jueves, 27 de noviembre de 2025

Del libro "EXHALA" de Gaby Vargas - Cuando todo está bien.

 

Del libro "EXHALA" de Gaby Vargas

 

CUANDO TODO ESTÁ BIEN

 



Un mes antes de conocer tu enfermedad, salí en bicicleta a dar una vuelta al campo. En el camino vi los árboles, las flores silvestres, escuché los pájaros, vi las nubes en un cielo claro, tantas cosas por las que me sentí agradecida. 

"Gracias Dios por mi vida, por mi familia, por mi trabajo, por estar viva" clamaba por dentro. Todo era perfecto a pesar de las nimiedades cotidianas que la mente suele amplificar. Hasta que la muerte ronda por tus territorios, te percatas de que todas las tonterías por las que antes te quejabas son ridículas e irrelevantes. 

Dos meses después, enterada ya de tu cáncer, recorrí ese mismo camino montada en mi bicicleta. Me detuve a la mitad, me bajé para sentarme en la tierra. Un dolor profundo exigía salir de mi cuerpo. Por primera vez, me doblé del llanto, de ese que sale del estómago. Intuía que era el principio del final. Lloré como hacía mucho no lo hacía, comencé a sentir nostalgia anticipada. Era el inicio de la pérdida de nuestras vidas, pues ya no serían igual que antes; pérdida de algo tan valioso y que nunca valoramos lo suficiente: la salud; perdida del "nosotros" ante la separación inminente de los dos, idea que me quitaba de la mente como un mal pensamiento. 

Lloré hasta encontrar alivio. Me percaté de cuánto mejor es abrirle paso al dolor, permitir que fluya — a solas o acompañado. Reprimirlo, como lo había hecho esos días, sólo me causaba insomnio y ansiedad. 

Cuando todo está bien, deberíamos de agradecerlo de rodillas. Cuando el resultado de tus análisis sale normal, cuando tu hijo regresa con bien de la escuela, cuando te acuestas sin ningún dolor en el cuerpo, cuando puedes hablarle a tu mamá por teléfono, cuando un amigo te busca, cuando tus hijos te llaman para preguntar cómo estás, cuando tienes trabajo, en fin, tantas y tantas cosas que en su momento no apreciamos, es lo que hace que la vida valga la pena. ¿Por qué en su ausencia, es cuando valoramos?

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