jueves, 29 de julio de 2021

Del Libro “No te preocupes, ¡enfádate si quieres! De Ajahn Brahm

 

Del Libro “No te preocupes, ¡enfádate si quieres! De Ajahn Brahm

 




Tienes derecho a  no  ser feliz

 

En el mundo actual, algunos suponen que, si no eres feliz, algo debe de haber en ti que no funciona como es debido.  Necesitas terapia.  Te pueden animar a que visites una clínica de la felicidad.  Algunas empresas incluso tienen un “delegado de felicidad” para librar a su personal del problema advertido.  La felicidad es el producto básico que se debe tener en los tiempos que corren.  Muy pronto habrá MULTAS para aquellos que descorazonen a los demás siendo infelices en público, ¡y períodos de cárcel para los reincidentes que sean persistentemente desgraciados!

No hace mucho, cuando estaba dirigiendo un retiro en un hermoso entorno, con una comida deliciosa, una joven me confesó que se sentía de mal humor aun sin tener ninguna razón especial para ello.

- Sé que no debería estar triste, porque disgusto a todo el mundo, pero no puedo evitarlo.  Me siento desgraciada – admitió la muchacha, con aire de culpabilidad.

Por eso fui de inmediato a mi despacho y rápidamente compuse e imprimí la siguiente “autorización para estar de mal humor”.

 

Este documento concede de forma oficial al portador

el derecho perpetuo a estar de mal humor,

por cualquier razón o sin ninguna razón en absoluto,

sin estorbo ni obstáculo.

Que nadie infrinja este derecho.

Ajahn Brahm

 

Cuando le entregué la licencia para estar malhumorada, se echó a reír.

- ¡No me estás haciendo caso! – protesté.

 

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miércoles, 28 de julio de 2021

Del Libro “Las 3 Promesas” de David J. Pollay

 

Del Libro “Las 3 Promesas”  de  David J. Pollay

 

1)       Disfruta cada día

2)       Haz lo que amas

3)       Da a los demás


 



La vida de las mariposas

 

Hace unos cuantos años, cuando Dawn y yo estábamos en la cuidad de Key West pasando un fin de semana largo, nos encontrábamos en la esquina de una calle estudiando minuciosamente un mapa con nuestras hijas de tres y cuatro años a nuestro lado. El mapa estaba totalmente desplegado, y mientras vacilábamos en cuanto adónde ir a continuación, Ariela y Eliana irrumpieron y nos dijeron exactamente lo que querían hacer:

- Queremos ir a un mariposario.

Dawn y yo no habíamos estado nunca en ese tipo de lugares, Miramos el mapa, y ahí estaba: un mariposario.  ¿Cómo sabían nuestras hijas de la existencia de ese lugar? No teníamos ni idea.  Estaba cerca del final de la calle Duvall.

Dawn y yo nos miramos y dijimos:

- Vamos.

Cuando llegamos, compré las entradas y nos dirigimos hacia un acceso especial presurizado (de esos en los que la succión es tan fuerte que sales con un estilo nuevo de peinado).  Y tan pronto como entramos en el área principal nos vimos inmediatamente rodeados por miles y miles de mariposas, que batían sus alas multicolor.  Eran absolutamente hermosas.

Miré a nuestras hijas.  Estaban saltando y aplaudiendo.

Supe que habíamos tomado la decisión correcta al ir al mariposario.  Se lo estaban pasando en grande.

 

La pregunta

 

Me dirigí a nuestra guía y le pregunté, por curiosidad:

- ¿Cuánto viven las mariposas?

Respondió:

- Unos diez días.

Pensé para mí: “¡Diez días!  ¿Qué pueden hacer en diez días?”.  Así que le pregunté:

- ¿Qué hacen las mariposas en diez días?

La guía se detuvo, me miró y dijo:

- Hacen del mundo un lugar más hermoso.

- ¡Caramba! – exclamé -, nunca pensé en las mariposas en estos términos.  Gracias.

Después de despedirnos, no podía parar de pensar en lo que había dicho la guía.  Tenía razón:  todos tenemos algo que ofrecer al mundo en el tiempo del que disponemos.  Cuando canalizamos nuestros dones naturales en cuidarnos los unos de los otros cada día, cumplimos la tercera promesa.  Y cuando lo hacemos, ejercemos una influencia positiva en los demás.

 

Acciones

 

Vigila o cuida el impacto que tienes en tu familia, amigos, compañeros de trabajo y vecinos.  Como una mariposa, tienes tu propia manera de hacer que el mundo sea un poco mejor.

Abraza la oportunidad de contribuir a la felicidad de los demás.  Tu vida importa.  Incluye, entre tus actividades de los próximos días, echar una mano a todo aquel que lo necesite.

 

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Del Libro “Educar el carácter” de Alfonso Aguiló

 

Del Libro “Educar el carácter”  de  Alfonso Aguiló

 


El andamiaje de la mentira

 

Piensa en cuáles pueden ser los motivos de insinceridad en cada uno de tus hijos, y piensa en su posible remedio:

·         Puede mentir por temor al castigo, porque le horroriza pensar en lo que sucederá cuando se sepa la verdad: revisa tus métodos persuasivos, que, además, probablemente sean poco eficaces.

·         Quizá mienta por cobardía: enséñale a pechar con la responsabilidad de sus actos, aunque sean cosas pequeñas.

·         O puede que mienta porque nunca quiere reconocer su error, porque no es capaz de decir he sido yo (y la experiencia nos enseña que, a fuerza de querer, nos convencemos de cosas que no son verdad): no le consientas excusarse de todo, justificarse siempre.

·         A lo mejor miente por jactancia, por presumir.  Es de esos chicos o chicas capaces de llevar a cabo mil hazañas estupendas, que cuenta a sus amigos y compañeros historias increíbles, empresas atrevidas… que ha soñado:  hazle ver lo poco elegante de ese deseo suyo de convertirse siempre en el centro de la atención de todos, explícale cómo esa inclinación obsesiva a quedar bien ha llevado ya a muchos por la calle de la amargura.

·         Piensa si miente por encubrir mentiras anteriores.  Como sabes, la vergüenza para confesar el primer error hace cometer muchos otros.  Una mentira siempre necesita ser apoyada por otras para mantenerse en pie: por eso es tan importante facilitar la sinceridad a los hijos, no hacer un drama de lo que no lo es, y no hacer un drama si se descubre una mentira.

- Pero habrá que ponerse serio para acabar con las mentiras, ¿no?

Si tiene el vicio de mentir y tú eres excesivamente riguroso, tu hijo tendrá que apuntalar cada mentira con otras nuevas y será cada vez peor.  Si, por ejemplo, el miedo a tu reacción ante las calificaciones académicas puede con él, retendrá cuanto pueda el boletín inventándose cualquier excusa, te mentirá respecto a las fechas de los exámenes o no te dirá la verdad sobre lo que hace, con quién va o adónde.

·         Es mala señal que acompañe sus declaraciones con juramentos o promesas:  cuando tiene que recurrir a ello como garantía de los que dice, suele ser porque la verdad brilla por su ausencia.

·         Mira si miente para conseguir ventajas, si es tramposo, si se adorna con plumas que no son suyas, si se le va la lengua cuando narra sus aventuras, si mal juzga por envidia o por celos, y haz todo lo posible por inculcar en él una auténtica repugnancia por la mentira, el doble juego, la astucia y la falsedad.

- Supongo que en esto es también fundamental el ejemplo de los padres.

Ciertamente resulta muy doloroso escuchar de un adolescente frases “mi papá es un hipócrita”, o “me han tenido engañado”, u otras semejantes.  Y a veces se escuchan.

Porque a veces lo dicen y tienen razón.  Mira si dan ejemplo como padre o como madre de fidelidad plena a la verdad.  La verdad nunca traiciona, y con ella nunca hacen falta cábalas ni cálculo alguno.  No uses de la astucia o la mentira para lograr obediencia, para evitarte una molestia, para no quedar mal; para nada: además de ser algo inmoral, al final siempre acaba por traicionar.

No daremos un solo paso efectivo en la educación si el chico percibe doblez, falsedad o fingimiento en lo que decimos o en lo que hacemos.  Enséñale, por ejemplo, a:

·         Saborear la alegría de saber rectificar, de mejorar su criterio, de decir cuando sea preciso tienes razón, no había caído en eso, o perdona, me equivoqué, o cosas semejantes.

·         Que sepa pedir perdón y aceptar la culpa, o admitir los propios fallos.

·         Que comprenda que cuando consigue algo por medio de la mentira, lo ha pagado demasiado caro.

·         Que cuando escapa de un mal gracias a una mentira, ha caído en otro mal peor.

·         Que cuanto ha conseguido así la admiración y el honor ante los demás, ha perdido el honor ante el tribunal de su propia conciencia.

 

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sábado, 10 de julio de 2021

 

Del Libro “Comunícate Cautiva y Convence”  de Gaby Vargas

 

¿INTROVERTIDO  O  EXTROVERTIDO?


 

A Francisco le extrañó mucho cuando alguien le comentó que se cree mucho y se siente superior a los demás; no puede entender cómo alguien lo puede percibir de esa manera.

Quienes lo conocemos sabemos que no es así, simplemente es una persona introvertida que le incomoda entablar una conversación con cualquier persona.

Su manera de expresarse se va a los extremos: apenas y dice algunas palabras o hace largos discursos si conoce bien el tema.  Da la impresión de que selecciona con cuidado las palabras.

Por lo general, comparte poca información acerca de sí mismo y, si lo hace, habla de su forma de pensar, más que de sus sentimientos y casi no tiene expresión corporal.  Siempre se ve muy en control.  Sin embargo, los cercanos a él sabemos que es una persona muy sensible, muy querendona, pero él lo expresa a su manera.

¿Sabías que tres cuartas partes de la población mundial son personas extrovertidas y que la cuarta parte restante es introvertida? En este mar de extrovertidos es fácil que una persona introvertida se sienta  como pez fuera del agua.  La razón es que nuestra cultura valora y premia habilidades como acción, rapidez, desenvoltura, competencia y dirección dinámica.   Es más, hay una actitud generalizada de rechazo para quienes acostumbran estar solos o reflexionan las cosas antes de actuar.  Ahora, los ideales son:  “Sal, conquista y gánatelos”, “tu aviéntate” o “sólo hazlo.”  Como resultado, las personas introvertidas tienen que desarrollar destrezas extraordinarias para adaptarse a un mundo en el que se les presiona constantemente para actuar, responder y ser como los demás.

De acuerdo con varios estudios, en especial los del psicoanalista Carl Jung, nacemos con un temperamento que nos ubica en una línea continua entre ser muy introvertidos o muy extrovertidos, y todos tenemos un “nicho natural” en el que funcionamos mejor.  Si estamos conscientes de ello, mejoramos nuestra habilidad para movernos dentro de esa línea y, aunque es algo que no podemos cambiar, podemos trabajar con nuestro temperamento y no contra él.

Las principales diferencias:

1.  Carga de energía.  Los introvertidos sacan energías de su “mundo interior” de ideas, emociones e impresiones; se enfocan hacia adentro.  Son conservadores de energía, fácilmente pueden sentirse sobrestimulados por el mundo exterior.  Las reuniones sociales con muchas personas los agobian.  Ellos son como una batería recargable: necesitan detenerse en el camino para recargar pilas.  Esto lo consiguen en un ambiente tranquilo, solos o con pocos amigos.  No es que no les guste la gente o que sean tímidos o antisociales, simplemente es su “nicho natural” y son sociales a su manera.

Los extrovertidos, por el contrario, se llenan de energía por medio del mundo exterior, es decir, con actividades, gente, lugares y cosas.  Les fascinan las reuniones, conocen a muchas personas y consideran a todos como si fueran sus amigos.  Son gastadores de energía y se enfocan hacia fuera.  Les incomodan los largos periodos de inactividad, la reflexión interior, estar solos o con una sola persona. 

2. Respuesta al estímulo.  A los extrovertidos le gusta experimentar mil cosas a la vez, disfrutan de la variedad y se aburren pronto.  Después de estar activos se sienten estimulados y desean más acción.  Gozan de platicar por encimita con todos, aun con extraños, y, para ellos, es más fácil hablar que escuchar.  Hablan o actúan sin sentir que sea necesario pensar las cosas primero.  Por lo general, son personas entusiastas y muy animadas.

A los introvertidos les gusta enfocarse en dos o tres asuntos sin sentir presión y prefieren informarse acerca de lo que van a experimentar.  Son personas tranquilas, controladas y les gusta observar.  Los introvertidos guardan mil cosas en su interior, por lo que cualquier cosa que venga del exterior eleva fácilmente su nivel de intensidad.  Prefieren escuchar que hablar y, cuando lo hacen, tocan temas de interés para su interlocutor.  Incluso, pueden platicar con quien sea y disfrutarlo pero, al rato, sienten la necesidad de salir a tomar un poco de aire.  Asimismo, les gusta que la gente vaya a su casa, pero que no se quede mucho tiempo.  La situación se parece a cuando nos hacen cosquillas: la primera sensación es agradable, divertida y, en menos de un segundo, se vuelve incómoda.  Los extrovertidos también necesitan momentos de descanso, pero por diferentes razones.  Cuando estudian o trabajan, les cuesta mucho concentrarse durante largos periodos y suelen levantarse del asiento, dar una vuelta a la máquina del café o hablarle a un amigo.  A ellos les gusta estar en el “ambiente” y donde “está la acción”.

Si un introvertido cierra la puerta de su cuarto, no contesta su celular o no te devuelve las llamadas no lo tomes a mal, simplemente está recargando las baterías.

3.  Lo ancho y lo profundo.  A los extrovertidos les gusta saber un poquito de todo.  Cuando experimentan algo nuevo, no se detienen a interiorizarlo y, de inmediato, buscan su siguiente experiencia.

A los introvertidos les gusta la profundidad.  Pocas experiencia, pero profundas, en las que se reflejen y se expandan.  Les gusta conversar sobre puntos que sean enriquecedores y odian el small talk.

Cuando comprendemos lo diferentes y únicos que somos, podemos reflexionar que, si somos introvertidos, conviene balancear nuestro tiempo entre estar a solas y estar con el resto del mundo, para no perder perspectivas y conexiones.  Procura conectar tus emociones y comunicarlas; al hablar, sé más explicativo para que la gente comprenda lo que quieres decir.  Ser más cálidos con las personas para no quedarnos sólo con lo que piensa nuestra cabeza y romper con esa imagen de “distantes” que podemos tener.  Y,  si somos extrovertidos, es necesario balancear nuestro  tiempo entre periodos de hacer, con momentos de sólo estar, para evitar perdernos en un remolino de actividades y ansiedad.  Pero, sobre todo,  es un gran alivio dejar de ser alguien que no somos.


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lunes, 5 de julio de 2021

Del Libro “Las 3 Promesas” de David J. Pollay

 

Del Libro “Las 3 Promesas”  de  David J. Pollay

 

1)       1)  Disfruta cada día

2)       2)  Haz lo que amas

3)       3)  Da a los demás

 

Una historia más

 



Hace dos años estaba en una reunión de estudio de la Biblia, sentado en la primera fila, cuando llegó una mujer.  Caminaba muy despacio y empujaba una bombona de oxígeno sobre ruedas.  Se sentó y respiró con evidente esfuerzo.

La reunión empezó y esa mujer participó activamente.  Hizo bromas, ofreció ideas e interactuó con los demás.  Tras el encuentro, me acerqué a ella y me presenté.  Me dijo que se llamaba Sibila.  Después de algunas preguntas, me confesó que tenía ochenta y nueve años.

-¡Caramba! - exclamé -, estoy impresionado por su espíritu.  ¡Tiene usted una actitud positiva tan contagiosa! ¿Hace algo en especial cada día para ayudarse a ser tan positiva?

Me respondió:

- Cuando me levanto y paso por delante del espejo por primera vez, me detengo, me miro y digo: “¡Me alegro de verte!”.  Esto me recuerda que estoy viva y que debo apreciarme a mí misma.  Quiero vivir mi vida plenamente.

 

Observación

Tenía planeado darle una copia firmada de  Las 3 Promesas a Sibila.  Estaba tan complacida cuando se lo comenté que he incluido su historia.  Desafortunadamente, Sibila falleció antes de que pudiese acabar el libro.  Su vida y su muerte me recuerdan lo importante que es hacer que cada día nos llene.  No sabemos cuál será nuestro último día, o el último día para las personas que amamos.  Ser capaces de decirnos "me alegro de verte” a nosotros mismos y a quienes nos importan es una bendición que hay que apreciar a diario.  

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