sábado, 27 de abril de 2019

Del Libro “¡Porque lo mando yo! 2 de John K. Rosemond


Del Libro “¡Porque lo mando yo! 2   de John K. Rosemond





TRANSFORMACIONES


Como el marcador mágico de Charlie, los juguetes efectivamente creativos, tienen una característica en común:  Todos estimulan y habilitan a los niños para realizar lo que se llama “Transformaciones”.  Un niño realiza una transformación, siempre y cuando use algo, cualquier cosa, para representar algo más.  Por lo tanto, cuando un niño toma una piña, la pone sobre la tierra, y la llama árbol, ésa es una transformaciónLas transformaciones son la esencia de la fantasía.  Lo que a su vez, es la esencia del juego.  En las manos de un niño, una caja vacía puede transformarse en un bote, un auto, una mesa o cualquier otra cosa que él desee que sea.  Un niño puede también transformarse a sí mismo en cualquier otra persona que quiera ser:  Tarzán, Jane, o el tendero de la colina.  Si un juguete apoya a un niño para hacer transformaciones, entonces se toma como bien empleado el costo del juguete, sin mencionar el tiempo que el niño disfrutará jugando con él.

Los juguetes que estimulan las transformaciones incluyen materiales creativos como el barro, crayones y pinturas para usar con los dedos.  De hecho, ahí están los accesorios cotidianos de la casa como cajas de avena vacías, botellas plásticas de refrescos, palas, cucharas, cajas de zapatos, carretes de hilo vacíos, sombreros de paja, bolsas de papel, botones, cacerolas, y rollos de papel higiénicos vacíos.  Y  no olvide cuanta diversión puede tener un niño apilando cajas de cartón, transformándolas en edificios.  Fuera de casa hay hojas, varas, piñas, piedras y lodo, ¡Glorioso lodo!  La lista es interminable, reducida solamente por los límites virtuales de la imaginación del niño.
Cuando era niño, uno de mis juguetes favoritos era una caja vacía de avena.  Podía convertirla en cualquier cosa que yo quisiera.  La volteaba hacia abajo, pasando una cuerda a través de dos agujeros hechos en los lados y se “convertía” en un tambor que colgaba de mi cuello y que tocaba con dos cucharas de madera.  O le hacía dos ranuras en la parte de arriba y otras de lado a manera de puente levadizo, y se convertía en un castillo, un listón, o un sombrero de copa.   ¿Cuánto pueden costar éstos juguetes?  El precio de una caja de avena.  ¿Cuánto gané de ella? ¡Muchísimo!  Después de todo, yo las hice con mis propias manos.

Mientras su hijo sea pequeño, enséñele a usar como ollas y canastas, cajas vacías, limpia pipas, y retazos, para hacer sus propios juguetes.  Una vez que le haya enseñado a un niño lo que se puede hacer con una caja, alguna cinta, pedazos de papel de construcción y un par de tijeras, ¡Nada lo detendrá!  Un niño que hace sus propios juguetes no sólo está aprendiendo cómo entretenerse, sino que también está ejercitando su independencia, autosuficiencia, iniciativa, su fuente de recursos, la coordinación de ojos-manos, inteligencia-imaginación, capacidad de logro y realización, motivación-creatividad, y por lo tanto, su autoestima.  ¿Qué más puede desear un padre?  Existen muchas inversiones que los padres pueden hacer con su tiempo y energía, mismas que se pagarán al máximo por sí mismas.



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