¿Sabes una cosa, Escritor? – dijo la
Princesita con la boca llena de fresas.
Aunque a veces no lo tengo muy claro y aunque a veces me da un poco de
miedo, salir de esa torre ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida. ¿Cómo me pude haber perdido de todo esto? ¿De la vida?
Sí, los árboles, el bosque, el cañón, la
libertad. Si lo pienso un poco, en
realidad no tengo nada, no sé a dónde voy, no sé todavía lo que va a pasar con
mi vida, pero me siento inmensamente feliz y satisfecha.
Estás
aprendiendo a disfrutar lo que tienes.
Sí, de verdad que sí.
Y eso que casi no tenemos nada.
Va a sonar a texto barato de un panfleto de
superación personal, pero …. Tengo la luna, el sol y las
estrellas, tengo las nubes, tengo el
aire que respiro, tengo un mundo entero en mis manos, tengo mis
ojos y mis piernas, mi boca, mis oídos, mis
manos, estoy viva y tengo todas las posibilidades.
Tienes toda la razón Princesa, suena a texto barato
de un panfleto de superación personal… pero no deja por eso, de ser una verdad.
Recuerdo cuando era niña e iba a la escuela…
¡Me enseñaron tantas cosas! Algunas
importantes, otras no tanto, pero la mayoría de las cosas que me aprendí
concienzudamente…. Ya se me olvidaron por completo. Nunca, nunca
me enseñaron que tenía una vida en mis manos, nunca me dijeron que de mí
dependía todo lo que yo quisiera ser o hacer, que tenía un proyecto más
importante que todo lo que pudiera aprender: mi vida. Y hasta ahora lo estoy aprendiendo.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario