jueves, 7 de junio de 2012

Del Libro “Como hablarle a los hijos” de Chick Moorman





“¿Que es lo que realmente quieres decirle?.”

“Pienso que eres un egoísta.”
“¡Te odio!”
“Eres un estúpido.”

Comentarios como estos son usados entre los niños y representan su mejor esfuerzo, bajo estrés, de comunicarse con un hermano o compañero.  Este tipo de comunicación no ayuda porque aumenta el conflicto.
Los padres que notan, que sus hijos usan este estilo no productivo de comunicación, tienen varias alternativas:  Pueden sermonearlos sobre la maldad de los insultos, pueden usar esta oportunidad para enseñarles sobre solución de problemas o pueden recordarle a los hijos las reglas familiares acerca de los insultos.

“¿Qué es lo que realmente quieres decirle?” es la alternativa que yo sugiero.  Esta frase, pide al niño que está insultando que se detenga y piense; le motiva a hacer conciencia y le reta a identificarse con lo que realmente quiere.

Muchos niños no están al tanto de la responsabilidad que tienen de obtener lo que quieren.  Ellos creen que la otra persona es la responsable y eligen insultar, en un intento de cambiar a su hermano o compañero.  Ellos renuncian a su poder concentrándose en la mitad de la interacción de la cual no tienen el más mínimo control.
  
Cuando los niños son guiados a descubrir y articular sus deseos (“No me gusta que pongas tu pie en el travesaño de mi silla.), recuperan su poder personal.  Lo hacen a través de elegir enfocarse en la responsabilidad que ellos tienen de determinar lo que pasa.

Otra desventaja, asociada con insultar, es que le quita la responsabilidad a otras personas.  Si los niños no dan información clara y descriptiva sobre cómo y por qué están reaccionando al comportamiento del otro; libran a la otra persona de la necesidad de reconocer, cómo su comportamiento afecta a los demás.  Cuando los niños insultan, dan a los demás un pretexto para enojarse.  El problema se enfoca entonces en el insulto y no en el comportamiento que lo provocó

La frase, “¿Qué es lo que realmente quieres decirle?” ayuda a los niños a determinar lo que quieren y a examinar sus patrones de lenguaje, para ver si son congruentes.  Otra forma de hablarle a los hijos que comunica el mismo mensaje es:  
“Si la insultas, ella no va a saber por qué estás molesto.” 
“¿Qué es lo que quieres que ella haga diferente la próxima vez?”
“¿Con todos esos insultos, cómo podía saber lo que querías?”

Cada una es una variación del tema de  “¿Qué es lo que realmente quieres decirle?”.  Cada una es una manera de ayudarle a los hijos a enfocarse en su papel en la interacción, que les ayuda a ser más responsables. 

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