“Una bella sonrisa”….. Autora: Alicia Campos
Cuando era niña, reía a carcajadas con la naturalidad y espontaneidad
que tienen las criaturas en sus primeros años, ante eventos graciosos,
situaciones divertidas y hasta por el simple hecho de sentirse feliz; pero
luego cuando se me empezaron a caer los dientes, cubría mi boca cada vez que
sonreía para evitar la burla de la gente, principalmente de mis compañeros y
compañeras de clase. No me sentía tan
mal, porque no era la única entre los chiquillos de la edad, pero de cualquier
forma me limitaba en reír abiertamente.
En la adolescencia las cosas se complicaron, porque a pesar
de tener ya mi dentadura completa, estaba totalmente desalineada sobresaliendo
al frente los famosos “dientes de conejo” y los conocidos “colmillos de vampiro”
y entonces si dejé de reír, o lo hacía solo ante familiares y amigos muy
cercanos y tapándome la boca.
Pasaron unos 3 años y poco a poco volví a reír a veces al
descubierto, otras agachando la cabeza para que no pudieran ver mi fea
dentadura, y otras veces utilizando mis manos o algún otro objeto para ocultar
mis dientes.
Cuando obtuve mi primer trabajo, recuerdo esperar con ansias
el primer cheque porque estaba decidida a ir con un ortodoncista para mi
arreglo bucal, pero una vez teniendo el dinero en mano preferí gastármelo en
una cena con mi mamá y un poco de ropa.
El segundo cheque fue para más ropa, zapatos y una ida al cine, y así
sucesivamente siempre había “otras prioridades”.
El tiempo pasó y aunque en la edad adulta ya reía con
naturalidad, estaba consciente de que algunas personas criticarían mi sonrisa
por el mal acomodo de mi dentadura, así que por fin hice cita con el
ortodoncista para un presupuesto, el cual en aquel entonces equivalía a un
viaje a Cancún, México y decidí realizar el viaje.
Un día conocí a una familia norteamericana, y el comentario
de la señora NUNCA lo olvidaré ya que cambió por completo la percepción de mi
propia sonrisa. Le dijo a la persona que
nos presentó… “¿Sabes que me gusta de
tu amiga? …. ¡Su sonrisa!!! Es tan
natural, tan franca, tan espontánea, irradia felicidad”
Obvio que en cuanto inició la pregunta “¿sabes que me gusta de tu amiga?” me
quedé atenta a la respuesta que para mi sorpresa fue… “su sonrisa”. No había
cámaras que grabaran la expresión de mi rostro pero estoy segura que me
quedé boquiabierta. No lo podía creer!!!! Años creyendo que tenía una de las peores
sonrisas y a ella le gustaba; A una
persona proveniente de una cultura donde las aseguranzas dentales forman parte de su día a día.
Al reflexionar en lo que acababa de escuchar, entendí que había
una enorme diferencia entre una sonrisa y un perfecto acomodo de las piezas
dentales. Ella estaba describiendo mi sonrisa como el resultado de tener alegría en el alma, y que yo equivocadamente ocultaba
por temor a burlas, desaprobación y críticas que tal vez ni ocurrirían.
Desde entonces, río como cuando era niña y vivo feliz y orgullosa
de mi bella sonrisa!!!!
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