jueves, 30 de septiembre de 2021

Del Libro “No te preocupes, ¡enfádate si quieres! De Ajahn Brahm

 

Del Libro “No te preocupes, ¡enfádate si quieres! De Ajahn Brahm

 

Un retiro de perro


Para ser justo con todas las mascotas, contaré ahora una historia que me llegó no hace mucho acerca de cómo un perro especialmente inteligente se las arregla con el estrés de la vida moderna.

Una mujer que volvía un día de hacer sus compras abrió la puerta de su casa, situada en las afueras. 
De repente, saliendo de ninguna parte, apareció un gran perro que se metió como un rayo en el interior de su vivienda.  La mujer apenas había tenido tiempo de dejar todas sus bolsas en el suelo, cuando vio que el perro ya se había hecho un ovillo en un tranquilo rincón de la habitación, en el que enseguida  se quedó dormido.  Se trataba de un perro labrador, tenía puesto un collar y estaba  bien cepillado, así que podía afirmarse con seguridad que no era un perro callejero.  A la amable mujer le gustaban los perros, en especial aquel, de modo que no puso ningún obstáculo a su presencia y lo dejó que se quedara.  Después de dos horas, el perro se despertó y la mujer lo dejó salir.  Y el animal desapareció.

Al siguiente día, el can volvió a la casa, y la mujer lo dejó entrar de nuevo.  El animal se dirigió al mismo rincón apacible, se hizo un ovillo y allí estuvo durmiendo durante otras dos horas.

Exactamente la misma situación se repitió los dos o tres días siguientes, y la mujer empezó a preguntarse dónde viviría aquel adorable animal y por qué seguía acudiendo a su casa.  Así que escribió una nota, la dobló y la colocó bajo el collar del labrador.  La nota decía así:

Su perro ha estado viniendo a mi casa todas las tardes los últimos cinco días.  Todo lo que hace es dormir tranquilamente.  Es bueno y cariñoso, de modo que no me importa, pero me pregunto dónde vive y por qué sigue viniendo aquí.

Al siguiente día el perro volvió a su casa para dormir en su rincón, pero llevaba otra nota fijada a su collar.  La respuesta decía:

Mi perro vive en una casa ruidosa con mi gruñona esposa y mis cuatro hijos, dos de los cuales tienen menos de cinco años.  Sin duda, va a su casa buscando un poco de paz y tranquilidad para poder echar un sueñecito.  ¿Puedo ir yo también?

 

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