jueves, 25 de mayo de 2017

Del Libro “Tu hijo, tu espejo” de Martha Alicia Chávez





Con frecuencia encuentro que la problemática de la elección de carrera en los jóvenes afecta profundamente a los padres, a los hijos y la relación entre ambos.  No hay duda de que la presión que muchos padres ejercen sobre los hijos para que estudien o no estudien una determinada carrera está movida por un interés de bienestar y amor para ellos, pero no perdamos de vista que el éxito profesional no lo brinda la carrera, ni siquiera, de manera determinante, la universidad en que se estudie, sino más bien la persona.  No hay carreras de éxito, hay personas exitosas

Todos venimos a la vida a hacer algo, a eso lo llamamos vocación o misión, nacemos con habilidades y talentos para ello, desde niños sabemos cuáles son, es más, jugamos a eso; pero los miedos, los prejuicios y las opiniones de los adultos que nos rodean comienzan poco a poco a influenciar y a poner en duda esa claridad respecto a nuestra vocación, de modo que cuando llegamos a la adolescencia nos convertimos en uno de esos jóvenes que han olvidado lo que quieren en la vida y para qué son buenos.

Pero una cosa es cierta:  cuando alguien hace algo congruente con su vocación, se le facilita su actividad, la ama, la disfruta, la desempeña bien y por lo tanto el éxito vendrá por añadidura.  Estos factores no se inyectan desde afuera con una carrera o una universidad, se llevan dentro.

He escuchado la preocupación de muchos padres de que si su hijo estudia determinada carrera va a fracasar y no va a obtener el dinero suficiente para mantener a una familia.  Usan esa típica expresión de “con eso te vas a morir de hambre”.  Te diré algo: es mucho más probable que fracasen, no puedan mantener a una familia y “se mueran de hambre” si estudian una carrera que no les gusta y que no es congruente con lo que ellos son.  No así si estudian lo que a ellos les atrae, les llena el alma y les inspira un profundo interés.  Aceptémoslo de una vez, la carrera en sí misma no tiene el poder de dar éxito: el éxito es una conjunción de muchos factores que tienen que ver con la persona misma… punto.



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domingo, 21 de mayo de 2017

Del Libro “Un sombrero para su mente” de Edward de Bono






Discrepar o no estar de acuerdo

1.-  No lleve la contraria por llevar la contraria.
2.-  No encuentre defectos sólo para demostrar lo inteligente que es o para ensalzar su ego.
3.-  Cuando no esté de acuerdo hágalo con educación y gentileza, en lugar de hacerlo con tosquedad y malas maneras.
4.- Puede que tenga que estar en desacuerdo para señalar un hecho o una afirmación que no es correcta.
5.-  Puede que tenga que mostrar su desacuerdo para indicar errores de lógica o una conclusión que no necesariamente concuerda con lo que se ha dicho anteriormente.
6.-  Puede que tenga que señalar una percepción selectiva e interpretaciones particulares de estadísticas o acontecimientos.
7.-  Cuando nos parece que se están usando emociones, prejuicios y estereotipos puede que quiera indicarlo.
8.-  Quizá quiera mostrar su desacuerdo para comentar una experiencia personal diferente.
9.-  Casi siempre estará en desacuerdo con las generalizaciones rotundas.
10.-  No estará de acuerdo con las conclusiones basadas en el futuro.
11.-  Es muy importante desafiar a la “certidumbre” y en su lugar sugerir la “posibilidad”.
12.-  Distinguir entre tener una opinión diferente y no estar de acuerdo.



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jueves, 11 de mayo de 2017

Del Libro: Comunícate, Cautiva y Convence de Gaby Vargas



  



Por qué no hablan, los que no hablan




Primero habría que entender por qué no hablan los que no hablan.  Varias razones:


  1. Algunos, como ya anteriormente vimos, literalmente son personas de pocas palabras.
  2. Otros, por timidez o inseguridad personal.  Les da temor expresarse con libertad, ya que piensan que lo que dirán quizá no valga la pena o sea irrelevante para los demás.  Temen exponerse y atraer por mucho tiempo los reflectores.  
  3. Otros hablan poco por temor a decir demasiado. Son personas expertas en su campo, por lo general con un cerebro privilegiado.  Por temor a aburrir a los demás, omiten toda clase de detalles e información que para ellos es obvia, mas no para otros.  
  4. Algunos otros por distintas razones culturales o educativas, carecen simplemente de habilidades para comunicarse y han tenido pocas oportunidades de desarrollarlas.


Cualquiera que sea el caso, es probable que nos topemos con ellos en varias ocasiones.  Si hacemos las preguntas en forma adecuada, lograremos extraer lo que pueden ofrecernos y la experiencia será muy enriquecedora para todos.