Planear tu
vida…. Autora: Alicia Campos
En Tanatología
gerontológica aprendí que a muy temprana edad, se debe planear como queremos
vivir los pocos o muchos años que nos queden de vida. Para empezar debe hacerse sin miedo a la muerte, y considerándola como parte de la vida.
Los jóvenes se
creen indestructibles, y la mayoría de las personas adultas se rehúsan a hablar
de la muerte pensando que es muy temprano para ello, que los 50, 60, o 70 años
no son razón suficiente para tocar tan “desagradable tema”; lo dicen como si
tuvieran un acuerdo firmado con la muerte que les garantice vivir muchos años
más, con buena salud y excelentes condiciones de vida.
Independientemente
de la edad que tengas, es saludable pensar en cómo quieres vivir tu vida para
quedar en paz, tanto en el proceso de envejecer, como al momento de morir.
Si eres una
persona ambiciosa que quiere vivir muchísimos años, saludable, completamente
autosuficiente económicamente hablando, y con paz mental, evalúa que es lo que
estás haciendo o necesitas hacer para lograrlo. De ahí la importancia de tomar
conciencia sobre la vejez y la muerte a temprana edad, porque si en realidad
quieres una buena calidad de vida, hay que empezar desde ahora.
¿Cómo pretenderías vivir saludable en la
vejez si no realizas tus chequeos médicos, no haces ejercicio y tu alimentación
no es la adecuada?
¿Cómo piensas en ser una persona
financieramente solvente si no tienes el hábito del ahorro e inversión?
¿Cómo crees que puedes tener paz mental si
cargas con resentimientos, odio, rencor y otras emociones desagradables?
¿Cómo podrías sentirte útil si no has
pensado en que vas a hacer con tu tiempo cuando dejes el ámbito laboral? ¿Qué oficio, actividad o hobbies llenarán las
horas del día? ¿En qué asociaciones, clubes o agrupaciones participarás para
sentirte útil y dejar un legado?
Por nuestro
propio beneficio debemos planear una vida con todos los documentos en orden por
si ocurre una muerte súbita, con un proyecto de vida extendido por si tenemos
una larga vida y así vivirla en plenitud y con libertad, y con un equipaje
emocional ligero para que sea más fácil la despedida.