jueves, 26 de noviembre de 2020

Del Libro: “Las Tres Preguntas” de Jorge Bucay

 

Del Libro:  “Las Tres Preguntas”  de  Jorge Bucay

 



Un campesino encontró una tarde, en la parte de atrás de su jardín, un huevo muy grande y moteado.  Nunca había visto nada igual.

Entre sorprendido y curioso, decidió meterlo a la casa.

-¿Será  un huevo de ñandú?– le preguntó su mujer.

-No tiene la forma – dijo el abuelo –, es demasiado abultado.

-¿Y si lo comemos? – propuso el hijo.

-Podría ser venenoso – reflexionó el campesino.  Antes deberíamos saber qué clase de bicho pone estos huevos. 

-Pongámoslo en el nido de la pava que está empollando –, propuso la menor de las niñas – así, cuando nazca, veremos qué es…

Todos estuvieron de acuerdo y así se hizo.  Aunque todos en la casa se olvidaron del pobre huevo.

A los quince o veinte días, rompió el cascarón un ave oscura, grande, nerviosa, que, con mucha avidez, comió todo el alimento que encontró a su alrededor.

Cuando el alimento disponible se había terminado, el extraño pajarito miró a la madre con vivacidad y le dijo entusiasta:

-¿No vamos a salir a cazar?

-¿Cómo a cazar? – preguntó la madre un poco asustada.

-¿Cómo que cómo? – acotó el polluelo –. Volando, claro.  ¡Anda, vamos a volar!

Mamá pava se sorprendió muchísimo con la proposición de su flamante crío y armándose de una amorosísima paciencia le explicó:

-Mira, hijo, los pavos no vuelan.  Estas cosas se te ocurren por ser glotón.  Hace muy mal comer tan rápido y peor aún comer de más.

De allí en adelante, advertida por su madre de las locas veleidades de su nueva cría, la familia avícola intentó ayudar a que el pavito comiera menos y más despacio.  Le acercaban el alimento más ligero y lo animaban a comer más serena y pausadamente.

Sin embargo, apenas el pavito terminaba su almuerzo o su cena, su desayuno o merienda, irremediablemente solía gritar:

-Ahora, muchachos, vamos a volar un poco.  

Todos los pavos de corral le explicaban entonces nuevamente:

-No entiendes que los pavos no vuelan.  Mastica bien, come menos y abandona esas locuras, que un día te traerán problemas.

El tiempo pasó y el pavito fue creciendo, hablando cada vez más del hambre que pasaba y cada vez menos de volar.

El polluelo creció y murió junto con los demás pavos del corral y terminó como todos, asado al horno una Navidad, en la mesa del campesino.

A nadie le gustó su carne, era dura y no sabía a pavo.

Y eso era lógico, porque el polluelo no era un pavo, era un águila, un águila montañesa capaz de volar a tres mil metros de altura y de levantar una oveja pequeña entre sus patas….

Pero se murió sin saberlo…. Porque nunca se animó a desplegar sus alas… ¡Y porque nadie le dijo nunca que su esencia era la de un águila!

 

 

domingo, 22 de noviembre de 2020

Del Libro “100 rebanadas de sabiduría empresarial” de Silvia Cherem

 

Del Libro “100 rebanadas de sabiduría empresarial” de Silvia Cherem

 



81.-  Para lograr una transición plena y legar la responsabilidad a una nueva generación hay que atreverse a tomar decisiones heroicas a tiempo, decisiones que, aunque sean difíciles, garanticen la paz familiar y la continuidad empresarial. 

 

82.-  Ante un problema, siempre sigo cuatro pasos fundamentales:  ver, analizar, juzgar y, sólo después de pensar, plantear soluciones concretas.

 

83.-  Sólo un consejo le di a Daniel cuando tomó la dirección del grupo:  que el director de personal le reporte siempre directamente a él, sin intermediarios.

 

84.-  Soy un defensor de la mujer, me opongo rotundamente a quienes piensan que contratarlas es comprar un problema.

 

85.-  Considero anacrónica y obsoleta la geometría política de izquierda y derecha.  Soy una extraña mezcla de conservadurismo, liberalismo y socialismo, un hombre que desconfía de todos los mesianismos, sin importar el color, la tendencia o la religión.  Cualquier extremismo o dueño de la verdad me parece nefasto para la humanidad.

 

86.-  A la humanidad le ha costado mucho salir de la barbarie y, si somos responsables, deberíamos pugnar por no retornar a ella.  Los medios e Internet se han vuelto un poder demasiado grande para la democracia y ésta no sobrevivirá si no limita los abusos de este poder.

 

87.-  Censurar es tabú, es políticamente incorrecto, pero no dar límites a la libertad de expresión es una de las paradojas más reveladoras de la fragilidad de la democracia.

 

88.- Aun en las circunstancias más negras de la vida, siempre hay atajos de crecimiento que se pueden aprovechar si hay inteligencia, creatividad, optimismo y capacidad de análisis.

 

89.-  Cuando necesitaba un aliado para alguna causa, siempre buscaba a colegas que estuvieran ocupados, muy atareados.  Quien ha logrado cumplir metas, sabe organizarse con disciplina, trabajo, liderazgo y creatividad, es gente que puede volver a emprender sin dificultad.

 

90.-  El éxito no lo coloca a uno en una cumbre, hay que temerle.


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jueves, 12 de noviembre de 2020

Del Libro “100 rebanadas de sabiduría empresarial” de Silvia Cherem

 

Del Libro “100 rebanadas de sabiduría empresarial” de Silvia Cherem

 

 



71.-  En tiempos de crisis, más de una vez he dicho en broma, sólo hay de dos sopas:  o nos levantamos en armas o nos levantamos más temprano.  Así es que jóvenes, les recomiendo madrugar.  Siempre madrugar.

 

72.-  Con el paso de los años, me he convencido de que en política, deberíamos involucrarnos todos con un necio sentido del deber, desde empresarios hasta amas de casa.  Es nuestra obligación estar informados, participar y escrutar el quehacer de los gobiernos.

 

73.-  Los empresarios deberíamos tener el coraje y la valentía de transparentar nuestros apoyos y militancias, comprometernos abiertamente en materia política a fin de evitar el mal uso de favores y chantajes que, eventualmente, sólo generan prebendas y desestabilización.

 

74.-  No pierde quien pierde, sino quien no es capaz de luchar.

 

75.-  Nuestro problema como sociedad es la falta de verdaderos líderes que sean capaces de conseguir resultados extraordinarios con hombres ordinarios.

 

76.-  Es momento de desacralizar los tabúes.  Revolucionario o liberal, un buen gobernante debe tener objetivos claros para aumentar la riqueza y el bienestar, lograr el crecimiento, alcanzar una mayor equidad en la distribución del ingreso, salvaguardar la paz social y mantener el clima de libertades sin confrontaciones estériles.

 

77.-  Debemos exigirle enérgicamente al gobierno que sea productivo, como lo hacemos quienes estamos en la iniciativa privada.  Cuando una empresa es ineficiente, quiebra.  El gobierno, con nuestra complicidad, ha sido ineficiente y le hemos permitido darse el lujo de no rendir cuentas claras.

 

78.-  Quien se encierra, quien no sale a dialogar para aprender cómo otros resuelven problemas, quien no busca alianzas, se condena a una soledad inútil, infructuosa e innecesaria.

 

79.-  Un negocio no se hace pensando en venderlo, se lucha y se construye para toda la vida.  Venderlo es cómo perder a un hijo.

 

80.-  En un negocio familiar, un hijo no debe de ser jefe por el simple hecho de ser descendiente.  Los negocios familiares entran en crisis cuando se asignan los puestos directivos por solidaridad, más que por aptitud.

 

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jueves, 5 de noviembre de 2020

Del Libro “Perdonar” de Robin Casarjian

 

Del Libro “Perdonar”  de Robin Casarjian

 




Disculparse

 

En muchos casos, la mejor manera de abordar a una persona a la que hemos hecho daño o hemos tratado con insensibilidad es reconocer la verdad francamente y pedirle disculpas.  Algunas personas sienten alivio y acogen con gusto la oportunidad de sanar la relación.  Eso no significa necesariamente que uno o la otra persona vayan a reanudar una relación activa.  Pero sí quiere decir que uno comienza a descargarse de un pasado doloroso.

Disculparse puede ser muy liberador, pero sólo cuando se hace de corazón y sin expectativas.  Esperar que la disculpa sea aceptada con alegría es predisponerse a enfadarse si no es así.  Recordemos que, pese a las disculpas, el verdadero remordimiento y los cambios positivos de comportamiento, como dejar de hacer las cosas que provocaron la rabia, es posible que la otra persona no esté todavía preparada para perdonar o dispuesta a hacerlo. Es importante tener cuidado de no imponer la necesidad de conclusión a alguien que no la desea.  También lo es no permitir que la rabia o el temor de otra persona aticen el fuego de la propia culpa.  No permitamos que el perdón de nosotros mismo dependa de la disposición a perdonarnos de otra persona, que quizá se aferre a la rabia porque obtiene algo que aún no está dispuesta a dejar marchar.  Puede ser que le resulte demasiado terrible o doloroso dejar marchar la rabia, que tal vez en ese momento sea una parte importante de su propio proceso de curación. 

Aceptemos que los demás estén donde están.  Respetemos su derecho a sentir de la manera que sienten.  Sólo así nos podremos perdonar a nosotros mismos.  Evidentemente, podemos desear que esa persona nos perdone y reaccione de otra manera, pero limitémonos a reconocer el deseo y ya está.  Cuando nos quedamos atrapados en el deseo de que otra persona cambie, nos separamos de nuestro Yo y volvemos a sentir rabia y culpa.


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Del Libro “El Feo” de Carlos Cuauhtémoc Sánchez.

 

Del Libro  “El Feo”  de Carlos Cuauhtémoc Sánchez.

 


 -Hoy, ustedes verán cuánta pobreza y necesidad hay en el poblado que visitaremos.  Notarán niños enfermos, descalzos, sin ropa;  verán familias enteras haciendo artesanías para vender a los escasos turistas.  Sean amables con ellos.  Si pueden, cómprenles lo que producen;  si no, convivan con ellos y ámenlos.  No los juzguen por su apariencia.  Los indígenas de esta zona han sido muy discriminados y castigados;  algunos han escapado de la esclavitud laboral más infame.  Conviértanse hoy en sus amigos y servidores.  

Dense cuenta de que hay belleza en la mirada dulce de un ser humano que necesita ayuda.  Por otro lado,  observen también cómo la corrupción de las modas y tradiciones de “belleza”, igual que en la ciudad, esclavizan aquí.  Las mujeres de esta tribu se arrancan algunos dientes para verse bellas.  ¡Ese es otro punto de reflexión para hoy!  Dicen que de la moda lo que te acomoda, ¡pero muchas modas no le acomodan a nadie y hasta son nocivas!  Entre nosotros, hay quienes, por ejemplo, tatúan su cuerpo o se ponen aretes en la lengua, nariz, párpados, estómago y genitales, a la usanza de las mujeres jirafa de Birmania que se alargan su cuello insertando anillos de metal hasta ocasionarse luxaciones vertebrales.  Otros gastan todo su dinero en prendas que parecen viejas sólo porque tienen un logotipo de boga.  La humanidad ha sido y continúa siendo manipulada por estándares de belleza inventados.  Voy a leerles un escrito fabuloso de Ikram Antaki;  disfrútenlo:

 

Las mujeres del Renacimiento no querían ser delgadas: mostrar los huesos por debajo de la piel era vergonzoso para ellas, por eso, comían cinco veces al día un puré de arañas para engordar rápido.

El famoso médico francés, Jean Liebault escribió en su libro Sobre la verdadera belleza de la mujer: “Los ojos deben ser saltones, la boca aplastada, las mejillas rojizas, la barbilla corta y adelantada, tan grasa y carnosa que descienda hasta el pecho como una segunda barbilla”.

En el año 58 de nuestra era, Popea luchó por conquistar la cama de Nerón.  Para ser bella, se zambullía en baños de leche tibia de burra, una esclava le traía nueve cacas de liebre en una copa de oro y Popea las tragaba una a una; era una receta infalible para conservar los senos firmes.  Luego le blanqueaban el cutis con un extracto de excremento de cocodrilo para atenuar las arrugas.  Un cosmetólogo procedía a maquillarla: le pintaba las cejas con una cocción de hormigas machacadas con moscas muertas, le sombreaba los párpados con antimonio y le enrojecía los pómulos con una mezcla de azufre y mercurio.  Después le cepillaban los dientes con un polvo de piedra pómez diluida en orina de adolescente.

 

Las mujeres se han encerrado en sus corsés hasta perder la respiración, trepadas sobre tacones de ocho centímetros, cargando faldas de cinco metros de ancho, aplastadas bajo peinados enormes, devoradas por pulgas y piojos.  Pintadas de blanco, rojo, negro, azul, hasta perder los dientes y la salud.

Ahora, se admira e idolatra a mujeres delgadísimas, que saben caminar sobre ocho metros de pasarela y mantener una sonrisa vacía frente al fotógrafo.  Esas top models, son ontológicamente huecas, sin ninguna personalidad, sin arrugas, sin fallas.   Un perchero de huesos, sin alma, ni acné, ni angustias, constituye  hoy nuestro concepto de belleza, pero la normatividad de lo bello es asunto subjetivo.

 

-          Comprendan, muchachos – termina exhortando el líder -,  que la verdadera belleza del ser humano está en la mirada, por que como bien dicen, “es la ventana del alma”. 


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