El Segundo Acuerdo.
No te tomes nada personalmente.
Suceda lo
que suceda a tu alrededor, no te lo tomes personalmente….. Si te encuentro en
la calle y te digo: “¡Eh, eres un
estúpido!”, sin conocerte, no me refiero a ti, sino a mí. Si te lo tomas personalmente, tal vez te
creas que eres un estúpido. Quizá te
digas a ti mismo; “¿Cómo lo sabe? ¿Acaso
es clarividente o es que todos pueden ver lo estúpido que soy?”.
Lo que
piensas de mí no es importante para mí y no me lo tomo personalmente. Cuando la gente me dice: “Miguel, eres el mejor”, no me lo tomo
personalmente, y tampoco lo hago cuando me dice “Miguel, eres el peor”. Sé que cuando estés contento, me dirás: “Miguel, eres un ángel!”. Pero cuando estés enfadado conmigo, me dirás:
“¡Oh, Miguel, eres un demonio! Eres repugnante.
¿Cómo puedes decir esas cosas?”. Ninguno de los dos comentarios me afecta
porque yo sé lo que soy. No necesito
que me acepten. No necesito que nadie me
diga: “¡Miguel, qué bien lo haces!”,
o “¡Cómo eres capaz de hacer eso!”.
No, no me
lo tomo personalmente. Pienses lo que
pienses, sientas lo que sientas, sé que
se trata de tu problema y no del mío. Es
tu manera de ver el mundo. No me
lo tomo de un modo personal porque te refieres a ti mismo y no a mí. Los demás tienen sus propias opiniones según
su sistema de creencias, de modo que nada de lo que piensen de mí estará
realmente relacionado conmigo, sino con ellos.
Es posible
que incluso me digas: “Miguel, lo que dices me duele”. Pero lo que te duele no es lo que yo digo,
sino las heridas que tienes y que yo he rozado con lo que he dicho. Eres tú mismo quien se hace daño. No me lo puedo tomar personalmente en modo
alguno, y no porque no crea ni confíe en ti, sino porque sé que ves el mundo
con distintos ojos, con los tuyos.
Cuando
realmente vemos a los demás tal como son sin tomárnoslo personalmente, lo que
hagan o digan no nos dañará. Aunque los
demás te mientan, no importa. Te mienten
porque tienen miedo. Tienen miedo de que
descubras que no son perfectos. Quitarse
la máscara social resulta doloroso.
Si
conviertes el Segundo Acuerdo en un hábito, descubrirás que nada podrá
devolverte al infierno. Una gran
cantidad de libertad surge cuando no nos tomamos nada personalmente. Serás inmune a los magos negros y ningún
hechizo te afectará, por muy fuerte que sea.
El mundo entero puede contar
chismes sobre ti, pero si no te los tomas personalmente, serás inmune a ellos. Alguien puede enviarte veneno emocional de
forma intencionada, pero si no te lo tomas personalmente, no te lo
tragarás. Cuando no tomas el veneno
emocional, se vuelve más nocivo para el que lo envía, pero no para ti.
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