sábado, 10 de julio de 2021

 

Del Libro “Comunícate Cautiva y Convence”  de Gaby Vargas

 

¿INTROVERTIDO  O  EXTROVERTIDO?


 

A Francisco le extrañó mucho cuando alguien le comentó que se cree mucho y se siente superior a los demás; no puede entender cómo alguien lo puede percibir de esa manera.

Quienes lo conocemos sabemos que no es así, simplemente es una persona introvertida que le incomoda entablar una conversación con cualquier persona.

Su manera de expresarse se va a los extremos: apenas y dice algunas palabras o hace largos discursos si conoce bien el tema.  Da la impresión de que selecciona con cuidado las palabras.

Por lo general, comparte poca información acerca de sí mismo y, si lo hace, habla de su forma de pensar, más que de sus sentimientos y casi no tiene expresión corporal.  Siempre se ve muy en control.  Sin embargo, los cercanos a él sabemos que es una persona muy sensible, muy querendona, pero él lo expresa a su manera.

¿Sabías que tres cuartas partes de la población mundial son personas extrovertidas y que la cuarta parte restante es introvertida? En este mar de extrovertidos es fácil que una persona introvertida se sienta  como pez fuera del agua.  La razón es que nuestra cultura valora y premia habilidades como acción, rapidez, desenvoltura, competencia y dirección dinámica.   Es más, hay una actitud generalizada de rechazo para quienes acostumbran estar solos o reflexionan las cosas antes de actuar.  Ahora, los ideales son:  “Sal, conquista y gánatelos”, “tu aviéntate” o “sólo hazlo.”  Como resultado, las personas introvertidas tienen que desarrollar destrezas extraordinarias para adaptarse a un mundo en el que se les presiona constantemente para actuar, responder y ser como los demás.

De acuerdo con varios estudios, en especial los del psicoanalista Carl Jung, nacemos con un temperamento que nos ubica en una línea continua entre ser muy introvertidos o muy extrovertidos, y todos tenemos un “nicho natural” en el que funcionamos mejor.  Si estamos conscientes de ello, mejoramos nuestra habilidad para movernos dentro de esa línea y, aunque es algo que no podemos cambiar, podemos trabajar con nuestro temperamento y no contra él.

Las principales diferencias:

1.  Carga de energía.  Los introvertidos sacan energías de su “mundo interior” de ideas, emociones e impresiones; se enfocan hacia adentro.  Son conservadores de energía, fácilmente pueden sentirse sobrestimulados por el mundo exterior.  Las reuniones sociales con muchas personas los agobian.  Ellos son como una batería recargable: necesitan detenerse en el camino para recargar pilas.  Esto lo consiguen en un ambiente tranquilo, solos o con pocos amigos.  No es que no les guste la gente o que sean tímidos o antisociales, simplemente es su “nicho natural” y son sociales a su manera.

Los extrovertidos, por el contrario, se llenan de energía por medio del mundo exterior, es decir, con actividades, gente, lugares y cosas.  Les fascinan las reuniones, conocen a muchas personas y consideran a todos como si fueran sus amigos.  Son gastadores de energía y se enfocan hacia fuera.  Les incomodan los largos periodos de inactividad, la reflexión interior, estar solos o con una sola persona. 

2. Respuesta al estímulo.  A los extrovertidos le gusta experimentar mil cosas a la vez, disfrutan de la variedad y se aburren pronto.  Después de estar activos se sienten estimulados y desean más acción.  Gozan de platicar por encimita con todos, aun con extraños, y, para ellos, es más fácil hablar que escuchar.  Hablan o actúan sin sentir que sea necesario pensar las cosas primero.  Por lo general, son personas entusiastas y muy animadas.

A los introvertidos les gusta enfocarse en dos o tres asuntos sin sentir presión y prefieren informarse acerca de lo que van a experimentar.  Son personas tranquilas, controladas y les gusta observar.  Los introvertidos guardan mil cosas en su interior, por lo que cualquier cosa que venga del exterior eleva fácilmente su nivel de intensidad.  Prefieren escuchar que hablar y, cuando lo hacen, tocan temas de interés para su interlocutor.  Incluso, pueden platicar con quien sea y disfrutarlo pero, al rato, sienten la necesidad de salir a tomar un poco de aire.  Asimismo, les gusta que la gente vaya a su casa, pero que no se quede mucho tiempo.  La situación se parece a cuando nos hacen cosquillas: la primera sensación es agradable, divertida y, en menos de un segundo, se vuelve incómoda.  Los extrovertidos también necesitan momentos de descanso, pero por diferentes razones.  Cuando estudian o trabajan, les cuesta mucho concentrarse durante largos periodos y suelen levantarse del asiento, dar una vuelta a la máquina del café o hablarle a un amigo.  A ellos les gusta estar en el “ambiente” y donde “está la acción”.

Si un introvertido cierra la puerta de su cuarto, no contesta su celular o no te devuelve las llamadas no lo tomes a mal, simplemente está recargando las baterías.

3.  Lo ancho y lo profundo.  A los extrovertidos les gusta saber un poquito de todo.  Cuando experimentan algo nuevo, no se detienen a interiorizarlo y, de inmediato, buscan su siguiente experiencia.

A los introvertidos les gusta la profundidad.  Pocas experiencia, pero profundas, en las que se reflejen y se expandan.  Les gusta conversar sobre puntos que sean enriquecedores y odian el small talk.

Cuando comprendemos lo diferentes y únicos que somos, podemos reflexionar que, si somos introvertidos, conviene balancear nuestro tiempo entre estar a solas y estar con el resto del mundo, para no perder perspectivas y conexiones.  Procura conectar tus emociones y comunicarlas; al hablar, sé más explicativo para que la gente comprenda lo que quieres decir.  Ser más cálidos con las personas para no quedarnos sólo con lo que piensa nuestra cabeza y romper con esa imagen de “distantes” que podemos tener.  Y,  si somos extrovertidos, es necesario balancear nuestro  tiempo entre periodos de hacer, con momentos de sólo estar, para evitar perdernos en un remolino de actividades y ansiedad.  Pero, sobre todo,  es un gran alivio dejar de ser alguien que no somos.


.

No hay comentarios:

Publicar un comentario