Tu trabajo depende de tus
compañeros de trabajo. Es cierto que
tu salario se lo debes más directamente al jefe, pero hoy en día, conforme son
más las empresas que estructuran el trabajo en esfuerzos de equipo, cada vez resulta más crítico
que operes bien con gran diversidad de personas.
Haz lo que puedas por subrayar la colaboración
por encima de la competencia. No te
equivoques, la competencia “amistosa” puede fomentar el máximo desempeño, pero
la competencia se torna claramente hostil cuando los objetivos comunes se ven opacados.
Tus verdaderos opositores son
las otras empresas del mundo que rivalizan por el negocio de tu empresa. Si tú, y tus colegas se ven como enemigos,
tu equipo se desintegrará.
La manera más efectiva de ponerle fin a la rivalidad malsana es ser
franco con los rivales, dándoles crédito cuando lo merecen, y señalando el
valor del trabajo conjunto en pos de objetivos comunes: “Tanto ustedes como yo sabemos que lo mejor
para nuestra carrera profesional es cooperar
en este asunto.”
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