jueves, 18 de agosto de 2011

Del Libro “El matadragones que tenía el corazón pesaroso” de Marcia Grad Powers….


… ¿Cómo saber si vale la pena intentar cambiar algo?

Acostumbrada a tratar con tales dudas, Maxine replicó:

- Esa excusa es la que hace que mucha gente deje de hacer lo que necesita hacer para ser feliz. ¿Cuál es la alternativa? ¿Sentarse y ponerse a desear que las cosas sean diferentes? ¿Esperar que, de algún modo, de alguna manera, algo cambie, para después aferrarse a eso y acomodarse sea cual sea la deriva que tome? Si no decides tu, la vida decidirá por ti; y aún así, seguirás siendo tú el responsable del resultado.

Duke levantó las cejas.

- Quieres decir que, si no intento cambiar las cosas que puedo cambiar, lo que ocurra seguirá siendo un fallo mío, sea lo que sea?

- Responsabilidad tuya – le corrigió ella -. No tomar una decisión es ya una decisión. Afecta a lo que ocurre. Si no haces nada, normalmente no corregirás nada, salvo más de lo mismo… o peor. ¿Podrás vivir con eso? ¿Conseguirías lo que quieres, lo que es importante para ti, lo que mereces? ¿Serías feliz?

Duke sacudió la cabeza.

- No, mi estilo no es acomodarme. Soy de los que asumen riesgos. Mis maneras de héroe, ya sabes. Aún así…

- Quieres una garantía. Me gustaría poder dártela, pero no puedo. Nadie puede dártela. Asumir riesgos forma parte del hecho de hacer cambios, forma parte del hecho de hacer algo nuevo, forma parte de la vida. Tú lo sabes. Has estado asumiendo riesgos toda tu vida, algunos de ellos ciertamente grandes. Y si no lo hubieras hecho, jamás habrías conseguido todo lo que has conseguido.

- Supongo que no – dijo Duke sombríamente.

- Rememora, Duke. ¿Acaso no te arriesgabas a fracasar o a resultar herido cada vez que te entrenabas, cada vez que salías a combatir con un dragón?

- Uf… me llevé montones de sustos.

- ¿Y qué hiciste?

- Bueno, debí hablarme a mí mismo de ello, utilizando probablemente algún pensamiento recto y sólido como los que hice con el truco de Doc. Entonces, yo no sabía lo que estaba haciendo, eso es todo.

- ¿Y qué más hacías para vencer tus miedos?

- No estoy seguro. Se esperaba que fuera valeroso, y yo deseaba tanto convertirme en el matadragones número uno, que simplemente me obligaba a hacer cualquier cosa que fuera necesaria para conseguirlo.

- ¿De modo que te obligabas a entrar en acción, a hacer lo que era mejor para ti, a pesar de tus temores?

- Sí. Y las cosas se fueron haciendo más fáciles con el tiempo.

- El coraje es así. Cuanto más valeroso eres, más valeroso te haces.

- Mmmm, es interesante, hace falta coraje para tener coraje.

- Sí, al igual que hace falta matar dragones para convertirse en un matadragones – dijo Maxine.

Duke se preguntó por qué unas verdades tan obvias no se le habían ocurrido nunca antes.

Maxine prosiguió.

- ¿Se te ocurre algo más que pueda ayudar para que te resulte más fácil hacer lo que temes, algo que pudiera ayudarte ahora?

- Déjame ver…

- ¿Qué hay de tus estrategias de matadragones?

- ¿Te refieres a mi famoso truco del clima y a mis movimientos expertos? Es cierto, matar dragones se hacía menos inquietante cuando sabía que tenía un buen plan de antemano. Y eso me ponía en una clara ventaja táctica.

Duke lo pensó por unos instantes y, de repente, saltó:

- ¡Eh! ¡Puedo planear lo que voy a decir y lo que voy a hacer ante la junta disciplinaria! ¡Sí! Poner en marcha una buena estrategia. ¡Eso quizás me devuelva mi título, y todo lo demás que necesito cambiar!

- Buena idea, Duke – dijo Maxine -. Es más fácil tener fe en que puedes manejar cualquier situación cuando estás bien preparado. Pero sé flexible – le advirtió -. Ya sabes lo que se dice de los mejores planes de ratones y de hombres… y también de los azulejos.

Duke hizo una mueca al recordar los planes que habían salido mal debido a un giro inesperado de los acontecimientos. Pero, entonces, él no sabía nada de eso de ser flexible. El creía que todo tenía que ocurrir del modo que él pensaba que tenía que ocurrir. Y, cuando no era así, luchaba contra ello en vez de reajustar el plan. Ahora, estaba mejor preparado.


...

No hay comentarios:

Publicar un comentario