jueves, 13 de agosto de 2020

 

Del Libro “100 rebanadas de sabiduría empresarial” de Silvia Cherem

 


 

40.-  Las empresas paternalistas están condenadas a desaparecer, el paternalismo es un suicidio lento.

 

41.-  Si no hay presencia, ejemplo y esfuerzo diario, no hay resultados.  Sueldos y golf, lujos y gastos excesivos, no caben en una empresa que tenga miras de futuro.

 

42.-  Nadie puede ser dueño de toda la verdad.  Es vital tener socios que nos cuestionen y aporten apoyo, puntos de vista variados y acciones concretas.  Quien no sabe escuchar, quien se proclama superhombre, se equivoca y tarde o temprano fracasa.

 

43.-  Es un grave error supeditar todo el know how de una empresa en sólo una persona porque, si ésta se separa o hay algún conflicto, la crisis puede ser severa, incluso fatal para el negocio.

 

44.-  Crecer demasiado rápido resulta peligroso.  Se cometen errores fatales cuando no se tiene tiempo para pensar, prudencia para sopesar, serenidad para madurar las ideas y tomar buenas decisiones.

 

45.-  Los tropiezos son importantes para detener la marcha, para pensar, para bajarse de la nube y fijarse nuevos objetivos.  Los fracasos a tiempo, si se asumen y capitalizan resultan un sólido aprendizaje.

 

46.-  El éxito trae incubado el germen del fracaso, uno acaba por creer que sabe y eso se convierte en una condena.

 

47.-  Desconfío de los consultores y de los consejos de administración porque, en general, son personas ajenas al negocio que repiten lo que uno ya sabe;  o se equivocan, porque tienen escasos conocimientos del negocio.  Prefiero buscar otros caminos de análisis escuchando a nuestra propia gente.

 

48.-  Cuando a una persona todo le sale bien se cree un triunfador invencible, un semidiós, esto es peligroso porque uno pierde el sentido de alerta y del lugar más inesperado surgen los problemas.

 

49.-  El interés meramente mercantilista en los negocios deteriora el orden social, quebranta los valores de la iniciativa privada y genera una oposición innecesaria entre patrones y empleados.

 

50.-  El título más noble que puede alcanzar un empresario es ser llamado “creador de riqueza”.  El lucro no tiene por qué asumirse en un sentido peyorativo, al contrario, crear riqueza no es sólo obtener utilidades, sino crear círculos virtuosos de crecimiento y equidad en beneficio del prójimo.

 

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