jueves, 2 de febrero de 2012

Del Libro “La violencia está en casa” del Dr. Ernesto Lammoglia



¿Es usted víctima de maltrato?





La persona que usted ama:



- ¿Lo persigue todo el tiempo?
- ¿Lo acusa constantemente de serle infiel y lo tortura con sus celos?
- ¿Se opone a sus relaciones con su familia y sus amistades?
- ¿Le prohíbe trabajar o asistir a la escuela?
- ¿Lo critica por cosas sin importancia?
- ¿Se pone iracunda fácilmente luego de beber, consumir drogas o cuando se le contradice?
- ¿Controla todas sus finanzas y lo obliga a darle cuentas detalladas de lo que gasta?
- ¿Lo humilla delante de otras personas?
- ¿Destruye su propiedad personal u objetos de valor sentimental?
- ¿Le pega, golpea, abofetea, patea o muerde a usted o a los niños?
- ¿Utiliza o amenaza con usar un arma contra usted?
- ¿Amenaza con hacerle daño a usted o a los niños?
- ¿Lo obliga a tener sexo contra su propia voluntad?


Si su respuesta a las preguntas anteriores es “Sí”, es hora de pedir ayuda. La solución está en sus manos, así que no ignore el problema; la negación es su peor enemigo y es lo que hace que la situación continúe. Tal vez usted abrigue la esperanza de que no se vuelva a repetir, que la última haya sido en verdad “la última”, pero lo más probable es que no sea así, aun cuando haya recibido disculpas, regalos y promesas.


Parte del poder de quien la maltrata viene de estar protegido por el secreto, así que es mejor que hable con alguien cuanto antes. Puede ser que usted sienta vergüenza y no desee que nadie se entere de sus problemas íntimos familiares. Diríjase a un amigo, un familiar o un vecino; elija a alguien discreto que le aprecie, no a la típica chismosa que irá corriendo a difundir la noticia. Si no confía en nadie, llame a algún teléfono de auxilio doméstico o acuda al centro de salud en su localidad para hablar con un consejero.



Prevenga y planifique por adelantado, sepa lo que va a hacer en caso de recibir un nuevo ataque. Si decide irse, escoja el sitio a donde irá; tenga dinero guardado; reúna sus papeles importantes – acta de nacimiento, de matrimonio y chequera, entre otros – en un lugar donde pueda encontrarlos con rapidez.


Aprenda a pensar de manera independiente. Trate de hacer planes para el futuro y establezca metas personales. Si usted recibe agresiones físicas hay cosas que puede hacer para protegerse. Llame a la policía o a la PGR. La agresión, aún por miembros de la familia, es un crimen. Márchese de la casa o procure que alguien la acompañe y se quede con usted. Si cree que usted y sus hijos corren peligro, váyase inmediatamente. Muchas mujeres alegan que no pueden irse porque no tendrían cómo mantener a sus hijos, sin embargo, muchas otras han preferido pasar hambre que seguir recibiendo golpes, ellas o sus hijos.


Si ha sido golpeada acuda a la sala de emergencias de hospital. Solicite al personal que tome fotografías de sus heridas y mantenga un récord detallado de pruebas, por si acaso decide tomar acción legal. La demanda legal no es un acto de venganza, es un derecho, un mecanismo considerado por la ley para su protección. Abandonar a su agresor le salvará del peligro inminente, pero no soluciona el problema. Usted necesita ayuda psicológica y sus hijos también.



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