó el cuarto? – indagué,
- No.  Todavía no lo ha pintado.  No sé qué hacer.
- Permítame hacerle una pregunta – le dije -.  ¿Se opone usted a las computadoras?
- No, pero quiero que se pinte el cuarto.
- ¿Está segura de que su esposo sabe que usted quiere que se pinte el cuarto?
- Sé que lo sabe – dijo-.  Se lo he estado pidiendo durante nueve meses.
- Quiero hacerle una pregunta más.  ¿Alguna vez su esposo hace algo bueno?
- ¿Cómo qué?
- Ah, como sacar la basura, limpiar el parabrisas del auto que usted maneja, poner gasolina en el auto, pagar la cuenta de la electricidad o colgar su chaqueta.
- Sí – dijo -, hace algunas de esas cosas.
- Entonces, tengo dos sugerencias.  Una, no mencione nunca más que pinte el dormitorio – y repetí -; No lo mencione de nuevo.
- No veo cómo eso va a ayudar – me respondió.
- Mire, acaba de decirme que él sabe que usted quiere que pinte el cuarto.  No tiene que decírselo más.  Ya lo sabe.  La segunda sugerencia es que la próxima vez que su esposo haga algo bueno, elógielo.  Si saca la basura, dígale “Daniel, te agradezco mucho que saques la basura”.  No le diga:  “¡Ya era hora de que sacaras la basura! Las moscas la iban a sacar por ti”.  Si ve que paga la cuenta de electricidad, póngale la mano sobre el hombre y dígale:  “Daniel, te agradezco de verdad que pagues la cuenta de electricidad.  Sé que hay esposos que no lo hacen y quiero que sepas cuánto lo aprecio”.  Cada vez que haga algo bueno, elógielo.
- No veo cómo vaya a lograr que se pinte el dormitorio.
- Usted pidió mi consejo – le dije -.  Ya lo tiene.  Es gratuito.
No estaba muy feliz conmigo cuando se marchó.  Tres semanas más tarde, sin embargo, regresó a mi oficina y me dijo:  “¡Dio resultado!”.   Aprendió que los cumplidos verbales son motivadores más estupendos que los regaños constantes.
No estoy recomendando la adulación a fin de conseguir que tu cónyuge haga algo que quieres.  El propósito del amor no es lograr algo que quieres, sino hacer algo por el bienestar de la persona que amas.  No obstante, es un hecho que cuando recibimos palabras de afirmación, es más probable que nos sintamos motivados a corresponder y a hacer algo que desea  nuestro cónyuge.  

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sábado, 23 de enero de 2016

Del Libro “El libro de los amigos” de Andrew Matthews





Hábitos



¿Has notado que las personas con hábitos inadecuados son las últimas en darse cuenta de ellos?  Es justamente la persona con mal aliento la que no advierte que ahuyenta a los demás.  El eterno comedor de ajos es el último en notar su pestilencia.
¿Qué conclusión podemos obtener con respecto de nuestros propios hábitos irritantes?  Que generalmente somos los últimos en darnos cuenta de ellos.
Una amiga mía habla y habla y habla.  Conversar con ella es como pararse delante de una ametralladora.  Es muy inteligente y culta, pero no advierte el efecto que causa en la gente.  Es famosa por sus monólogos interminables.  Le han hecho notar el problema en más de una ocasión, pero por alguna razón jamás ha parecido captar el mensaje.  Está baldada socialmente y no lo sabe.
Debemos estar conscientes del efecto que causamos en los demás y estar preparados para tomar medidas al respecto.  Cuesta muy caro vivir con excusas como:  “es que yo soy así”.  Si varias personas nos confiesan que hablamos demasiado, que somos muy impuntuales, que siempre sermoneamos, que tenemos mal carácter o malos modales, podemos sacar provecho de dicha información.  Suele ser una señal de que existe un problema en nosotros.
Una manera de mejorar la percepción de uno mismo es hablar con amigos verdaderamente de confianza.  Acude con quienes no te sobajarán deliberadamente y pregúntales:  “¿qué impresión causo?”.  Confiésales que te interesa superarte y que esperas de ellos una respuesta enteramente franca.
He aquí algunas preguntas que pueden servirte como punto de partida:
¿Hablo demasiado?
¿Me quejo demasiado?
¿Bebo demasiado?
¿Tengo mal aliento?
¿Soy ofensivo en mi forma de hablar?
¿Hablo demasiado sobre mi salud, mi pareja, mi insomnio? ¿Acerca de mi dinero, mi entrenamiento físico, etcétera?
¿Cómo son mis modales en la mesa?
¿Cómo con la boca abierta?
¿Soy aburrido?
¿Parte de mi guardarropa debería tirarlo a la basura?
Estas son preguntas muy personales, ¡pero tienes que hacerlas!  Lo que tus amigos te digan no lo tomes como verdad absoluta, pero considera muy seriamente sus puntos de vista.  Hazte la siguiente pregunta:  “¿otras personas me han dicho lo mismo antes?”, o  ¿qué me parecería vivir o trabajar con una persona como yo?”.
Puede ocurrir que tu manera de ser irrite a los demás y, sin embargo, decidas no cambiar.  Si es así, al menos intenta estar consciente de lo que haces y de lo que puede costarte esa clase de comportamiento.
Algunas personas asumen la siguiente actitud:  “mi único problema son los otros cinco mil millones de habitantes que viven en este planeta.  Yo soy perfecto, pero ellos no me entienden…”
En un orden ideal de cosas, los demás siempre se muestran tolerantes ante nuestras debilidades, pero no siempre puedes contar con ello.  El hecho de que tú decidas ser tolerante no quiere decir que los demás también lo serán.  Muchos aspirantes a ejecutivos han sido desdeñados por vestir descuidadamente.  Muchos matrimonios han fracasado porque la esposa habla sin cesar y el marido jamás la escuchaba.


EN SINTESIS:   Las  personas sobresalientes desarrollan una particular conciencia de sí, que los hace ser aceptados por los demás.  Para ejercer sobre la gente una influencia positiva debemos desarrollar ese tipo de conciencia en nosotros mismos.  



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viernes, 15 de enero de 2016

Del Libro “7 cosas que tu médico olvidó contarte” de Warren Sipser y Andi Lew






CAMBIOS QUE PUEDES HACER:

EL ÚNICO RESPONSABLE DE TU SALUD  ERES TU, ASÍ QUE….

^  No aceptes ciegamente lo que dicen las autoridades como si fuera el evangelio, sino que debes preguntar más y hacer preguntas distintas.
^  Investiga algo, averigua por ti mismo
^  Pide segundas o terceras opiniones hasta que estés satisfecho.
^  No seas reactivo a los síntomas, esperando hasta que algo esté mal.  Sé proactivo en relación con tu salud.
^  Haz más ejercicio, deja de fumar, come menos, bebe más agua, respira.
^  Tu salud, tu tiempo y tu vida son bienes preciosos;  trátalos como se merecen.


Comparte lo que aprendas con tus amigos y seres queridos, para que también puedas ayudarlos a fortalecerse con al menos un secreto y para convertirlos en compañeros de viaje.  Después de todo, no es divertido guardar para uno mismo secretos como éste.



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