Del libro
“Por el placer de vivir” de César Lozano
- ¡Yo no sé
por qué hay gente que por más que uno intenta agradar no es posible! Yo procuro
tratar bien a toda mi familia y a mis conocidos, me considero una persona
agradable, busco que todos a mi alrededor estén contentos. Pero no puedo
entender, por ejemplo, por qué una vecina y una cuñada por más que me esfuerzo
por agradarles, me hacen la vida imposible.
¡No me quieren! Yo no les hago nada y siempre hablan mal de mí, y sé que
buscan complicarme la existencia – me dijo la mujer.
- Conoce la regla 80-10-10? – le pregunté
- No, nunca
la había escuchado – me dijo.
- En
condiciones normales, al ochenta por
ciento de la gente le caemos bien; al
diez por ciento, ni bien ni mal, o sea, les somos y les seremos
indiferentes. Pero al otro diez por
cientos no le caemos bien y ni modo. Es imposible agradar a todo el mundo –
le expliqué en forma simple el significado de esta regla. Ese último diez por
ciento son las personas que te criticarán por no ser tan bueno como ellos o
ellas desean. Son a quienes les molesta
el brillo que emites por ser puntual, trabajador, responsable, amado,
valorado o respetado. Siempre habrá quienes se quejen y critiquen lo bien que te va o lo amado que eres, simple y
sencillamente porque no tienen lo que posees tú. La envidia o el coraje por ver tu superación les hará colocarte en ese
último diez por ciento – concluí.
- ¿Pero yo
qué culpa tengo de esto? – me preguntó.
- Ninguna –
le contesté – pero nuestra felicidad no
puede depender nunca de este tipo de personas contrarias a nuestra forma de ver
las cosas, que van en la última clasificación. Ése es precisamente el error que muchos
cometemos en algún momento de nuestra vida: nos enfocamos en la gente que no
nos quiere en lugar de agradecer a quien si nos acepta como somos. ¡Imagínate! ¡Imposible agradar a todo el mundo!
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