sábado, 28 de mayo de 2016

Del Libro “Una vida sin límites” de Nick Vujicic





Algunas heridas se curan más rápido si te mantienes en movimiento.  Sucede lo mismo con las contrariedades  de la vida.  Tal vez pierdes tu trabajo, una relación amorosa no funciona o, quizás, las deudas se siguen acumulando.  Pero no puedes detener tu vida para sufrir por la injusticia de las heridas del pasado.  En lugar de eso, busca maneras de seguir adelante.  Posiblemente haya un mejor trabajo esperando por ti, tal vez será más satisfactorio.  Tal vez tu relación necesitaba un cambio o tal vez hay alguien que es mejor  para ti.  Quizás tus retos financieros te inspirarán a encontrar maneras más creativas de obtener riqueza.

No todo el tiempo puedes controlar lo que te sucede;  siempre pasa algo en la vida que no es tu culpa o que no está en tus manos evitar.  Pero tienes la opción de darte por vencido o de seguir luchando por una mejor vida.  Mi consejo es que tengas en mente que todo sucede por alguna razón y que, al final, siempre habrá un resultado favorable.

Cuando era niño, sólo asumí que era un bebé totalmente adorable, con un carisma natural y que era tan lindo como cualquier otro sobre la Tierra.  A esa edad, mi gozosa ignorancia era una bendición.  No sabía que yo era distinto ni conocía los desafíos que me esperaban.  Verás, yo creo que nunca se nos da más de lo que podemos manejarTe aseguro que por cada discapacidad que tienes, también has sido bendecido con habilidades más que suficientes para lidiar con tus retos.

Dios me proveyó con una sorprendente cantidad de determinación, además de otros dones.  A muy temprana edad  pude probar que, incluso sin miembros, era atlético y bien coordinado.  Era un bloque, pero también era un muchachito, un diablillo que rodaba y se aventaba.  Aprendí a colocarme de manera erguida: apoyaba mi frente contra la pared y me impulsaba.  Mamá y papá trabajaron conmigo durante mucho tiempo para ayudarme a dominar un método más cómodo, pero yo siempre insistí en hacerlo a mi manera.



viernes, 6 de mayo de 2016

Del Libro “Los siete poderes” de Alex Rovira Celma






- He aprendido que  el verdadero poder de las personas no radica en lo aparente, lo ostentoso, lo externo… El poder no es una simple cuestión de fuerza física, ingenio, riqueza o inteligencia…… Hay algo mucho, mucho más importante que tiene que ver con la fuerza interior

El verdadero poder surge de lo más profundo del alma de cada ser humano:  es aquella fuerza que nos hace afrontar los retos, levantarnos después de caer una y mil veces, luchar por una causa justa o necesaria, no perder nunca la esperanza, perseverar, ver de manera constructiva todo cuanto nos sucede, saber que eso que llamamos “yo” es en realidad un “nosotros” y actuar en consecuencia, celebrar y agradecer cada instante de la vida, poner al mal tiempo buena cara, trabajar con el corazón por un futuro mejor para todos, avanzar sin miedo, entregarse a cada desafío de la vida con coraje, responsabilidad, humildad, confianza….


En definitiva, poder es desarrollar la capacidad para cambiar la realidad gracias a la fuerza de nuestras actitudes.  

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