viernes, 19 de agosto de 2016

Del Libro “Comunícate, Cautiva y Convence” de Gaby Vargas





COMO EVITAR LOS MALOS ENTENDIDOS


¿Sabías que nueve de cada 10 problemas se deben a una mala comunicación entre las personas?  Esto puede sonar exagerado, pero los estudios comprueban que así es.  Y como dice Graham Green:  “Si superáramos el último por qué de las cosas, tendríamos compasión hasta de las estrellas.”
Todos sabemos que la sinceridad, el tacto y la expresión genuina de los sentimientos son prácticas vitales en las relaciones con nuestra familia, amigos, seres queridos y compañeros de trabajo.  Sin embargo, en la comunicación hay obstáculos que interfieren cuando menos lo deseamos.  Como vimos, es muy común que haya malos entendidos:  “Yo pensé que tú…”  “es que no sabía que…”  Además, están las dificultades en la transmisión del mensaje:  “Eso no es lo que quise decir…”  Entendí  que…”  “Nunca dije eso…”  Las palabras “correctas  no salen o bien salen tarde y se establece una lucha con los vocablos que, a veces, parecen expresar algo diferente a lo que en verdad sentimos o, al salir de nuestra boca, se oyen ridículos, huecos, tontos o poco atinados.
Así, a muchos se nos dificulta encontrar la línea, el balance en que las palabras se conectan con la cabeza y el corazón de manera armónica.  El resultado es que, a veces, por casualidad, le atinamos, y otras tantas nos equivocamos.
Es un hecho que hay personas dotadas de una maravillosa capacidad de empatía y convivir con ellas es una verdadera delicia.  Estos seres poseen una línea de comunicación que corre derecha, firme y segura:  inicia en el corazón, pasa por la cabeza y cobra forma en palabras….

A manera de resumen, comparto contigo algunas técnicas que nos pueden ayudar a evitar malos entendidos:
   1)       Piensa antes de hablar.  Las palabras espontáneas no siempre son las mejores.  Tómate el tiempo necesario para descifrar tus pensamientos.  Mentalmente, revisa qué sientes, qué piensas y qué quieres para, sólo entonces, ponerlo en palabras.
   2)      No hay prisa.  El verdadero diálogo no es un rebote inmediato de palabras.  Está bien permanecer callados mientras pensamos la respuesta adecuada.  Si es necesario, gana tiempo con frases del tipo:  “Esa pregunta es importante, déjame pensarla un momento.”
   3)      Ensaya lo que vas a decir.  Se vale.  Si envidias las respuestas ágiles e inteligentes que ves en las películas, sólo recuerda que los personajes siguen un guión.  De igual manera, anticipa todo tipo de respuestas que pudieran seguir de cualquier diálogo que pienses establecer, desde las más favorables, hasta las menos optimistas.  Experimenta lo que sentirías y lo que dirías en caso de que sucediera cada una de ellas.
   4)      Haz la tarea:  La comunicación que convence, que persuade, no sólo está llena de palabras bonitas; sobre todo, requiere de honestidad, entusiasmo, datos útiles y relevantes.
   5)      Escoge el momento y lugar apropiado.  Procura que la conversación se lleve a cabo en un lugar tranquilo.  Y, si se trata de pedir un aumento, hazlo después de haber concluido un proyecto exitoso.  Si, en lo familiar, sabes que tu pareja está de mejor humor después del café de la mañana, con paciencia espera ese momento.
   6)      Cuida tu lenguaje corporal.  En 1971, el psicólogo Albert Mehrabian concluyó un estudio sobre la naturaleza de la persuasión.  Encontró que 55 por ciento de la efectividad en la persuasión depende de las señales visuales no verbales que emitimos.  Es decir, gestos y movimientos corporales:  mantén un buen contacto visual, evita cruzar los brazos o inclinarte hacia atrás.  En seguida, influye el tono, la inflexión de voz y el ritmo con el que emitimos las palabras.  Treinta y ocho por ciento de la efectividad de la persuasión lo ocupan los tonos de voz graves y profundos que se perciben como más convincentes, y ocurre lo mismo con los tonos pausados, por lo que Mehrabian concluye que 93 por ciento del mensaje verbal tiene muy poco que ver con las palabras que utilicemos.  Las palabras, de hecho, sólo importan siete por ciento.
   7)      Usa el pronombre nosotros.  En una conversación, el pronombre yo se enfrenta al otro pronombre tú.  Si, a través de escuchar, de hablar en el momento y lugar adecuado, logramos sumar el yo con el tú, dará como resultado un nosotros.



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