Primer
ladrón: El control
Segundo ladrón: La arrogancia
Tercer
ladrón: La codicia
Cuarto
ladrón: El consumismo
Quinto
ladrón: La comodidad
El segundo ladrón de la felicidad es la arrogancia: sobrevalorar
tu importancia personal, creer que estás separado de los demás y que sólo
puedes encontrar la felicidad destacando del resto. Otra palabra para este ladrón es ego.
El mito de Narciso
El segundo ladrón es como Narciso, una de las figuras más
conocidas de la mitología griega.
Narciso era un cazador famoso por su belleza. Estaba tan centrado en sí mismo que rechazaba
y menospreciaba a las doncellas que se enamoraban de él. Incluso dio muerte con su espada a una de
ellas en la propia puerta de su casa.
Ella, antes de morir, imploró a los dioses que le dieran una lección a
Narciso por todo el sufrimiento que ocasionaba a los demás.
Esa lección se materializó cuando Narciso se acercó a un estanque
para beber y vio su hermosa imagen reflejada en el agua. Al ver su propio reflejo quedó prendado de sí
mismo. Aunque existen muchas versiones
del mito, varias dicen que se quedó junto lago intentando en vano apresar el
objeto de su deseo. Cada vez que tocaba
el agua para abrazar su imagen, ésta desaparecía. Al final, la tristeza le condujo a quitarse
la vida.
… Las investigaciones han demostrado que las personas que
realizan regularmente actos de amabilidad por los demás, en realidad son mucho
más felices que las que viven más centradas en sí mismas. Cada mañana al levantarnos, en lugar de
pensar qué me depararé el día de hoy, es mejor que te preguntes: “¿Qué puedo ofrecerle hoy al
mundo?”
Narciso quería la imagen que veía reflejada en el estanque,
pero cada vez que metía la mano en el agua para intentar tocarla ésta
desaparecía, por supuesto. Lo mismo
sucede cuando se vive bajo la tiranía de la arrogancia. Siempre estamos intentando hallar la
felicidad concentrándonos en nuestro propio y diminuto yo, cuando en realidad
sólo podemos hallarla levantando la cabeza y mirando lo suficientemente lejos
como para darnos cuenta de que formamos parte de una historia mucho más
grande. Esto es lo que sabía el Buda. Esto es lo que Jesús y todos los grandes
maestros han intentado decirnos.
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