viernes, 15 de julio de 2016

Expectativas. Autora: de Alicia Campos





EXPECTATIVAS

  
La definición de expectativa se encuentra en el diccionario como una suposición centrada en el futuro.   Ahora bien,   ¿qué tanto control tenemos del futuro?  No mucho.
También se describe como una posibilidad o anticipación a los hechos.  Fíjense muy bien en la palabra posibilidad, o sea que puede o no ocurrir, sin embargo la tendencia generalizada es que esperamos que si ocurra.  Por ejemplo:

   1)      Esperamos que nos den las gracias después de desear salud a quien estornuda, o después de ayudar a alguien, de lo contrario lo llamamos mal agradecido,  grosero y/o mal educado;  pero que pasa si aceptamos el hecho de que tal vez no nos agradezcan, y simplemente actuamos porque nos nace hacerlo?  Al no esperar nada o estar consciente que tal vez NO lo agradezcan, es muy probable que ni notemos que no nos dieron las gracias porque ya nos sentimos bien por el simple hecho de ayudar, de desear el bien a nuestros semejantes.

   2)      Una expectativa común en el ámbito laboral es que nos den un muy buen aumento salarial por nuestro excelente desempeño laboral y si esto no ocurre hay enojo, decepción, bajamos  la calidad, rendimiento y actitud en el trabajo.  En algunos casos extremos hasta empezamos a buscar un nuevo empleo.  Qué pasaría si trabajáramos  por gusto y de cierto modo conscientes de que se retribuye nuestro trabajo de manera justa de acuerdo a la descripción de puesto, y en base a la situación económica de la empresa?   Tal vez no habría enojo sino un entendimiento a la situación financiera de la empresa, o tal vez enfocaríamos nuestra satisfacción laboral en los beneficios adquiridos en conocimiento, experiencia y otros rubros que no sean únicamente salario.  Y solo en los casos en que nuestras necesidades fueran de liquidez, entonces buscaríamos formas de cambiarnos a un área mejor pagada o a una empresa que ofrezca mejores beneficios.

    3)      Otra expectativa común  es el hecho de vivir muchos años, de cumplir con los ciclos de nacer, crecer, reproducirse y morir ya viejos, así que cuando algo pone en riesgo nuestra salud o nuestra vida, nos da mucha tristeza y expresamos frases como “todavía tengo mucho por hacer, no estoy listo”.  Y hay sentimientos de rabia cuando un niño muere porque apenas iba iniciando su vida…..  Si aceptáramos el hecho de que no hay edad para la muerte y nadie sabe cuándo nos toca partir, viviríamos como seguido nos recuerdan en libros y conferencias que debemos vivir como si fuera el último día, si hiciéramos esto estaríamos listos para partir con la satisfacción de haber vivido una vida plena, sin asuntos inconclusos y con la satisfacción de haber hecho lo mejor que pudimos.


    4)      En la cultura Mexicana hay una expectativa que principalmente aplica a las mamás y es el esperar que sus hijos las mantengan cuando sean grandes (en algunos casos es algo así como el cobro de la factura por los años que ellas cuidaron de los hijos), y cuando esto no sucede, sufren,  se deprimen y hasta se culpan por haber creado unos “malos hijos”.  Que diferente serían los sentimientos si esas madres se hicieran responsables de sí mismas sin esperar la ayuda de nadie, valiéndose por sí mismas hasta donde les sea posible, siendo autosuficientes económicamente porque así lo planearon de jóvenes y  siendo útiles a la comunidad. Creo que vivirían con más satisfacción, independencia y orgullo.

   5)      También en muchas culturas existe la expectativa de que los padres  HEREDEN a sus hijos el producto de sus muchos años de arduo trabajo, y en familias desintegradas o materialistas los hijos llegan a desear la muerte de los padres con tal de tener acceso a la herencia.  Imagínense lo que ocurre cuando descubren que no les dejaron nada o se lo dejaron a una persona que ni siquiera es de la familia.  Si los hijos tomasen conciencia de que las riquezas acumuladas de sus padres son de ellos y pueden disponer como ellos quieran, los sentimientos serían de tranquilidad y admiración hacia sus padres, tal vez un poco de preocupación y cautela para que por la edad, nadie tome ventaja de los ancianos, pero nada más.


   6)      Un ejemplo más sencillo es cuando organizas un festejo de cumpleaños y esperas que todos  asistan y con regalo, si esto no ocurre te enojas por el gasto realizado, te deprimes creyendo que ninguno es amigo suficiente y en casos extremos nunca más vuelves a celebrar esa fecha.  Sin embargo, si al organizar tu evento consideras la posibilidad de que nadie asista, por el motivo que sea, sabrías que hacer con la comida, bebida y pastel  (tal vez obsequiarlo a gente necesitada). También considerarías hacer tu festejo en un día menos lluvioso, o celebrarlo de otra forma, sin enojo, solo con la alegría de haber cumplido un año más de vida.

   7)      Otro ejemplo con el que estoy segura muchos nos identificamos es cuando prestamos dinero.  Si tu expectativa es que te paguen y no lo hacen, dependiendo del monto puedes hasta tratar de vengarte o cobrarte a la mala y hasta poner fin a una amistad en muy malos términos.  Sin embargo, cuando analizas cuánto estas dispuesto a prestar/regalar  a esa persona que es de tu confianza, le das el dinero con el gusto de poder ayudar  (algo así como una ayuda incondicional).  Si la cantidad es muy elevada, entonces tal vez solo aportes lo que consideres que no afecte mucho tu economía en caso de que no te paguen, o tal vez no prestar, o hacer el préstamo a través de la firma de un pagaré, etc.  pero siempre consciente de los riesgos

   8)      La expectativa que tienen los padres de los hijos ha sido motivo de muchas novelas y películas, desde esperar que nazcan bien, hasta que continúen en el “negocio familiar”, o que estudien la carrera que los padres consideren es la mejor , o que se casen con la pareja que los padres aprueben, o que practiquen el deporte preferido del papá,  o hasta que se conviertan en celebridades y si esto no ocurre los padres se sienten decepcionados, enojados, y culpables por no haber sabido encaminar a sus hijos.   Por el contrario, cuando los padres aceptan a los hijos con sus cualidades y defectos, identifican sus fortalezas y crean un ambiente que estimule y nutra sus talentos, van a amar y apoyar a sus hijos en las decisiones que éstos tomen compartiendo logros y fracasos con respeto.  

La lista de expectativas es inmensa, tan solo las expectativas de pareja es tan amplia que prefiero solo mencionarla, lo mismo pasa con las expectativas familiares, de los amigos, de los políticos y de la vida misma, pero todo se puede resumir en que sea  cual sea la expectativa, si ésta no se cumple, genera sentimientos negativos como decepción, enojo, tristeza, depresión, etc.  En cambio, mientras más consciente estés que existen dos opciones (que se cumpla o no se cumpla tu expectativa) y más preparado estés para aceptarlas, te será mucho más sencillo superar el acontecimiento, viviendo feliz el presente, con paz, tranquilidad y satisfacción.

Y para concluir quiero aclarar que es bueno tener expectativas porque son nuestro motor para hacer cosas que nos dan satisfacción, pero lo importante es no aferrarse a ellas.  A veces tener un “Plan B” por si no salen las cosas como quisieras te puede ayudar a “amortiguar el golpe.”

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