viernes, 30 de noviembre de 2012

Del Libro “La linterna mágica” de Dr. Joe Rubino



- La linterna mágica – gritó Shayli –. ¡Está aquí y brilla como siempre, después de todo!
Jake se acercó a la linterna dorada, la levantó para examinarla más de cerca.  Mientras la levantaba más, observó una inscripción cubierta por el polvo en su base.  Decía:
La llave para una vida de felicidad sin fin está aquí ante ti, y es demasiado simple para no verla.
Porque para que nunca se extinga la luz de la lámpara, ¡debes aprender a distinguir los hechos de las interpretaciones!
Mientras Jake terminaba de leer la inscripción, Tonesia apareció en un brillante rayo de luz propia.  Lanzó una amorosa sonrisa y una mirada de sabiduría y conocimiento. 
- Escuchen cuidadosamente – explicó –. La llave de la felicidad está dada.  El mensaje de la linterna es claro.  Si deseas llevar una vida libre de contratiempos y llena de cálidas y amorosas relaciones, debes volverte adepto a separar los hechos de las interpretaciones.  La fuente de la falta de armonía en el mundo es que todos escuchamos a los demás y luego acomodamos las cosas de modo que nos molestan.  Las personas sienten furia, miedo o tristeza.  Cuando alguien dice o hace algo, acomodamos las cosas de manera que lo que se dice y se hace aterriza de manera directa en este estado de ánimo.  Confundimos erróneamente lo que sucede o lo que se dice con una interpretación que creamos, y que lleva a ese estado de ánimo.  Nuestras interpretaciones no son la verdad.  Sólo las armamos porque estas interpretaciones nos hacen sentir enojados, tristes o temerosos.
- ¿Pero quién quiere estar enojado, triste o temeroso? – preguntó Nargen.  
- Nuestros estados de ánimo son familiares y adictivos, más que las peores drogas – continuó Tonesia-.  Decimos que no queremos sentirnos enojados, tristes o temerosos, pero estamos indefensos ante esos estados de ánimo adictivos.  Porque obtenemos grandes beneficios.   ¡Su estado de ánimo les permite estar en lo correctoLes hace mejores que los demásLes permite dominarlos y evitar que les dañenEliminan su responsabilidad de entablar relaciones con los demás y hace que la vida funcione.  En cambio, simplemente pueden estar enojados consigo mismos, o tenerles miedo o sentir tristeza por lo que hacen o dicen.  Su estado de ánimo les permite sentir pena por ustedes mismos.  Les hace víctimas.  Después de todo, ¿quién puede culparlos por estar enojados, tristes o temerosos?   ¡No es su culpa!  ¡Sus sentimientos se lo permiten!  O, por lo menos, ésa es la historia que se cuentan.
- ¿Pero cómo podemos deshacernos de nuestro estado de ánimo?  -  Le preguntó Rilia.
- ¡Al separar los hechos de las interpretaciones que aterrizan en su estado de ánimo! – respondió Tonesia-.  La llave es reconocer primero su estado de ánimo más familiar.
- El mío es la tristeza – dijo Shayli -.  Busco interpretaciones que me hacen sentir triste.  Realmente no quiero estarlo, pero me siento incapaz de evitarlo porque todos los acontecimientos de la vida y las palabras de la gente parecen entristecerme.
- No son las palabras ni los acontecimientos lo que le entristece, ¡son las interpretaciones que hace! – interrumpió Tonisia -. ¿Cuándo fue la última vez que recuerda haber estado triste?
-Justo hace unos momentos – respondió Shayli -.  Estaba deprimido cuando parecía que no encontraríamos aquí la Linterna Mágica.
- Separemos lo que sucedió de lo que interpretó – siguió la buena hechicera blanca.
- Lo que sucedió fue que Xabor dijo, “Ordené que se extinguiera la flama de la Linterna Mágica: - enunció Shayli.
- ¿Y cuál fue la interpretación que hizo y que aterrizó en su estado de ánimo, causando la tristeza? – presionó ella.
- Interpreté que habíamos perdido toda esperanza sin la linterna.  La gente siempre estaría molesta.  Y eso me hizo sentir triste.
- Bueno.  Ahora, “cuál otra interpretación pudo hacer que le hubiera dado ánimos, en lugar de aterrizarlo en su estado de ánimo?  - continuó ella.
- Hubiera podido interpretar que Xabor estaba equivocadoQue la linterna aún podía encontrarse.  O que la gente podría vivir con amor y felicidad sin la linterna, si estuviera comprometida con esto.  O que debía encontrarse otra manera de traer felicidad al mundo, o.….
- Esas son interpretaciones suficientes que nos dan una buena idea de cómo se hace – interrumpió Tonesia –.  Observen que cada una de las interpretaciones que nos ayudan no tienen un estado de ánimo añadido.  Por eso, estas interpretaciones pueden parecer extrañas o incorrectas.  No hay un estado de ánimo asociado con ellas.  Pero, así como hacen interpretaciones que los envían a su estado de ánimo, tienen el poder de hacer nuevas interpretaciones que no lo hagan.
- ¡Estupendo! – dijo Wert –.  Cuando Xabor dijo todo eso, me enojé.  Interpreté que Xabor había tenido el maldito valor de extinguir la flama ¡después de todo lo que hicimos para llegar aquí!
- ¿Entonces su estado de ánimo familiar es el enojo? – le preguntó a Wert.
- No el enojo común, sino el justificado, de indignación – sonrió Wert, seguido por un ceño fruncido –. Vivo en ese estado de ánimo.  Lo siento todo el tiempo como calor en el rostro y temblor en el cuerpo.
- ¿Y su nueva e inventada interpretación? – preguntó Tonesia.
- Esa es fácil.  Sería que he aprendido tanto en este viaje que ya no soy el hombre que era cuando lo empecé.  Aunque no hubiera linterna, el viaje resultó increíblemente valioso.  ¡Realmente me cambió la vida!
- Maravilloso – sonrió Tonesia –. No hay un estado de ánimo adjunto.  ¿Y qué pasa con usted, Yint?
- Bueno, cuando escuché a Xabor, tuve miedo.  ¿Qué nos sucedería a todos si ya no se mantenía encendida la flama?  Pensé que de seguro todos pereceríamos.  Lo interpreté claramente.
- ¿Y su nueva interpretación?
- Que no importa cuál, encontraremos una manera de estar seguros y ser felices.
- ¡Hay en realidad un poder mágico en esa herramienta que la linterna nos ofrece! – dijo Jake, con entusiasmo –  ¿Pero qué pasa con Xabor?  Cuando la plaga se presentó y murió su esposa, ¿cómo interpretas eso?
Xabor se levantó del suelo.
-Bueno, ahora puedo ver que los hechos fueron primero, una plaga vino y después mi esposa murió.  Y lo que interpreté sobre eso fue que debí ser un gobernante muy estúpido para permitir que esto pasara a mi gente y, especialmente, a mi querida y amada esposa.  Me sentí humillado.
- ¿Y no lo pudiste manejar sintiéndote así? – dijo Jake, con simpatía.
- No sólo no lo pude manejar, ¡sino que hizo que me sintiera furioso conmigo!  Sólo externé esta furia y la volqué sobre los demás.  Verán que mi estado de ánimo familiar es la furia, seguida por la tristeza resignada. Y, por supuesto, mis acciones de matar y exiliar a quienes se me opusieron ¡me hicieron sentir más furioso y más triste!  Y ahora veo que simplemente pude interpretar que las plagas y las pestes son parte de la vida.  No fueron mi culpa.  No soy estúpido.  Hice lo mejor que sé para mantener a la gente a salvo – y Xabor continuó –.  ¡Pero lo que he hecho es terrible!  Traje muerte y sufrimiento a millones.  ¿Cómo puedo siquiera deshacer toda la miseria que he creado?  En realidad me siento muy mal por lo que hice.
Jake miró con compasión al alguna vez poderosos rey.
- Podrías empezar por perdonarte? – le preguntó Jake -. Veo que cometiste algunos errores terribles y ciertamente no perdonamos tus acciones.  Sin embargo, como veo, tienes dos opciones obvias.  Puedes desperdiciar tu vida arrepintiéndote aquí en tu calabozo, o puedes reconocerlo y comprometerte a hacer algo bueno por el mundo.
Deseo comprometerme a pasar cada día que me queda de vida en la búsqueda del bien, además de comprometerme a aliviar el sufrimiento en el mundo – le dijo Xabor –. Viajaré con todo aquel que se me una para llevar la luz de la Linterna Mágica junto con su mensaje de esperanza (es decir, el secreto de cómo vivir libre de contratiempos) a todo pueblo y toda tierra, empezando con la Tierra de las Posibilidades Infinitas.
Mientras decía estas palabras, al instante se borraron de su rostro años de edad y de dolor.
- Te llamaremos entonces Solas, como alguna vez se te conoció.  Te perdono y siento que muchos otros lo harán también.  Me uniré a tu marcha para extender la luz de la linterna y llevar el mensaje de esperanza a todos.  – dijo Shayli.
- Yo también lo haré – dijo Nilrem.
Luego Nargen estuvo de acuerdo.  Y también Rilia.  Y así lo hizo hasta el último de los enanos, inspirados todos por la visión de Solas. 

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jueves, 22 de noviembre de 2012

Del Libro “ PERDONAR” de Robin Casarjian



  
Historia de Megan


Estaba dispuesta a dejar mi trabajo.  Había llegado a un punto en que temía despertar por la mañana ya angustiada por el día que me esperaba.  La verdad es que me encantaba mi puesto en ventas.  Me gustaba el producto que vendía y me caían bien la mayoría de mis compañeros de trabajo.  Era mi jefa, la encargada del departamento, quien me volvía loca.  Prácticamente no pasaba un día en que no encontrara algo mal en mi trabajo.  Aunque yo vendía más que nadie en la sección, ella, Joanna, siempre tenía que encontrar algo mal.  A veces estaba sentada en mi escritorio arreglando unos papeles cuando sonaba mi teléfono.  Me invadía la rabia al escuchar su voz glacial que me pedía que fuera a su despacho.

Mientras caminaba por el pasillo notaba como se me apretaban las mandíbulas y las manos se me iban cerrando en un puño.  Una vez en su oficina, contemplando su enfadada cara, tenía que contestar a una lista ritual de ¿Hizo…?”  ¿Se ocupó de…?”,  y así continuaba el interrogatorio hasta que yo estaba a punto de estrangularla.  Con frecuencia encontraba algún pequeño descuido para criticarme.

Cuando volvía a mi escritorio ya estaba tan furiosa que me pasaba algún tiempo haciendo agujeros con mi pluma en el papel secante, fantaseando con maneras de vengarme.

Cuando fui a mi revisión médica anual, el doctor me advirtió que la presión arterial y el nivel de colesterol en la sangre me iban subiendo constantemente.  Me hizo preguntas sobre mi nivel de estrés en el trabajo y me insistió en que era preciso que hiciera algo al respecto.  A la semana siguiente una amiga me invitó a ir con ella a una conferencia sobre “el perdón”.  En ese momento ni siguiera pensé en Joanna.  Por lo que a mi se refería, ella estaba más allá del perdón.  Lo que sí pensé fue que tal vez ya era hora de que perdonara a un antiguo novio.  Además, se trataba de una salida nocturna con mi amiga.

Los conceptos que se presentaron en la conferencia eran totalmente nuevos para mi y, ante mi sorpresa, me sentí inspirada a comenzar a aplicarlos con Joanna.  Al día siguiente me prometí que fuera lo que fuese lo que ésta dijera o hiciera, yo lo consideraría como una señal de su temor o su inseguridad.  Una vez que lo pensé, me di cuenta de que eso era acertado.  Cuando llegó su llamada, hice tres o cuatro respiraciones profundas y caminé con toda la calma posible hacia su oficina.  La rutina siguió el orden de siempre, sólo que esta vez me acordé de respirar y traté de poner en práctica el perdón.  Por primera vez la miré atentamente a la cara y vi unos surcos profundos que parecían de miedo y dolor.  Esta vez pensé bien mis respuestas, e intenté tranquilizarla asegurándole que me cuidaba de los asuntos y que me ocuparía de comprobar que todo estuviera bajo control.  Inesperadamente el rostro de Joanna se suavizó un poco.  El interrogatorio fue algo más corto de lo habitual y me dijo adiós con una efusión nada típica en ella.

Ese mismo día, más tarde, me enteré de que su hijo adolescente padecía un extraño problema de salud, que se descubrió sólo unos meses después de que ella se divorciara.  Mi percepción de Joanna cambió.  De considerarla una figura materna crítica y acusadora, pasé a verla como una mujer sobrecargada de trabajo, agotada y asustada.  Al ahondar en esta nueva comprensión, comencé a darme cuenta de que bajo su temor y su tendencia a juzgar y acusar había sólo otro ser humano en lucha por obtener amor, valoración y atención de la mejor manera que sabía.  Su trabajo se le había convertido en el último bastión de dominio, de manera que luchaba desesperadamente por asegurar el éxito de su departamento.  Entonces, en lugar de sentir deseos de matarla, comencé a desear ayudarla.  Cuanto más lo intentaba yo, menos asustada parecía ella.  Sorprendentemente, comenzó a confiar en mí y se convirtió en una amiga.  Aunque a veces vuelve a su antiguo comportamiento cuando está muy presionada por el trabajo, yo ya no lo considero una ofensa personal.  Ahora me hace ilusión ir a trabajar y al parecer soy más productiva, ya que no gasto tanta energía en enfadarme y recuperarme de nuestras entrevistas. 

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domingo, 18 de noviembre de 2012


El propósito de este cartel es concientizar que para la muerte no hay edades, ni razas, ni posición social, ni ninguna otra distinción, simplemente a todos nos puede tocar en cualquier momento y debemos estar preparados. 

Como nos preparamos?   Viviendo plenamente, amando incondicionalmente, perdonando y pidiendo perdón por los errores cometidos, agradeciendo cada nuevo día con sus cosas buenas y no tan buenas, y aceptando que tal vez mañana ya no los volvamos a ver.

En la imagen se incluyeron elementos escenciales como la muerte (de la que nadie se escapa), el reloj de arena que representa el tiempo que nos corresponde a cada quien vivir, el vientre de una mujer embarazada para remarcar que a veces el propósito de vida ni siquiera llega al nacimiento, y también incluí rostros felices, familias contentas, personas discapacitadas y ancianos;  ya que muchas veces la expectativa que tenemos es que los viejos van a morir primero, o tal vez los enfermos (sobre todos los que están en fase terminal) y muchas veces algún otro ser querido se adelanta.

Sea cual sea el tiempo de partir, va a doler, pero habremos dejado nuestros círculos cerrados si perdonamos, agradecemos, amamos y nos despedimos cariñosamente por si no los volvemos a ver.





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