jueves, 23 de abril de 2020

Del Libro “El Feo” de Carlos Cuauhtémoc Sánchez


Del Libro “El Feo”  de  Carlos Cuauhtémoc Sánchez





Todo individuo dispuesto a fortalecer la esencia de su personalidad debe tener una pequeña biblioteca propia. 
Los libros en espera de ser leídos son una muestra de cultura potencial. 
La biblioteca debe ser como el celular: personal. 
Comprar y atesorar libros, aunque no se lean todos de inmediato, es señal de perspicacia.  Gabriel Zaid dice:  La gente que quisiera ser culta va con temor a las librerías, se marea ante la inmensidad de todo lo que no ha leído, compra algo que le han dicho que es bueno, hace el intento de leerlo sin éxito y cuando tiene ya media docena de libros sin leer se siente tan mal que no se atreve a comprar otros.  En cambio la gente verdaderamente culta es capaz de tener en su casa miles de libros que no ha leído, sin perder el aplomo y sin dejar de seguir comprando más. 
Toda biblioteca personal es un proyecto de lectura. 
Todo libro no leído es un cúmulo de sabiduría en espera de ser absorbido. 
Mientras se encuentre reposando en el librero de una persona culta, el libro cumple su razón de existir.  Tarde o temprano será leído”.  El Internet nos brinda casi siempre artículos cortos e información burda, sirve, sin duda, pero no hay como tener la investigación de un autor y el criterio completo. 
¡Adquiere libros!  ¡Vuélvete un amante de los libros!  Cualquier niño puede buscar en Internet; cualquiera ve una película;  pero quienes leen libros y usan toda la capacidad mental e imaginativa que sólo los libros pueden estimular alcanzan un nivel de personalidad superior.  ¿Los libros son caros?  Ningún libro lo es, considerando todas las horas humanas de trabajo e investigación que estarán disponibles para ti por el resto de tu vida. 
La personalidad con esencia tiene un fuerte respaldo intelectual, y el mejor ejercicio que existe para el intelecto es leer libros.  Jamás olvides esto si quieres lograr proyectar una imagen de impacto….



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viernes, 17 de abril de 2020

Del Libro “Hijos Gordos” de Martha Alicia Chávez


Del Libro  “Hijos Gordos”  de Martha Alicia Chávez






En el caso de Sergio, por ejemplo, en el nivel verbal sus padres le decían constantemente que estaba gordo y que debía adelgazar, pero en el nivel no verbal, el de los actos, le ponían enfrente hamburguesas, papas fritas, refrescos, pasteles, litros de helado y toda clase de comida engordadora.  Lo hacían aunque todos sabían que eso traería la indeseable consecuencia que los padres tanto repudiaban:  engordar.
Peor aún, esos alimentos engordadores eran ofrecidos a Sergio como un premio y eran como un símbolo de la unión y el disfrute familiar, haciendo todavía más confusa la situación para él.  Esto se relaciona con otro tipo de paradoja pragmática llamada “ilusión de alternativas”, según la cual pareciera que la persona, en efecto, puede elegir entre dos alternativas pero, sea cual sea su elección, pierde.
Por ejemplo, muy en el fondo, Sergio y toda su familia sabían que esa comida y el helado que se le ofrecía como premio o como parte del disfrute y la unión familiar, lo engordarían; y con ello vendrían la crítica, los comentarios humillantes, el repudio de sus padres a su condición de obeso y las aborrecidas dietas.  Pero él no podía decir que no, porque de haberlo hecho se le habría considerado malagradecido o ingrato por no valorar el premio y por estropear los momentos de disfrute familiar.  ¿Cómo iba a rechazar el precio que sus padres le ofrecían? ¿Cómo iba a arruinar el domingo familiar al no participar en las comilonas que lo acompañaban? El meollo de la “ilusión de alternativas” se encuentra en el hecho de que hiciera lo que hiciera, perdería.  Si comía, perdía; si no comía, también.

En el caso de Fernanda sucedía exactamente lo mismo.  Por un lado, se esperaba de ella que bajara de peso, pero por otro lado se llenaban el refrigerador y la alacena con alguna comida sana, sí, pero también con refrescos y comida engordadora, los cuales la madre le compraba los fines de semana cuando iban al supermercado, con el propósito de que tuviera en casa esas cosas que le gustaban. Arropadas con el velo de un acto de amor (porque, de hecho, sí lo era), rechazarlas era impensable.  He aquí la paradoja: si te lo comes, pierdes; si no te lo comes, también.

  ¡Madre, padre!, tú eres quien le compras a tu hijo toda esa comida chatarra y engordadora… y luego te quejas de que engorde.  Tú eres quien le permite comerla y luego lo criticas y le reclamas.  Comprarle y permitirle que consuma esos dulces es totalmente inadecuado no sólo por el hecho de que suba de peso, sino porque el exceso de grasas y azúcar, y los alimentos refinados y sin nutrientes, le causan importantes problemas de salud.



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domingo, 12 de abril de 2020

Del Libro “LOS NIÑOS DE LA ESTRELLA AMARILLA” de Mario Escobar



Del Libro “LOS  NIÑOS  DE LA ESTRELLA AMARILLA”  de  Mario Escobar





… ¿Sabes?  Siempre tenemos que elegir entre el amor y el miedo.  Si elegimos el miedo, nuestra vida y nuestras decisiones serán malas.  No haremos lo mejor, ni siquiera lo que deseamos, simplemente intentaremos sobrevivir.  Si elegimos el amor, viviremos una vida de riesgos y sobresaltos.  Puede que la muerte llegue antes de tiempo, pero habrá merecido la pena – le explicó Jacob.

- Como cuando yo intenté nadar en el río.  No sabía, pero quería con todas mis fuerzas aprender, casi me ahogo, pero al final lo logré.
- Justo es eso, Moisés.  La única forma de aprender a nadar es arriesgarse a morir ahogado.  Vivir lejos del agua puede que nos mantenga seguros un tiempo, pero nos aleja de las cosas que realmente merecen la pena en la vida.



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viernes, 3 de abril de 2020

Del Libro: “Las Tres Preguntas” de Jorge Bucay


Del Libro:  “Las Tres Preguntas”  de  Jorge Bucay




 Qué maravilloso sería ser capaz de encontrar siempre lo bueno dentro de cada situación por inconveniente que parezca a simple vista.  Qué bueno sería aprovechar cada día sabiendo que es verdaderamente una oportunidad única para disfrutar de la vida.
¿Se puede pensar positivamente ante situaciones claramente desagradables?
Para poder contestar a esta pregunta imaginaria, busqué toda la semana entre mis papeles un texto que alguna vez escribió un prestigioso profesor de temas bíblicos, el doctor Matthew Henry.

Una noche, cuando volvía de la universidad donde daba clases, fue asaltado a punta de pistola a pocas cuadras de su casa.  Antes de acostarse, creyente como era, se sentó ante su escritorio y apuntó la siguiente plegaria:
Señor, hoy fui asaltado
Y se me ocurre que debo agradecerte varias cosas.
Primero quisiera agradecer
que nunca me hayan asaltado antes,
dado que en un mundo como éste
eso ya es casi un milagro.
En segundo lugar, quiero agradecer
que se llevaran sólo mi billetera
que como siempre, apenas contenía unos pocos dólares.
Agradezco también, Señor,
que no estaban conmigo ni mi esposa ni mi hija,
que se hubieran asustado mucho
y también el hecho de que, afortunadamente,
no me lastimaran en ningún sentido.
Finalmente Señor, quiero agradecerte…
muy especialmente,
por haber sido al que robaron….
y no el que robó.

Vuelvo a preguntar:  ¿se puede pensar positivamente ante situaciones claramente desagradables?
Parece que sí.
Espero que entiendas que sé que no hay nada deseable ni maravilloso en ser robado a medianoche cerca de tu casa, saqueado o golpeado hasta sangrar; pero pongo este ejemplo para demostrar que, a pesar de todo, un horrible episodio puede y debe servir de algo; no por lo inherentemente bueno de la situación, sino por la sabiduría de aprender algo bueno incluso de lo peor.

Jung es uno de los que sugerían que aquellos que no aprenden nada de los hecho desgraciados de su vida, fuerzan a la conciencia cósmica a que reproduzca hechos similares para que puedan incorporar lo que debían haber aprendido la primera vez que les pasó. 
Yo no creo en la sentencia, pero sí coincido en sostener que hay algo que aprender en cada episodio de nuestra vida.
Y que de ese aprendizaje, se crece.
Y que con ese crecimiento, se enseña.
Y que, crecido y enseñado, uno se vuelve más fuerte.


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