domingo, 11 de julio de 2010

Del Libro “Para vivir en paz” - Dolor y Sufrimiento

Del Libro “Para vivir en paz” de Francisco J. Angel Real


DOLOR Y SUFRIMIENTO


La primera parte de la vida que debemos aceptar como inevitable es el dolor. No sólo es inevitable, sino necesario.

Vamos a ver primero el DOLOR físico. Nuestro cuerpo nos habla de diferentes formas para comunicarnos lo que le hace falta para trabajar y para estar bien.
Por medio del hambre nuestro cuerpo nos avisa que se acabó la energía y hay que darle más combustible. Por medio de la sed nos informa que nuestras células necesitan agua.
El dolor nos informa que hay algo mal y que debemos hacer algo al respecto. El intenso dolor es lo que nos hace retirar la mano cuando tocamos algo caliente, es lo que nos dice que hay algo mal en nuestro estómago y que debemos tomar medicina. Si no sintiéramos dolor al estirar nuestros músculos mas allá de su capacidad, continuamente nos lastimaríamos.
Existe una enfermedad en la que el enfermo, no puede sentir dolor. Las personas afectadas por ella, rara vez llegan a la edad adulta. Se cortan y al no darse cuenta, se desangran. Se caen, se rompen un hueso y, como no les duele, siguen sus actividades.
El dolor nos salva la vida en muchas ocasiones y nos hace atendernos de cualquier enfermedad antes de que empeore.
Viéndolo así, el dolor físico no es algo malo, al contrario es lo que nos mantiene vivos.
Ahora bien, el DOLOR emocional:
La primera experiencia de nuestra vida, el nacimiento, nos causa un terrible dolor emocional.
Nos vemos forzados a abandonar el vientre de nuestra madre, donde nada nos faltaba y siempre había la temperatura perfecta.
La primera decisión que tenemos que tomar es la de renunciar al paraíso en el que estábamos y empezar a hacernos cargo de nosotros mismos, de nuestra respiración.
Nuestra vida empieza con una renuncia y renunciar a cualquier cosa nos duele. Por eso, lo primero que hacemos es llorar.
Bienvenido a una vida en la que habrás de renunciar a todo lo que se te ofrece: A tu niñez, a tu inocencia, a tu juventud, a tus seres queridos, a tus relaciones, a tu salud y al final, a tu vida misma.
Perder lo que tenemos nos duele y siempre nos dolerá, el dolor es parte de la vida, es inevitable, así empieza y así habrá de acabarse.
Sin embargo, ¿Cómo podríamos conocer el placer si nunca hubiéramos experimentado el dolor?
Es porque amamos lo que tenemos por lo que nos duele perderlo. Es el saber que, al final de cuentas, todo nos es prestado por unos momentos, lo que nos hace disfrutarlo al máximo.
… Ahora bien, ¿Es el dolor lo mismo que el sufrimiento? NO.

El dolor es inevitable, el sufrimiento innecesario.
El sufrir es no querer aceptar que no tenemos opción. El aferrarse a algo que la vida nos va a quitar de todos modos, queramos o no.
El sufrir es no querer sentir dolor, el pensar que podemos hacer trampa y guardar para siempre lo que queremos.
El sufrimiento es también aferrarse al dolor. Cuando ya perdimos lo que teníamos, queremos aferrarnos al dolor que nos causó la pérdida, porque es lo único que nos queda.
Las heridas emocionales y las físicas son parecidas en el proceso de curación: Cuando nos suceden, nos causan intenso dolor, después, poco a poco, va disminuyendo, necesitamos reposo para recuperarnos y al final de cuentas la herida sana, cicatriza y podemos seguir adelante. Es un proceso natural.

Para un ejemplo, vamos a suponer que un día descubres a tu pareja siéndote infiel. Vamos a suponer que el verla con otra persona abre una herida profunda en tu corazón. Como eres un ser humano sensible y vulnerable, como todos nosotros y como sabes que tendrás que renunciar a algo que amabas, te duele mucho.
Lo más natural sería que viendo que tu corazón sangra, te atiendas de inmediato, tomes las cosas con calma, poco a podo, tu cuerpo empezaría a sanar la herida, dejaría de sangrar, empezaría a cerrar y después de un tiempo tan solo te quedaría una cicatriz y podrías continuar con tu vida.
El dolor en este caso es una respuesta natural en un ser humano que ama, una persona que siente, que comprende que esta en una vida en la que, irremediablemente perdemos lo que amamos.
El sufrimiento es algo diferente.
En el sufrimiento la persona que tiene la herida en el corazón, no permite que el proceso de curación se lleve a cabo. Cuando está a punto de cicatrizar, la vuelve a abrir y la hace sangrar de nuevo, una y otra vez.
Conocí a un hombre que hace 12 años lo abandonó su esposa, cada vez que platica lo que le pasó, lo vuelve a sentir. Me pareciera que trajera el corazón en la mano y fuera por la vida mostrándole su herida a todo el mundo. El mismo mantiene la herida abierta; durante 12 años se ha encargado de mantenerla sangrando; todos los días trae a su mente lo que pasó y lo siente como si estuviera pasando en ese momento.
El dolor sólo se siente en el presente, cuando nos pasan las cosas que nos duelen, cuando perdemos lo que amamos.
El sufrimiento es traer el dolor del pasado y volver a sentirlo. Es aferrarse a ese dolor y no permitir que nuestras heridas sanen.


“ACEPTA VALIENTEMENTE EL DOLOR COMO ACEPTAS ALEGREMENTE LA FELICIDAD”
Sócrates.


“SUFRIR NO ENALTECE A NADIE, RECUPERARSE SI.”
Critian Barnard

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