jueves, 24 de abril de 2014

Del Libro “La Responsabilidad” Colección Valores para niños de Ramón Ojeda





“¿Qué aprendiste hoy en la escuela?”
“Nada”
“¿No sucedió nada interesante?”
“¡Nop!”
“¿Disfrutaste hoy tu día en la escuela?”
“Estuvo más o menos”
¿Obtener información de sus hijos acerca de la escuela es más difícil que sacar un diente?  ¿Alguna vez usted se ha sentido como un abogado interrogándolos en un intento de saber lo que realmente está pasando en la escuela?  ¿Usted desearía que ellos voluntariamente dieran mayor información respecto a su experiencia educativa de tal manera que no tuviera que preguntarles tan a menudo?  Si es así, continúe leyendo.
Haga preguntas que requieran respuestas de más de una palabra.  “¿Tuviste un buen día?” y “¿cómo te fue hoy?” requieren respuestas de una sola palabra.  Si usted hace ese tipo de preguntas, no alienta una respuesta más larga.  El niño puede contestar  “Si” y “bien”.  En vez de eso, haga preguntas que requieran pensar.
Háblame acerca de lo más interesante que te haya pasado hoy” y
“¿qué es lo que te sorprendió más hoy en la escuela?”
Generan frecuentemente respuestas más largas.
A los niños no les gusta contestar veinte preguntas.  Cuando los vea al final de día de clases, limite su interrogatorio.  Cambie las preguntas para crear variedad.  Nadie disfruta que le hagan la misma pregunta todos los días.  Hacer veinte preguntas en un día le dará una sensación de que se está entrometiendo de más.  Los niños se resisten a esto quedándose callados.

Si su hijo le cuenta algo de la escuela o incluso si le ofrece solo un monosílabo como respuesta, “cuéntame algo más” generalmente obtendrá un poco más de información.  “sígueme contando” es una amable invitación que motiva al niño a seguir platicando.  No lo sentirá como sondeo, sino como una pregunta directa.  “Por favor continúa” y “sigue” son formas de hablar a los hijos que amablemente les sugiere que es su turno y que a usted le gustaría escuchar más.  Le da a entender que usted continúa en la postura de escucharle y que no es su intención controlar el sentido de la conversación.  Esto le da la opción de elegir sobre qué y cuanto quiere compartir. 

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viernes, 18 de abril de 2014



"NO me juzgues, hasta que me conozcas

NO me subestimes hasta que me desafíes

y NO hables de mi hasta que hayas hablado conmigo"


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jueves, 10 de abril de 2014

Del Libro “¡Porque lo mando yo! 2 de John K. Rosemond


“Tareas en la casa”

  
P.  - ¿A qué edad deben comenzar los niños a hacer ciertas tareas en la casa?

R.  – Los tres años representan la edad más ventajosa.  A esta edad, el niño tiene una enorme necesidad de identificarse con sus padres y la manifiesta, en parte, siguiéndolos por toda la casa y tratando de intervenir y participar en todo lo que hacen.  Si no puede hacerlo directamente, imita a mamá y a papá.  Si el padre está arreglando una llave que gotea, el peque quiere intervenir.  Cuando mamita guisa, el nene se entretiene sacando cacerolas y sartenes para jugar sentadito en el suelo de la cocina.
Es pues importante capitalizar el interés del nene dándole algunos trabajos en la casa.  Pero que se establezca una costumbre, una rutina, esos trabajos deben hacerse todos los días a la misma hora.  Por ejemplo, puede ayudar a tender su cama en la mañana, a poner la mesa y a recoger sus juguetes antes de acostarse.
El sentimiento de logro, unido al reconocimiento de sus padres por hacer bien las cosas, sirve para reforzar el sentido de pertenencia del niño y aumenta significativamente su seguridad y su autoestima.


Dado que los niños de tres años tienen entusiasmo por agradar, lo padres no tendrán grandes dificultades para obtener su cooperación.  Asignar unas cuantas tareas a esta edad, establecerán el escenario para asignarle tareas más importantes cuando crezca.  Antes de los tres años, es muy probable que los padres se topen con una muralla de resistencia.  Asimismo, hay que tener en cuenta que la buena disposición del pequeño se va esfumando si los padres esperan a que tenga más de cuatro años para familiarizarlo con esta importante faceta de la vida familiar. 

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jueves, 3 de abril de 2014

Del Libro “Para mejorar tu vida” de Francisco J. Ángel.





El lenguaje de tu cuerpo



El lenguaje de tu cuerpo está directamente relacionado con la forma en que te sientes.
Tu cuerpo le habla directamente a tu mente y, lo más importante de todo:  Tú tienes absoluto control de tu cuerpo.
  Tu cuerpo le habla también a los demás en una forma mucho más poderosa que las palabras.
Si alguien te dice que está lleno de energía y cuando camina, baja los hombros y arrastra los pies, ¿Le creerías?
Para  que aprendas a enviar y enviarte mensajes positivos usando tu cuerpo examina las siguientes posturas:
*  Para mostrar seguridad y auto-confianza:  Párate derecho, camina rápido, habla fuerte y claro, mira a la persona con la que estés directamente a los ojos.  No cruces los brazos.  Cuando estés sentado pon los pies bien apoyados en el suelo, los brazos abiertos y relajados.
*  Para mostrar fuerza, párate con las piernas un poco separadas y los pies bien apoyados, los brazos a los lados o bien con las manos en la cintura.  Alza la cara y sonríe.
*  Para sentirte feliz, sonríe o ríe abiertamente.

Si eres muy tímido o tienes poca confianza en ti mismo tómalo como un juego, o como una actuación, al principio te sentirás nervioso pero, con el tiempo, ganarás auto-confianza y seguridad.  Las personas que te rodean, recibirán un mensaje y empezarán a tratarte conforme a lo que les dice tu cuerpo.  Lo que te hará tener aún más seguridad y más confianza en ti mismo.
Ahora que sabes cómo funciona, usa tu cuerpo para ayudarte con tus sentimientos.  Practica posiciones de fuerza, alegría, optimismo y otras que se te ocurran.
Muchas veces nos mostramos tímidos o inseguros aún sin serlo  por temor a ser rechazados, o porque pensamos que le vamos a caer mal a la gente.  La gente admira a las personas fuertes y seguras, las respeta.  Las personas que se muestran molestas son a las que les da envidia que tú sí puedes mostrar tu valor.
Nelson Mandela dijo que “no tiene nada de elevado hacerte menos para  que otras personas no se sientan mal
Después de todo si les caes mal a personas que te envidian.  ¿Te importaría mucho no volver a verlas?


¡Muestra tu seguridad, muestra tu confianza, hazte responsable de tus sentimientos y no tengas miedo de mostrar la maravillosa persona que realmente eres!


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