La imperfecta, bien perfecta!
Eres una
tonta!!!! Nunca haces bien lo que se te
pide!!!! Para que vas a la escuela si
eres una burra!!!! Esta es una forma
muy “ligera” de expresar lo que algunos padres gritan a sus hijos, pero la
verdad me ha tocado escuchar ofensas muy fuertes hacia algunos pequeños.
Voy a nombrar “Tita” a una mujer que creció creyendo que en
verdad NO servía para nada, a los ocho años de edad ella tenía que hacer el
aseo de la casa, que por muy bien hecho que estuviera sus padres solo le
remarcaban lo que NO había quedado limpio, lo que NO estaba en su lugar, lo que
se había roto ante el nerviosismo de ser golpeada por sus padres.
A esa corta edad ayudaba a preparar los alimentos con el
poco dinero que llevaba su padre a casa, y con las pocas recetas que su madre
le había enseñado, recibiendo quejas de su madre por no haber quedado como le
había enseñado y graves insultos por parte de su padre por no estar “comible”
la cena.
Tita seguido se repetía a si misma que los golpes y los insultos eran
bien merecidos porque nunca hacía bien las cosas. Al entrar a la adolescencia quería verse
bonita y cepillaba muy bien su largo cabello rubio ondulado, ponía brillo en
sus bien delineados labios que escondían una
perfecta dentadura porque nunca sonreía, y el resto de su rostro en
realidad no necesitaba nada porque tenía lindos ojos cafés con largas pestañas rizadas
y una ceja muy bien delineada, sin embargo ella solo veía en el espejo una cara
fea y un ser humano inservible.
Cuando el muchacho que le gustaba se acercó a ella, no lo
podía creer, tenía 17 años y estaba harta de vivir con sus padres, así que al
poco tiempo se fue a vivir con su novio quien resultó ser un abusador y la
trataba igual o peor que sus padres. Con
esto reafirmó que en realidad era una tonta.
Y entre lágrimas se repetía… “Bien decían mis padres, soy una inútil”
“No valgo nada”
Un día mientras Tita planchaba, se identificó mucho con un
caso que transmitían por televisión y anotó algunos teléfonos de ayuda como el
066, el 089 y el 075 de intervención en crisis. Estaba decidida a hacer algo
porque ya sus pensamientos de quitarse la vida eran muy seguidos y tenía un
niño de apenas 3 años quien la detenía a tomar esa decisión, así que sentía la
necesidad de una opinión que no fuera de su esposo, ni de su familia, ni de las
vecinas que le repetían “eres una tonta, ya deja a ese hombre”.
No sabía cómo iniciar la conversación, así que empezó
diciendo lo único que le salía de forma espontánea y natural…. “Hablo porque
soy una persona que nada hace bien, no sé por qué estoy en este mundo”…. Fueron varias sesiones a través de esta línea
telefónica donde Tita aprendió que no era una INUTIL sino que había sido
bastante UTIL ayudando a sus padres con tareas que NO le correspondían, con
responsabilidades de adulto y que ella hacía lo mejor que podía a tan temprana
edad. Se dio cuenta que había enfrentado
y superado muchos retos con valor, fortaleza y entrega. Aprendió que tenía muchas cualidades entre
ellas una belleza física y una belleza espiritual digna de ser envidiada por
muchas. Descubrió que era una muy buena
administradora de tiempo y gasto familiar, pues con el poco dinero que le daban
y con las exigencias del marido y los padres, había logrado darse tiempo para
tener una casa limpia, atender muy bien a su hijo, y a vender algunos artículos
de catálogo para ayudarse económicamente. Y algo muy
importante, hizo conciencia de que por años había querido agradar a los
demás sin pensar en ella misma, así que ahora estaba decidida a estudiar y
dejar de ser maltratada.
Dentro de las sesiones telefónicas, una frase la había
sacado de aquella etapa en que su única solución era el suicidio, nunca olvidará esa conversación que decía más o
menos así…. “Tita, debes quitarte de la
cabeza de una vez por todas que eres una inútil, una imperfecta y que no sirves
para nada, porque Dios no crea seres humanos así, todas sus creaciones son
PERFECTAS, así que tú mi querida Tita eres PERFECTA, y está en ti creerlo y
demostrarlo.”
Tita se separó de su marido, vivió un tiempo con una amiga
que había conocido en una Asociación de Ayuda para la Mujer, solo en lo que
lograba conseguir un apartamento pequeño; y cuando miraba su vida hacia atrás, esbozaba
una sonrisa diciendo “soy la Imperfecta, bien PERFECTA”.
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