jueves, 25 de enero de 2024

Del libro “La universidad del éxito” de Og Mandino - 10 causas del fracaso

 

 Del libro “La universidad del éxito” de Og Mandino

 

LAS DIEZ CAUSAS MÁS COMUNES DEL FRACASO.

 





1)       1)    EL VIEJO TRUCO DE CULPAR A LOS DEMAS.

El niño culpa al hermano, el alumno al maestro, el empleado a su supervisor, etc. En vez de aprender de nuestros fracasos.

2)      2)   LA PRONTA TENDENCIA A CULPARNOS A NOSOTROS MISMOS.

“Que tonto fui, porque siempre tengo que decir algo indebido.”  La autocompasión derrota a más personas que cualquier otra cosa.

3)      3)   NO TENER NINGUNA META.

Algunas personas, en el trabajo, se desempeñan en una forma monótona, interesándose únicamente en el cheque el día de pago.  No tienen una meta.

4)      4)   LA ELECCION DE METAS EQUVOCADAS.

Muchos de nosotros dejamos que alguien más, la familia o las circunstancias, tomen la decisión por nosotros y más adelante nos arrepentimos de ello.

5)      5)   EL ATAJO.

Uno de los caminos más cortos es la negativa a respetar las reglas  establecidas de la decencia y honestidad. (Corrupción, dinero fácil, etc.)

6)      6)   TOMAR LA SENDA MAS LARGA.

Cuantos no fallecen después de largos años de arduo trabajo, sin tener la oportunidad de disfrutar el verdadero éxito.

7)      7)   DESATENDER LAS PEQUEÑAS COSAS.

El documento que quedó sin firmar, el punto decimal mal colocado, una burbuja de aire en un tratamiento de diálisis…. Pueden ser FATALES.

8)      8)   DESISTIR DEMASIADO PRONTO.

“Sería muy tonto desistir cuando llevamos la delantera, pero es todavía más tonto cuando nos hemos quedado muy atrás”

9)      9)   EL PESO DEL PASADO.

El recuerdo del dolor, de la pérdida, de un fracaso previo, pueden hacer que la vida NO parezca digna de vivirse.

10   10)  LA ILUSION DEL ÉXITO.

Constantemente apuntamos hacia metas que recibirán la aprobación de los demás y después sufrimos al descubrir que tenían muy poco que ver con nuestra propia satisfacción.

 

 .

sábado, 20 de enero de 2024

Del libro “Joderillo Una luz en la oscuridad” de Fidel Alcántar Pérez - Edad

 

Del libro “Joderillo  Una luz en la oscuridad”  de Fidel Alcántar Pérez

 



– Edad es una palabra que, conforme transcurre nuestra vida, va cambiando de tonos y matices; en ocasiones la descubrimos o deletreamos como: “i-n-o-c-e-n-c-i-a”, “t-e-m-o-r” o “m-a-d-u-r-e-z”.  Con asombro, observo al pequeño que feliz y gustoso exhala para apagar cinco velitas y sencillamente no sucede algo extraordinario; su pensamiento se dirige a un pastel, una piñata, dulces y golosinas, y lo más importante para él: sus regalos”.

Demi había captado la atención del público, pues su discurso vislumbraba un conocimiento profundo y garantizaba un aprendizaje muy significativo. Entonces, continuó con su elocuente presentación:

– ¿Qué pasa con el joven púber que pretende imitar a su hermano mayor o al hermano de su amigo? Desea fervientemente alcanzar dieciocho o veinte años cuando ha llegado solamente a catorce… Aquel que oficialmente cumple su mayoría de edad se considera un adulto, una persona madura y con un conocimiento y entendimiento tan amplio que le permite volverse hacia atrás y esbozar una arrogante y sarcástica sonrisa para decirle al joven adolescente: ¡aún eres un niño!

Durante el periodo de los veinte el mundo rueda y se encuentra a tus pies; crees tener el poder y la fuerza para cambiar todo, pero lo que menos aceptas es un cambio en ti.  Llegas a la etapa de los treinta y te parece que “edad” no existe en tu vocabulario. Es una etapa peligrosa, ya que pones demasiada atención en quienes te rodean, en el “qué dirán”, y si no despiertas a tiempo habrás cedido el control de tu vida.  Es triste llegar al periodo de los cuarenta y sumirte en la molicie o simplemente navegar en la mediocridad.

En este momento la gente se mostró inquieta, pues para muchos “mediocridad” era una palabra muy fuerte y se sintieron aludidos, pero no dejaron de prestar atención. La presencia de Demi tenía anonadados a todos los asistentes.

– Durante esta etapa, y en algunos casos desde la etapa anterior – continuó – hablar de edad se considera una falta de respeto, una imprudencia, una indiscreción, hasta piensas que invaden tu intimidad.  Súbitamente, te anticipas a los hechos y ya empiezas a considerarte un viejo roble… así continúas durante los cincuenta.

Cuando los sesenta se manifiestan, ya no eres joven ni viejo, eres un sapientísimo filósofo con la capacidad y facultad para aconsejar, para criticar y para reprender. Eres un ejemplo para los más jóvenes. Deseas esculpir tu huella.  Te consideras una persona interesante.  Eres sabio, no un necio.  Eres elocuente, no arrogante. ¿Acaso te has infectado con el virus de la egolatría?

Después de los setenta requieres ser comprendido y aceptas que la vejez ha tocado tu puerta; la edad se ha convertido en orgullo y satisfacción.  Utilizas el adagio o dicho: “¡Como te ves me vi, como me ves te verás!”.  ¿Deseas ser un senil encorvado que ya no quiere alzar su mirada y solo piensa en derrumbarse? O, ¿quieres seguir en posición enhiesta con la vista al cielo intentando alcanzar las estrellas y la gloria del Creador?

La decisión está en ti.  Tu cuenta personal de emociones y sentimientos reforzará tu actitud ante la vida y te indicará el camino a seguir. ¿Por qué permitir que nos acompañe la angustia, la frustración, la amargura de nuestros pensamientos? Podemos cambiar, solo se necesita querer y decidir hacerlo. Robin Sharma dijo: “La edad no es más que un estado de la mente” – Finalmente, Demi concluyó –  Además de un estado mental, la edad es un estado espiritual que te hace recordar que sigues acercándote al Creador.  Por favor, sean felices. Yo deseo seguir viviendo; sonreír y divertirme.

 

.

jueves, 11 de enero de 2024

 

Del libro “Comienza siempre de Nuevo” de Jorge Bucay

 

Perseguir tus deseos

 




Nadie puede conquistar de inmediato todas las cosas que le pasen por la mente, de hecho, algunos nunca alcanzarán el logro específico que desvela sus noches más oscuras.  Esto es cierto, y sirve para demostrarnos que, afortunadamente, no somos omnipotentes. Sin embargo, hay otra manera de analizar el vínculo entre lo deseado y lo que acaba sucediendo.

Alguna vez le preguntaron a su santidad, el Dalái Lama, si llegaría el día en que su pueblo, sometido dese hace más de medio siglo a la ocupación china, pudiera cumplir su deseo de justicia y recuperar un Tíbet independiente.  “Estoy seguro de que así será – dijo el Dalái –, lo que no podemos saber es cuándo.”  En sus conferencias, más de una vez, este líder espiritual ha sostenido que cualquiera de nosotros puede lograr lo que de verdad desea, y lo hará si sabe que le corresponde por derecho, si confía en que es honesta la fuerza que genera su vehemente deseo, y sobre todo… si abandona la urgencia.  Para ilustrar esta reflexión le cuento una historia real:

El legendario actor, Bob Hope, contaba que, desde niño, su sueño fue el cine.  Ser un comediante aplaudido en clubes de tercera categoría era importante, pero soñaba con la “pantalla de plata”.  Un día, alguien que confiaba en él le consiguió un papelito en una película de Warner Bros.  Tenía que pronunciar apenas dos frases en una aparición de 52 segundos, de los cuales la mitad estaba de espaldas, pero para Bob era el cumplimiento de su más ambiciosa fantasía.  Hacerlo le encantó; sin embargo, una aparición tan fugaz no alcanzaría ni para comenzar una carrera en el mundo del cine.  Hope esperó el milagro de una nueva llamada, pero nada de eso sucedió.

¿Cómo conseguir que lo volvieran a llamar? Era lo que más deseaba en el mundo y tenía que lograrlo… Pero mientras su momento llegaba, si llegaba, tenía que seguir ganándose la vida, ya que no podía esperar que la gran oportunidad golpeara su puerta.  Así, Bob aceptó un trabajo como comediante, en gira por medio centenar de bares a lo largo y ancho de Estados Unidos.  Trabajaba cada noche con la mitad de sus sentidos puestos en divertir al público, pero con la otra mitad al servicio de una idea obsesiva: conseguir que algún director de casting de Warner Bros. recordara sus virtudes interpretativas y lo convocara. Sabía que tenía lo necesario para ser un gran humorista.  ¿Cómo hacerlo saber a quien era necesario que lo supiera?

De pronto, tuvo una idea y la llevó a cabo:  en cada ciudad en la que trabajaba mandaba dos o tres cartas a Warner Bros.  En todas decía más o menos lo mismo:  “He visto la última película de la Warner, me ha encantado. ¿Quién es ese joven tan simpático que aparece al final de la película? Se ve que tiene pasta de buen actor:  Mis amigos y yo quisiéramos verlo en algún nuevo papel”.  Y luego Bob acababa firmando con un nombre cualquiera.

Hope gastaba mucho dinero en sellos; pero se decía a sí mismo que se trataba de una inversión.  Y realmente lo que sucedió después le hizo pensar que su esfuerzo había tenido su recompensa. A los tres meses, cuando llevaba más de cuarenta ciudades recorridas y más de cien cartas, la Warner lo llamó y le ofreció un papel.  Le proponían casi un papel protagonista y el contrato resultaba tentador.  El día de la firma. Bob Hope deslizó un comentario para evaluar el peso que había tenido su estrategia:

-          ¿Qué les hizo pensar en mí? – preguntó.

El mayor de los hermanos Warner contestó:

-          Pensamos que cualquiera que se tome el trabajo de viajar tanto, gaste tanto dinero en sellos y sea capaz de mandar más de cien cartas hablando tan bien de sí mismo…. ¡merece una oportunidad!

 

La confianza de Hope en sí mismo le permitió mantener su esfuerzo y una actitud positiva ante las circunstancias más adversas. Su historia es un ejemplo para que nos atrevamos a luchar por nuestros objetivos.  Esto es posible, si este deseo es propio y no el reflejo de una necesidad ajena.  En el trayecto encontraremos obstáculos, pero también descubriremos las herramientas que nos permitirán alcanzar nuestra meta.

 

Rodearnos de mensajes positivos y optimistas será de gran ayuda, pero requerirá de la fortaleza que sólo aparecerá si nosotros mismos creemos en nuestro potencial para actuar y llegar a obtener lo que deseamos.

 

 .

jueves, 4 de enero de 2024

Del libro “Cómo hacer que te pasen cosas buenas” de Marian Rojas Estapé - TMV

 

Del libro “Cómo hacer que te pasen cosas buenas” de Marian Rojas Estapé

 

 

TMV: Tu Mejor Versión

 


Una vida lograda requiere reflexión, conocimiento, trabajo, esfuerzo, sentido del humor… ¡Tantas cosas! He plasmado en una ecuación lo que para mí sería la clave de TMV para la vida.

TMV precisa, ante todo, ¡ganas de vivir! Eso significa que, a pesar de los avatares diarios, luches por ser lo mejor que puedas siempre. Esto, lógicamente, no se aprende en un libro, se aprende viviendo, disfrutando, sintiendo y paladeando tu vida, pero sobre todo cayéndote y volviéndote a levantar.

Tú eres el resultado de tus decisiones. Tienes que darte cuenta de que tus decisiones condicionan tu vida, de que no debes dejarte llevar.

TMV = (Conocimientos + Voluntad + Proyecto de vida) x Pasión.

He dicho que eres el resultado de tus decisiones; con la pasión adecuada y la voluntad ejercitada y fortalecida, puedes conseguir casi lo que te propongas.  Digo “casi” porque existe un factor, llamémosle suerte, destino o providencia, que no siempre nos permite triunfar o alcanzar nuestros propósitos, por muy realistas que fueran. Pero antes que nada los riesgos…

Como toda ecuación…

-          Si fallan los conocimientos… ¡nada hay más “peligroso” que un tonto motivado y con ganas!

-          Si falla la voluntad… ¡empezarás con ilusión y conocimiento pero se apagará en poco tiempo!

-          Si falla el proyecto de vida… ¡serás esclavo de lo inmediato y de la gratificación instantánea!

-          Si falla la pasión… ¡nunca serás líder, nunca brillarás y contagiarás al resto y (por supuesto) evitarás disfrutar de un envejecimiento saludable!

 .