Del Libro “No te
preocupes, ¡enfádate si quieres! De Ajahn Brahm
Un retiro de perro
Para ser justo
con todas las mascotas, contaré ahora una historia que me llegó no hace mucho
acerca de cómo un perro especialmente inteligente se las arregla con el estrés
de la vida moderna.
Una mujer que
volvía un día de hacer sus compras abrió la puerta de su casa, situada en las
afueras.
De repente, saliendo de ninguna parte, apareció un gran perro que se metió como
un rayo en el interior de su vivienda.
La mujer apenas había tenido tiempo de dejar todas sus bolsas en el
suelo, cuando vio que el perro ya se había hecho un ovillo en un tranquilo
rincón de la habitación, en el que enseguida
se quedó dormido. Se trataba de
un perro labrador, tenía puesto un collar y estaba bien cepillado, así que podía afirmarse con
seguridad que no era un perro callejero.
A la amable mujer le gustaban los perros, en especial aquel, de modo que
no puso ningún obstáculo a su presencia y lo dejó que se quedara. Después de dos horas, el perro se despertó y
la mujer lo dejó salir. Y el animal
desapareció.
Al siguiente día,
el can volvió a la casa, y la mujer lo dejó entrar de nuevo. El animal se dirigió al mismo rincón
apacible, se hizo un ovillo y allí estuvo durmiendo durante otras dos horas.
Exactamente la
misma situación se repitió los dos o tres días siguientes, y la mujer empezó a
preguntarse dónde viviría aquel adorable animal y por qué seguía acudiendo a su
casa. Así que escribió una nota, la
dobló y la colocó bajo el collar del labrador.
La nota decía así:
Su perro ha estado viniendo a mi casa todas las
tardes los últimos cinco días. Todo lo
que hace es dormir tranquilamente. Es
bueno y cariñoso, de modo que no me importa, pero me pregunto dónde vive y por
qué sigue viniendo aquí.
Al siguiente día
el perro volvió a su casa para dormir en su rincón, pero llevaba otra nota
fijada a su collar. La respuesta decía:
Mi perro vive en una casa ruidosa con mi gruñona
esposa y mis cuatro hijos, dos de los cuales tienen menos de cinco años. Sin duda, va a su casa buscando un poco de
paz y tranquilidad para poder echar un sueñecito. ¿Puedo ir yo también?
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