sábado, 31 de mayo de 2014

Del Libro “Para mejorar tu vida” de Francisco J. Angel.





El río de la vida


La infelicidad surge cuando  nos aferramos a cosas del pasado que no volverán o cuando no aceptamos las situaciones que nos presenta la vida.
La vida es como un río y su curso nunca se detiene.  Todos nos encontramos en este  “río de la vida” y somos impulsados por su corriente.
No hay manera de salirse del río ni de nadar contra la corriente.
Las personas que lo intentan gastan su energía en un esfuerzo inútil y por lo tanto son infelices.  Esas son las personas que se aferran a las orillas y nunca avanzan, tienen miedo de enfrentar los obstáculos y de seguir adelante.
Otro tipo de personas se sienten frustradas, se resignan  cierran los ojos y se  dejan arrastrar por la corriente, muriéndose de miedo por los obstáculos que seguro encontrarán. 
Muy bien,  no hay forma de salirse ni de nadar en contra, aferrarse es una pérdida de tiempo, dejarse llevar es arriesgado, entonces…. ¿Cuál es la solución?
Muy fácil, sigue los siguientes pasos:
1)       Acepta que la vida sigue su curso y que nada la detiene.
2)       Acepta que estás dentro de la corriente de la vida
3)       Acepta que encontrarás obstáculos en tu camino.
4)       Comprende que no hay forma de volver atrás
5)       Comprende que no hay forma de detenerse.
6)        Aprovecha el impulso de la corriente para lograr tus objetivos.
7)        Aprende a guiarte para evitar los obstáculos y para que puedas escoger el mejor camino.

Estos son los pasos a seguir para mejorar tu vida aprovechando el curso natural de las cosas.    

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jueves, 15 de mayo de 2014

Del Libro “Sé un adolescente feliz” de Andrew Matthews






Perspectiva



Piensa por un momento en tu mejor amigo.  Imaginemos que se trata de una chica.  Ahora piensa en algo que te moleste de ella.  ¿Puedes pensar en algo?
Ahora piensa en más cosas que no te agradan de ella;  quizá su forma de hablar, de vestir, tal vez siempre llega tarde o tal vez siempre se está quejando. ¿Puedes pensar en otras cosas?
En una hora puede que estés pensando en diez cosas que no te gustan de ella.  En una semana puedes descubrir cien cosas.  Finalmente puedes llegar a la conclusión de que ¡no quieres volver a verla jamás!

Ahora fíjate en el otro lado.  Piensa en lo que te gusta de ella.  Recuerda cómo te hace reír.  ¿Qué es lo que hace especial estar con ella?  Piensa en los buenos momentos que han pasado juntos.
En este momento te sientes completamente diferente con respecto a tu amiga.  ¿Pero ella cambió?  No;  tú cambiaste. Cambiaste tu perspectiva.
Todos tenemos montones de defectos.  Cualquiera puede encontrar defectos en las demás personas.  Cuando buscas lo bueno de las personas, encuentras cosas buenas.  Cuando buscas defectos, encuentras defectos.

En pocas palabras

La clave de la amistad es concentrarse en las cualidades de la otra persona.

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jueves, 8 de mayo de 2014

Del Libro “90 respuestas a 90 preguntas” de Martha Alicia Chávez




¿Hasta dónde ayudar a tus hijos con la tarea?


Aun cuando en la actualidad numerosos maestros y directores de escuela recomiendan a los padres – y a veces con mucho énfasis – que se sienten a hacer la tarea con sus hijos, en mi opinión esto es un error.  Esta responsabilidad les corresponde a los hijos, es su compromiso, y como tal debe ser  asumido por ellos y por nadie más.  Cuando nos echamos encima las responsabilidades que les tocan a nuestros hijos, estamos enseñándoles a generalizar esa actitud hacia todas las áreas de su vida.  Entonces se volverán de esa clase de personas que siempre esperan que otros les resuelvan los problemas y asuman sus compromisos, tal como sus padres lo hacen con su tarea.
Estarás de acuerdo conmigo en que este mundo necesita  ¡a gritos! gente responsable, madura y comprometida;  créeme que tus hijos no se convertirán en esa clase de personas, si gestas en ellos el patrón de dejar en manos de otros lo que a ellos les corresponde, por ejemplo, la tarea.
Hace unos días asistí a una reunión.  Una pareja que estaba presente comentaba, riéndose como si fuera una gracia, que la nana le hace la tarea a su hijo de ocho años todos los días, y lo ha hecho así desde que el niño ingresó al primer año.  ¿Dónde le encontrarán la gracia para reírse de esto como si fuera un chiste?  ¡Para mí es casi una tragedia!  ¿Por qué a veces los padres no vemos la trascendencia que tendrán nuestros actos en la vida de los hijos?
A veces los niños toman una actitud totalmente pasiva ante la elaboración de su tarea, y a que su “apoyadora” mamá (o papá) se encarga de borrar los números equivocados, poner el margen, buscar la palabra en el diccionario, mientras el niño se arrellana perezosamente en la silla, le echa un vistazo a la televisión o juguetea con algo.  ¿Para qué esforzarse o concentrarse si ahí está mamá o papá para hacerse cargo?
La tarea es para tus hijos, no para ti.  No tomes una responsabilidad que no es tuya, porque estorbas el aprendizaje de la responsabilidad y el compromiso que tanto les servirá a tus hijos en la vida y tantos malos ratos les evitará.  Tú no estarás a su lado toda la vida para hacer las cosas por ellos, por eso es tan importante que les ayudes a desarrollar su fortaleza interior y su capacidad de asumir sus propios compromisos o problemas y responder a ellos.  Esa es, sin duda alguna, una de las más valiosas herencias que un padre puede dejar a sus hijos.
En este asunto de la tarea, tu función solamente es la de supervisar y apoyar cuando en verdad sea necesario, sugiriendo dónde investigar o cómo hacer cierta cosa, pero no hacerla.  Es llevar la lámpara y alumbrarle el camino para que sepa dónde pisar, pero jamás caminar por él o cargarlo durante el trayecto.


¡Es tan importante que entendamos el verdadero sentido de “ayudar” a nuestros hijos!  Y no sólo en el tema de la tarea, sino en todos los asuntos de su vida.  El ayudar la mayoría de las veces estorba, porque no deja madurar ni aprender, y cuando no se aprende una lección, el alma vuelve a crear el mismo problema, ¡hasta que se aprende!  Cuando tenemos la sabiduría para entender esto, entonces somos capaces de comprender uno de los más sublimes actos de amor hacia los hijos:  “Todo lo que tu hijo (de cualquier edad) pueda hacer por sí mismo, deja que lo haga”.  Y esto incluye la tarea.
Cuando ya has establecido una costumbre de hacerla por ellos o de intervenir demasiado, es importante que “anuncies” el cambio.  De hecho, siempre que vamos a hacer un cambio en un patrón de comportamiento, es recomendable anunciarlo a los involucrados, porqué así sabrán qué esperar y no se sentirán confundidos al no saber de qué se trata, a qué se debe o cuánto durará.  Entonces, dile a tu hijo algo así como:    Desde mañana ya no me voy a sentar contigo a hacer la tarea.  Tú la vas a hacer cuando llegue el momento de empezar.  Yo voy a estar por aquí por si realmente necesitas algo”.  Y ten cuidado de que cuando te llame porque supuestamente necesita algo, seas capaz de discernir si en verdad es así, y si no, entonces le reafirmarás tu decisión diciendo algo como:  “Eso tú lo puedes hacer, no necesitas mi ayuda”.  También es aconsejable que, de acuerdo con su edad, le hables de la razón por la que has tomado la decisión de ya no ayudarle con la tarea, y hasta reconocer que estabas cometiendo un error al haberte echado la responsabilidad de su compromiso interviniendo demasiado, y por ello las cosas cambiarán.

Confía en que tus hijos son mucho más capaces y sabios de lo que tú crees, y que tienen todos los recursos que necesitan para asumir sus asuntos…. Incluyendo la tarea.

viernes, 2 de mayo de 2014

Del Libro “201 maneras de tratar con gente difícil” de Alan Axelrod y Jim Holtje







Tu trabajo depende de tus compañeros de trabajo.  Es cierto que tu salario se lo debes más directamente al jefe, pero hoy en día, conforme son más las empresas que estructuran el trabajo en esfuerzos de equipo, cada vez resulta más crítico que operes bien con gran diversidad de personas

Haz lo que puedas por subrayar la colaboración por encima de la competencia.  No te equivoques, la competencia “amistosa” puede fomentar el máximo desempeño, pero la competencia se torna claramente hostil cuando los objetivos comunes se ven opacados. 

Tus verdaderos opositores son las otras empresas del mundo que rivalizan por el negocio de tu empresa.        Si tú, y tus colegas se ven como enemigos, tu equipo se desintegrará.  


La manera más efectiva de ponerle fin a la rivalidad malsana es ser franco con los rivales, dándoles crédito cuando lo merecen, y señalando el valor del trabajo conjunto en pos de objetivos comunes:  “Tanto ustedes como yo sabemos que lo mejor para nuestra carrera profesional es cooperar en este asunto.”


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