jueves, 28 de junio de 2012

Del Libro “Aguántate” de Garry Morris….



No evites los obstáculos de la vida;  ¡Combátelos!

Las cosas no siempre son fáciles.  La vida nos depara momentos impredecibles – arrojándonos en situaciones para las cuales no siempre estamos preparados, exigiéndonos más de lo que podemos dar, empujándonos más allá de nuestros limites.  Las adversidades pueden ser sobrecogedoras, dejándonos con frecuencia en un estado de confusión y desengaño.

Pero son precisamente estos desafíos, estas pruebas de fortaleza, las que nos impulsan hacia adelante, porque es grande la recompensa si nos negamos a darnos por vencidos.

Al no dejarnos vencer, descubrimos nuestra fortaleza interior, realizamos nuestra autoestima y nos conectamos con nuestro yo espiritual.
Descubrimos que nuestro temple es más resistente de lo que pensábamos  y que en medio de las complejidades de la vida aun somos capaces de luchar por mejorarnos y ganarle al destino.
La vida no es más que percepción – nuestras actitudes y cómo decidimos actuar en pos de nuestras intenciones.
Por lo tanto, cuando la vida nos interpone un obstáculo, en vez de preocuparnos porque no estamos preparados o porque es inesperado, debemos interpretar el momento como algo de lo cual aprender, como algo que nos aliente a crecer.  Por sobre todas las cosas, deberíamos considerarlo una oportunidad de ampliar nuestra percepción de la verdadera dicha…. La dicha que proviene de una visión totalmente nueva de la vida.

 - Debbie Burton – Peddle 
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jueves, 21 de junio de 2012

Del Libro “Secretos de quienes ya alcanzaron el éxito” de Francisco J. Angel Real.




“El primer paso para el  CAMBIO  es darse cuenta.  El segundo paso es la aceptación”


Nathaniel Branden

Autor del best seller:
“Los seis pilares de la autoestima”


  
Eres un conjunto de cualidades maravillosas y tienes también, defectos, fallas y debilidades.  Aceptarte tal y como eres en cada momento de tu vida, te ayudará a restarle frustración a tu vida. 
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domingo, 17 de junio de 2012

Del Libro “PERDONAR” de Robin Casarjian



Perdonar a los padres

  
Después de vivir nueve meses en un vientre seguro y que nos nutre, hacemos nuestra entrada en el mundo exterior.  El proceso natural del parto nos lleva hasta el momento en que se corta el cordón umbilical y se establece nuestra autonomía física.

Cuando llegamos a este mundo somos influenciables y receptivos, y al principio seguimos las indicaciones de nuestros padres, los directores temporales de nuestra vida.  Después, a medida que pasan los años, aprendemos nuestras primeras lecciones sobre el amor y el temor, la seguridad o la inseguridad, la generosidad o el miedo y la ambición, el respeto por nosotros mismos o la vergüenza y la poca autoestima, la necesidad de controlar o de sentirnos seguros en nuestra vulnerabilidad.

Cuando llegamos a la edad adulta tenemos la oportunidad de hacer realidad otro tipo de autonomía, una autonomía esencial para nuestro crecimiento emocional y nuestra madurez espiritual.  Si no hemos sanado la relación con nuestros padres, esta autonomía nos exige pasar por otro proceso de parto.  Entonces, en lugar de cortar un cordón umbilical físico, hemos de cortar uno emocional que nos liga a nuestros padres, un cordón hecho de un pasado de necesidades insatisfechas y expectativas, acusaciones, vergüenza y culpa.   Si este cordón continúa intacto, hará que una parte nuestra siga siendo un niño pequeño, nos cerrará el corazón y, al igual que todo resentimiento, nos retendrá como rehenes emocionales del pasado. 

Cortar el cordón requiere que no dependamos de nuestros padres, que ya no esperemos de ellos sustento, amor ni apoyo si no nos lo pueden proporcionar en estos momentos.  El perdón nos sirve de misericordioso escalpelo con el cual cortamos el cordón umbilical y quedamos libres.
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jueves, 7 de junio de 2012

Del Libro “Como hablarle a los hijos” de Chick Moorman





“¿Que es lo que realmente quieres decirle?.”

“Pienso que eres un egoísta.”
“¡Te odio!”
“Eres un estúpido.”

Comentarios como estos son usados entre los niños y representan su mejor esfuerzo, bajo estrés, de comunicarse con un hermano o compañero.  Este tipo de comunicación no ayuda porque aumenta el conflicto.
Los padres que notan, que sus hijos usan este estilo no productivo de comunicación, tienen varias alternativas:  Pueden sermonearlos sobre la maldad de los insultos, pueden usar esta oportunidad para enseñarles sobre solución de problemas o pueden recordarle a los hijos las reglas familiares acerca de los insultos.

“¿Qué es lo que realmente quieres decirle?” es la alternativa que yo sugiero.  Esta frase, pide al niño que está insultando que se detenga y piense; le motiva a hacer conciencia y le reta a identificarse con lo que realmente quiere.

Muchos niños no están al tanto de la responsabilidad que tienen de obtener lo que quieren.  Ellos creen que la otra persona es la responsable y eligen insultar, en un intento de cambiar a su hermano o compañero.  Ellos renuncian a su poder concentrándose en la mitad de la interacción de la cual no tienen el más mínimo control.
  
Cuando los niños son guiados a descubrir y articular sus deseos (“No me gusta que pongas tu pie en el travesaño de mi silla.), recuperan su poder personal.  Lo hacen a través de elegir enfocarse en la responsabilidad que ellos tienen de determinar lo que pasa.

Otra desventaja, asociada con insultar, es que le quita la responsabilidad a otras personas.  Si los niños no dan información clara y descriptiva sobre cómo y por qué están reaccionando al comportamiento del otro; libran a la otra persona de la necesidad de reconocer, cómo su comportamiento afecta a los demás.  Cuando los niños insultan, dan a los demás un pretexto para enojarse.  El problema se enfoca entonces en el insulto y no en el comportamiento que lo provocó

La frase, “¿Qué es lo que realmente quieres decirle?” ayuda a los niños a determinar lo que quieren y a examinar sus patrones de lenguaje, para ver si son congruentes.  Otra forma de hablarle a los hijos que comunica el mismo mensaje es:  
“Si la insultas, ella no va a saber por qué estás molesto.” 
“¿Qué es lo que quieres que ella haga diferente la próxima vez?”
“¿Con todos esos insultos, cómo podía saber lo que querías?”

Cada una es una variación del tema de  “¿Qué es lo que realmente quieres decirle?”.  Cada una es una manera de ayudarle a los hijos a enfocarse en su papel en la interacción, que les ayuda a ser más responsables. 

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viernes, 1 de junio de 2012

Del Libro “Como controlar la IRA” de M.K. Gupta…..



Cómo resolver la ira reprimida


Algunas veces te pasa que eres capaz de controlarte y no expresas tu ira, ya sea en palabras o en acciones, pero el sentimiento se queda al acecho en tu mente, molestándote constantemente.  De manera que la ira interna continúa.  El daño que te causaron es tan grande, que te es imposible ignorarlo y olvidarlo.  Después de todo, eres un ser humano y dichas situaciones son comunes para la mayoría de nosotros.
Pero el hecho es que estos sentimientos negativos están haciendo estragos en tu cuerpo y mente.  Entre más pronto te liberes de ellos será mejor para tu bienestar.  A continuación te doy algunos consejos en esa dirección:

* Platícale a un amigo  cercano y de confianza tus sentimientos más profundos, sacando todo lo que esté quemando tu corazón. Ventilando todo de esta manera, hará que te sientas bastante más ligero.

* Podrías mandarle una carta a la persona que te lastimó escribiéndole todo lo que te hirió.  Lo más probable es que esa persona te conteste, y a sea para disculparse o para explicarte lo que sucedió ese día, en caso de que no haya querido herirte de manera intencional.  Sucede frecuentemente que cuando nos sentimos heridos, la otra persona no tenía ninguna intención de lastimarnos.  Escribir tus sentimientos, aun cuando la otra persona te haya herido de manera intencional y no conteste tu carta, te servirá mucho para liberarte.  Si crees que no va a empeorar las cosas, podrías inclusive hablar directamente con esta persona en vez de escribirle una carta para solucionar el problema.  Pero para esta comunicación verbal hay dos cosas esenciales.  Primero, no deberás expresar tus sentimientos enojado.  Deberás expresarlos de una manera objetiva y educada   En segundo lugar, deberás asegurarte que la persona en cuestión es sensible y que te escuchará apropiadamente sin burlarse de ti y sin lastimarte aún más.

* Durante esos momentos en donde los sentimientos que lastiman no te dejan y te siguen siempre como una sombra, es mejor que te dediques a hacer algo en el jardín o que te dediques a un pasatiempo.  Por ejemplo, puedes nadar, para que el agua se lleve tus sentimientos heridos.  Puedes jugar también algo  como bádminton, voleibol, tenis, squash y tus sentimientos de ira se alejarán rápidamente.  Correr, bailar y saltar también te puede ayudar.  También puedes ver una serie de comedia o una película y reírte para que desaparezca tu enojo.  Caminar por el parque o por un jardín y sentarte cerca de una fuente o un lago también te podrá ayudar.

* La idea es que ya sea que el agresor se merezca el perdón o no, te deberás liberar de los sentimientos negativos de dolor e ira tan pronto como sea posible.  Algunas veces es posible que quieras darle una lección al individuo que te ofendió, no necesariamente porque te haya lastimado, sino por el beneficio de otras personas, porque también ellas están siendo afectadas o lastimadas por el comportamiento de esta persona.  En tal caso, no es apropiado poner al tipo en su lugar utilizando la ira, ya que esto podrá hacerlo aún más inflexible y ofensivo.  En esos casos, se le tendrá que dar una lección a la persona utilizando algo de diplomacia o tácticas.

* Para dar un ejemplo, imagina que el trabajo de una persona está atorado y tú te involucras para aclarar el asunto, puedes usar esta oportunidad para hacerlo ver su error – no en el sentido de venganza o de detener su trabajo, sino con el propósito de ayudarlo a mejorar.  También, cuando tengas una oportunidad para ver a solas a esta persona, aprovéchala para comentarle tu punto de vista diciéndole algo así:   “¿Te importaría si te digo algo?” 

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