jueves, 20 de abril de 2023

“Favor con favor NO se paga”. Autora: Alicia Campos.

 

“Favor con favor NO se paga”.    Autora:  Alicia Campos.

 


Una breve definición de FAVOR que se encuentra en el diccionario es “Ayuda, servicio o protección gratuita”; otra definición es “Acto que se realiza para ayudar, complacer o prestar un servicio a una persona por amabilidad, amistad o afecto.”  Si se fijan no hay nada que indique un pago.

Sin embargo, existe un refrán que dice “favor con favor se paga” y no tengo idea a quien se le ocurrió, pero supongo fue a una persona que esperaba “cobrarse el favor”, o “sacar un beneficio a expensas de la necesidad de otro”, o “tomar ventaja de alguna forma”.  De ahí que cuando alguien se ofrece a apoyarnos, nos obsequia algo, o tiene muchas atenciones hacia nosotros, sentimos que estamos en deuda o que más tarde nos cobrará el favor.  

Esta reflexión es para invitarlos a dejar de pensar en ese dicho y a cambiar ese sentimiento de obligación hacia quien nos ayudó, y sobre todo a que hagamos los favores sin esperar nada a cambio, de lo contrario sería un préstamo, un trueque, un crédito, o un adeudo con una fecha de caducidad pendiente. 

Los favores se hacen desde el fondo del corazón y pensando en el bienestar de quien lo solicita, por lo tanto, si hubiese una retribución sería la satisfacción de haber ayudado, el gusto por compartir, y la alegría de haber sido útil para quien se encontraba en apuros.  Algunas personas quedan tan agradecidas por la ayuda recibida que tal vez quieran premiar o compensar dicho acto, y es correcto aceptarlo mientras sea solo por complacer a quien solicitó el favor.

Los favores son muestra de amor y bondad, por lo tanto deben ser incondicionales y desinteresados, pero hay que tener cuidado con aquellos que quieren tomar ventaja de nuestro gran corazón, tal vez en algún momento debas poner límites o aclarar el alcance de tus posibilidades.  Por ejemplo, una persona que continuamente te pide tu patineta, bicicleta y otros artículos, tal vez deba aprender a obtener sus propias cosas y el negárselos sería una forma de concientizarlo de ello. 

Por otro lado, cuando te soliciten un favor tómate el tiempo de analizarlo y evaluar los riesgos así como los  efectos en tu vida diaria.  Por ejemplo, si un amigo te pide tu chamarra de piel para un evento importante, considera el riesgo de que pueda extraviarla, deteriorarla o simplemente no devolvértela, eso te ayudará a decidir si la prestas o no.  Ahora bien, si decides prestar la chamarra, desde un principio indícale las responsabilidades del cuidado de dicha prenda y el momento de la devolución, pero no vayas a cobrar el favor más adelante.

Es verdaderamente desagradable encontrarnos con personas que parecen llevar una libreta listando todos los favores que han hecho y el balance adeudado, y el día que por alguna razón no podemos ayudarlos cuando nos solicitan un favor, remarcan el “adeudo” casi exigiendo el pago.   Más que pensar en la devolución del favor, se deberían enfocar en ver la calidad humana y la buena voluntad de las personas que le han ayudado, para así contagiarse de esa nobleza de corazón y hacer lo mismo.

 

Por otra parte, para quien solicita el favor, lo debe hacer sin expectativas, y vamos a depender de las posibilidades y firme deseo que tiene la persona para ayudarnos, si NO puede, NO quiere o NO tiene la capacidad para hacerlo, no debe afectarnos, simplemente debemos buscar alternativas para solucionar nuestro problema. En cuanto a quien brinda el favor, debe ser sin sentirse obligado, sin presiones y sin culpas, más bien debe ser un acto genuino y espontáneo, aunque en la familia principalmente pareciera ser una obligación. 

Quiero remarcar que hay que ser agradecidos con quienes decidieron ayudarnos, ya que pusieron en segundo lugar sus actividades por auxiliarnos, y en algunos casos nos salvaron de hacer un gasto no contemplado.  Aun cuando su mejor esfuerzo pudiera no cumplir con nuestras expectativas o resultado esperado,  y en términos generales las cosas no salgan como quisiéramos, hay que agradecerlo por el simple hecho de que tuvieron la intención de apoyarnos.  Un ejemplo clásico es cuando se solicita apoyo para cuidar a los hijos, tal vez el cuidador les de golosinas o alimentos que a los padres no les agrade, pero no deben molestarse ya que gracias al favor que hicieron por cuidar a los niños, ellos pudieron ir a trabajar sabiendo que sus hijos tenían protección y cuidados.  Y vaya que cuidar niños ajenos es una gran responsabilidad, pero ese es otro tema.

Por último, debemos estar preparados para recibir malas críticas, enojos y desacuerdos cuando nos negamos a acceder a la petición de un favor, y en gran parte es porque no nos gusta recibir un “no” como respuesta, pero primero está nuestro bienestar.  Si el solicitante se molesta, puedes simplemente decir lo siento, o explicar de forma asertiva tus razones, o mejor aún, presentarle algunas alternativas, pero nunca sentirte obligado a acceder porque entonces deja de ser un favor.

 

En conclusión: 

Un favor es una ayuda que no requiere de un pago, habrá personas que queden tan agradecidas que te quieran compensar por tu apoyo, lo cual es correcto aceptar, pero lo importante es que no hay obligación alguna.

 

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