jueves, 1 de diciembre de 2011

Del Libro “90 Respuestas a 90 Preguntas” de Martha Alicia Chávez


¿Qué es la depresión Navideña?

Aun cuando la época de Navidad para algunas personas significa alegría, sorpresas, fiestas y amor, para otras representa desilusión y tristeza, lo cual las lleva a deprimirse en algún grado y a desear que esta etapa pase lo más pronto posible o, mejor aún, que no existiera. “Quisiera dormirme todo el mes de diciembre y despertar hasta mediados de enero”, me dijo un paciente que durante la época de Navidad se deprimía mucho. Esta es una situación tan común, que médicamente se le diagnostica como un tipo específico de depresión: “la depresión navideña”. Comienza a activarse desde el momento en que se acerca la fecha y los hogares y las tiendas empiezan a exhibir sus resplandecientes arreglos y arbolitos, que fungen como disparadores de esa mezcla de sentimientos que acompañan a la depresión navideña: tristeza, nostalgia, melancolía, desilusión, angustia, enojo y frustración.

Hay varias razones por las cuales a algunas personas les sucede esto. Una de ellas tiene que ver con el hecho de que ésta es una época de reunión familiar, lo cual hace que se sienta con más intensidad la soledad, la nostalgia por épocas pasadas o el dolor por la pérdida de seres queridos.

Existen también ciertas expectativas culturales con respecto a la época decembrina: tenemos que asistir a fiestas navideñas y tener una maravillosa comida o cena familiar el día de Navidad. Si no sucede esto, son sentimos desilusionados y tristes. En muchas familias, esta cena resulta justamente lo contrario de lo que se supone que debería ser, porque están todos reunidos y con el calor de las copas – que bajan las defensas y hacen que salgan las verdades reprimidas y negadas – surgen viejos resentimientos y reclamos, convirtiendo la cena, que se esperaba maravillosa, en uno de los momentos más desagradables y dolorosos del año.

Otro factor que origina esta depresión es que durante esta época se nos reactivan las nostalgias y desilusiones de la infancia, aquellas que muchísima gente experimentó al no recibir el juguete que le pidió al Niño Dios, Santa Claus o los Reyes Magos; para muchas personas éstas fueron sus primeras grandes desilusiones, y peor aún si sus padres les dijeron que no les trajeron lo que querían porque se portaron mal, haciéndolos sentir, además de desilusionados, malos, inadecuados y culpables.

Es posible también que la persona ya de por sí sufra un tipo de depresión invernal o síndrome de ausencia de luz, que se activa por la simple llegada del invierno. Esto, aunado a los demás factores mencionados, dispara este estado emocional.

Quienes experimentan la depresión navideña deben saber que hay solución. Es necesario que busquen ayuda profesional, tanto médica como psicológica. El médico evaluará si existe algún desequilibrio bioquímico en su cerebro que pueda ser la causa de que en esta época se reactive o intensifique ese estado de ánimo; por su parte, el psicólogo ayudará a trabajar en la sanación de las heridas de la infancia o del presente, asociadas con todos los aspectos del periodo navideño, así como a desarrollar un proyecto de estrategias y actividades que permitan pasar esta etapa de la mejor manera posible.

Una cosa es segura; cada año, el resto de la vida, habrá una Navidad. Vale la pena entonces trabajar en las causas de la depresión navideña para poder disfrutarla, o por lo menos nos sufrirla.

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