jueves, 25 de agosto de 2011

Del Libro “La violencia está en casa” del Dr. Ernesto Lammoglia

La protección de los ancianos

El nuevo gobierno cambió el nombre de lo que antes fue el Instituto Nacional de la Senectud (INSEN) por el de Instituto Nacional de Adultos en Plenitud (INAPLEN). Parece ser que ya se dieron cuenta que no hay tal “plenitud” y ahora están cambiando “adultos en plenitud” por “adultos mayores”. El Senado de la República aprobó el 25 de Abril la nueva ley sobre los derechos de las personas adultas mayores que tiene por objeto garantizar el ejercicio de sus derechos, así como establecer las bases y disposiciones para su cumplimiento.

Esta ley tiene por objeto garantizar a las personas adultas mayores los siguientes derechos:

I. De la integridad, dignidad y preferencia:

a) A una vida con calidad. Es obligación de las instituciones públicas, de la comunidad, de la familia y la sociedad, garantizarles el acceso a los programas que tengan por objeto posibilitar el ejercicio de este derecho.

b) Al disfrute pleno, sin discriminación ni distinción alguna, de los derechos que ésta y otras leyes consagran.

c) A una vida libre sin violencia

d) Al respeto a su integridad física, psicoemocional y sexual.

e) A la protección contra toda forma de explotación.

f) A recibir protección por parte de la comunidad, la familia y la sociedad, así como de las instituciones federales, estatales y municipales.

g) A vivir en entornos seguros, dignos y decorosos que cumplan con sus necesidades y requerimientos y en donde ejerzan libremente sus derechos.

También establece que toda persona, grupo social, organizaciones no gubernamentales, asociaciones o sociedades, podrán denunciar antes los órganos competentes todo hecho, acto u omisión que produzca o pueda producir daño o afectación a los derechos y garantías que establece la presente ley.

En su artículo 9º establece que la familia de la persona adulta mayor deberá cumplir su función social; por tanto, de manera constante y permanente deberá velar por cada una de las personas adultas mayores que formen parte de ella, siendo responsable de proporcionar los satisfactores necesarios para su atención y desarrollo integral, y tendrá las siguientes obligaciones para con ellos:

I. Otorgar alimentos de conformidad con lo establecido en el Código Civil.

II. Fomentar la convivencia familiar cotidiana, donde la persona adulta mayor participe activamente, y promover al mismo tiempo los valores que incidan en sus necesidades afectivas, de protección y de apoyo.

III. Evitar que alguno de sus integrantes cometa cualquier acto de discriminación, abuso, explotación, aislamiento, violencia y actos jurídicos que pongan en riesgo su persona, bienes y derechos.

Como puede verse, esta ley suena maravillosa, lo que los ancianos que la han leído se preguntan es ¿dónde está la ventanilla a la que deben acudir para recibir todas esas cosas maravillosas que la ley les otorga?, ¿dónde está esa autoridad que va a obligar a sus familiares a proporcionarles una vida digna?



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jueves, 18 de agosto de 2011

Del Libro “El matadragones que tenía el corazón pesaroso” de Marcia Grad Powers….


… ¿Cómo saber si vale la pena intentar cambiar algo?

Acostumbrada a tratar con tales dudas, Maxine replicó:

- Esa excusa es la que hace que mucha gente deje de hacer lo que necesita hacer para ser feliz. ¿Cuál es la alternativa? ¿Sentarse y ponerse a desear que las cosas sean diferentes? ¿Esperar que, de algún modo, de alguna manera, algo cambie, para después aferrarse a eso y acomodarse sea cual sea la deriva que tome? Si no decides tu, la vida decidirá por ti; y aún así, seguirás siendo tú el responsable del resultado.

Duke levantó las cejas.

- Quieres decir que, si no intento cambiar las cosas que puedo cambiar, lo que ocurra seguirá siendo un fallo mío, sea lo que sea?

- Responsabilidad tuya – le corrigió ella -. No tomar una decisión es ya una decisión. Afecta a lo que ocurre. Si no haces nada, normalmente no corregirás nada, salvo más de lo mismo… o peor. ¿Podrás vivir con eso? ¿Conseguirías lo que quieres, lo que es importante para ti, lo que mereces? ¿Serías feliz?

Duke sacudió la cabeza.

- No, mi estilo no es acomodarme. Soy de los que asumen riesgos. Mis maneras de héroe, ya sabes. Aún así…

- Quieres una garantía. Me gustaría poder dártela, pero no puedo. Nadie puede dártela. Asumir riesgos forma parte del hecho de hacer cambios, forma parte del hecho de hacer algo nuevo, forma parte de la vida. Tú lo sabes. Has estado asumiendo riesgos toda tu vida, algunos de ellos ciertamente grandes. Y si no lo hubieras hecho, jamás habrías conseguido todo lo que has conseguido.

- Supongo que no – dijo Duke sombríamente.

- Rememora, Duke. ¿Acaso no te arriesgabas a fracasar o a resultar herido cada vez que te entrenabas, cada vez que salías a combatir con un dragón?

- Uf… me llevé montones de sustos.

- ¿Y qué hiciste?

- Bueno, debí hablarme a mí mismo de ello, utilizando probablemente algún pensamiento recto y sólido como los que hice con el truco de Doc. Entonces, yo no sabía lo que estaba haciendo, eso es todo.

- ¿Y qué más hacías para vencer tus miedos?

- No estoy seguro. Se esperaba que fuera valeroso, y yo deseaba tanto convertirme en el matadragones número uno, que simplemente me obligaba a hacer cualquier cosa que fuera necesaria para conseguirlo.

- ¿De modo que te obligabas a entrar en acción, a hacer lo que era mejor para ti, a pesar de tus temores?

- Sí. Y las cosas se fueron haciendo más fáciles con el tiempo.

- El coraje es así. Cuanto más valeroso eres, más valeroso te haces.

- Mmmm, es interesante, hace falta coraje para tener coraje.

- Sí, al igual que hace falta matar dragones para convertirse en un matadragones – dijo Maxine.

Duke se preguntó por qué unas verdades tan obvias no se le habían ocurrido nunca antes.

Maxine prosiguió.

- ¿Se te ocurre algo más que pueda ayudar para que te resulte más fácil hacer lo que temes, algo que pudiera ayudarte ahora?

- Déjame ver…

- ¿Qué hay de tus estrategias de matadragones?

- ¿Te refieres a mi famoso truco del clima y a mis movimientos expertos? Es cierto, matar dragones se hacía menos inquietante cuando sabía que tenía un buen plan de antemano. Y eso me ponía en una clara ventaja táctica.

Duke lo pensó por unos instantes y, de repente, saltó:

- ¡Eh! ¡Puedo planear lo que voy a decir y lo que voy a hacer ante la junta disciplinaria! ¡Sí! Poner en marcha una buena estrategia. ¡Eso quizás me devuelva mi título, y todo lo demás que necesito cambiar!

- Buena idea, Duke – dijo Maxine -. Es más fácil tener fe en que puedes manejar cualquier situación cuando estás bien preparado. Pero sé flexible – le advirtió -. Ya sabes lo que se dice de los mejores planes de ratones y de hombres… y también de los azulejos.

Duke hizo una mueca al recordar los planes que habían salido mal debido a un giro inesperado de los acontecimientos. Pero, entonces, él no sabía nada de eso de ser flexible. El creía que todo tenía que ocurrir del modo que él pensaba que tenía que ocurrir. Y, cuando no era así, luchaba contra ello en vez de reajustar el plan. Ahora, estaba mejor preparado.


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jueves, 11 de agosto de 2011

Del Libro “Pensamiento Saludable” de Francisco J. Ángel.


Re-escribe tu historia


Esta es una de las estrategias del Pensamiento Saludable más poderosas que he conocido.

Tu historia (la historia que te cuentas y le cuentas a los demás acerca de ti mismo), no está formada de hechos concretos o sucesos específicos. Está formada de interpretaciones.

Todo lo que ha sucedido en tu vida y las circunstancias que te han rodeado, están almacenadas en tu mente con juicios que hiciste acerca de ellas. Unas fueron catalogadas como “buenas” otras tienen una etiqueta que dice “mala” y otras muchas más decidiste que fueran “pésimas, dolorosas, hirientes.”

La historia de tu vida incluye todas estas descripciones de lo que pasó y tus interpretaciones. No tienes que seguir contando la misma historia triste o deprimente. Ni tienes que aceptar ciegamente lo que pensabas hace años cuando sucedió lo que sucedió.

Puedes ahora darle una nueva interpretación a los sucesos de tu vida. Una que te haga sentir bien acerca de ti mismo y que comunique a otros cualidades que has aprovechado.

Un ejemplo:

Cuando yo tenía 21 años me enamoré de una mujer bellísima. La relación terminó por diferentes factores.

Esta es una posibilidad de contar mi historia:

Soy desafortunado en el amor, encontré al amor de mi vida cuando era joven y lo perdí. Nunca más podré encontrar a alguien como ella. Mi destino es el desamor…. etc, etc, etc.

La historia que yo elegí contarme:

Conocí el amor cuando tenía 21 años, me la pasé de maravilla. Ahora me doy cuenta de que si no termino mi relación con ella, no hubiese conocido a la mamá de mi hijita y tal vez ella no estaría aquí llenando mi vida de alegría. Etc, etc, etc.

Un comienzo difícil, una niñez en la pobreza, un tiempo de soledad, una pérdida de trabajo. Todas, absolutamente todas las historias de tu vida, tienen un aspecto positivo. Con un pequeño esfuerzo de tu parte puedes cambiar la descripción que haces de tu vida por una que te llene de esperanza para seguir construyendo historias agradables.

Enfócate en lo que aprendiste de esa experiencia, en la fuerza que tuviste para sobreponerte, en lo bueno que surgió de eso o bien, velo como pruebas que has superado.

DATE CUENTA: Tú eres el que cuenta la historia de tu vida. Vive de acuerdo a tu imaginación, no a tu historia.

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jueves, 4 de agosto de 2011

Del Libro “La Felicidad en Tiempos Difíciles” de Andrew Matthews

Ganadores y Perdedores

En 1958, un neoyorkino de nombre Robert Lane tuvo un hijo. Robert tenía ya varios hijos y tal vez estaba escaso de ideas para el nombre del niño, de modo que llamó al recién nacido Ganador”.

Tres años después, Robert tuvo otro hijo y decidió llamarlo…. ¿Adivinas?.... “¡Perdedor!” Así que ahora tenemos dos hermanos, un Ganador y un Perdedor. Los niños crecieron. Uno se ganó una beca escolar, se graduó y se unió a la policía de Nueva York. Otro terminó en la cárcel.

¿Quién crees que fue a la universidad y quién piensas que terminó en la cárcel?

Perdedor se graduó del colegio Lafayette y se unió al departamento de policía de Nueva York. Sus compañeros de trabajo le dicen Lou. Ganador ha sido arrestado 36 veces por robo, allanamiento de morada y violencia doméstica.

La mayoría de nosotros hubiéramos pensado que, cuando un padre llama a un hijo Perdedor, estamos ante un mal presagio. Pero no se trata de lo que la gente piense de ti; lo importante es cómo te veas a ti mismo, incluso si has comenzado en la vida como perdedor.



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