sábado, 21 de agosto de 2021

Del Libro “No te preocupes, ¡enfádate si quieres!” de Ajahn Brahm

 

Del Libro “No te preocupes, ¡enfádate si quieres!” de  Ajahn Brahm

 

No soy bastante bueno

 


La mayoría de los matones tienen una baja autoestima.  Tratan de compensar su falta de valoración propia dominando a los demás.  Se sienten superiores cuando intimidan a otro.

El Buda reveló que existen tres formas de vanidad:

1.-  Penar que uno es mejor que cualquier otro.

2.-  Pensar que uno es peor que cualquier otro.

3.-  Pensar que uno es igual que cualquier otro.

La segunda forma de vanidad, a menudo no reconocida como tal, es la principal causa de intimidación.  Si pudiéramos dejar de juzgarnos unos a otros, entonces podríamos dejar de juzgarnos a nosotros mismos.  En consecuencia, la necesidad de intimidar, verbal o físicamente, sería mucho más reducida.

En una recepción, un invitado bien vestido se presentó orgullosamente al anfitrión como médico.

-  También yo soy médico – dijo efusivamente el anfitrión -. Me dedico a la  medicina general.

-  Ah, solo médico de cabecera… Yo soy cirujano del cerebro – dijo el invitado, levantando la nariz –. ¡Ser médico de cabecera y ser cirujano cerebral son cosas muy distintas!

- También yo soy médico – dijo la esposa del anfitrión –.  Trabajo para médicos sin Fronteras y acabo de volver de una estancia de seis meses en una región de Oriente Medio, tratando a niños heridos en la guerra.  Era un trabajo peligroso, pero alguien tiene que ayudar a esos pobres chicos…

- Debe ser difícil hacer trabajo caritativo – replicó el engreído invitado, levantando aún más la nariz-, ¡pero debe usted admitir, que no es en absoluto tan difícil como ser cirujano del cerebro!

- También yo soy doctor – interrumpió el hijo del anfitrión –. Tengo un doctorado en Física, y trabajo para la NASA construyendo satélites.  Debe usted admitir, doctor, ¡que la cirugía cerebral no es en absoluto tan complicada como la ciencia de los satélites!

Entonces, la nariz del bien vestido invitado se cayó, junto con su vanidad.

Si te sientes bien pensando que eres mejor que algún otro, entonces sufrirás en igual proporción cuando encuentres a alguien mejor que tú.  Es mejor que no te compares.  



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