jueves, 31 de enero de 2013

Del Libro “Bienveida al Club de las cuarentonas felices” de Rosaura Rodríguez….





- Estoy cansada, harta y aburrida de hacer dieta y que no sirva de nada.  He llevado la dieta de los carbohidratos a los extremos.  Con decirte que ni comulgo, para que mejor me entiendas, y así no le meto al cuerpo la harinita de la hostia.  Y sigo igual.
- Es que hasta en eso la iglesia está atrasada.  Deberían tener hostias integrales o bajas en calorías.
- ¿Tendré problemas de tiroides?
- No te extrañe, a lo mejor esa también se cansó.
- Para colmo de males, resulta que todo lo que como no sólo se deposita inmediatamente en mi trasero, sino que además, me están saliendo gorditos por todos lados.  Ya ni se cuál me preocupa más, si el de la cadera o el de la espalda.
-Pues yo he llegado a la conclusión de que esos no se van ni con dieta.  Por lo que me han dicho la única solución es la liposucción.  Y como que duele y mucho.
- ¿Será que la solución es hacernos la lipo en los gordos, las nalgas y la barriga?
- ¡Uta madre! ¿Te imaginas una lipo en mi trasero? Eso sí que sería un sunami que acabaría con todo en la sala de operaciones.  No, yo prefiero seguir aguantando hambre y hacer ejercicio.  Si algo vamos a comer en esta época es hierro, mi reina, porque con los aeróbicos ya no es suficiente.  La cuestión es de pesas.
- ¿Cómo que no?  ¿Entonces para qué tanta bicicleta, elíptica, Zumba y Samba?
- Para mantener el peso, pero corres el riesgo de convertirte en pésimo público.
- ¿Qué tiene qué ver que sea buen público con el ejercicio?
- Que al paso que vamos, ni vamos a ser capaces de aplaudir sin que el gordo debajo del brazo parezca bandera ondeando durante tormenta tropical.  Así que, o nos levantamos a punta de hierro, y no del tomado precisamente, o seremos un público moderado y reprimido.

Creo que voy camino a convertirme en un zoológico ambulante.  Y esa canción infantil que decía “vamos al zoológico, lógico, a ver animales cuáles, cuáles”  se refiere a mí.  Eso según una revista que dice que “debido a la baja de los estrógenos durante el período del climaterio se suelen tener alteraciones en la piel que van desde la formación de arrugas, pérdida de tonicidad muscular, aumento del vello en el mentón y en el labio superior y resequedad”.  En poco tiempo no voy a tener que ir al zoológico para ver unos animales que se me han acomodado en el cuerpo.  Está el gallinero alrededor de mis ojos y la cresta de gallo posicionada en mis axilas, tendré el pavo en mi barbilla, las ojeras de mapache, la pancita de canguro, la cara manchada como si fuera un puma, la piel seca y acartonada de un elefante, el pelo blanco de un oso polar y Dios me libre de los bigotes de gato.  Nunca he sido muy peluda, pero tengo entendido que con el desbalance hormonal cabe la posibilidad de que tenga que empezar a depilarme los bigotes y hasta uno que otro pelito en la barba que me convertirán además en descendiente directa de las cabras.

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