Salte del Club de la Queja
“Es injusto.” “Sí, pero…”
“El maestro me trae de bajada.” “Todo me sale mal siempre.” “¡Ay, me
duele todo!” “Tengo pésima suerte,” “No puedo hacer nada.” “Nunca me vienen a
visitar.” “¡Estoy gordísima!” “¡Está muy difícil!”
Este club es muy popular y lo constituyen numerosos
miembros. Ser uno de sus socios implica
incontables beneficios ya que es muy cómodo.
Es el Club de la Queja. ¿Conoces
algún socio? ¿Eres uno de ellos?
Aunque no lo creas, muchos de nosotros, consciente o
inconscientemente, somos miembros fundadores, porque preferimos quedarnos en el
limbo de la queja, de la enfermedad imaginaria y de la baja autoestima, antes
que entrar al mundo de los “muy seguros de sí mismos”; esto, por temor a perder
algunas cosas que consideramos muy útiles para sobrevivir.
Como gozamos de muchos beneficios psicológicos, se dificulta
renunciar a ellos para salir adelante.
¿Te parece descabellado? ¡Por supuesto!. Nunca pensamos en los
beneficios como tales y jamás admitiríamos su existencia en forma consciente,
sin embargo ahí están.
No importa si tenemos o no la intención de salir de este
club: en el fondo podemos llegar a tener una adicción a él y a jugar el papel
de socio vitalicio. Es irónico e
increíble lo que te voy a decir, pero nos llegamos a “sentir bien por sentirnos mal”. Sí, leíste bien: Nos llegamos a sentir bien
por sentirnos mal. ¡Claro!, porque de
esa manera es muy cómodo, si pusiéramos un anuncio en el periódico que invitara
a incrementar el número de miembros del club; el anuncio podría decir algo así:
¡Gran oportunidad! Inscríbase al Club de la Queja
y obtenga los siguientes beneficios:
·
Siempre logrará captar la atención de los demás
·
Tendrá una excusa
permanente para no concentrarse en sus deberes
·
Encontrará el pretexto perfecto para comer lo que quiera y dejarse llevar por los
malos hábitos.
·
Podrá evadir
sus responsabilidades y culpar a otro si algo sale mal
·
Logrará que la gente sienta lástima por usted
·
Conseguirá que los demás se transformen en sus motivadores permanentes y recibirá,
constantemente, halagos y flores que le levantarán el ánimo
·
Será aceptado
fácilmente debido a que no representa ninguna amenaza para nadie
·
Nunca
fracasará porque nunca intentará nada
·
Si se comporta de una manera inadecuada, no
importa. Los demás lo disculparán porque saben que es una persona que tiene problemas.
·
Todos se
compadecerán de usted. ¡inscríbase
ya!
Inscripciones al teléfono…..
Suena tentador, ¿no? Y, ¿te digo una cosa? Muchos de nosotros somos socios expertos de
este club. Piensa en la cantidad de
veces en que; quizá sin darte cuenta, los demás escuchan tus quejas: “Me siento apachurrado.” “Estoy en la depre.” “Me lleva el tren.” “Me
siento como araña fumigada.” O bien: “La culpa es del maestro, del gobierno o
del vecino.” Criticamos todo y a todos.
… Es fundamental
darte cuenta que, a la larga, pertenecer a este club termina por no funcionar y
los aparentes beneficios se revelan como grandes limitaciones para el
desarrollo del espíritu y la mente.
Recuerda que la queja degrada al ser humano. Además, tus pensamientos son como
imanes. Todo aquello que piensas, lo
atraes y se refleja en tu vida. Es
increíble, pero nuestra actitud y manera de pensar es lo que le da forma a
nuestra vida.
¿Por dónde empezar?
El primer paso es darte cuenta y hacerte consciente de cada
vez que te quejas de algo. Piensa, ¿cómo cambiarías tu vida
si en lugar de una queja saliera de tu una palabra amable, un “gracias”,
un comentario de aprecio hacia el otro?
Comparto contigo una de las muchas maneras para salir de
este club. Todas las noches, antes de
dormir, haz una lista de cinco o 10
cosas por las que tengas que dar gracias a Dios, a la vida o a quien tú quieras. Agradece tu salud, tus amigos,
los momentos agradables del día.
Poco a poco nos iremos dando cuenta de que cuando
la mira está enfocada en la queja, pasamos por alto las innumerables
bendiciones que la vida nos da. El cambio en tu actitud se reflejará en
toda tu persona y te aseguro que los demás lo notarán de inmediato. ¡Es cierto!
Se necesita valor
y decisión para salir de un cómodo círculo vicioso. Sin embargo, cuando lo logras, podrás
descubrir que tu autoestima crece y,
lejos de perder la atención de los demás, la sumarás a la admiración por haber
tenido el coraje de desafiliarte del Club de la Queja.
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