jueves, 24 de mayo de 2012

Del Libro "Cómo controlar la IRA" de M.K. Gupta....




…. Imagina que estás realizando un importante proyecto de construcción, el cual está bajo un plan diario de actividades y se está trabajando durante las vacaciones y hasta en las noches, ya que se trata de un importante y urgente proyecto.  De pronto, llegan fuertes lluvias inesperadas, las cuales duran una semana, por lo que tu horario completo junto con tus planes, se ponen patas arriba.  Esto no es culpa de nadie.  Es la Naturaleza la que ha ocasionado esto.  Pero de todas formas te sientes sumamente irritado, enojado y tenso.

Pero recuerda que detrás de todas estas tremendas causas de ira, se encuentra escondida una que es la raíz y es la falta de fuerza mental.  La gente cuya mente es débil, se irrita y enoja fácilmente cuando se enfrenta a situaciones que le provocan ira, mientras que una persona cuya mente es fuerte, podrá mantener la calma bajo las mismas situaciones mencionadas anteriormente.  Debido a la falta de fuerza mental, uno fácilmente puede perder el control de la mente, sentirse abrumado y se puede dejar llevar a esa situación en particular.  Así que, en vez de convertirte en el dueño de la situación, te conviertes en su esclavo y entonces la situación externa controla tu mente y la trata como quiere.
Las personas que mantienen su mente constantemente bajo control, no se pueden enojar aun cuando se encuentren en una situación difícil.  Técnicamente, se puede entender que una vez que la mente superior (intelecto o buddhi) pierde su control sobre la mente inferior, ésta reacciona sin lógica y razón, igual que los animales, cuyas reacciones están basadas solamente en impulsos, hábitos, emociones e instintos.  Por lo tanto, aumenta el poder de tu mente superior de manera que no ceda o pierda control sobre la mente inferior cuando aparezca una situación que provoque ira.  Cada vez que evites enojarte, el poder de tu mente superior aumentará.

Práctica de la humildad, paciencia y tolerancia
En tu rutina diaria, practica constantemente la humildad.  El ego deberá ser aplastado si quieres obtener una victoria total sobre la ira.  De igual forma, desarrolla gradualmente la paciencia y la tolerancia hacia las palabras duras, los insultos y las heridas que te hagan los demás.  Esta práctica aumentará la fuerza de tu mente y de esta manera no te alterarás y enojarás tan fácilmente. 
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jueves, 17 de mayo de 2012

Del Libro “Para mejorar tu vida” de Francisco J. Ángel….



El poder de las palabras


Nuestras palabras y la forma en que las usamos nos definen.  Algunas palabras y frases demuestran poder, control y autoestima;  otras demuestran debilidad, frustración y baja autoestima.
Lo más importante es que la forma en que te expresas te puede hacer sentir lleno de energía o hacerte sentir como una víctima.
Una sola palabra puede darte el aliento necesario para salir adelante y otra puede hacer que pierdas toda esperanza en tu realización.
A continuación palabras y frases que querrás quitar de tu vocabulario porque disminuyen tu poder:
* Debo de                                          * Depresión                                      * Tengo que
* Fracaso                                            * Hubiera                                           * Problema
* Debería                                           * No es mi culpa                             * No puedo
* Te necesito                                   * Quisiera                                          * Es tu culpa
* Sin tan sólo                                    * Pero                                                 * ¿Qué puedo hacer?
* Me cuesta trabajo                      * Ni modo                                          * No sabía
* Ya que.                                            * Yo pensé                                        * Ahí se va
* Maldita sea                                    * Me lleva el diablo                      * ¡Que bruto!
* Por poquito                                   * Cualquier tipo de pretexto    * Me siento + cosa negativa
Esta es la lista de palabras que disminuyen tu autoestima y le mandan un mensaje negativo a tu mente.
Revisemos algunas de ellas:
Debo de y tengo que”, le hacen ver a tu mente que realmente no tienes otra opción; algo fuera de ti, te obliga a hacer algo.  Tú eres libre, no tienes ni debes de hacer nada.   Cámbialas por:  “La próxima vez…”
Debería”, habla de culpa, por algo que no has hecho.  Hazlo o cámbiala por: “Quiero hacer…”
No puedo”.  Tú puedes hacer cualquier cosa que te propongas.  Cuando te invitan a alguna parte y dices: “No puedo, en realidad estás diciendo No quiero o prefiero hacer otra cosa.  Cámbiala por: “No quiero.”
Fracaso” es el fin del camino.  Si la cambias por intento, experiencia, aprendizaje, cambia la perspectiva.
Quisiera” es una palabra muy tímida y sin fuerza.  ¿Quisieras ser mejor o Quieres ser el mejor?”
Pero” es una palabra que denota arrepentimiento, habla de que no crees totalmente en lo que dices.  “Te quiero muchísimo y haría cualquier cosa por ti pero….” Elimínala de tu vocabulario.
Te necesito” Es un chantaje emocional, tú disfrutas de la compañía de los demás pero no los necesitas.
Ahí se va” habla de poco interés en lo que haces, haz las cosas bien a la primera.
Me lleva el diablo” o más común en México: “Me lleva la chingada”  No encontré palabras para sustituirlas pero mejor no las digas no vaya ser que deveras te lleve cualquiera de las dos.
No es culpa mía” o cualquier otro pretexto, habla de que no te haces responsable de tus actos.  Acepta tus errores de inmediato y busca soluciones.
Me siento” junto a cualquier palabra negativa aumenta ese sentimiento y aleja la posibilidad de mejorar.
Todas las frases que utilizas van directo a tu inconsciente y se manifiestan en tu forma de ser y en como te sientes.
Trata de utilizar palabras que te hagan sentir fuerte, que hablen de ti como una persona que se responsabiliza de sus actos y una persona que tiene control de sí mismo y de su vida.
Desde hace algún tiempo está de moda en México contestar a la pregunta, ¿Cómo estás? Diciendo:   - Estoy, que ya es ganancia.    ¡Qué patético!  Eso es contestar:  “Estoy mal, la situación en mi vida es insoportable pero yo me conformo con existir”
Cuando te pregunten ¿Cómo estás? Contesta:  ¡Mejor que nunca!  O  Cómo quiero estar, gracias.
Es muy importante también que te expreses de ti mismo positivamente.  Cuando hables de ti  a los demás aprovecha para decirle a tu mente cuánto te quieres y te respetas.
Puedes mejorar tu vida con el simple hecho de usar palabras más poderosas.
Te reto a que por una semana, sólo una semana, NO utilices las palabras de la lista anterior.  Te darás cuenta que tu vida mejora y recibirás elogios de los que te rodean.  Serás una persona nueva y mejor.  ¡Acepta el reto de mejorar tu vida!
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jueves, 10 de mayo de 2012

Del Libro “90 respuestas a 90 preguntas” de Martha Alicia Chávez…..



¿Cómo entenderte mejor con tus hijos?



Pareciera que comunicarnos los unos con los otros debería ser fácil y natural.  La verdad es que no lo es, debido al hecho de que cada uno de nosotros trae una “maleta” llena con las experiencias de su historia personal, las cuales nos van moldeando e influyen en gran medida en nuestra percepción, sentimientos, creencias y comportamientos.  De esta manera, lo que para una persona significa una cosa, para la otra tiene un significado totalmente diferente.
Así pues, en la vida cotidiana todos los días nos topamos con una infinidad de fallas en la comunicación con nuestros seres queridos, las cuales en la mayoría de los casos son más fáciles de solucionar de lo que nos imaginamos.  Pero como por lo general no somos conscientes de ellas, tampoco se nos ocurren las soluciones.
Veamos algunos ejemplos.  Si tú le dices a tu hijo:  “arregla tu cuarto”, tanto para ti como para él esa expresión tiene significados diferentes.  Quizá tú lo que deseas es que tienda la cama muy lisita y parejita, que ponga la mochila sobre el escritorio, la ropa sucia en el cesto, los juguetes en la caja, los colores en el bote y los libros e el librero.  Pero para tu hijo tal vez ese “arregla tu cuarto” significa tapar la cama con la colcha para que no se vea el desastre de sábanas que está abajo, amontonar todo lo posible sobre el escritorio y otro tanto en el clóset, para ocultar el desorden.   Luego llegas tú a revisar y se desata un conflicto, porque eso no es lo que esperabas cuando dijiste “arregla tu cuarto”.
En otra situación, puede ser que le hayas dicho a tu niño: “Si te portas bien mientras esperamos a que nos atienda el doctor, te voy a comprar una nieve al salir”.  Y resulta que el niño jura que se portó bien, pero eso no es lo que tú consideras portarse bien y por lo tanto no le compras la nieve… y luego... conflicto seguro.
Y tal vez le dices a tu adolescente que si coopera en casa, el fin de semana le comprarás esos tenis que quiere.  Llega el día fijado para la “evaluación” de su desempeño y…. conflicto seguro, porque lo que tu adolescente considera haber sido súper cooperativo, para ti es no haberlo sido en absoluto.
¿Qué hay que hacer entonces?  Tan simple como ser muy, pero muy específicos en nuestra manera de comunicarnos.  Si le dices a tu hijo “arregla tu cuarto”, explícale con todo detalle a qué te refieres.  En lugar de decirle:  “Si te portas bien mientras esperamos a que nos atienda el doctor, te compraré una nieve al salir,” dile de manera específica:  “Si no te pones a brincar en los sillones y te quedas sentado en lugar de andar corriendo y gritando mientras esperamos al doctor, te compraré una nieve al salir.”  Así también, en vez de decirle a tu adolescente:  “Si cooperas en casa te compraré los tenis el fin de semana”, adviértele específicamente:  “Si lavas los trastes de la cena todas las noches, el fin de semana te compraré eso que quieres”.
Asimismo, es muy importante desarrollar el hábito de preguntar a nuestros seres queridos y – en el caso que nos ocupa en este apartado – a nuestros hijos a qué se refieren cuando nos comunican algo.  Por ejemplo, si tu adolescente te dice:  “Es que tú no me entiendes  y no me apoyas”, antes de empezar a discutir o a defenderte (como generalmente hacemos), pregúntale:  “¿A qué te refieres? ¿Qué necesitas que haga para que sientas que te entiendo y te apoyo?”
Comprobarás que con esta sencilla herramienta, la comunicación con tus seres queridos, con todas las personas con quienes interactúas y hasta contigo mismo, se volverá más clara, fluida, agradable y efectiva.
No demos por hecho que las palabras abstractas significan lo mismo para todos.  No es así.  ¡Cada cabeza es un mundo!
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viernes, 4 de mayo de 2012

Del Libro “90 respuestas a 90 preguntas” de Martha Alicia Chávez…..



¿Cuál es el sentido del trabajo?



Parte de mi labor profesional consiste en dar conferencias y cursos / talleres  en diversas ciudades.  Hace unos días, el botones de un hotel me preguntó mientras me conducía a mi habitación:  “¿Viene a trabajar?”    Ante mi respuesta afirmativa, con una intensidad que le salió desde el fondo del alma, expresó:  “¡Qué horror!”  Y como si su aversión fuera asunto mío, le eché un sermón sobre el sentido profundo del trabajo, que para su fortuna duró sólo un par de minutos mientras llegamos a mi habitación, donde cerré la boca para dejar que a su vez pronunciara su sermón, ese que los botones dan acerca de las monerías que hay en la habitación, el cual me resulta tan aburrido como a él debió haberle resultado el mío.
Más allá de las disertaciones que muchas empresas descargan sobre sus empleados para convencerlos de que el trabajo es una maravilla y lograr que mejores su productividad, la verdad es que yo creo de corazón que todo lo que el trabajo aporta a la vida de un ser humano es insustituible, valiosísimo, sublime.
El trabajo es un medio para satisfacer las necesidades humanas descritas por Abraham Maslow, lo cual es indispensable para una salud mental, emocional, física y hasta espiritual.  Esta propuesta de Maslow está representada en su famosa pirámide que enuncia dichas necesidades humanas:
El trabajo ayuda a satisfacer todas esas necesidades, ya que aporta seguridad económica y también un sinnúmero de experiencias y aprendizajes de todo tipo, los cuales nos llevan a madurar, auto conocernos y evolucionar.  Por otra parte, representa una oportunidad de establecer relaciones interpersonales, con todo lo que éstas conllevan:  en ellas aprendemos a negociar conflictos, a ser humildes, a poner límites, a ayudar y pedir ayuda, a trabajar en equipo y mucho más.
El trabajo abre la puerta para expresar nuestros talentos;  esto se llama autorrealización.  Ello satisface y nutre los anhelos del alma, porque ir por la vida sin expresarlos deja una dolorosa sensación de estar incompletos e insatisfechos.  Todos tenemos un talento único y una forma única e irrepetible de expresarlo.  Cuando lo hagamos, tocaremos los dinteles de la gloria, los éxtasis de cuerpo y alma que se experimentan cuando uno está expresando ese talento.  Todo aquel que ama su trabajo sabe de qué estoy hablando, pues lo ama porque está en el lugar correcto;  no me refiero a un lugar físico, sino a las actividades que le permiten expresar ese regalo único e irrepetible que es su talento.  La oportunidad de servir a la sociedad en que vivimos y ser parte de la historia son también necesidades de trascendencia que el trabajo ayuda a satisfacer.
Hay todo tipo de reacciones ante el trabajo.  A algunas personas les ofende; otras lo consideran una parte obligada y tediosa de la vida, pero necesaria para obtener el dinero para vivir, y sólo para unos pocos es una fuente de profundo júbilo y bendiciones.   Yo creo que en lugar de quejarnos y odiar y criticar constantemente a la empresa o institución donde laboramos, deberíamos honrar y apreciar nuestro trabajo, por todas las cosas maravillosas que aporta a nuestra vida.  En una ocasión, un amigo me dijo:  “El desgraciado de mi jefe me despidió”.  Yo le contesté:  “No fue tu jefe, fuiste tú quien alejó ese empleo de tu vida, porque te la pasas criticando y despreciando a la empresa y a tu trabajo.  La vida sólo respondió a ello.  Tú creaste ese despido”.
Cuando era adolescente formé parte de un grupo de teatro en el que representamos cientos de vences una maravillosa obra de Jodorowsky llamada  El juego que todos jugamos.  Había en ella un parlamento que me impactaba mucho por su crudo realismo, y con el cual, mientras más maduro, más de acuerdo estoy:  “Es mejor cobrar dando lo mejor de uno mismo, que cobrar prostituyendo nuestra alma.  Si tú estás trabajando en algo que odias… ¡renuncia, amigo!.... ¡renuncia!”
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