jueves, 29 de septiembre de 2011

Del Libro “90 Respuestas a 90 Preguntas”, de Martha Alicia Chávez…..

¿DEPRESION O INGRATITUD?

Existe un tipo de depresión “endógena”, que de manera general definiré como aquella cuya causa se debe a ciertos desbalances químicos en el cerebro y, en algunos casos, en los niveles hormonales. La depresión llamada “reactiva” o exógena” es aquella que se produce cuando la persona pasa por una experiencia difícil, como la pérdida de un ser querido, de la salud, del trabajo, o un problema de cualquier otra índole, que le genera tristeza y dolor.

Una persona que padece depresión debe entender que ésta, sea del tipo que fuere, es totalmente curable y no tiene por qué vivir sufriendo. Es necesario que sea diagnosticada y atendida por un especialista, y seguir al pie de la letra sus indicaciones y prescripciones.

No obstante, yo tengo la impresión de que hay otro tipo de depresión, al que llamo “de ingratitud” y que surge de nuestra incapacidad de valorar, apreciar y agradecer ¡todo! Lo que tenemos.

La depresión de ingratitud, más que del cuerpo o de las emociones, es una enfermedad del alma. Nos hemos desconectado de nuestra naturaleza superior; ponemos nuestra atención en lo que NO tenemos, en lugar de en lo que SI; en los errores que cometen nuestros seres querido, en lugar de en sus aciertos; en nuestras ilusorias razones para quejarnos de la vida, en lugar de apreciarla y honrarla.

Cuando padecemos una depresión de ingratitud somos incapaces de expresar agradecimiento o siquiera de reconocer las muchas cosas buenas que se nos han dado. Creamos una larga lista de quejas y dedicamos mucho tiempo y energía a sostenerla y validarla. Y por supuesto…. ¡nos deprimimos! La queja y las expresiones corporales que la acompañan (como la cara de “fuchi”) son el lenguaje típico de la depresión de ingratitud. Esta tiene claros síntomas: aburrimiento, desmotivación, quejas constantes, mal humor y la ya mencionada cara de “fuchi”, entre otros.

He conocido gente que se deprime por cosas tan ridículas como que su marido le compró una camioneta azul y le hubiera gustado más una gris; porque perdió su equipo de futbol favorito; porque no pudo irse de vacaciones a un destino internacional y tuvo que conformarse con uno nacional, etc. Es totalmente normal que sintamos cierto grado de frustración o tristeza – que pronto pasará – cuando cosas como éstas suceden, pero hay quienes realmente se deprimen por tales situaciones.

En un curso que impartió Alejandro Jodorowsky, en el cual tuve la fortuna de estar presente, uno de los asistentes contó que estaba profundamente deprimido desde hacía varios años, durante los cuales había llevado toda clase de tratamientos médicos, psicoterapéuticos y alternativos y nada le había funcionado. Jodorowsky le dijo:

“Si realmente quieres curarte, sal de tu casa sin un peso y no regreses por tres semanas. Vive y duerme en la calle, pide limosna, busca comida en los basureros, pasa fríos y calores, hambre y sed, miedo y soledad. Después de esas tres semanas regresa a tu casa y verás cómo tu depresión se cura”.

La depresión de ingratitud se sana, pues, con humildad para apreciar y agradecer todo lo que somos y tenemos; con disposición para hacer un recuento de todas nuestras bendiciones y compartirlas con quienes amamos; con voluntad para reconocer nuestros talentos y usarlos para nuestra autorrealización y gozo y el de otros; con la decisión de poner nuestra atención cada día en lo que sí tenemos y sí podemos, en lugar de en lo que no, y con desarrollar el hábito de imaginar, cuando nos quejamos por alguna parte de nuestro cuerpo, por alguno de nuestros seres queridos o por cualquier otra cosa, cómo sería la vida sin ello.

La buena noticia es entonces que la depresión de ingratitud sí es curable.

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jueves, 22 de septiembre de 2011

Del Libro “La felicidad en tiempos difíciles” de Andrew Matthews….

Cuando el dinero hace infelices a las personas

Un vecino visitó a Julie y dijo: “¿Publicarás mi libro sobre mi padre y lo que hizo?”

Ella preguntó: “¿Fue un gran hombre?”

“No, era un maldito bastardo. Murió sin darme nada. Mi hermano se quedó con la granja.”

(Julie nunca publicó el libro.)

Una historia similar:

Dick tenía un hijo y dos hijas que se llevaban bastante bien. En su testamento. Dick dio cerca de la tercera parte de sus posesiones a cada uno, pero le dejó un poco más de dinero a la hija soletera, en comparación con los dos casados. ¡Ahí comenzó la pelea! Los hijos no se han hablado durante 6 años.

Si Dick aún viviera, los hijos se seguirían hablando.

Si Dick hubiera dejado todo al museo de la ciudad, los hijos se hablarían todavía. Pero dado que la división no fue equitativa, la familia se desintegró.

Las familias felices se rompen cuando entran en juego testamentos y herencias.

Se pasan la vida en los tribunales y se van a la tumba enojados – lo que produce más problemas.

¿De dónde sacamos la idea de que tenemos derecho al dinero de los demás, incluso cuando se trata del dinero de nuestros padres?

En una cáscara de nuez:

¿Quieres ser feliz? Decide desde ahora que nadie te debe nada y que todo lo que recibas de otra persona es UN EXTRA.

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jueves, 15 de septiembre de 2011

Del Libro “La violencia está en casa” del Dr. Ernesto Lammoglia”

La cultura Mexicana.


Durante el siglo pasado el medio más difundido de la cultura en México han sido sus canciones, seguidas por el cine y la televisión. Las canciones reflejan el sentir del pueblo y éste las adopta de corazón. Uno de los mejores ejemplos es José Alfredo Jiménez, el favorito de los corazones rotos y los confesionarios del macho mexicano; las cantinas.

Lo más admirable de las letras de sus canciones no son éstas en si, sino la pasión con la que el pueblo mexicano las ha hecho suyas. Se han escuchado en todos los rincones del territorio nacional y, con lágrimas en los ojos, miles de borrachos las siguen cantando.

Parece haber entendido la mecánica de las relaciones destructivas. Sus canciones están llenas de autocompasión, sentimientos de infortunio e infelicidad. Así, encontramos la letra del misógino que se sabe poderoso:

Te vas porque yo quiero que te vayas,

a la hora que yo quiera te detengo,

yo sé que mi cariño te hace falta

y quieras o no, yo soy tu dueño.

Las del dependiente emocional que sabe que sufre, pero no tolera la idea de la separación:

La distancia entre los dos

es cada día más grande,

de tu amor y de mi amor

no está quedando nada;

sin embargo el corazón

no quiere resignarse

a escuchar el triste adiós

que sea tu retirada.

La del alcohólico:

Qué voy a hacer

si aunque cambio mi camino

yo ya sé que mi destino

es tomar y padecer.

La del devoto:

Te voy a dedicar una canción

A ver si me devuelves tu cariño;

Ya vengo de rezar una oración

A ver si se compone mi destino.

Y la del masoquista:

Yo sabía que tu amor, a la larga,

Sería mi desgracia:

Yo sabía que tendría que llorar

Y llorar mucho tiempo.

Porque amor que provoca desvelos

Y mata de celos no puede acabar,

Porque amor que se da sin medida

Hasta con la vida se puede pagar.

El cine mexicano ha inundado las pantallas con escenas de madres sacrificadas, como la actuación de Libertad Lamarque en la cinta La Loca, donde su papel de madre sufrida y abnegada arrancó las lágrimas de miles de espectadores, glorificando la humillación. Marga López representó varias veces el papel de la madre abnegada y Sara García se ganó el título de “Abuelita de México”, El tema de la madre racista se ejemplificó en Angelitos negros y la madre asesina en Los motivos de Luz.

La industria de la telenovela ha explotado por años la imagen de la madre buena y santa que sufre en silencio, como en La usurpadora; o la madre valiente que lucha por recuperar a su hijo, sin dejar de lado a la madre villana, como el papel que hizo María Rubio en Cuna de Lobos.

La tradición y la cultura popular forman todo un complejo sistema de estructuras, procesos, relaciones e ideologías que sirven de marco a cada acto de violencia. Una estrategia para erradicar la violencia en el ámbito doméstico tendría que desarrollarse tomando en cuenta y corrigiendo todo el contexto sociocultural. Pero también existe la sabiduría popular y encontramos frases como: “¡Qué poca madre!”. De alguna manera ha sido evidente que la ausencia de los cuidados maternos da como resultado hijos agresivos y cínicos.


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jueves, 8 de septiembre de 2011

Del Libro “De Oruga a Mariposa” de Ma. Esther Erosa

TU ACTITUD POSITIVA


Como ser pensante que eres, TÚ eliges la clase de Pensamientos Predominantes que sostienes, que éstos atraen las cosas, personas, experiencias y situaciones que se van a manifestar en tu vida; serán los RESULTADOS que TÚ crearás con tus propios pensamientos. Bien dice el proverbio: Dime con quien andas y te diré quien eres”, ya que todo lo que te rodea habla de los pensamientos que sostienes.

Para disciplinarte en esto, puedes auxiliarte con algunos métodos que a mí me han servido maravillosamente:

  • Cuida lo que dices (porque tus palabras son órdenes que se graban en tu mente y atraen lo similar).
  • Vigila lo que ves y lo que escuchas porque con esto sucede lo mismo que con las palabras.
  • Aléjate de la gente destructiva.
  • Evita cualquier tipo de crítica.
  • Evita las noticias negativas.
  • Rodéate de gente positiva.
  • Amate y Respétate POR SER LO QUE ERES.

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jueves, 1 de septiembre de 2011

Del Libro “Aguántate” de Gary Morris…..

Confía en tu persona

Hay muchos hombres y mujeres cuya fortaleza sólo les fue revelada en sus horas más negras. Si no se hubieran enfrentado con estos desafíos, no habrían reconocido nunca su potencial.

No hay nadie que haya vivido y no haya cometido errores. Al cometer errores, ¡por lo menos estás haciendo algo! Eso es siempre mejor que nada – aunque los resultados no siempre sean lo que tú esperabas.

Eres una maravillosa, sorprendente y completa obra de la naturaleza. Tienes la bendición de la vida. Posees la habilidad privilegiada de tomar decisiones y de actuar según las mismas.

Raramente podrás cambiar lo ocurrido hace cinco minutos – se ha convertido en el pasado. No obstante, puedes cambiar tu forma de actuar dentro de cinco minutos – y para el resto de tu vida.

Tú tienes ese poder.

- Robin Marshall


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