jueves, 17 de diciembre de 2015

Del Libro “Primero tu” de Gaby Vargas





Tu coeficiente de soledad

El doctor Russell, uno de los creadores de la Escala de la Soledad, de la UCLA, ha creado esta medida para determinar tu coeficiente de soledad.  Los resultados del test son muy similares a los rangos de la escala original (que la reservan sólo para investigación).  Contesta cada pregunta usando la siguiente guía:

Nunca = 1         Rara vez = 2         Algunas veces = 3        Siempre = 4

1.-  ¿Te sientes desafortunado (infeliz) haciendo cosas solo?
2.-  ¿Sientes que no tienes a nadie con quién platicar?
3.-  ¿Sientes que no toleras estar solo?
4.-  ¿Te sientes como si nadie te entendiera?
5.-  ¿Te encuentras solo esperando a que la gente te llame o escriba?
6.-  ¿Te sientes completamente solo?
7.-  ¿Te sientes incapaz de comunicarte con las personas que están a tu alrededor?
8.-  ¿Sientes necesidad de compañía?
9.-  ¿Sientes que te es difícil hacer amigos?
10.-  ¿Te sientes excluido por otros?

Puntuación:  suma tus respuestas.  El promedio de soledad general es de 20 puntos.  Un puntaje de 25 o más refleja altos niveles de soledad; 30 o más indican un nivel muy elevado de soledad y lo mejor es buscar ayuda profesional.


Para evitar la Antártica del alma

Así le llama Weiss al sentimiento de soledad, lo cual me parece muy descriptivo.  Aunque éste aparezca por causas externas, más allá del control de la persona – reubicación a una nueva ciudad, pérdida de la pareja, del trabajo, entre otras, puedes hacer algo para remediarlo.  Aquí presento algunas propuestas:
1.-  Esforzarse en salir de la casa, sólo para cambiar de aire, es un buen comienzo.
2.-  Procurar establecer comunicación con otras personas;  un comentario amable con el dependiente de la tienda puede suavizar lo duro del día.
3.-  Dado que la autoestima de quien se siente solo suele bajar, vale la pena probar cualquier cosa que eleve la auto-imagen – un entrenador personal, cambio de peinado, un nuevo atuendo o lentes de contacto morados.
4.-  Involucrarse con alguna causa social.  Esto puede ayudar a ver el mundo como un lugar más amable.
5.-  Unirse a alguna asociación o grupo de estudio que tenga un proyecto pero que no sea una actividad pasiva:  buscar acciones, tareas de actividad donde los participantes tengan algo que hacer y de qué hablar forzosamente.
6.-  Pedir pequeños favores a algún compañero de trabajo, algo así como que busque alguna información o pida a un vecino la típica taza de azúcar.  A través de los encuentros cotidianos es como, eventualmente, la persona puede encontrar esas conexiones que le hacen falta.
7.-  Por último, cuidar el lenguaje corporal y enviar señales positivas.  Evitar cruzar los brazos, fruncir el ceño o mostrar nerviosismo pues son hábitos que alejan a los demás.


Hay instantes para disfrutar de la soledad y son deliciosos, pero para la vida en general…. El uno es un número muy solo, ¿no crees?

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jueves, 10 de diciembre de 2015

Del Libro “Y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado” de Odin Dupeyron




¿Sabes una cosa, Escritor? – dijo la Princesita con la boca llena de fresas.  Aunque a veces no lo tengo muy claro y aunque a veces me da un poco de miedo, salir de esa torre ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida.  ¿Cómo me pude haber perdido de todo esto? ¿De la vida?
Sí, los árboles, el bosque, el cañón, la libertad.  Si lo pienso un poco, en realidad no tengo nada, no sé a dónde voy, no sé todavía lo que va a pasar con mi vida, pero me siento inmensamente feliz y satisfecha.

Estás aprendiendo a disfrutar lo que tienes.
Sí, de verdad que sí.
Y eso que casi no tenemos nada.
Va a sonar a texto barato de un panfleto de superación personal, pero …. Tengo la luna, el sol y las estrellas, tengo las nubes, tengo el aire que respiro, tengo un mundo entero en mis manos, tengo mis ojos y mis piernas, mi boca, mis oídos, mis manos, estoy viva y tengo todas las posibilidades.

Tienes toda la razón Princesa, suena a texto barato de un panfleto de superación personal… pero no deja por eso, de ser una verdad.
Recuerdo cuando era niña e iba a la escuela… ¡Me enseñaron tantas cosas!  Algunas importantes, otras no tanto, pero la mayoría de las cosas que me aprendí concienzudamente…. Ya se me olvidaron por completo.  Nunca, nunca me enseñaron que tenía una vida en mis manos, nunca me dijeron que de mí dependía todo lo que yo quisiera ser o hacer, que tenía un proyecto más importante que todo lo que pudiera aprender: mi vida.  Y hasta ahora lo estoy aprendiendo.



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domingo, 29 de noviembre de 2015

Del Libro “Primero tu” de Gaby Vargas





Gracias a ti, soy quien soy….

“Una de las mejores cosas que podemos hacer para elevar la felicidad, es reconocer y agradecer a quienes nos rodean”, dice Judith W. Umlas, autora de The Power of Acknowledgement.  Porque no llegamos a este mundo simplemente materializándonos.  Hubo alguien que nos concibió, nos educó, nos prestó su atención y compañía…. Si hicieras la lista de personas que han compartido algo contigo, si trataras de hacer esa lista de pequeñas “deudas”…. ¡no terminarías nunca!

Por lo general, sólo te detienes a reflexionar en ello cuando estas personas ya no están:  “Cómo no le dije que….”, y aquí puedes llenar la frase con un sinnúmero de cosas que se quedan atoradas, sin salir del corazón.  Lleno de culpa, te percatas de que ya es tarde para rendir un tributo, para decir gracias.  Gracias por lo que hiciste, lo que me enseñaste, lo que me dejaste…. En fin.
Dice André Compte-Sponville, en su Pequeño Tratado de las Grandes Virtudes: “…. Nadie es causa de sí mismo ni, por tanto (en última instancia), de su alegría.  Todo es una cadena de causas, y todo nos toca y nos atraviesa.  “Sin embargo, hay quienes en la vida te tocan más, para bien y para siempre.

A veces los seres humanos, por alguna extraña razón, damos escasas muestras de reconocimiento y gratitud a quienes contribuyeron a moldear lo que hoy somos.
Por eso te invito a que pienses un momento:  ¿quién en tu vida te ayudó a ser quién eres?  ¿Quién te forjó?  ¿Quién te exigió sacar lo mejor de ti?  Luego, tómate el tiempo para agradecérselo a esa o a esas personas.  Si puedes, hazlo de manera personal;  si no, escribe una carta en la cual digas:  “Gracias a ti,  soy quien soy…..”  La persona se va a sentir feliz, y tú…. ¡mejor!


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jueves, 19 de noviembre de 2015

Del Libro “La vocecita” de Blair Singer





No tienes que preocuparte por tus clientes, tu jefe, tu cónyuge, tus problemas financieros ni nada de eso.
     Todo lo que debes hacer es solucionar     lo que ocurre en tu interior.

¿Naciste para enseñar a las personas a navegar en Internet, a escribir, a perdonar?  ¿Es tu don ser una gran mamá o un gran papá?  Sea cual sea tu virtud, mantente fiel a ella y a ti mismo, y date cuenta de que, al preocuparte y compararte con los demás te partes por la mitad.  Si te comparas con cinco personas, te divides en cinco partes.  Reflexiona un segundo:  ¿quién eres?  Ser tú mismo es todo lo que necesitas.


Robert Pante, uno de mis maestros, lo expresó muy bien:  “Mira, al nacer recibimos lo mejor.  No tenemos ojos de plástico ni piel de poliéster: tampoco huesos de goma.  Nuestro cuerpo está hecho con los materiales más maravillosos.  Si tenemos una envoltura tan fabulosa, ¿no tendría que ser el contenido igual de bueno o mejor?  ¿Usarías una caja fuerte de cinco millones de dólares para guardar un clip de dos centavos?  Sería absurdo.  Evidentemente, lo que está dentro es más valioso que lo de afuera”. 



viernes, 13 de noviembre de 2015

Del Libro “Sobre las alas del Dragón Rojo” de Ricardo Homs Quiroga…..





Autoridad y Poder 


Autoridad no es lo mismo que poder….

La autoridad se nutre del ejemplo
y el poder de la imposición.

La autoridad se limita
a la vigilancia de las normas
aceptadas por la sociedad
mediante sus instituciones.
La autoridad está respaldada
por la sociedad.

El poder es ilimitado
y responde a los caprichos
y ambiciones de los individuos
que lo detentan.

La autoridad constituye un servicio
que se ejerce en beneficio de la sociedad.
El poder se deriva
de la búsqueda de un beneficio personal.

La autoridad goza de un respaldo moral.
El poder sobrevive mientras llega
alguien más fuerte a disputar el control.




R.H.

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jueves, 29 de octubre de 2015

Del Libro “500 Consejos para enfrentar la vida” de Anand Dílvar




“Vive como si esperaras llegar
a los cien años, pero estuvieras
listo para morir mañana.”

                 Ann Lee


La muerte es lo único que
tienes seguro en esta vida.
recuerda esto para sacarle el
mayor provecho cada día.


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jueves, 22 de octubre de 2015

Del Libro “Los siete poderes” de Alex Rovira Celma





La verdadera fuerza está en la acción, en el ensayo y en el aprendizaje a través del error.  No importa cuáles sean tus talentos:  sólo la acción les da vida.  Si no los ejercitas es como si no los tuvieras.  Haz y aprenderás.  La acción es el camino que te llevará a realizar tus sueños, por imposibles que parezcan.

Y, finalmente, añadió:
-          ¡Deseo sin acción es ficción; deseo con acción es realización!  La llave de la vida es la acción.  Pensar y hablar es muy fácil.  Lo realmente difícil es actuar.  Ante el dilema entre hacer y no hacer, no lo dudes:  ¡haz, haz, haz!

El Joven Caballero sintió que aquel consejo era un complemento perfecto al de Cap y agradeció a Cop sus palabras con otro firme abrazo.
Finalmente le tocó el turno a Cor, del que se decía era el caballero con mayor sabiduría de corazón del reina y en cuyo escudo de armas brillaba el relieve de un león de oro.  Marcando con el puño el corazón de su amigo le dijo gentilmente:
-         
      Con la vida se nos dan dos dones:  tiempo y libertad de elegir según los dictados de tu corazón.  Tu compasión puede regir no sólo tu destino, sino también el destino de muchos, ya que no estamos solos y todo cuanto hacemos afecta directa o indirectamente a los demás.  Elige siempre en tu vida el camino del amor, el camino del corazón, ya que no hay hombre a quien el amor no haga valiente y lo transforme en héroe.



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jueves, 15 de octubre de 2015

Del Libro “Sé un adolescente feliz” de Andrew Matthews



Confiesa antes de que se den cuenta


Imagina que pediste prestado el auto nuevo de papá.  Las últimas palabras que él te dijo fueron:  “Hagas lo que hagas, no lo vayas a rayar”.  No pasan ni 20 minutos que saliste del garaje cuando le das a un semáforo y rayas la pintura de la puerta del conductor.
Cuando regresas a casa esa noche esperas que tu papá esté dormido.  Así no tendrás que decirle.  Desgraciadamente está viendo televisión, de modo que te dices:  “Papá está descansando, no quiero molestarlo.  Le diré más tarde”.
Al poco rato él apaga la televisión.  Te dices otra vez:  “No quiero arruinarle la noche.  Le diré en la mañana”.
Cuando te levantas a la mañana siguiente papá está desayunando, y piensas:  “Si le digo ahora le dará una indigestión.  Mejor le digo después”.
Suena el teléfono.  Es uno de los empleados de papá con la noticia de un problema en el trabajo.  ¡Parece que papá está molesto por la llamada!
“Ahorita está enojado”, te dices, “¡será mejor no decirle sobre el auto en este momento!” Enseguida papá se dirige al garaje, ve su auto y regresa precipitadamente a la casa.  Ahora está realmente furioso.  Ahora quiere matarte.
Fíjate en lo que pasó aquí.  Pospusiste lo inevitable.  En vez de decir a papá desde el principio, te sometiste a 12 horas más de estrés.  Cuando él lo descubrió, ¡obtuviste más estrés!
Si cometes un error, el mejor momento para reconocerlo es lo más pronto posible.  Eso disminuye tu sufrimiento y la gente, aun los papás, respetarán tu honestidad y tu valor.  

En pocas palabras

La vida funciona mejor cuando asumimos el control de la situación.  Si cometiste un error grave, cuéntalo antes de que lo descubran.  

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jueves, 8 de octubre de 2015

Del Libro “Una vaca se estacionó en mi lugar” de Leonard Scheff / Susan Edmiston





La pregunta es:  ¿por qué la ira no sólo persiste sino que se incrementa?

En primer lugar, el enojo es una emoción humana normal.  Todo el mundo se enoja.  Alguien preguntó una vez al Dalai Lama qué pensaba de las personas que estudiaban las enseñanzas del budismo y luego usaban ese conocimiento para ganar dinero.  Al principio, su respuesta fue moderada.  Pero a medida que prosiguió, su cara enrojeció.  Aun cuando él es la encarnación de la paciencia y la compasión, el propio Dalai Lama ha aceptado que se enoja.  El objeto de este libro no es eliminar la ira, sino colocarla y expresarla en un contexto diferente.
La segunda razón de la persistencia de la ira es que no hay una alternativa obvia.  Este libro ofrecerá una, basada en las enseñanzas budistas, pero no requiere alguna creencia religiosa específica.  Tampoco es una psicoterapia, salvo en el sentido en que lo entiende el terapeuta Gestalt Fritz Perls:  “La conciencia es una terapia per se”.  Este libro puede resumirse muy bien así:  Te estás golpeando la mano con un martillo.  Si te detienes,  te sentirás mejor.
Se nos ha condicionado de muchas maneras con el fin de utilizar la ira como herramienta para lograr nuestros objetivos.  La mayoría de las personas no cuestiona esta práctica y se olvida casi por completo de sus costos.  Mi experiencia al impartir el taller es que, una vez que las personas se dan cuenta de que existe una alternativa, su ira empieza a disiparse.
 La tercera razón de la persistencia de la ira es que es adictiva.  La ira se acompaña de cierta euforia física y emocional.  La sensación física se activa por la liberación de adrenalina, la cual produce un aumento de la presión arterial.  Esta “euforia” de la ira se vuelve tan adictiva como el tabaco o el alcohol.  Al igual que otras adicciones, el enojo tiene su precio, el cual puede incluir ataque cardiaco, apoplejía y otros problemas de salud.  He oído a personas decir:  “Sólo me siento realmente vivo cuando me enojo”.  Esto equivale a decir:  “Sólo me siento realmente sano cuando fumo”.  Ambos son ejemplos de cuán equivocados podemos estar cuando vivimos en lo que el budismo llama maya, el mundo de ilusión creado por nuestros pensamientos. 
Las adicciones convencionales, fumar y beber, son difíciles de abandonar, en parte porque si tienes éxito al dejarlos quizá te sientas terriblemente durante semanas, meses o incluso años.  Los alcohólicos en rehabilitación suelen decir:  “Si estoy despierto, no hay una sola hora que pase en que no se me antoje un trago”.
Lo bueno de reducir o abandonar la ira es que, desde la primera vez que eliges NO enojarte o no dejarte llevar por tu enojo, te sientes mejor.  Una vez que has experimentado la diferencia, no querrás recaer en ese hábito.
Quizá algunas personas arguyan que la ira es necesaria y sirve para propósitos útiles.  Es verdad; cuando nos enojamos, ese hecho puede ser un indicador de que algo está mal en nuestra manera de relacionarnos con otros o con nuestro entorno.  La ira también nos puede impulsar para emprender acciones en relación con algo que consideramos moralmente incorrecto.  Cuando ves que alguien maltrata a un niño, surge una forma de ira llamada indignación moral.  Pero si buscas un remedio sin reflexionar, bien podría empeorar la situación.  Si ver que una madre abofetea a su hijo una y otra vez, quizá desees interferir de manera física, tal vez al grado de golpear a la madre.  Quizá eso interrumpa el maltrato por un momento, pero la madre bien podrá añadir esa provocación  a sus razones para seguir agrediendo al niño en una ocasión posterior.
Por otro lado, si observas las opciones disponibles con la cabeza más fría, quizá descubras una manera de intervenir que no agrave el conflicto entre la madre y el niño.  Sentarte junto a ellos de manera que propicies que la madre se sienta avergonzada de continuar con el abuso podría brindar una solución temporal y quizá conducir a una conversación benéfica sin promover más ira contra el niño.
Actuar con base en la indignación moral nos exige detenernos a considerar las mejores opciones para enderezar la situación.  Cuando sólo actuamos con base en la ira, sin considerar mucho las consecuencias, no buscamos un bien mayor sino sólo mitigamos nuestra propia molestia emocional.  Y el resultado bien podría empeorar la situación en lugar de mejorarla.  Ciertas disciplinas, en particular las artes marciales, enseñan que cuando actúas con base en la ira eres más susceptible de perder.


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viernes, 2 de octubre de 2015

Del Libro “201 maneras de tratar con gente difícil” de Alan Axelrod y Jim Holtje








Dedícate a tu trabajo.  Quizá esto sólo sea una solución temporal, pero una de las mejores venganzas contra aquellos que te sacan de quicio consiste en tener un éxito arrollador con lo que haces. 

Son pocos los premios que se otorgan por quejarse respecto de otras personas, y numerosas las recompensas que se obtienen por trabajar arduamente. 

La adicción temporal al trabajo no debe convertirse en un sustituto para resolver los problemas, pero es mejor que quejarse o conformarse con padecerlos.


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jueves, 24 de septiembre de 2015

Del Libro 90 respuestas a 90 preguntas de Martha Alicia Chávez



¿Cuál es el lado positivo de nuestras  “imperfecciones”?

Francisco de Asís llamaba “benditas imperfecciones” a los defectos que todos tenemos.  Benditas porque nos ayudan a crecer y a aprender, y algunas hasta son las causantes de que logremos ciertas cosas importantes en la vida.
Un amigo muy querido es el ser más terco que hay sobre la tierra.  Su terquedad a veces me vuelve loca, y también a su familia.  Hace tres años descubrió un importante problema en una empresa, que afectaba a miles de personas en Canadá, el país donde vive.  Habló con los directivos encargados del asunto, no hicieron caso;  se puso a recaudar evidencia, mandó muchos correos electrónicos a las instancias gubernamentales correspondientes, pero tampoco hicieron caso.  Tuvo decenas de juntas con ciertas autoridades del gobierno, hizo contacto con los medios de comunicación, movió cielo, mar y tierra durante  TRES  AÑOS, hasta que el problema fue sacado a la luz y solucionado.  Su bendita terquedad lo ayudó a pasar por todo este proceso muy desgastante y complicado;  sin ella, de seguro se hubiera “quebrado” a la mitad del camino.
En una entrevista, Mahatma Gandhi se describió a sí mismo como alguien muy avaro.  Gracias a su avaricia, nunca se conformó con los ofrecimientos que el gobierno británico proponía en sus negociaciones durante la época en que tenía el dominio sobre la India.  La “avaricia” de Gandhi lo llevó a pedir más y más y más, hasta que logró que los británicos aceptaran todas las condiciones y requerimientos, logrando a fin de cuentas la total independencia de su país.
En una biografía de Nicolás Copérnico, leí que desde niño éste fue en extremo desconfiado.  Desconfiaba de todo y de todos, lo cual volvía loca a su mamá, ya que cada cosa que le decía (aun la más insignificante) la cuestionaba y desmenuzaba hasta que quedaba convencido, o no.  Gracias a ello, también desconfió de las teorías que en su tiempo eran plenamente aceptadas por los astrónomos más eminentes, en relación con el modelo “geocéntrico” que afirmaba que la Tierra era el centro de nuestro sistema planetario.  Copérnico estableció que en realidad el Sol es el centro de nuestro sistema solar, formulando así su teoría “heliocéntrica”, que es considerada una de las más importantes en la historia de la astronomía, y el parteaguas para muchísimas otras investigaciones y descubrimientos que le siguieron.
Yo soy obsesiva, a veces no me aguanto ni yo misma.  Mi obsersividad me ha servido mucho en la vida, para ser formal, puntual y responsable y para realizar mis sueños, porque para lograrlos he tenido que luchar duro y encontrar agua en un río seco y llaves para puertas cerradas a piedra y lodo… y gracias a mi obsesividad, las he encontrado.  También me ha sido muy útil en mi profesión, tanto para escribir libros como para dictar cursos y conferencias, ya que me da la capacidad de organizar ideas, esquematizarlas y describirlas de manera muy clara y comprensible.  Muchos colegas – algunos que conozco personalmente y otros que me han escrito después de ir a una de mis conferencias o haber leído uno de mis libros – me han dicho que tengo una gran capacidad de explicar conceptos muy complejos, en palabras muy simples y organizadas.  Y eso se lo debo a mi obsesividad. 


¡Benditas sean nuestras imperfecciones!

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jueves, 17 de septiembre de 2015

Del Libro “Los siete poderes” de Alex Rovira Celma





1.-  Coraje
El coraje no es la simple ausencia de miedo, sino la conciencia de que hay algo por lo cual merece la pena arriesgarse.
El coraje convierte la amenaza en oportunidad.

2.-  Responsabilidad
La responsabilidad es la capacidad de dar respuesta a los errores, los cambios, los fracasos y las crisis que nos presenta la vida.
El verdadero éxito no es posible a menos que seas responsable y vivas todo revés como una gran oportunidad de aprendizaje.

3.-  Propósito
Propósito es voluntad y entrega para lograr que un sueño se haga realidad.
Más hace el que quiere que el que puede.

4.-  Humildad
La humildad nos permite ver las cosas como son, sin las deformaciones que genera la lente de la vanidad.
La vanidad, ciega;  la humildad, revela.

5.-  Confianza
La confianza es lo que nos permite asumir retos aparentemente imposibles y superarlos.
La confianza es la fuerza que nos eleva hacia los anhelos.

6.-  Amor
El mayor de los poderes es el amor, que se manifiesta en la acción conjunta de las personas que combinan sus talentos para hacer que los sueños individuales y colectivos se hagan realidad en pos del bien común.  De él nacen todos los demás poderes.
Ama y haz.

7.-  Unión y cooperación
Cualquier poder, si no se basa en la unión, es débil.
Sin cooperación no hay progreso ni prosperidad.



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jueves, 10 de septiembre de 2015

Del Libro “La Responsabilidad” Colección Valores para niños de Ramón Ojeda






Si acaso te preguntas para que sirve aprender a ser responsables en la casa y en la escuela te podemos responder que eso te ayudará a que logres, de la manera más apropiada lo que te propones en la vida.
Si somos responsables podemos tener un mayor control sobre los resultados de los que hagamos.  Eso significa que reducimos la posibilidad de equivocarnos, de hacer las cosas mal o como dicen también, “de regarla”.

Todos nos equivocamos, nadie es infalible.   De los errores también se aprende y con la experiencia nuestro margen de error se reduce.
No se trata de hacer todo a la perfección, pues nadie es perfecto;  en todo caso se trata de que lo que hagamos sea previamente evaluado considerando las consecuencias y asumir los resultados.
Por ejemplo:  Si tus papás te piden que ayudes en las labores de la casa recogiendo tu cuarto y no tienes ganas pues estás viendo la televisión y no lo haces, no debes quejarte si luego no encuentras tus cosas. 

… Sigamos con nuestro relato y con otro ejemplo; si en la escuela no te gusta una materia o no tienes ganas de hacer la tarea o te parece que lo que el profesor dice en la clase no vale la pena para ti y no tienes la menor disposición de hacer un esfuerzo, tienes el derecho a negarte a hacer algo que no te agrada.   Pueden negarse a hacer la tarea pero al mismo tiempo deben estar conscientes de que lo más probable es que truenen la materia, baje su promedio y sobre todo, que eso es resultado de su decisión y de ninguna manera responsabilidad del profesor.

Ser responsable significa también manejar nuestra vida a partir de la toma de decisiones propias asumiendo las consecuencias.  Cuando somos muy chicos son nuestros padres quienes toman las decisiones por nosotros pues nos falta edad, madurez, información y experiencia.   Convivir con nuestros padres, hermanos, primos, tíos, ir a la escuela, tener amigos, conocer a otras personas y nos da grandes posibilidades para desarrollarnos como personas en lo afectivo y en lo social.   Pero es necesario que nosotros participemos activamente siendo responsables, esto es, ser conscientes de las consecuencias de nuestras acciones sin responsabilizar a otros o culpar a las circunstancias.  (Ej: Se rompió el vidrio, pero la pelota no es mía, profe).

… Un accidente, un problema familiar o las decisiones de los adultos escapan a nuestro control, pero lo demás corre por nuestra cuenta. 

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jueves, 3 de septiembre de 2015

Del Libro “Primero tu” de Gaby Vargas





Una noche un sabio indio Cherokee le cuenta a su nieto la batalla constante que hay dentro de la mente:

- Imagina a dos lobos que viven dentro de ti.  Uno es infeliz, lleno de miedos, enojo, envidia, resentimiento…. El otro es muy feliz.  Está lleno de amor, serenidad, paz, generosidad y bondad.
-  ¿Cuál gana, abuelo? – pregunta el nieto.

- El que tú alimentes  - le contesta el sabio.   

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jueves, 27 de agosto de 2015

Del Libro “Cómo envejecer sin ser Viejo” de Ezequiel Ander-Egg





Para que el cuerpo y la mente funcionen saludablemente, además de una buena alimentación y del ejercicio físico, el sueño es absolutamente necesario tanto para la salud física como para la mental.  Dormir bien tiene repercusiones sobre el resto de nuestras actividades.  La calidad del sueño no sólo permite la recuperación y el buen funcionamiento del organismo, sino que también incide en el estado del ánimo, en la capacidad de aprendizaje y en la fase de regeneración del sistema nervioso y los tejidos corporales.  Quien duerme mal suele estar malhumorado, de ahí la necesidad de conocer las claves para un buen descanso.
Existen hábitos saludables en relación con el sueño:

·         1)  Ante todo, procurar que el dormitorio sea un lugar agradable, ya sea por el color de las paredes como por el decorado.
·         2)  Tener en cuenta que los lugares ruidosos o una habitación luminosa no ayudan a tener un sueño profundo.
·         3)  Procurar acostarse todos los días en torno a la misma hora, preferentemente antes de la medianoche;  y procurar levantarse también a la misma hora.  Esta es una rutina saludable.
·         4)  Evitar el consumo de bebidas estimulantes (café, cacao, mate o té) cuatro horas antes de acostase;  estas bebidas se pueden suplir con té de manzanilla, boldo o tila.
·         5)  Hacer una comida liviana por la noche;  no ayuda a dormir que la cena sea la comida más importante del día.
·         6)  Dormir en un lugar oscuro;  lo deseable es que el dormitorio tenga persianas o cortinas oscuras, si esto no es posible y la luz molesta para dormir, utilizar un antifaz.
·         7)  Dormir la siesta todos los días en un hábito saludable, por dos razones principales:  porque es una tregua o descanso de la actividad diaria física y mental.  Y porque entre las 12 y 13 horas, hasta alrededor de las 15, existe un descanso en la capacidad de atención.

Algunas personas que tienen dificultades para dormir suelen tomar somníferos con el riesgo de entrar en un círculo vicioso, que las lleve a la necesidad de tomar cada vez más y con efectos decrecientes.  Otras piensan que tomando cierta cantidad de bebidas alcohólicas (vino, whisky, ron, coñac…) antes de acostarse, se duerme con mayor facilidad;  pero esto no es garantía de  buen dormir a lo largo de toda la noche, ni puede afirmarse que favorezca un sueño reparador.

Más que preocuparse por “tomar algo” que ayude a dormir, se puede recurrir a soluciones más simples y efectivas.  He aquí algunas sugerencias: que la habitación está bien aireada y si la temperatura exterior no es muy baja, dormir con la ventana abierta o entreabierta.  La cama en que se duerme también es importante:  el colchón no debe ser demasiado blando ni la almohada muy alta.  Y, en lo posible, la cama tiene que estar orientada de norte a sur, conforme a la dirección del flujo energético. 

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jueves, 20 de agosto de 2015

Del Libro “7 cosas que tu médico olvidó contarte” de Warren Sipser y Andi Lew





INCONTINENCIA


Tantas personas experimentan disfunción de la vejiga cuando envejecen, con un menor control y una emisión involuntaria, que las compresas para la incontinencia de los adultos se han convertido en una industria de mucho millones de dólares.  Una parte de este mercado consta de gente con deterioro o daño orgánico, o bien de los efectos secundarios del embarazo, pero la gran mayoría de los casos tiene una causa totalmente distinta y de fácil remedio.

Tenemos dos aspectos en el sistema nervioso.  Uno, el sistema nervioso simpático, tiene que ver con la contracción, la adrenalina y la acción.  Este es el sistema que controla el músculo estriado o voluntario, y que toma el mando en situaciones de estrés, de lucha o huida y de actividad concentrada.  El otro es el sistema nervioso parasimpático, y tiene que ver con la relajación, la pasividad y el descanso o el sueño.  Este sistema controla el músculo liso o involuntario.

El primero, por sí solo, hace que estén demasiado tensos; el segundo, por sí solo, hace que estén demasiado relajados;  y cuando trabajan en colaboración los músculos tienen tono. Es como la música, en la que las melodías bellas no están por encima ni por debajo de la tonalidad adecuada, sino justo en ella.  Ambos, el sistema nervioso simpático y el parasimpático, son vitales para una salud óptima, pera nuestros pensamientos y conductas pueden hacer que se desequilibren.
Si estás continuamente estresado y te comportas con excesiva intensidad, en ti dominará el sistema simpático, y por ello serás más vulnerable a las enfermedades que conlleva ese desequilibrio, como el estreñimiento, el agotamiento adrenal y el ataque cardiaco.  Por otro lado, sí en tu vida evitas las responsabilidades y los retos, y eres demasiado pasivo, lo más probable es que padezcas enfermedades asociadas con ese desequilibrio, como la diarrea, la depresión y…. la incontinencia.
La vejiga suele quedar firmemente cerrada por un músculo esfínter, pero si en alguien predomina el sistema parasimpático, los músculos perderán tono y la persona puede orinarse literalmente de forma involuntaria.

En lugar de gastar millones de dólares en compresas para la incontinencia y de padecer la frustración y vergüenza que conlleva este problema, quienes lo sufren pueden empezar a ayudarse a sí mismos tomando más responsabilidad sobre sus vidas, siendo más asertivos y afrontando sus miedos, y el problema puede desaparecer como por arte de magia.  Este es un ejemplo bonito y fácilmente comparable de cómo el cuerpo está continuamente mostrándonos síntomas para hacernos conscientes de algún desequilibrio en alguna parte de nuestras vidas.

Los síntomas no son malos, sino que son un mensaje que envía el cuerpo a la mente y que nos dice que algo requiere nuestra atención.  El cuerpo y la mente no están separados, sino que forman una unidad, y cuando ignoramos esa verdad siempre aparecen consecuencias.

jueves, 13 de agosto de 2015

Del Libro “Sé un adolescente feliz” de Andrew Matthews





Aprende de la gente

  
Tú aprendiste a hablar escuchando a tu familia y amigos.  Aprendiste a caminar, comer, cantar y hacer la mayoría de las cosas observando a la gente a tu alrededor.  Ellos fueron tus modelos.
¡Y adivina qué!  Esa técnica aún funciona.  Si quieres mejorar en algún aspecto, estudia a otras personas.
Observa cómo habla la gente segura, y habla como ellos.
Encuentra a una persona rica, ¡y ahorra como ella!
Si quieres ser un buen estudiante, un gran deportista o un músico de primera, encuentra un buen modelo.  Haz preguntas.
Métete en sus cabezas.  Aprende a pensar como ellos  piensan.

Por supuesto, con el tiempo desarrollarás tu propio estilo, ¡pero un buen modelo puede ponerte en marcha!



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jueves, 6 de agosto de 2015

Del Libro “Por favor sea feliz con su Trabajo” de Nicholas Parsons




Los problemas no existen, solo hay retos que debemos enfrentar con lo mejor de nosotros para lograr que las situaciones difíciles se conviertan en algo positivo para los trabajadores y la empresa.
Estamos seguros de que él tenía toda la razón:  los “problemas” no existen (justo por eso entrecomillamos la palabra cada vez que la usamos), existen situaciones difíciles que tenemos que resolver a lo largo de la jornada para que todos salgamos ganando.

Vencer las situaciones difíciles es, sin duda alguna, un motivo de orgullo y felicidad en el trabajo, pues gracias a esto es posible que podamos fijarnos nuevas y más altas metas que se reflejarán en mayores beneficios y bienestar para nosotros y nuestras familias.
Creemos que este mensaje es más que claro:  sin embargo, al igual que en el punto anterior, estamos ciertos de que una serie de reglas de sencilla aplicación para enfrentar los “problemas” en el trabajo nunca están de más:

1.-  Acepte que en su trabajo, sin importar el papel que desempeñe, tendrán que presentarse situaciones difíciles de resolver.
2.-  Acepte que las situaciones difíciles no se resuelven de manera milagrosa.
3.-  Asuma que tiene que enfrentar estas situaciones de la mejor manera posible.
4.-  Olvide la palabra “problema” y asuma que tiene ante usted un reto de gran importancia para su futuro y el de su empresa.
5.-  Enfrente la situación con todos sus conocimientos y sus experiencias, ellos son su mejor ayuda.
6.-  Busque apoyo entre quienes son los especialistas en el tema.
7.-  Aplique todos sus valores y olvide los conflictos que haya tenido con quienes intervienen en la situación difícil.
8.-  Esfuércese al máximo, pues en la solución de esta dificultad se encuentra una enseñanza que le permitirá avanzar, al tiempo que se sentirá orgulloso por haber derrotado al “problema.”


En síntesis:  En todos los trabajos se presentan situaciones difíciles, falsos “problemas” que debemos enfrentar.  Para lograr vencer estas adversidades y convertir a las dificultades en un motivo de alegría, felicidad y orgullo, debemos apelar a una actitud positiva, a nuestros conocimientos y a nuestros valores, pues en ellos se encuentra la salida para cualquier dificultad laboral.


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jueves, 30 de julio de 2015

Del Libro “La Caja” de The Arbinger Institute



“Hace aproximadamente un año fui a Dallas a Phoenix en un vuelo sin reservas de asiento.  Había llegado lo bastante pronto como para conseguir una de las primeras tarjetas de embarque.  Mientras nos disponíamos a embarcar, oí decir al auxiliar que el avión no estaba completo, pero que sólo quedarían unos pocos asientos vacíos.  Me sentí afortunado y aliviado de encontrar un asiento de ventanilla, con otro libre al lado, aproximadamente en el tercio trasero del avión.  Los pasajeros que buscaban asientos seguían avanzando por el pasillo, evaluando con la mirada la mejor de las opciones cada vez más escasas.  Dejé el maletín en el asiento vacío, saqué el periódico y me puse a leer.  Recuerdo que miré por encima del borde superior del periódico hacia los pasajeros que se acercaban por el pasillo.  Ante la menor señal del lenguaje corporal indicativa de que se consideraba como una posibilidad el asiento donde estaba mi maletín, extendía más el periódico, procurando que aquel puesto pareciese lo más indeseable posible.  ¿Capta la imagen?
- Perfectamente.
- Bien.  Ahora, déjeme hacerle una pregunta:  a primera vista, ¿qué comportamiento estaba teniendo en el avión?  ¿Cuáles eran algunas de las cosas que hacía?
-  Bueno, para empezar se comportó como una especie de estúpido -  me atreví  a contestar.
- Ciertamente – admitió con una amplia sonrisa -. Pero no me refería exactamente a eso, al menos por ahora.  Quiero decir, ¿qué acciones concretas realicé en el avión?  ¿Qué estaba haciendo?  ¿Cuál era mi comportamiento exterior?
- Bueno, veamos – dije, pensando en la imagen que se había formado en mi mente-.  Estaba ocupando dos asientos.  ¿Es a eso a lo que se refiere?
- Desde luego. ¿Y qué más?
- Pues…. Leía el periódico.  Observaba a la gente que pudiera sentarse a su lado.  Y, a un nivel más básico, estaba sentado.
- Está bien – asintió Bud -.  Veamos ahora otra pregunta.  Mientras realizaba todos esos comportamientos, ¿cómo veía a las personas que buscaban puesto? ¿Qué eran ellas para mí?
- Yo diría que las veía como amenazas, quizá como molestias o problemas o algo así.
- Muy bien. ¿Diría que consideraba el derecho de esas personas a buscar asiento tan legítimo como el mío?
- En absoluto.  Lo que contaban eran sus propias necesidades, mientras que las de los demás eran, en todo caso, secundarias – contesté, sorprendido por mi franqueza -.  Por lo que usted dice, da la impresión de que se consideraba a sí mismo como el amo del lugar.
Bud se echó a reír, evidentemente complacido por el comentario.
- Bien dicho, bien dicho. – Cuando dejó de reír, continuó, ya más serio-.  Tiene razón.  En ese avión, si los demás contaban para algo, sus necesidades y deseos eran mucho menos importantes que los míos.
“Compare ahora esa experiencia con la siguiente, ocurrida hace aproximadamente seis meses.  Nancy y yo viajamos a Florida.  De algún modo, se produjo un error en la asignación de asientos y nos encontramos con que no podíamos sentarnos juntos.  El avión estaba lleno y la auxiliar de vuelo tenía dificultades para encontrar una forma de sentarnos juntos.  Mientras esperábamos en el pasillo, tratando de hallar una solución, una mujer con un periódico doblado apresuradamente se nos acercó desde la parte trasera del avión y nos dijo:  “Disculpen, si necesitan dos asientos juntos, creo que de al lado mío está vacío y a mí no me importaría sentarme en uno de sus asientos”.
- Ahora, piense en aquella mujer.  ¿Cómo diría que nos vio, acaso como amenazas, molestias o problemas?
- En modo alguno.  Parece que los consideró simplemente como personas necesitadas de encontrar asientos contiguos – contesté -.  Probablemente, eso es algo más básico de lo que usted pretendía que contestara, pero…
- No, está muy bien – me interrumpió Bud, que por lo visto deseaba aclarar algo -.  Ahora, compare a esa mujer conmigo.  ¿Dio ella prioridad a sus propias necesidades y deseos como yo había dado a los míos?
- No parece que fuera así – contesté -.  Todo parece indicar que, desde el punto de vista de la mujer y teniendo en cuenta las circunstancias, sus necesidades y las de ustedes tuvieron la misma importancia para ella.
- Correcto – asintió Bud mientras se dirigía hacia el extremo más alejado de la mesa de conferencias -.  Aquí tenemos, pues, dos situaciones en las que una persona está sentada en un avión junto a un asiento vacío, leyendo el periódico de forma ostensible y observando a los demás, que todavía buscan asientos en el avión.  Eso es lo que sucedía en la superficie en cuanto al comportamiento.
Bud abrió dos grandes puertas de caoba situadas en el extremo más alejado de la mesa, hacia mi izquierda, y dejó al descubierto una gran pizarra blanca de material plástico.
- Pero observe ahora lo diferente que fue esa experiencia aparentemente similar para mí y para aquella mujer.  Yo menosprecié a los demás; ella, en cambio, no.  Yo me sentía ansioso, tenso, irritado, amenazado y enojado, mientas que ella no parecía experimentar ninguna de esas emociones negativas.  Yo estaba allí sentado, culpabilizando a los demás que pudieran interesarse por el asiento donde había dejado mi maletín; quizás alguno pareciera muy feliz, otro me mirase ceñudo, otro tuviera excesivo equipaje de mano, otro pareciese un parlanchín, y así sucesivamente.  La mujer, por su parte, no parece que culpabilizara a nadie sino que, al margen de que se sintiera feliz, ceñuda, cargada con equipaje de mano, parlanchina o no, comprendió que nosotros necesitábamos sentarnos en alguna parte.  Y, siendo así ¿por qué el asiento que tenía vacío a su lado, y en este caso incluso su propio asiento, no era nuestro con tanto derecho como suyo? Allí donde yo sólo había visto amenazas, molestias y problemas, esa mujer simplemente vio a dos personas a las que les gustaría sentarse juntas.
La contestación me pareció evidente.
- Sí, estoy de acuerdo con eso – asentí.
- Pues si eso es cierto, yo tenía un gran problema, puesto que no veía a la gente del avión de ese modo.  En aquel momento consideraba que, de algún modo, tenía más derecho o era superior a todos aquellos que buscaban un lugar donde sentarse.  Me había autoproclamado como “el rey del gallinero”, como usted bien dijo, y veía a los demás como inferiores a mí y menos merecedores que yo.  Observe ahora que mi visión, tanto de mí mismo como de los demás, se hallaba distorsionada respecto de lo que, según hemos quedado de acuerdo, era la realidad, es decir, que todos nosotros éramos personas con más o menos la misma necesidad de sentarnos.  Así pues, mi visión del mundo era una forma sistemáticamente incorrecta de ver a los demás y a mí mismo.  De algún modo, consideraba a los demás como menos de lo que eran, como objetos cuyas necesidades y deseos eran secundarios y menos legítimos que los míos.  Era incapaz de ver problema alguno en lo que estaba haciendo.  Me estaba auto engañando o, si prefiere, estaba dentro de la caja.

- “Por su parte, la mujer que nos ofreció el asiento vio la situación y nos vio a nosotros sin prejuicios.  Vio a los demás como lo que eran, personas como ella misma, con necesidades y deseos similares a los suyos.  Vio las cosas directamente, sin tapujos.  Estaba fuera de la caja.

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jueves, 23 de julio de 2015

Del Libro “Y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado” de Odin Dupeyron




  

- Tienes miedo a vivir en un mundo sobre el que no tienes control, ¿verdad?
-  Así es, me da miedo no saber qué es lo que va a pasar.
-  Princesa – le dijo el abejorro con gran dulzura. No puedes tener el control sobre todas las cosas, no por ahora que estás enfrentándote por primera vez a la realidad.  Nada es del todo seguro, la vida se debe vivir desafiando constantemente lo desconocido, porque la vida, Princesa Odái, no es estática, va cambiando constantemente.
-  Pero no tengo el valor para afrontar eso.
-  Imagina lo que podría ser tu vida si te atrevieras a cambiar – le dijo el Abejorro entusiasmado.  Imagina todo lo que podrías lograr si tan sólo te atrevieras a moverte.  Imagina todo lo que hay detrás de estas rejas, fuera de este castillo.  Trata de pensar que esta torre, que a veces te protege de lo desconocido, también te encierra y te priva de tu libertad.

La princesa estaba perdida en sus pensamientos, se imaginaba corriendo por los prados, experimentando y haciendo cosas nuevas, soñaba con esa independencia.  Deseaba, como nunca había deseado nada en su vida, ser una princesa libre.
El abejorro susurró:  No sólo sueñes, Princesa, atrévete a serlo – sacudió la cola, movió las alas y un pequeño aguijón apareció.  La curiosidad y el deseo a veces vencen más fácilmente al miedo que el valor – y diciendo esto pinchó la nariz de la Princesa con su pequeño aguijón.
-  ¡¡AUCH!! – gritó el Dragón.  Sentí ese piquete en mi nariz.
La princesa se irguió nuevamente.

Y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado….


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jueves, 16 de julio de 2015

Del Libro “Te voy a contar una historia” de Martha Alicia Chávez



Prevención de adicciones….
   Ø  Reglas y Disciplina
   Ø  Comunicación
   Ø  Apoya sus sueños
   Ø  Motívalos reconociendo sus logros y lo que hacen bien
   Ø  Aprende a manejar los conflictos
   Ø  Conoce a los amigos de tus hijos
   Ø  Disfruta a tus hijos
   Ø  Permite que en tu hogar se expresen los sentimientos
   Ø  Información


   Ø Disfruta a tus hijos:

No aproveches cuando los llevas a la escuela para sermonearlos, regañarlos o someterlos a “interrogatorios”.  Utiliza ese tiempo para conversar, reír u observar con ellos la belleza del hermoso planeta en que vivimos, que temprano en la mañana parece tener algo de magia.  Aprendan juntos a reconocer los diferentes tipos de nubes y lo que indican respecto al clima.
Disfruten la hora de comer, en lugar de convertirla en el momento de sacar a relucir los conflictos.  No te conviertas en un padre “introyector de normas”  que olvida la parte emocional.  ¡Disfrútalos!  ¡Crecen tan rápido!  Y luego se van del nido….


   Ø Permite que en tu hogar se expresen los sentimientos:
Hay familias en las que los miembros tienen prohibido expresar sentimientos, o ciertos sentimientos.  Por ejemplo, pueden expresar la tristeza, pero no el enojo;  o el enojo, pero no el amor;  o la alegría, pero no la tristeza, etcétera.  Estos acuerdos, por supuestos, no se hacen verbal y abiertamente, pero todos los conocen.
Permitir que tus hijos expresen sus sentimientos no pone en peligro tu autoridad, al contrario.  Por ejemplo, si tu hijo está enojado porque tiene que hacer determinada cosa, podrías decirle: “Sé que te molesta mucho tener que hacer esto, y te entiendo, a mí también me molesta mucho hacer algunas cosas.  Tienes derecho a estar enojado, pero de todos modos lo vas a hacer”.


   Ø Información: 
Es muy importante tener información real y bien fundamentada sobre adicción, efectos del alcohol y drogas, sexo y sobre cualquier tema de la vida, ya que ésta tiene un gran poder de prevención.  El tratar de prevenir a través del miedo no funciona.  Generar miedo en los adolescentes para mantenerlos lejos de todo lo que pueda dañarles es un gran error.  Recordemos que a ellos les gusta la adrenalina.  Proporcionarles información basada en datos reales, sin satanizar las cosas, es el mejor camino.  Y, por supuesto, para poder informarles tenemos primero que estar informados nosotros.



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