jueves, 29 de julio de 2010

Del Libro “La felicidad ¡Ahora!” de Andrew Matthews.



¿Por qué pensar positivamente?



Cuando las cosas salen mal, recuerda:
No es LO QUE TE SUCEDE lo que más importa. Es cómo PIENSAS ACERCA de lo que te sucede….

EJEMPLO:
Digamos que estás en el aeropuerto, esperando que anuncien tu vuelo y la aerolínea te dice: “Lo sentimos mucho, tenemos una falla mecánica. El avión no podrá despegar en las próximas tres horas.”
Te enfureces. Te dices: “¡Esto es terrible!” “¡Qué desastre!”
Mientras permanezcas estresado, la situación empeorará. Alguien que se tropieza contigo, derrama café en tu computadora portátil, ocasiona que te distraigas y pierdes tu equipaje. Mientra pelees con la vida, la vida siempre ganará.
Finalmente, te tranquilizas y te dices: “No hay nada que pueda hacer para solucionar esto, entonces mejor saco provecho de la situación”.
De pronto, todo cambia. Un viejo colega aparece de la nada o ganas un nuevo amigo o encuentras una buena oportunidad y la vida empieza a mejorar para ti.

Una vez que nos deshacemos de nuestros pensamientos sobre “una mala situación”, podemos obtener un provecho. Las grandes oportunidades de la vida casi siempre llegan disfrazadas de infortunio y desastre.

EJEMPLO:
Imagina a dos mujeres, Mary y Jane. Ambas están por divorciarse.
Mary dice: “Fracasé. Mi vida terminó.”
Jane dice: “¡Mi vida acaba de empezar!”
¿Quién de ellas se recuperará?



EN DOS PALABRAS
Cada “desastre” en tu vida no es sólo un desastre, sino una situación que espera ser vista con una mirada positiva.

jueves, 22 de julio de 2010

Del Libro “ ¿Quién te llorará cuando mueras? De Robin S. Sharma




Sé poco ortodoxo




Rousseau escribió: “Sigue el camino contrario a la costumbre, y casi siempre te irá bien”. Lo ingeniosos anuncios de los ordenadores Apple nos animan a “pensar diferente”. O como aconsejo a los asistentes a mis conferencias: “Si sigues a la muchedumbre, lo más probable es que acabes en la puerta de salida”. Para llevar una vida más rica y gratificante es esencial que corras tu propia carrera. Deja de someterte a las exigencias de la presión social a costa de tu carácter único. Cuando estudias la vida de las personas más impresionantes y cultas de la historia, verás que nunca les importó lo que los demás pensaran de ellas. En lugar de dejar que la opinión pública dictara sus acciones, tuvieron el valor de dejar que sus corazones las dirigieran. Y al tomar el sendero menos trillado, encontraron un éxito que sobrepasó sus más desbocados sueños.


Una de las mejores citas acerca de la importancia de no ser ortodoxo procede de Christopher Morley, quien dijo: “Lee todos los días algo que nadie más esté leyendo. Piensa cada día algo en lo que no piense nadie más. Es malo para la mente formar parte siempre de la unanimidad”. Y quizá la mejor procede de Emerson: “Es fácil vivir en el mundo según la opinión del mundo, es fácil vivir en la soledad según nuestra propia medida; pero el gran hombre es aquel que en medio de la muchedumbre mantiene con perfecta ecuanimidad la independencia de la soledad”


Durante el siguiente mes, recapitula sobre tu manera de hacer las cosas. No te limites a hacer las cosas solo porque todos los demás las hagan. Haz las cosas que te parezcan adecuadas a ti. Ser distinto por las razones adecuadas es una manera sabia de vivir. Si no, pregúntale a Einstein, Picasso, Galileo o Beethoven.

miércoles, 14 de julio de 2010

Del Libro “El matadragones que tenía el corazón pesaroso”




El pozo Obueno



- Esto no es sólo un viejo pozo, Duke – le dijo Maxine.
- Eso no importa, en tanto su agua sea buena para beber.
- Oh, sí, es mucho más que buena.
- ¿Qué quieres decir con eso de que es mucho más que buena? – preguntó Duke, sacando el cubo y llenando una taza de metal que había sujeta a él.
- Bebe un poco, lo comprobarás por ti mismo – respondió.
Aquel líquido parecía agua normal, y sabía como agua normal. Pero, después de dar unos cuantos sorbos, Duke comenzó a sentirse un tanto extraño. Miró dentro de la taza.
- ¡Eh! ¿Qué es esto?
- ¿Cómo te sientes? – preguntó Maxine, controlando la emoción.
- Relajado, pero de una forma divertida. Dime la verdad, Max. ¿Hay alguna clase de jugo en esto?
- No, sólo agua del Pozo Obueno. De verdad.
- ¿Y eso qué es?
- Te daré una pista – dijo ella guiñándole un ojo.
- De acuerdo, pero ten cuidado. La última pista que me diste casi me deja calvo.
Y efectivamente, Maxine levantó el vuelo y, con el pico, volvió a tirarle del cabello a Duke.
Duke empezó a quejarse pero, luego, cambió de opinión. “Oh, bueno, pensó, ya está Max haciendo de las suyas otra vez, enseñándome las cosas a su manera. Pero, ¿qué es lo que de verdad importa? No creo que me vaya a arrancar muchos cabellos. Y, si me los arrancara, tampoco me iba a quedar calvo. Son sólo unos pocos cabellos.”
Asombrado por su propia reacción, dijo en voz alta:
- ¡No me lo puedo creer! ¿Qué está pasando?
Maxine dio un brinco en el aire, abrió las alas y gritó:
- ¡Sorpresa! ¡El agua del Pozo Obueno es una herramienta de héroe! Te ayuda a decir “Oh bueno” a cosas ante las cuales NO resulta fácil decir “ Oh, bueno”. Funciona muy bien con los pensamientos retorcidos.
- ¡Una herramienta de héroe! Pozo Obueno…. ¿es así?
- Sí, nada complicado. Simplemente, oh bueno.
Cuando las cosas no van del modo que a ti te gustaría y tú sabes que no puedes cambiarlas, el agua del Pozo Obueno te ayuda a decirte a ti mismo: “Oh, bueno. Las cosas no son así a veces. No puedo hacer nada al respecto”. Hace más fácil el aceptarlo y seguir adelante. ¿No es maravilloso?
- Lo sería si funcionara realmente con cosas difíciles, como esos pensamientos tercos con los que aún tengo problemas.
- Adelante. Toma otro sorbo y ponla a prueba.
Y así lo hizo Duke. Y, de algún modo, el agua del Pozo Obueno pareció arrastrar y llevarse todos los pensamientos tercos que cruzaban por su cabeza.
- ¡Es sorprendente! ¿No se os ha ocurrido vender esto?
Maxine sonrió.
- Todos los que lo prueban dicen lo mismo, pero así no funciona. Es para las personas que emprenden este viaje. ¿Por qué no llenas de agua tu cantimplora, para que puedas disponer de ella más tarde? Te ayudará en lo que queda de camino en este país, para que no vuelvas a transgredir la Ley otra vez.
- ¿Acaso sabes algo que yo no sé? ¿Qué va a suceder? Y, por favor, Max, no me digas que lo averiguaré a su debido tiempo, o que ya lo veré.
- De acuerdo, no lo haré – dijo ella, simulando que se cerraba la boca con una cremallera.
Duke tomó otro sorbo de agua del Pozo Obueno y se encogió de hombros.
- Oh, bueno – dijo con un tono melodioso -. Quizás sea mejor que no sepa lo que viene después. Será lo que será, será. Mmmm, ése sería un buen título para una canción.
Veamos, necesito una melodía.
Duke canturreó unos cuantos compases.
- ¡Eh! – dijo con la taza en la mano -. ¡Este brebaje me está ganando de verdad! Estoy componiendo canciones, como Doc. ¿Qué tiene el agua de este pozo para que funcione así?
- Es un misterio – respondió Maxine abriendo los ojos -.
Un misterio mágico.
Duke se encogió de hombros otra vez.
- Oh, bueno, no tengo por qué saberlo.
Abrió la cartera y sacó la cantimplora; y, después de llenarla de agua, la devolvió a la cartera, para después reiniciar la marcha por el sendero.

domingo, 11 de julio de 2010

Del Libro “Para vivir en paz” - Dolor y Sufrimiento

Del Libro “Para vivir en paz” de Francisco J. Angel Real


DOLOR Y SUFRIMIENTO


La primera parte de la vida que debemos aceptar como inevitable es el dolor. No sólo es inevitable, sino necesario.

Vamos a ver primero el DOLOR físico. Nuestro cuerpo nos habla de diferentes formas para comunicarnos lo que le hace falta para trabajar y para estar bien.
Por medio del hambre nuestro cuerpo nos avisa que se acabó la energía y hay que darle más combustible. Por medio de la sed nos informa que nuestras células necesitan agua.
El dolor nos informa que hay algo mal y que debemos hacer algo al respecto. El intenso dolor es lo que nos hace retirar la mano cuando tocamos algo caliente, es lo que nos dice que hay algo mal en nuestro estómago y que debemos tomar medicina. Si no sintiéramos dolor al estirar nuestros músculos mas allá de su capacidad, continuamente nos lastimaríamos.
Existe una enfermedad en la que el enfermo, no puede sentir dolor. Las personas afectadas por ella, rara vez llegan a la edad adulta. Se cortan y al no darse cuenta, se desangran. Se caen, se rompen un hueso y, como no les duele, siguen sus actividades.
El dolor nos salva la vida en muchas ocasiones y nos hace atendernos de cualquier enfermedad antes de que empeore.
Viéndolo así, el dolor físico no es algo malo, al contrario es lo que nos mantiene vivos.
Ahora bien, el DOLOR emocional:
La primera experiencia de nuestra vida, el nacimiento, nos causa un terrible dolor emocional.
Nos vemos forzados a abandonar el vientre de nuestra madre, donde nada nos faltaba y siempre había la temperatura perfecta.
La primera decisión que tenemos que tomar es la de renunciar al paraíso en el que estábamos y empezar a hacernos cargo de nosotros mismos, de nuestra respiración.
Nuestra vida empieza con una renuncia y renunciar a cualquier cosa nos duele. Por eso, lo primero que hacemos es llorar.
Bienvenido a una vida en la que habrás de renunciar a todo lo que se te ofrece: A tu niñez, a tu inocencia, a tu juventud, a tus seres queridos, a tus relaciones, a tu salud y al final, a tu vida misma.
Perder lo que tenemos nos duele y siempre nos dolerá, el dolor es parte de la vida, es inevitable, así empieza y así habrá de acabarse.
Sin embargo, ¿Cómo podríamos conocer el placer si nunca hubiéramos experimentado el dolor?
Es porque amamos lo que tenemos por lo que nos duele perderlo. Es el saber que, al final de cuentas, todo nos es prestado por unos momentos, lo que nos hace disfrutarlo al máximo.
… Ahora bien, ¿Es el dolor lo mismo que el sufrimiento? NO.

El dolor es inevitable, el sufrimiento innecesario.
El sufrir es no querer aceptar que no tenemos opción. El aferrarse a algo que la vida nos va a quitar de todos modos, queramos o no.
El sufrir es no querer sentir dolor, el pensar que podemos hacer trampa y guardar para siempre lo que queremos.
El sufrimiento es también aferrarse al dolor. Cuando ya perdimos lo que teníamos, queremos aferrarnos al dolor que nos causó la pérdida, porque es lo único que nos queda.
Las heridas emocionales y las físicas son parecidas en el proceso de curación: Cuando nos suceden, nos causan intenso dolor, después, poco a poco, va disminuyendo, necesitamos reposo para recuperarnos y al final de cuentas la herida sana, cicatriza y podemos seguir adelante. Es un proceso natural.

Para un ejemplo, vamos a suponer que un día descubres a tu pareja siéndote infiel. Vamos a suponer que el verla con otra persona abre una herida profunda en tu corazón. Como eres un ser humano sensible y vulnerable, como todos nosotros y como sabes que tendrás que renunciar a algo que amabas, te duele mucho.
Lo más natural sería que viendo que tu corazón sangra, te atiendas de inmediato, tomes las cosas con calma, poco a podo, tu cuerpo empezaría a sanar la herida, dejaría de sangrar, empezaría a cerrar y después de un tiempo tan solo te quedaría una cicatriz y podrías continuar con tu vida.
El dolor en este caso es una respuesta natural en un ser humano que ama, una persona que siente, que comprende que esta en una vida en la que, irremediablemente perdemos lo que amamos.
El sufrimiento es algo diferente.
En el sufrimiento la persona que tiene la herida en el corazón, no permite que el proceso de curación se lleve a cabo. Cuando está a punto de cicatrizar, la vuelve a abrir y la hace sangrar de nuevo, una y otra vez.
Conocí a un hombre que hace 12 años lo abandonó su esposa, cada vez que platica lo que le pasó, lo vuelve a sentir. Me pareciera que trajera el corazón en la mano y fuera por la vida mostrándole su herida a todo el mundo. El mismo mantiene la herida abierta; durante 12 años se ha encargado de mantenerla sangrando; todos los días trae a su mente lo que pasó y lo siente como si estuviera pasando en ese momento.
El dolor sólo se siente en el presente, cuando nos pasan las cosas que nos duelen, cuando perdemos lo que amamos.
El sufrimiento es traer el dolor del pasado y volver a sentirlo. Es aferrarse a ese dolor y no permitir que nuestras heridas sanen.


“ACEPTA VALIENTEMENTE EL DOLOR COMO ACEPTAS ALEGREMENTE LA FELICIDAD”
Sócrates.


“SUFRIR NO ENALTECE A NADIE, RECUPERARSE SI.”
Critian Barnard