jueves, 26 de enero de 2023

Del Libro “Escucha a tu corazón” de Andrew Matthews - Gente insoportable

 

  Del Libro “Escucha a tu corazón” de Andrew Matthews 

 

 

Y  CUANDO  LA  GENTE  ES  INSOPORTABLE….

 



 

Intenta lo siguiente:

Cada vez que te enfrasques en discusiones o tengas problemas graves con tu jefe, cónyuge o suegros, apártate.   Siéntate a solas.  Relájate.  Siente aceptación por ellos. 

Imagina una manera de proyectarles amor. 

Si esta técnica te parece radical o new age, practícala de todas maneras. 

No intentes comprenderla, solo úsala.  Muchas personas lo hacen. 

Te sorprenderán los resultados.

 

 

SABIDURIA AL MINUTO

Empieza cada día con la intención

de permanecer equilibrado y tranquilo.

Unos días lograrás mantenerte así

hasta la hora de dormir;

Otros, no llegarás en paz ni al

final del desayuno. 

Si la tranquilidad se convierte en tu

meta diaria, cada día lo harás mejor.

 

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viernes, 20 de enero de 2023

Del Libro “La vida es para gozarla” de Arturo Malpica - Es tu día

 

  Del Libro “La vida es para gozarla” de Arturo Malpica  -  Es tu día


Es tu día…  ¿lo ves?

 

 



Sí, hoy es el día que estabas esperando tener y hacer. 

Seguro amaneciste emocionado por todas las cosas que te urge hacer; te estiras, te despabilas y respiras hondo.  Tu responsabilidad es tu mejor carta de presentación, pues sabes que es filosofía de vida.

Tu trabajo hoy será escoger de forma correcta qué clase de día debes y quieres tener:  grande, chico, negro, blanco, amargo, dulce.  Si ya lo tienes y lo has decidido, dale forma, volumen, color trazo, duración, intensidad.

Hoy puedes quejarte de la lluvia o del intenso calor… O dar gracias a Dios por sentir cómo corre la lluvia sobre tu rostro o por sentir la caricia del sol.

¡Ése es tu día! Tal cual tú lo quieras.  Hoy puedes escoger entre la risa y el llanto, entre caminar o correr, entre amar o ser odiado.  Hoy puedes quejarte del color de tu piel o el alcance de tu estatura…  O darle gracias a Dios de que estás vivo y te puedes mover.  Tú decides.

 

Hoy puedes gritar de amargura por las espinas del rosal, o maravillarte por la textura, el color y la fragancia de la rosa.

Sí, sólo hoy.  Puedes lamentarte de tus quehaceres en el hogar, o puedes vanagloriarte de que tienes techo y familia.

Ahí está, ¿lo ves? Es tu día, sólo tuyo.  Haz que brille con la luz de todas tus emociones, haz que sea inolvidable.  Lo que suceda a partir de que despiertes es asunto tuyo, depende de ti si será grandioso o pan de lo mismo.

 

Ten un gran día…  a menos que tengas otros planes.

 

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sábado, 14 de enero de 2023

Del libro “Los Diez Retos” de Leonard Felder - MAS HORAS

 

Del libro “Los Diez Retos” de Leonard Felder

 

“SOLO QUISIERA QUE EL DÍA TUVIERA MÁS HORAS”

 




El caso de Berenice muestra una versión distinta del apremio que muchos tenemos por hacer promesas que no estamos seguros de cumplir.  La primera vez que acudió a mí para recibir asesoría, estaba sumamente desgastada por las fatigosas exigencias de su vida.  Tiene un trabajo de mucha presión, tres hijos de entre nueve y diecisiete años, y un esposo desempleado cuya recuperación de un grave problema en la espalda es más lenta de lo esperado.

Como la mayoría de nosotros, Berenice dice que a menudo siente la enorme presión de que le tiene que ir bien por toda la gente que depende de ella.  En consecuencia, a veces promete más de lo que puede cumplir y se siente agotada por lo ocupada que la tienen sus asuntos.  Según lo explicó:  “Recientemente reparé en que cuando mi jefe o un cliente importante me piden que me dé prisa para terminar un proyecto que categóricamente requiere de cierto tiempo adicional para ser bien hecho, pareciera que no soy capaz de defender lo que sé que es mejor.  A veces me oigo decir:  ´Prometo tenerlo terminado tan aprisa como usted lo necesita´, y luego todo se vuelve una frenética carrera para cumplir con una fecha tope absurda y frecuentemente innecesaria”.

Berenice también me dijo:  “Me cuesta mucho insistir en lo que sé que es mejor cuando esto podría decepcionar a alguien. Por ejemplo, con demasiada frecuencia le he dicho a mis hijos ´Estaré en casa a las seis de la tarde para que podamos repasar sus tareas´.  Pero incluso mientras lo estoy diciendo, en el fondo sé que es muy posible que tenga que trabajar hasta tarde.  ¿Por qué nunca hablo claro y le digo a mi esposo que él y los niños tienen que ocuparse de la cena sin mí y empezar con las tareas antes de que yo llegue?  Sólo quisiera que el día tuviera más horas para hacer todo lo que la gente cuenta con que haré”.

Si adviertes que tú o alguien que conoces se parece mucho a Berenice en el esforzarse para resistir tanto ajetreo, es particularmente importante que tomes en serio las palabras del Tercer Mandamiento:  No hagas promesas insensatas cuando en el fondo sabes que debes comprender tus límites o admitir que necesitas más tiempo o asistencia.

A mis pacientes de terapia los insto a hacer un ejercicio que puedes intentar por tu cuenta para romper el hábito de sentirte inseguro y hacer promesas poco realistas a personas por las que te interesas.  Durante toda una semana lleva una libreta diaria o un “memo” de computadora con tus promesas y acuerdo verbales.  Observa cuándo te sientes presionado o exageras lo que puedes hacer.  Date cuenta de cuándo dices que sí a algo a lo se debieras haberte negado y cuándo eres más realista y das en cambio un sí calificado.  Un sí calificado es cuando dices:  Si, puedo hacerlo, pero necesitaré tiempo y asistencia adicionales, lo cual conducirá a un mejor resultado”.

Si simplemente comienzas a tomar nota de todas las veces que tus inseguridades  te empujan a hacer alarde de más amor, trabajo o fuerza de los que puedes dar, ése será tu primer paso hacia evitar las promesas falsas o poco realistas.  Te volverás una persona de palabra.

Cuando Berenice hizo este ejercicio, al principio su lista incluía varias promesas poco realistas.  Prometía a su esposo e hijos que compraría los abarrotes una noche después del trabajo, pero en el fondo sabía que podría ser retenida por una reunión que amenazaba alargarse.  También le hacía a un importante cliente la malhadada promesa de tener lista una presentación más pronto de lo que sabía era posible.

Pasaron varios días de poner por escrito estas promesas poco realistas antes de que Berenice comenzara a ir más despacio y preguntarse cada vez:  “¿Qué es exactamente lo realista en esta situación y que será innecesariamente fatigoso?”  Necesitó unas cuantas semanas de asesoría para aumentar su capacidad de defensa, pero finalmente aprendió a decirle a su jefe y a sus clientes con tono tranquilo, cálido y seguro:  “Me encantaría darle lo que quiere, pero llevará un poco más de tiempo y asistencia.  Sin embargo, estoy bastante segura de que el tiempo y cuidado adicionales valdrán la pena”.  En las noches en que no era realista prometer estar en su casa a las seis, comenzó a decirle a sus niños y esposo:  “Los amo y esta noche llegaré tarde.  Así que saquen las sobras congeladas que guardé el fin de semana y nos vemos tan pronto como esté de regreso”.

Como me dijo Berenice el día que concluyó su asesoría:  “Hablar claramente sobre mis necesidades nunca me resultó cómodo.  Mi costumbre era actuar como una mártir santurrona y tratar de hacerlo todo sin permitir que nadie se diera cuenta de la tensión a la que estaba sometida.  De modo que solía enfermarme a menudo o me resentía, pero nunca me detenía para decir claramente: ´Esto es lo que puedo hacer y esto es lo que requerirá de más tiempo y ayuda de otros´”.

También comentó:  “Tras años de saltar cada vez que alguien dijera ´salta´, ahora estoy lentamente comenzando a darme cuenta de que no me vean a odiar ni a despedirme por hacerles comprender de manera realista mis límites como ser humano.  Hasta ahora, incluso con algunas quejas de mi jefe, mi esposo y mis hijos, está claro que siguen sabiendo que pueden contar conmigo y que en realidad no los he defraudado.  De hecho, creo que estoy rindiendo mucho más ahora que no prometo demasiado ni me fatigo como lo hice durante tantos años”.

Al pensar en tu vida, ¿hay momentos en que te sentiste apremiado a prometer cosas o impresionar a alguien aunque una sabia voz dentro de ti dijera:  ¿A quién crees estar engañando?”  Considero esta primera interpretación del tercer Mandamiento como un consejo saludable para hacer más conscientes y confiables tu palabra, tus promesas y tus certezas.  En lugar de sentirte apremiado a decir automáticamente “Juro que lo haré”, tendrás la libertad de decir:  “Permítanme tomarme un momento y pensar de manera realista en lo que puedo hacer y en qué puedo necesitar ayuda”.

 

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