viernes, 23 de diciembre de 2011


FELIZ NAVIDAD!!!!!!!!!
Que haya PAZ en tu corazón, de esa paz que se logra a travez del perdón, del dar sin esperar nada a cambio, y del amar incondicionalmente.

Y que el Año Nuevo, esté lleno de proyectos, sueños e ilusiones, que mantengan alegre tu espíritu de lucha y conquista.

FELIZ 2012!!!!!!!!!!!!


Ranudaré mis publicaciones en Enero 05, 2012.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Del Libro “90 respuestas a 90 Preguntas” de Martha Alicia Chávez…..

¿Cómo lograr tus metas?


Los periodos en que se cierra un ciclo y se abre otro, como el año nuevo o los aniversarios de cualquier tipo, son muy buenos momentos para hacer cambios y establecer nuevas metas.
Tener sueños es algo inherente a la naturaleza humana y éstos se realizan a través del cumplimiento de metas. Aun cuando en el momento en que las establecemos estamos altamente motivados y convencidos, con frecuencia esta motivación se va desvaneciendo a medida que pasan los días o las semanas, y va siendo suplantada por su opuesto: La desmotivación y la desesperanza. Dejar sueños sin realizar y metas sin cumplir, tarde o temprano nos genera una mezcla de culpa y desilusión por no haber sido capaces de lograrlos. Y lo peor de esto es el sentimiento de decepción respecto a uno mismo, el cual afecta a nuestro auto concepto y, por consiguiente, a nuestra autoestima.
La mayoría de las veces no alcanzamos esas metas porque la forma en que las planteamos y organizamos no es la adecuada. A veces sólo pensar en ellas no hace sentir cansados y abrumados. Para que esto no suceda y el cumplimiento de metas sea fácil, suavecito y eficaz, te propongo a continuación algunas estrategias para su planteamiento que en mi experiencia profesional y personal he comprobado que funcionan.
Ante todo, hay que plantear la meta de forma concreta y específica, usando sólo términos positivos y en tiempo presente. No plantees lo que no quieres, sino lo que sí quieres. Por ejemplo, en lugar de decir: “No seguiré en este trabajo que no me gusta”, decir: “Encuentro el trabajo que me llena de alegría y satisfacción”, o en lugar de: “Ya no seguiré con estos kilos de más”, decir: “Llego a un peso de 50 kilos”. Esto es importante, porque al decir: “Ya no seguiré con estos kilos de más”, la mente construye automáticamente una imagen de uno mismo con esos kilos de más. En cambio, al decir: “Llego a un peso de 50 kilos”, la mente construye una imagen de uno mismo con 50 kilos. Recordemos que todo empieza en la mente y que el poder de las imágenes mentales es enorme.

El segundo paso es “dosificar” la meta, ya que cuando la planteamos “en masa” nos sentimos abrumados y no encontramos por dónde empezar. Por el contrario, al dosificarla es fácil lograr cada paso. Si la meta es hacer ejercicio, escribimos cada pequeño paso que nos llevará a lograrla, añadiendo la fecha en que lo haremos. Por ejemplo:
1) Buscar en el directorio los gimnasios que me quedan cerca (lunes 8 de abril en la mañana).
2) Llamar para pedir informes (miércoles 10 de Abril a las 12 hrs).
3) Ir a inscribirme (Sábado 13 de abril en la tarde entre 4 y 6).
4) Comenzar mis clases (Lunes 15 de abril a las 9 am)
Otro ejemplo:
Meta: Hacer mi testamento (que tengo tres años pensando en hacer):
1) Llamar a mi hermano para pedirle el teléfono del abogado (viernes 7 de Septiembre entre 10 y 11 am)
2) Llamar a la oficina del abogado para hacer la cita y preguntar qué papeles debo llevar (lunes 10 de Sept a las 11 am)
3) Organizar todos los papeles que llevaré (martes 11 de Septiembre en la tarde, antes de las 6 pm)
¡Y ya llegó el día de la cita!

De esta manera, nos ocupamos sólo de cumplir con el pequeño paso que corresponde a cada día, y cuando menos pensamos, la meta está cumplida.

El logro de la meta debe depender de uno mismo. He escuchado a personas plantearse objetivos como: “Que mi hijo regrese a la universidad”, “Que mi esposo tenga mejor comunicación con mis hijos”, y cosas de ese tipo que, debido a que dependen de otros para ser cumplidas, será casi imposible lograrlas y sólo nos sentiremos frustrados y molestos.
Habrá de seguro metas mucho más complejas que desees plantearte, como poner tu negocio, mudarte a otra ciudad, organizar un convierto, etcétera. La misma estrategia es aplicable y será igualmente efectiva para el logro de tus fines.
Teniendo en cuenta estos simples consejos, será más probable que podamos lograr nuestras metas. Te invito a probarlos y ¡buena suerte!
...

domingo, 11 de diciembre de 2011

Del Libro “90 Respuestas a 90 Preguntas” de Martha Alicia Chávez


¿Cómo aprender a decir “no”?


Una de las causas de conflictos e insatisfacción en nuestras relaciones con otras personas, es hacer cosas que no deseamos y que a veces hasta nos afectan, por no atrevernos a decir NO.

Todos nacimos con una capacidad natural para expresar lo que deseamos, sentimos, necesitamos y pensamos. Observemos a los niños pequeños, siempre están mostrando de una manera congruente y honesta lo que necesitan y sienten, pero al crecer pierden esa capacidad natural, debido a que cuando expresan algo que no les agrada a los adultos, son rechazados o castigados.

Así, el niño aprende que para mantener el afecto y la aceptación de sus padres y de otros adultos importantes para él tiene que reprimir sus sentimientos y necesidades, o mentir respecto a ellos. Los padres deben poner límites muy claros y firmes a su hijo, pero al mismo tiempo mandar el mensaje de que cuando manifiesta lo que siente y necesita, no dejan de amarlo.

Cuando nos volvemos adultos, es sumamente difícil mostrar lo que sentimos, pensamos y queremos, por ese miedo infantil que nos hace creer que si lo hacemos nos van a criticar, desaprobar, rechazar o abandonar, y por ello aceptamos o hacemos cosas que no deseamos, aunque paradójicamente ése es el mejor camino para echar a perder una relación, ya que cada vez que hacemos algo que no queremos vamos acumulando frustración, coraje y resentimiento hacia la otra persona y hacia nosotros mismos.

Empieza por darte cuenta de que hagas lo que hagas, seas como seas, pienses lo que pienses, digas lo que digas, SIEMPRE habrá alguien que te criticará y desaprobará. Por otra parte, está más que comprobado que – aunque no lo muestre – en realidad la gente admira, aprecia y respeta a aquellos que se atreven a decir NO cuando así lo desean.

Muchas personas suponen que decir NO es por fuerza un acto grosero, que va de la mano con la agresividad. Esto es un error. Ese NO puede ser dicho con amabilidad y respeto, y siempre es, sin duda alguna, un acto de honestidad.

Aunque es tan sano aprender a decir NO, a veces nos parece muy difícil y no encontramos por dónde empezar o cómo hacerlo. En lo personal me fue sumamente útil leer, hace ya varios años, el libro Cuando digo no, me siento culpable, de Manuel J. Smith, el cual recomiendo ampliamente. En esta obra, el autor propone valiosísimas herramientas para aprender a ser asertivos. Una muy simple pero tremendamente afectiva para decir que NO cuando así lo deseamos, es la que llama “mensaje yo”, el cual combina tu decisión con tus razones para decidir eso.

Veamos un ejemplo:

EL OTRO: Quiero que me prestes tu coche.

TU: Prefiero NO prestártelo (estás expresando que tu decisión es NO). Es que cuando presto mi coche me angustio (estás expresando tus razones).

EL OTRO: Pero te lo voy a cuidar mucho.

TU: No dudo que me lo cuidarías mucho, pero cuando presto mi coche me angustio.

EL OTRO: Pues qué raro (tonto, ridículo, egoísta, etcétera) eres.

TU: Posiblemente lo sea, pero qué quieres que haga, cuando presto mi coche me angustio (estás afirmando, validando y respetando tus sentimientos y tu decisión).

Y así, ante cada crítica o insistencia de la otra persona, tu respuesta será la misma. No des excusas como: “No trae gasolina” o “Lo necesito para recoger a mis hijos”, porque no es la verdad y porque esto ocasionará que el otro te vaya “atrapando” con respuestas como: “Yo le pongo gasolina” o “Después de que recojas a tus hijos”, hasta que no tengas más alternativa que prestar el coche, quedándote con toda esa frustración y rabia hacia ti mismo y hacia el otro.

Rescatar nuestra capacidad innata de ser honestos y congruentes nos recompensará con la agradable sensación de tranquilidad y bienestar que da el ser leal a uno mismo y honesto con los demás.

..

jueves, 1 de diciembre de 2011

Del Libro “90 Respuestas a 90 Preguntas” de Martha Alicia Chávez


¿Qué es la depresión Navideña?

Aun cuando la época de Navidad para algunas personas significa alegría, sorpresas, fiestas y amor, para otras representa desilusión y tristeza, lo cual las lleva a deprimirse en algún grado y a desear que esta etapa pase lo más pronto posible o, mejor aún, que no existiera. “Quisiera dormirme todo el mes de diciembre y despertar hasta mediados de enero”, me dijo un paciente que durante la época de Navidad se deprimía mucho. Esta es una situación tan común, que médicamente se le diagnostica como un tipo específico de depresión: “la depresión navideña”. Comienza a activarse desde el momento en que se acerca la fecha y los hogares y las tiendas empiezan a exhibir sus resplandecientes arreglos y arbolitos, que fungen como disparadores de esa mezcla de sentimientos que acompañan a la depresión navideña: tristeza, nostalgia, melancolía, desilusión, angustia, enojo y frustración.

Hay varias razones por las cuales a algunas personas les sucede esto. Una de ellas tiene que ver con el hecho de que ésta es una época de reunión familiar, lo cual hace que se sienta con más intensidad la soledad, la nostalgia por épocas pasadas o el dolor por la pérdida de seres queridos.

Existen también ciertas expectativas culturales con respecto a la época decembrina: tenemos que asistir a fiestas navideñas y tener una maravillosa comida o cena familiar el día de Navidad. Si no sucede esto, son sentimos desilusionados y tristes. En muchas familias, esta cena resulta justamente lo contrario de lo que se supone que debería ser, porque están todos reunidos y con el calor de las copas – que bajan las defensas y hacen que salgan las verdades reprimidas y negadas – surgen viejos resentimientos y reclamos, convirtiendo la cena, que se esperaba maravillosa, en uno de los momentos más desagradables y dolorosos del año.

Otro factor que origina esta depresión es que durante esta época se nos reactivan las nostalgias y desilusiones de la infancia, aquellas que muchísima gente experimentó al no recibir el juguete que le pidió al Niño Dios, Santa Claus o los Reyes Magos; para muchas personas éstas fueron sus primeras grandes desilusiones, y peor aún si sus padres les dijeron que no les trajeron lo que querían porque se portaron mal, haciéndolos sentir, además de desilusionados, malos, inadecuados y culpables.

Es posible también que la persona ya de por sí sufra un tipo de depresión invernal o síndrome de ausencia de luz, que se activa por la simple llegada del invierno. Esto, aunado a los demás factores mencionados, dispara este estado emocional.

Quienes experimentan la depresión navideña deben saber que hay solución. Es necesario que busquen ayuda profesional, tanto médica como psicológica. El médico evaluará si existe algún desequilibrio bioquímico en su cerebro que pueda ser la causa de que en esta época se reactive o intensifique ese estado de ánimo; por su parte, el psicólogo ayudará a trabajar en la sanación de las heridas de la infancia o del presente, asociadas con todos los aspectos del periodo navideño, así como a desarrollar un proyecto de estrategias y actividades que permitan pasar esta etapa de la mejor manera posible.

Una cosa es segura; cada año, el resto de la vida, habrá una Navidad. Vale la pena entonces trabajar en las causas de la depresión navideña para poder disfrutarla, o por lo menos nos sufrirla.

..