- Tienes miedo a vivir en un mundo sobre el que
no tienes control, ¿verdad?
- Así es, me
da miedo no saber qué es lo que va a pasar.
- Princesa – le dijo el abejorro con gran
dulzura. No puedes tener el control sobre todas las cosas, no por ahora que
estás enfrentándote por primera vez a la realidad. Nada es del todo seguro, la vida se debe vivir desafiando constantemente lo desconocido,
porque la vida, Princesa Odái, no es estática, va cambiando constantemente.
- Pero no tengo el valor para afrontar eso.
- Imagina lo que podría ser tu vida si te
atrevieras a cambiar – le dijo el Abejorro entusiasmado. Imagina todo lo que podrías lograr si tan
sólo te atrevieras a moverte. Imagina
todo lo que hay detrás de estas rejas, fuera de este castillo. Trata de pensar que esta torre, que a veces
te protege de lo desconocido, también te encierra y te priva de tu libertad.
La princesa estaba perdida en sus
pensamientos, se imaginaba corriendo por los prados, experimentando y haciendo
cosas nuevas, soñaba con esa independencia.
Deseaba, como nunca había deseado nada en su vida, ser una princesa
libre.
El abejorro susurró: No sólo sueñes, Princesa, atrévete a serlo –
sacudió la cola, movió las alas y un pequeño aguijón apareció. La curiosidad y el deseo a veces
vencen más fácilmente al miedo que el valor – y diciendo esto pinchó
la nariz de la Princesa con su pequeño aguijón.
- ¡¡AUCH!! – gritó el Dragón. Sentí ese piquete en mi nariz.
La princesa se irguió nuevamente.
Y colorín colorado este cuento aún no se ha
acabado….
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario