No tienes que preocuparte por
tus clientes, tu jefe, tu cónyuge, tus problemas financieros ni nada de eso.
Todo lo que debes hacer es solucionar lo que ocurre en tu interior.
¿Naciste
para enseñar a las personas a navegar en Internet, a escribir, a perdonar? ¿Es tu don ser una gran mamá o un gran
papá? Sea cual sea tu virtud, mantente fiel a ella y a ti mismo, y date
cuenta de que, al preocuparte y compararte con los demás te partes por la
mitad. Si te comparas con cinco
personas, te divides en cinco partes.
Reflexiona un segundo: ¿quién
eres? Ser tú mismo es todo lo que necesitas.
Robert
Pante, uno de mis maestros, lo expresó muy bien: “Mira,
al nacer recibimos lo mejor. No tenemos
ojos de plástico ni piel de poliéster: tampoco huesos de goma. Nuestro cuerpo está hecho con los materiales
más maravillosos. Si tenemos una
envoltura tan fabulosa, ¿no tendría que ser el contenido igual de bueno o
mejor? ¿Usarías una caja fuerte de cinco
millones de dólares para guardar un clip de dos centavos? Sería absurdo. Evidentemente, lo que está dentro es más valioso que lo de afuera”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario