jueves, 19 de diciembre de 2024

¿Cómo se viven las fechas especiales sin tu ser querido? Autora: Alicia Campos Vera

 

Fechas especiales   Autora: Alicia Campos Vera

 

  ¿Cómo se viven las fechas especiales sin tu ser querido?

 



No hay una sola respuesta, pues va a depender de que tan reciente es la pérdida, las condiciones de su muerte, el tiempo o años compartidos, el vínculo afectivo (apego), las herramientas con que cuenta la persona en duelo, etc. Sin embargo, aquí comparto algunos puntos a considerar, para quien ha sufrido la muerte de un ser querido.

Si tu pérdida es muy reciente y no tienes ánimo de festejar, ¡no lo hagas! y pídele a tus familiares, amistades y conocidos, que respeten tu decisión, solo en lo que procesas tu duelo. Ahora bien, NO es recomendable aislarse, por lo que te sugiero busques la compañía de alguien que quiera estar contigo, en un ambiente tranquilo (de preferencia que no sea en la casa que te trae recuerdos tristes), tal vez en un templo, o en casa de un amigo (a) jugando juegos de mesa, o con una familia donde más que fiesta solo sea una cena y conversación agradable, etc.

Si tu pérdida tiene ya más de un año y sigues sin ánimo de celebrar, yo te diría que te esfuerces por participar en algunos eventos, tratando de actuar como a tu ser querido le gustaría verte, pues es una forma de honrar su memoria. Si te cuesta mucho trabajo, hazlo de forma gradual, y si por más que intentas no logras ni siquiera salir de casa, entonces busca ayuda tanatológica para trabajar tu duelo.

Recuerda que la muerte de tu ser querido NO define la historia de vida que tuvieron juntos.  Dicho de otra forma, no te enfoques solamente en lo triste de su deceso y lo doloroso de su ausencia, también recuerda su alegría contagiosa en las festividades, sus consejos y ayuda para que fueras feliz, su apoyo incondicional para que alcanzaras tus metas, los obsequios que te daba, las comidas que preparaba, sus ocurrencias, y todo lo que te hacía feliz.  Una vez que sumes todo lo bueno que vivieron juntos, entonces decídete a continuar siendo feliz, por ti y por él / ella.

En conclusión, trabaja tus duelos lo más pronto posible, para que puedas celebrar con alegría las fechas especiales y reflexiona sobre lo siguiente: La muerte NO nos roba a los seres amados, los inmortaliza en el recuerdo.

 


jueves, 12 de diciembre de 2024

Del libro “Los diez mandamientos del ÉXITO” de Abel Quiñónez - Trabajar en lo que amo

 

Del libro “Los diez mandamientos del ÉXITO” de Abel Quiñónez

 

LOS DIES MANDAMIENTOS DEL ÉXITO

1

Visión

6

Administra tu tiempo

2

Enfócate

7

Arriésgate

3

Autodisciplina

8

Persistencia

4

Fijar Metas

9

Gana siempre

5

Invierte en ti

10

Haz lo que amas

 



En una de mis conferencias, un joven profesionista levantó su mano con mucha insistencia. Las asistentes lo controlaban sólo por unos instantes, pues su temperamento hiperactivo lo llevaba al extremo, en su afán por externar sus inquietudes. Cuando llegó el momento de hacer preguntas, él fue el primero:

– Maestro, me titulé como ingeniero, luego hice una maestría para tener mejores oportunidades; me especialicé en edificios modernos con la más alta tecnología; sin embargo, estoy trabajando en un Burger King; no me han dado la oportunidad que yo he esperado, siempre me dicen que debo tener experiencia. ¿Qué consejo me da para trabajar en lo que yo amo?

–¿Realmente amas la ingeniería? – pregunté

– Sí, señor.

Se notaban en su rostro la melancolía, la importancia y la frustración.

– Entonces ve a una constructora y ofrece tus servicios como voluntario; cuando exista una vacante, serás el primero en quien se fije la empresa.

– ¿Y si no es en el puesto que quiero?

– Entonces, solicita de conserje, juntando la basura, como asistente, de lo que sea.  Fíltrate, métete, siéntete parte de una empresa en la que puedas tener la oportunidad para hacer lo que amas.

Unos meses después, el chico me llamó para darme las gracias; había empezado como asistente de un arquitecto y muy pronto lo ascendieron, como lo había querido.

 

SIEMPRE HAY QUE SACRIFICAR ALGO PARA OBTENER LO QUE MÁS AMAS.

 .

jueves, 5 de diciembre de 2024

Del libro “Cómo hacer que te pasen cosas buenas” de Marian Rojas Estapé - Emociones y salud

 

 

Del libro “Cómo hacer que te pasen cosas buenas” de Marian Rojas Estapé

 

LAS EMOCIONES Y SU REPERCUSION EN LA SALUD

 



                Algunas molestias pueden ser debidas a malas costumbres como la alimentación, la mala higiene del sueño, un exceso de sedentarismo o incorrectas posturas del cuerpo.  Si somos capaces de hacer un buen examen de nuestra vida, con honestidad, sin buscar una perfección que aporte más angustia que paz, estaremos en el buen camino. Hay que permitirse un rato para analizar nuestra vida, considerar lo que estamos logrando: nuestros objetivos y metas. Observar y sentir físicamente nuestro cuerpo, averiguar si nos está mandando alguna señal y vislumbrar cuales pueden ser las causas. A veces la ayuda de un profesional, un médico o una persona que conozca el cuerpo y su conexión con la mente puede resultar un buen apoyo.

                La ciencia nos ha ido mostrando ejemplos claros de enfermedades relacionadas con la emoción. En dermatología se ha documentado que ciertas enfermedades cutáneas prevalecen en pacientes que experimentan resentimiento, frustración, ansiedad o culpa.  En cardiología se ha demostrado que los ataques cardiacos son más comunes en personas agresivas, competitivas o que han desarrollado una cronopatía. 

                En gastroenterología se ha observado una correlación entre emociones como la ansiedad – por un examen o una entrevista de trabajo, por ejemplo – y las dolencias intestinales o estomacales como las ulceras pépticas.  Pero, sin duda, es en la oncología donde se está profundizando más la relación mente-cuerpo.

                El psicólogo clínico estadounidense Lawrence LeShan analizó las vidas de más de quinientos enfermos de cáncer y desveló una relación muy importante entre la depresión y la aparición del cáncer.  Muchas de las personas objeto de estudio se sentían vencidas por la ruptura de relaciones estrechas y habían tratado de reprimir esas emociones. Dichas emociones reprimidas alteraron su equilibrio neurohormonal y fueron contraproducentes para su respuesta inmunológica. Ampliaremos el tema oncológico más adelante.

 

EL CASO DE TOMÁS

Acude a mi consulta Tomás, de dieciséis años. Es el mayor de tres hermanos. Buen estudiante, su padre es arquitecto y su madre ama de casa. Lleva un año y medio con problemas de vista. Todo comenzó un día en clase, al darse cuenta de que veía borrosa la pizarra. Avisó a la profesora y por la tarde acudió a urgencias con su madre. Fue diagnosticado de espasmo acomodativo. Le pautaron unas gotas y la mandaron a casa. Estuvo un par de días algo mejor, pero un día, en medio de una clase, se dio cuenta de que no veía nada. Acudieron a otro especialista para solicitar una segunda opinión. Fue valorado, se le realizaron varias pruebas, pero persistía el empeoramiento. Cambiaba su grado de miopía en cada prueba y no tenían clara la causa.

Tras acudir a varios especialistas más – entre ellos varios neurólogos –, le fue realizado un escáner y una resonancia, pero los resultados fueron completamente normales, debido a lo cual fue derivado a psiquiatría. Cuando veo a Tomás en consulta, me sorprende lo tranquilo que se encuentra a pesar de que “no ve”.  La belle indifférence, que llamamos los psiquiatras. Él dice haberse acostumbrado a no ver y que no le preocupa. Realizamos entrevistas a los padres y descubrimos en la personalidad de Tomás unos rasgos perfeccionistas y rígidos muy marcados. Se exige mucho, no se permite un error, adelanta lo que le van a explicar en el colegio para ir más avanzado y busca saber siempre más, “ver” más allá de lo que le corresponde para su edad y madurez. Su cuerpo le frena en seco: deja de ver.  Estuvo en terapia varios meses, y trabajamos su manera de percibirse y de gestionar sus emociones. Poco a poco recuperó la vista y no ha vuelto a tener problemas al respecto.  

 Conocemos muchos casos de personas que dejan de hablar, de ver o incluso de caminar por causas emocionales. El cuerpo es sabio. Recuerdo en una de mis primeras guardias una mujer de treinta y ocho años que había dejado de caminar de golpe en el trabajo. Los traumatólogos y neurólogos descartaron patología orgánica. Fue derivada a psiquiatría y, tras varias sesiones y terapias, recuperó la movilidad de sus extremidades inferiores. Fue uno de los detonantes en mi ansia por profundizar en la relación mente-cuerpo.              

 .

jueves, 28 de noviembre de 2024

 

Del libro “El regalo” de Stefanos Xenakis

 

Hogar, dulce hogar

 




Nadaba con languidez a poca distancia de la playa.  Era evidente que estaba disfrutando de la soledad, como si hubiera colgado un letrero de “No molestar” en la puerta.  Aún así, decidí probar a entablar una conversación con él.

–Buenos días – le dije.

– Buenos días! – respondió él bruscamente, como si lo hubiera arrancado de un trance, pero no tardó en comenzar a contarme su historia–. Yo también soy griego, pero vivo en Rusia. Tuve que marcharme para poder mantener a mi familia. Venimos un mes todos los años, de vacaciones. Nado aquí todas las mañanas, tardes y noches. Llevo aquí veinte días y todavía me faltan diez. Los estoy aprovechando al máximo. Allí también tenemos mar, el mar Negro, pero ni punto de comparación. Esto es el paraíso. El sol, las aguas cristalinas, el buen tiempo…. – Y, a continuación, añadió algo que jamás olvidaré–: ¡Aaah, Grecia! Hogar, dulce hogar.

Los ojos se le vidriaron, y lo mismo me pasó a mí.

Cuántas cosas damos por sentadas… Nuestro hogar, la familia, los amigos, la salud…

Y, en cuanto nos surge un problema, y eso es algo inevitable, pensamos en aquel momento pasado en el que estábamos más sanos y éramos más felices, pero no lo sabíamos. Y nos alegramos un rato, al menos hasta que volvemos a olvidarlo.

¿Por qué no damos más a menudo las gracias por lo que tenemos en este preciso momento?


Se llama “gratitud”, y tal vez sea la manera

más poderosa de transformar tu vida.

 

Había una vez un granjero pobre que vivía con su esposa y sus seis hijos en una casa demasiado pequeña.  Un día, decidió visitar al sabio del pueblo.

—Oh, sabio, no tenemos suficiente espacio en casa.

El sabio caviló unos segundos.

— ¿Tenéis perro? — le preguntó.

— Sí

— Pues metedlo en casa.

— Pero, sabio, si apenas cabemos nosotros…

— Hazme caso y vuelve la semana que viene.

A la semana siguiente, el hombre volvió a visitar al sabio.

— ¿Cómo ha ido?

— Estamos incluso peor. El perro no nos deja dormir por la noche.

— ¿Tenéis una cabra?

— Sí.

— Pues metedla también en casa.

— Pero, sabio…

— Hazme caso. 

Pasó otra semana, y el hombre regresó.

— ¿Cómo ha ido?

— ¡Fatal! Ahora el perro se pelea con la cabra.

— ¿Tenéis alguna vaca?

—Sí

—Pues metedla en casa.

—Pero…

—Hazme caso.

Otra semana más.

—¿Cómo ha ido?

—No nos podrían ir peor las cosas. Todos los animales se pelean, la vaca muge como una loca, los niños no duermen…

—Vamos a hacer una cosa: mete de nuevo a los animales en el corral hasta que volváis a quedaros los ochos solos en casa.

El hombre regresó a la semana siguiente.

—¿Cómo ha ido?

—¡Genial! ¡Las cosas no podrían irnos mejor! — exclamó el hombre con entusiasmo.

—Me alegro — respondió el sabio.

 

¿NO TE ALEGRAS AHORA DEL ESPACIO QUE TIENES?


.

Del libro “90 respuestas a 90 preguntas” de Martha Alicia Chávez - Crisis de la mitad de la vida

 Del libro “90 respuestas a 90 preguntas”  de Martha Alicia Chávez

 

¿QUÉ ES LA CRISIS DE LA MITAD DE LA VIDA?

 




La palabra crisis significa simplemente “cambio o transición”. Es un proceso de crecimiento y maduración; se presenta acompañado de síntomas que con mucha frecuencia desconciertan a quien lo está viviendo. Entre los 35 y los 55 años, prácticamente todos viviremos una crisis de autenticidad. Cada persona reacciona diferente a ella: algunos se alejan, otros la bloquean y reprimen hasta que explota, y otros la viven conscientemente y la aprovechan para crecer y volverse más auténticos.

Todo comienza alrededor de los 35 años, como una vaga sensación. Los primeros cambios que notamos son físicos. Si bien al inicio son muy leves, a veces casi imperceptibles, la realidad es que están ahí y se hacen presentes de alguna manera.

Aunque estos cambios físicos se dan tanto en hombres como en mujeres, parece ser que a nosotras nos asustan más, ya que existe una fuerte presión social sobre las mujeres que nos “exige” mantenernos bellas, jóvenes, firmes, etcétera, y si no cumplimos con esos parámetros nos sentimos inadecuadas y menos valiosas. Los hombres no experimentan esta presión social por mantenerse jóvenes. A ellos se les “permite” tener canas (nosotras nos las pintamos), arrugas (nosotras usamos toda clase de tratamientos para borrarlas), panza (nosotras debemos eliminarla con ejercicio o cirugía si es preciso).  Esta presión social sobre las mujeres hace que muchas sucumban a ella y sufran de verdad por la inevitable realidad de envejecer.

Todo esto se acrecienta por el constante y agobiante bombardeo que los medios de comunicación ejercen, reforzando esa obsesión por la juventud que la sociedad actual presenta.  Hace unos días, por pura curiosidad me puse durante una hora a brincar de un canal de televisión a otro, para contar las veces que en los comerciales de televisión se menciona la palabra “joven” o “juventud” y sus derivados (como: verte equis años más joven, piel más joven, disimular las arrugas, etcétera): ¡fueron 16 veces! ¡Es un verdadero lavado de cerebro! No nos extrañe que la mayoría de las mujeres sufran por la pérdida de la lozanía y la juventud, y lleguen a despreciar o hasta odiar su cara y su cuerpo.

En el aspecto familiar, con frecuencia se junta la crisis de la adolescencia de los hijos con la crisis de la mitad de la vida que los padres experimentan, generando un verdadero caos en la relación entre ambos, que hace difícil encontrar caminos de comunicación. Se presenta también el momento del “nido vacío”, que deja a los padres sin la fuerte distracción que son los hijos, surgiendo así todos sus asuntos de pareja no resueltos, así como los conflictos internos individuales, que estuvieron tapados por las distracciones que el día a día con los hijos nos proporciona.

Esto puede generar que la pareja explote y se separe, o que, en el mejor de los casos, llegue a una redefinición de su relación, en su nueva circunstancia. Eso es por supuesto lo más sano.  En el aspecto individual, quedarnos sin la distracción de los hijos es una maravillosa oportunidad que puede llevarnos hacia sanos caminos de búsqueda interior y curación a través de cualquiera de los tantos medios que existen para ello.

En el aspecto social, ésta es una poderosísima etapa de la existencia, porque nos hemos vuelto mas sabios por las experiencias de la vida, y como consecuencia hemos desarrollado un “buen juicio”; porque somos la generación que comanda y guía; porque tenemos una gran capacidad de generar y crear, como resultado de la potente combinación de experiencia y juventud, puesto que todavía no somos viejos.

En el aspecto laboral, los hombres generalmente experimentan una serie de cuestionamientos acerca de las elecciones que han hecho a lo largo de su vida y acerca de sus logros profesionales. Es muy común que algunos se sientan frustrados y abrumados por tormentosos pensamientos como: ya debería tener una casa propia; mis planes era que a esta edad ya iba a tener tales logros, o tal negocio, o tal cantidad de dinero, etcétera.  Esto provoca la llamada “aceleración de la carrera”, lo que significa que se esfuerzan intensamente por ganarle al tiempo y aprovechar al máximo la etapa productiva que les queda, para obtener los mayores logros posibles. Esto sucede con más frecuencia a los hombres que a las mujeres, debido al papel que ellos desempeñan tanto en la familia como en la sociedad.

Sea como sea, esta “mitad de la vida” es una etapa intensa, profunda, que nos mueve inevitablemente a reevaluarnos, renovarnos, redefinirnos. Estar preparados para reconocer y convertir en algo positivo los cambios que experimentamos en el cuerpo, las emociones, la mente y el espíritu, nos ayudará a transformar la angustia por envejecer en una poderosa fuente de madurez y sabiduría, y a abrirle los brazos a esta etapa de cosecha, productividad y reconciliación con la vida.


.


jueves, 14 de noviembre de 2024

Del libro: “La ausencia. Cuando un ser querido se va” de Patricia Ibarra - Tipos de muerte

 

Del libro:  “La ausencia.  Cuando un ser querido se va”  de Patricia Ibarra

 

DISTINTOS TIPOS DE MUERTE

 


 

El proceso de duelo será diferente según el tipo de muerte a la que nos enfrentemos. No es lo mismo cuando la vida sigue por su camino natural y alguno de los padres  fallece a una edad avanzada, o cuando alguien muere después de haber luchado inútilmente contra una enfermedad. En esos casos, los allegados han tenido tiempo para hacerse a la idea de lo que inevitablemente ocurrirá y, aunque el dolor sea inmenso, será menos complicado superar la perdida.

Pero cuando la muerte se produce sin previo aviso se necesita una atención especial. Pueden ser fallecimientos por accidente, por ataques al corazón, por homicidios, por suicidio.  Estas situaciones son más difíciles de superar y requieren mayor trabajo para procesar el duelo. Algunas sensaciones comunes cuando se presenta una muerte súbita son:

Ø  Sensación profunda de que no es algo real: “no puede ser”, es una frase que se repite constantemente.

Ø  Sensación de aturdimiento que puede durar bastante tiempo y eso limita la recuperación.

Ø  Sensación de culpa que se expresa con palabras como: ¿Por qué tuve que darle permiso de salir esa noche?”.

Ø  Culpa dirigida hacia alguien en especial, que puede ser un miembro de la misma familia.

Ø  Sensación de impotencia unida a un intenso enojo, con deseos de desquitarse y responsabilizar a otros.

Ø  Estrés que puede llevar a una depresión crónica.

Ø  Remordimientos por no haber hecho o dicho algo por la persona fallecida.

Ø  Un profundo odio hacia quienes consideramos culpables de la muerte: amigos del fallecido, médicos, policías, criminales…

Todavía más difícil es aceptar la muerte por suicidio y el duelo es mucho más largo y prolongado.  El aislamiento social y el sentimiento de culpa son mayores.  Y esto es peor cuando el doliente fue quien descubrió el cuerpo: se trata de un acontecimiento traumático e imborrable.  Además, se busca, a veces de manera obsesiva, una explicación a lo que ocurrió.  El enojo y la desesperación son inmensos, y muchas veces esto provoca graves problemas en la familia, porque a fuerza se quiere encontrar un culpable de la fatal decisión.  En estos casos no hay que contar solo con nuestras propias fuerzas, sino pedir ayuda para elaborar el duelo.

Cuando el suceso es resultado de un hecho violento, los dolientes pueden obsesionarse con el pensamiento de saber cómo habrá vivido su ser querido aquellos últimos momentos.  Es importante entender que nada puede cambiar lo ocurrido y tenemos que superar la pérdida.

Enfrentar una muerte repentina, sobre todo si es violenta o si involucra a niños o jóvenes, es un proceso muy complicado.  Aquí te ofrecemos algunas idea que pueden ayudarte si tú te encuentras en este caso.

1.-  Es importante ver el cuerpo del ser querido para poder salir de esa sensación de incredulidad y comenzar a aceptar la pérdida.  Pero también depende de las circunstancias, porque hay ocasiones que no está en condiciones físicas de ser visto.  En ese caso hay que participar en el funeral.

2.-  En este caso no es bueno concentrarse en las circunstancias de la muerte o en los posibles culpables, sino en la pérdida misma.  Es verdad que cuando ha sido resultado de un hecho violento, los dolientes encuentran cierto consuelo cuando los responsables reciben su castigo. Pero hay que entender que eso no siempre es posible y no podemos permitir que eso detenga nuestro proceso de duelo.

3.-  Repítete:  “sobreviviré”, dile a tu familia o a quienes también están afectado por la muerte repentina de alguien: “sobreviviremos”.  No se trata de un consuelo vacío, sino de una verdad que en esos momentos cuesta trabajo admitir.

4.-  Busca e intégrate a algún grupo de oración o de apoyo para personas en circunstancias parecidas.  Existen grupos de autoayuda en donde personas que viven una situación similar comparten sus experiencias y su dolor.  Comprobarás que puedes recibir un consuelo espiritual y humano muy profundo.

5.-  Si eres una persona de fe, acércate a la iglesia y no dejes de orar por tu ser querido. No culpes a Dios, refúgiate en él.

6.-  No rechace antes de tiempo la ayuda de un especialista.  Tienes que estar consciente de que esta es una situación límite y necesita todo el apoyo posible.

 

 

jueves, 7 de noviembre de 2024

Del libro “Saber perdonar” de Rosa Argentina Rivas Lacayo - Perdonar lo imperdonable.

 Del libro “Saber perdonar”  de  Rosa Argentina Rivas Lacayo  -  Perdonar lo imperdonable




La historia que a continuación te relato, una historia verdadera contada por el doctor Jack Kornfield, psicólogo clínico, y publicada por el doctor George E. Villant, psiquiatra de la Universidad de Harvard, nos muestra las posibilidades del verdadero y más profundo perdón.

Un muchacho de catorce años que estaba en el programa de rehabilitación para delincuentes juveniles, había disparado y matado a un joven inocente para demostrar su valía ante su banda.  Durante el juicio, la madre de la víctima se mantuvo impasiblemente en silencio hasta el final, cuando el joven fue acusado de asesinato.  Después de que se anunciara el veredicto, ella se puso de pie lentamente, le miró directo a los ojos y dijo:  “Te voy a matar”. Seguidamente el joven fue llevado a una institución juvenil donde tenía que cumplir una condena de varios años.

Transcurrido el primer medio año, la madre del muchacho asesinado fue a visitar al asesino.  Antes del asesinato, él había estado viviendo en la calle, por lo que ella era su único visitante.  Estuvieron hablando durante un rato, y al irse ella le dio algo de dinero para tabaco.  Seguidamente, poco a poco, ella empezó a visitarle regularmente, llevándole comida y pequeños regalos.  Hacia el final de la condena de tres años, le preguntó que iba a hacer cuando saliera.  Él se sentía confuso e inseguro, de modo que ella se ofreció a ayudarle y le buscó un trabajo en la empresa de una miga.  Seguidamente le preguntó dónde iba a vivir, y como él no tenía familia a la que retornar, ella le ofreció usar temporalmente una habitación que tenía libre en su casa.  Él vivió allí durante ocho meses, comió su comida y trabajó en el empleo que ella le había buscado.  Entonces, una noche, ella le llamó a la sala de estar para charlar.  Se sentó frente a él y esperó.  Después le miró fijamente:

-  ¿Recuerdas que en tribunal te dije que te iba a mata r?

-  Claro – replicó él –. Nunca olvidaré ese momento.

-  Bueno, lo he hecho – dijo ella –. Yo no quería que el muchacho que podía matar a mi hijo sin motivo siguiera vivo en esta tierra.  Quería que muriera.  Por eso empecé a visitarte y a llevarte cosas.  Por eso te conseguí el trabajo y te permití vivir aquí, en mi casa.  Así es como me propuse cambiarte.  Y aquel viejo muchacho, se fue.  De modo que ahora quiero preguntarte: Como mi hijo se fue y ese asesino también se fue, ¿te quieres quedar aquí? Tengo sitio y me gustaría adoptarte si lo deseas.

Ella se convirtió en la madre que él nunca había tenido.

 

En la historia no se describen detalles de cómo pudo llegar esa mujer a perdonar al asesino de su hijo, pero definitivamente tuvo que haber trabajado mucho en su duelo, la empatía con el muchacho y las razones que tuvo para cometer el homicidio, en la compasión hacia un adolescente desamparado, la esperanza, la fe y el amor.  Pero sobre todo en el perdón que ofrece emociones positivas de esperanza, confianza, libertad y felicidad.

 

 .




jueves, 31 de octubre de 2024

Del libro: “La ausencia. Cuando un ser querido se va” de Patricia Ibarra - Ayuda a los pequeños

 

AYUDA A LOS PEQUEÑOS EN SU DUELO

 



Los niños tienen su propio mundo, pero es responsabilidad de los adultos ayudarles a crecer y desarrollarse lo mejor posible.  A veces parece que los pequeños no pueden darse cuenta de la realidad de la muerte y quisiéramos mantenerlos así, en su mundo de fantasía y juegos.

Pero la realidad es que la muerte también puede golpearlos y destruir su mundo, ya sea cuando se presenta el fallecimiento de alguno de sus padres, de sus abuelos, hermanos, amigos… y es nuestro deber ayudarles en su proceso.

1.-  Mantente atento a los sentimientos de los niños, escúchalos cada vez que sea necesario. Hazles comprender que tienes respeto por lo que sienten. Observa lo que hablan con otros niños o cuando juegan solos, para que sepas qué es lo que sienten y lo que les preocupa.

2.-  Cuando el niño toque el tema de la muerte, no trates de evitarlo. Incluso si no se ha producido ningún fallecimiento cercano, puedes comenzar a prepararlo para algo que tarde o temprano tendrá que enfrentar, con la muerte de una mascota o algún ejemplo tomado de una película o programa de televisión.

3.-  Sé paciente y tolerante.  Es posible que tengas que explicar lo mismo en varias ocasiones.  Recuerda que los niños, sobre todo a cierta edad, no se cansan de preguntar, eso es parte de su crecimiento.

4.-  Habla lo más claramente posible llamando a las cosas por su nombre.  Pídele al niño que repita lo que le explicaste, para que te asegures de que realmente entendió.

5.-  Demuestra tus propios sentimientos y pensamientos con él. No tengas miedo de decirle que te sientes muy triste por lo ocurrido.  No te hagas el fuerte frente a él porque percibirá que le estas mintiendo.

6.-  No olvides que cada doliente tiene su manera de expresar sus sentimientos, y los niños no son la excepción. No trates de imponer tu manera de sentir a los demás.  Sé respetuoso con la forma de ser de cada quien.

7.-  Déjalo que llore y se desahogue. Jamás le digas que se guante, y menos “como los hombres”.  Cuando el dolor no se expresa adecuadamente explota de otras maneras; en el caso de los niños puede ser a través de pesadillas, agresividad, mala conducta, bajas calificaciones, etcétera.

8.-  No impidas que participe en el sepelio pero tampoco lo obligues. Si él se manifiesta interesado en ir puede ser una experiencia positiva que le ayude a despedirse y a iniciar su proceso de duelo sanamente.  Eso sí: explícale que es lo que verá y escuchará en el funeral. Lo que sí es desaconsejable es obligarlo o permitirle que bese el cadáver, es una experiencia traumática y más en tan corta edad.

9.-  Sigue la rutina cotidiana. Los niños se sienten más seguros cuando su mundo sigue las pautas establecidas.

10.-  Nunca dejes de decirles cuánto los quieres.

 

 .

jueves, 24 de octubre de 2024

Del libro “Por el placer de vivir” de César Lozano - Autoestima

 

Del libro “Por el placer de vivir”  de César Lozano

 



Si quieres aumentar notablemente tu autoestima, sigue estos sencillos pasos.

 1.-  Interésate por lo que te rodea.  Busca información que te haga sentir mejor y te ayude a estar actualizado. Lee, documéntate para estar en la jugada. Interésate además por tus relaciones con los demás, sin poner en manos de quien te rodea la imagen que tienes sobre tu persona.

 2.-  Evita la ociosidad.  Es el principio de todos los males y de todos los pensamientos derrotistas.  “¡La vida es movimiento!”, decía mi abuela con frecuencia, pues ella estaba siempre activa, en movimiento, cosiendo, leyendo, cocinando algo nuevo, pero nunca ociosa.

Cuando le pedíamos que se acostara porque la veíamos enferma, contestaba con un rotundo ¡no! Y exclamaba: “¡Cuando me muera, me acuestan!” Era bastante gallona y calzonuda mi querida abuela doña Pola.

Procura dedicar tiempo para ti, a tu imagen, a tu mente y a tu relación con Dios. Verás cómo tu autoestima se ve favorecida.

 3.-  Lo que hagas hazlo bien. Se vive y se duerme mejor cuando nos queda la satisfacción de haber puesto nuestro mejor esfuerzo en todo lo que emprendemos. Ya que tienes que ir al trabajo, ¡hazlo de la mejor manera!

Hacer las cosas al “ahí se va” se verá reflejado en tu vida y tu subconsciente lo aceptará como parte de tu esencia. Si actúas así, tu vida será igual de insípida e intrascendente, lo cual se manifestará en tu autoestima. Revisa lo que hagas a diario, mejora lo que no funciona, pero tampoco te castigues. Aprende la lección y procura dar lo mejor de ti.

 4.-  Acepta halagos. Cuando alguien reconozca tu esfuerzo, tu belleza, tu alegría, tu porte, tu gracia, tu amor, acéptalo con gusto. Di gracias y siéntete merecedor de ese halago, sin caer en la soberbia.

No devuelvas el halago con frases lastimeras como: “¡No, no estoy delgado, sigo hecho un cerdo!” Después de haber bajado veinte kilos con muchísimo esfuerzo, ¿por qué no recibes bien el elogio o el reconocimiento? Acéptalo y da las gracias porque los demás lo notan, puedes decir algo como: “Gracias, de verdad. No te imaginas el esfuerzo que puse y por eso me alegro.” Acepta y siéntete digno de recibir las muestras de cariño y aprecio de la gente, porque eso aumenta considerablemente tu autoestima.

También te sugiero que si nadie te halaga ni reconoce tu amor o tu esfuerzo, lo hagas tú mismo. Frente al espejo, di lo bien que te sientes y lo bien que te ves. Felicítate por lo que ha significado para ti determinado logro. Cuando termine un día, haz el recuento de acciones bien realizadas. Recuerda lo bien que te trataron y que tú trataste, y verás los grandes beneficios que sientes en tu interior.

 5.-  Prémiate. Así te será más fácil repetir tus éxitos y buenas acciones. Obséquiate unos minutos o un día para ti, sin necesidad de querer cumplir con quienes te rodean. ¡Es tu día, es tu momento! ¡Haz lo que se te dé tu regalada gana, porque te lo mereces! Te mereces obsequiarte algo que te haga sentir bien. Te mereces darte un antojo.

 Infinidad de hombres y mujeres sienten culpa cuando se compran algo pensando que ese dinero podría ser destinado para cosas más importantes. Claro que tu familia es importante, pero tú también tienes derecho a consentirte, a quererte ¡y a valorarte!

 La autoestima se mide por la buena consideración que se tiene a uno mismo, y no por la idea de ser el mejor, como muchos creen. Se sabe que cuando uno se siente superior, carece de autoestima y en realidad se está hundiendo poco a poco. Alguien con autoestima sólida busca aplicar los pasos antes mencionados, no para ser otra persona sino para mejorar su imagen interior y exterior.

Defectos tenemos todos. Somos imperfectos por naturaleza, pero de cada uno de nosotros depende que estas imperfecciones sean más notorias que nuestras cualidades.

 .

lunes, 21 de octubre de 2024

 

Del libro: “Un alma valiente” de Nick Vujicic

Estrategias de defensa contra bullies

 

1.-  EVALÚA LA SITUACIÓN.

Antes de que cualquier cosa suceda, piensa si el agresor es una amenaza física o si nada mas está tratando de asustarte o herirte. Es mejor no sobreactuar, pero es todavía mejor sobreactuar que no ser lo suficientemente cuidadoso. Si sabes que este bully es capaz de ocasionarte un daño físico grave, deberías hablar con un adulto, ya sean tus padres, algún pariente, un maestro, un entrenador, un ministro religioso o un policía.  Si estás seguro de que el agresor solo quiere avergonzarte o atormentarte, de cualquier manera sería buena idea que le contaras a un adulto que estás teniendo ese problema, pero también deberías prepararte para ir con la cabeza en alto y dejar que las palabras se te resbalen.

2.-  LLAMA A TUS REFUERZOS

Si crees que un agresor planea confrontarte en la escuela, en la calle, en un juego o en algún otro evento, cuéntales a tus padres y por lo menos a otro adulto más que esté en posición de ayudarte. También deberías decírselo a tus amigos. No hay gloria en ir solo. Si es posible que siempre estés acompañado por lo menos de una persona, hazlo. Quienes se preocupan por ti quieren estar ahí para apoyarte. Incluso si no pueden estar ahí cuando el agresor te confronte, es importante que sepan que te sientes amenazado y que les digas quien es tu agresor.

3.-  MANTENTE CALMADO

Es más fácil decirlo que hacerlo, ya lo sé. Si piensas que se acerca una confrontación, para aumentar tu seguridad, lee un par de veces al día las afirmaciones de tu “Sistema de defensa contra el bullying”. Tómate un tiempo para pensar en las distintas posibilidades de lo que podría suceder para que estés preparado mental y emocionalmente: de la misma manera en que un atleta se prepara para un juego o un partido. Una vez más, haz tu mejor esfuerzo por mantener cerca a tus amigos y a quienes te apoyan.

Si el bully te confronta, una de las mejores maneras de mantenerte calmado es controlar tu respiración, inhalando profundamente y liberando el aire con lentitud. Si has escuchado las burlas de ese agresor con anterioridad, intenta quitarles el aguijón al imaginar que sus palabras rebotan en tu cuerpo. Después de todo, son sólo palabras. Palos y piedras, ¿verdad? Solo tienen el poder de lastimarte si permites que eso suceda. Tienes el poder de ignorarlas simple y sencillamente.

Tu mejor opción podría ser no hacer nada en lo absoluto. Ignora las palabras del agresor. Deberías ver a los ojos a tu antagonista, pero no enfrascarte en un concurso de quien sostiene más tiempo la mirada. En cambio, toma nota del agresor y simplemente sigue caminando. La mayoría de los bullies disfrutan al obtener una reacción que les brinda atención y alimenta su ego. Si te niegas a jugar ese juego, tal vez el agresor decida que no vale la pena molestarte.

4.-  RECURRE A TU FE Y A LA FUERZA DE DIOS

Siempre es bueno que alguien conocido como el Señor todopoderoso te esté cuidando las espaldas. Eres un hijo de Dios y él te guiara a través de tus batallas. Aprovecha su amor.

5.-  LLEVA LA CABEZA EN ALTO

Los bullies son menos propensos a molestar a alguien que parece seguro de sí mismo, así es que, incluso si no te sientes así por dentro, haz tu mejor esfuerzo por proyectar esa imagen en el exterior sin parecer arrogante ni agresivo. Puedes hacerlo al mirar a los ojos al agresor, al mantener los hombros equilibrados y el pecho hacia atrás. Cuando un bully te moleste, si puedes, no demuestres ninguna emoción. Muchos agresores se rendirán si no pueden provocar una fuerte reacción antes su maldad.

6.-  CONOCE TUS CAMPOS DE BATALLA

Entrénate para ver a tu alrededor y evaluar la escena en la que te está confrontando un agresor. Revisa si hay amigos suyos por ahí y si hay algo que puedas usar para defenderte, en caso de que no tengas otra alternativa. Durante tu encuentro con el agresor, mantente alerta y consciente de los cambios en su estado de ánimo, tono de voz y lenguaje corporal. Si el bully se pone cada vez más agresivo y se mueve hacia ti, debes estar listo para irte caminando o corriendo, para pedir ayuda o para defenderte.

Haz un mapa mental de las rutas de escape. Mira a tu alrededor para ver si hay alguien por ahí que podría ayudarte. No tengas miedo de pedir ayuda a extraños como último recurso. También puedes irte a para junto a un adulto para que el agresor desista de atacarte. Si tienes teléfono celular, asegúrate de programar un código de marcado rápido con un número de emergencia de amigos, familiares o de las autoridades.

7.-  RESPETA AL AGRESOR

Suena loco, ¿verdad? Algunas personas se convierten en bullies para ocultar sus inseguridades y su baja autoestima, así es que insultarlas o humillarlas quizá sólo empeore una situación ya de por sí mala. Por difícil que pueda ser, trata al agresor con respeto, incluso si él no te muestra ninguno. Puede que el ánimo del bully esté fuera de control, pero no querrás añadir combustible a las llamas.

8.-  MANTENTE FUERA DEL ALCANCE

En Proverbios 4:14-16, la Biblia ofrece algunos sabios consejos sobre cómo evitar a los agresores: “No entres en la senda de los malvados ni avances por el camino de los malos.  Evítalo, no pases por allí, desvíate de él, y pasa de largo. Porque ellos no duermen, si no hacen el mal; pierden el sueño, si no hacen caer a alguien”.

A que es difícil mejorar ese fragmento de sabiduría antigua. Puede parecer obvio, pero deberías intentar no ir a ninguna parte en donde tu agresor te pueda confrontar a solas. Si hay un área de juegos o un centro comercial o algún otro lugar que frecuente tu agresor, mantente alejado. Si tu agresor te está confrontando en la escuela o en algún otro lugar en donde tengas que estar, por favor intenta mantener la mayor distancia posible entre tú y él, en especial si no hay nadie por ahí que pueda ayudarte.

Los expertos en autodefensa aconsejan mantenerse por lo menos a dos o tres pasos fuera del alcance. ¡Te aconsejo que te mantengas a uno o dos kilómetros de distancia! No querrás facilitarle al agresor el que pueda agarrarte o molestarte verbalmente. Si el bully intenta reducir la distancia, tienes la alternativa de retroceder con paso ágil – no corras si puedes evitarlo – o puedes pedirle respetuosamente que no se acerque. Si huyes caminando o corriendo, asegúrate de revisar que el agresor no te esté persiguiendo.

9.-  NO PERMITAS QUE EL AGRESOR TE ENCUENTRE SOLO O TE APARTE DE LOS DEMAS

Si el bully intenta empujarte o arrastrarte lejos de las demás personas o meterte en un vehículo, haz tu mejor esfuerzo por hacer el mayor ruido posible mientras te resistes físicamente. Dile que se detenga. Si no lo hace, entonces grita “¡SUÉLTAME!” lo más fuerte que puedas e intenta atraer la atención de las personas que están a tu alrededor.

Puede que sea momento de contraatacar si el agresor te sigue agarrando. También podrías tirarte al suelo, agárrate de un poste o de una cerca y gritar pidiendo ayuda si sientes que corres el peligro de que el agresor te arrastre lejos.  Patear, morder, rasguñar, y escupir son acciones de autodefensa que puedes usar como último recurso si sientes que te están atacando y estas en grave peligro. Si tienes spray de pimienta o algún otro repelente de autodefensa similar y sabes cómo usarlo, este es el momento.

 

 .

jueves, 10 de octubre de 2024

NOTA INFORMATIVA

 NOTA  INFORMATIVA


Estamos trabajando en la TRANSICION de las publicaciones de este Blog a publicaciones por Facebook.

Dicho de otra forma, este Blog dejará de existir, y podrán seguir las publicaciones a través de FB. 

Se les agradece su seguimiento por este medio, y se les invita a continuar haciendo por FB, pronto les indicaremos como hacerlo. 



Del libro: “Del otro lado del miedo” de Mario Guerra. - Los disfraces del miedo

 

Del libro: “Del otro lado del miedo” de Mario Guerra.

 

LOS DISFRACES DEL MIEDO

 


Enojo, ira o agresión

La ira parece ser el disfraz favorito no sólo del miedo, sino de otras emociones y sentimientos como la frustración, la pérdida, el fracaso, el abandono o la tristeza. ¿Y cómo no serlo? Su presencia imponente aleja a todo lo que lastima o asusta. El miedo nos merma, mientras que el enojo nos hace ver grandes.  

Apatía, indiferencia o aburrimiento

Sé que en el mundo hay personas genuinamente egoístas, narcisistas y que se muestran apáticas e indiferentes ante las tragedias, las injusticias, el maltrato de personas y animales, las crisis migratorias o el calentamiento global. Sin embargo, hay otras personas que, sin tener algún problema de personalidad o ser de escasos valores, prefieren voltear la cara para el otro lado y decir que esas cosas “no son de su incumbencia” “para qué se involucran si ellos solos no harán la diferencia” o incluso que todo lo que se dice por ahí no es más que una invención, que las cosas no están tan mal. Quizá parezca que sientan muy lejanas las crisis y las tragedias o tal vez demasiado cercanas.  A veces el miedo a confrontar una realidad que no se quiere ver hace que muchos prefieran hacer que no les interesa antes que asumir que les asusta no hacer lo suficiente para evitar el mal que les rodea. 

Por ejemplo, si tienes miedo a morir ahogado dirás que no te interesa la natación. Así también, hay personas que comienzan una tarea o proyecto para después dejarlo a media porque dicen que ya les aburrió…  Pero frecuentemente el aburrimiento no es sino otros disfraz del miedo para justificar, de manera más aceptable, el miedo a fracasar.

Desapego

La supuesta renuncia a amar por miedo a perder, o a no recibir lo mismo de vuelta, evoca al miedo existencial del aislamiento. Despierta nuestros miedos ancestrales a la soledad y la exclusión, a no ser parte del clan o grupo familiar. Es sentirnos tan atemorizados que es preferible convencernos que no necesitamos nada de nadie y que es mejor estar solos y desapegados para no sufrir, tanto que dicen por ahí: “Ni falta el que se va, ni sobra el que se queda.”

Procrastinación, pereza, inacción o ausencia de inspiración

Cuando el miedo nos habla para empujarnos a demorar o posponer situaciones o acciones, suele gritarnos cosas como: “No estás listo.” “Éste no es el momento perfecto.” “No eres lo suficientemente bueno, tienes que prepararte más antes de empezar.”  “Es jueves, mejor empieza el lunes y así ya te vas de corrido con la semana.” “Necesitas descansar, así no vas a poder fluir”, entre otras joyas para lograr protegernos de un potencial fracaso.  El punto es que el miedo acaba por decirte todos los días:  “Mejor empecemos mañana.” Y no sólo nos habla, también no arroja distractores en el camino.  Justo antes de iniciar la tarea que quieres hacer, pero no puedes, te das cuenta que el cajón de tu escritorio está desordenado; recuerdas que el otro día alguien te contó que fue a un parque muy bonito por tus rumbos y ahora tú necesitas investigar dónde está exactamente para ver si vas el sábado; recuerdas que hace mucho no le hablas a tu hermana para saludarla; que viste un meme hermoso de un gatito que te llevó a preguntarte cuántas razas de gato habrá, cuánto tiempo viven y cómo se reproducen.  Es natural que temas tan fundamentales no te dejen avanzar en tus proyectos importantes, así que en resolverlos se te va el día, la semana, el mes y la vida entera.  Y de verdad que yo sé en propia piel que no es falta de voluntad, sino miedo lo que te tiene paralizado.

Soberbia o arrogancia

Imaginemos que tienes un compañero o compañera de trabajo con quien, además, consideras que tienes una buena amistad. Te cae bien porque es una persona amable, divertida y solidaria. Además, parece disfrutar su trabajo. Un día, precisamente por sus méritos y antigüedad en la empresa, recibe un ascenso.  Ahora es gerente de un área que acaba de crearse. En poco tiempo, todo cambia: aquella persona amable se ha convertido en alguien irreconocible, humilla a los demás, incluso les falta al respeto a la vez que parece que busca ser admirada y respetada por todas las grandes cosas que ha hecho y por todas las cualidades especiales que tiene. Lo lógico es pensar que a esta persona “se le subió el puesto”, que ahora si “enseñó el cobre” y toda su bondad no era sino una fachada para ocultar su verdadera naturaleza maléfica, ¿no es así? Sin embargo, es posible que el disfraz de la soberbia y arrogancia no lo usaba antes y ha recurrido a él para ocultar un miedo muy grande.

Optimismo irracional o excesiva confianza

He sido testigo de primera mano de cómo un familiar o la familia entera de una persona en condición terminal tienen tanto miedo de afrontar la verdad que se muestran irracionalmente optimistas no sólo con el enfermo, sino entre ellos mismos.  Viven agarrados de un: “Todo va a salir bien”, “verás cómo te curas”, sin dar oportunidad para que se hable de lo importante o de lo que el enfermo quiera halar, mientras aún hay oportunidad.

Hiperactividad y practicidad

“No he tenido tiempo ni de pensar en eso ahora, ando con muchas presiones en el trabajo.” Permitir hacernos de tantas actividades que ya no tengamos tiempo para nada más puede ser otro disfraz del miedo y tiene la misma naturaleza que algunos de los que ya he descrito: la evitación del afrontamiento con lo que duele o lo que asusta.

Perfeccionismo 

No pocas veces algunos pacientes me han contado, durante el desarrollo de su proceso terapéutico, cómo sus padres y otros adultos del entorno los presionaban para alcanzar la excelencia o les pedían ocultar o maquillar sus supuestos fracasos: “Te vamos a cambiar de escuela para que nadie sepa que vas a repetir el año.” “Si te preguntan en la familia si aprobaste el examen de grado les dices que sí, no quiero que me estén preguntando nada.” “Yo no te mando a la escuela a hacer amigos, te mando a estudiar y a aprender para que saques buenas calificaciones.”  “Tú único deber es estudiar así que dedícate a eso.” “Si no puedes con la escuela te saco y te pones a trabajar.”  “¿Por qué nunca estás en el cuadro de honor?”  Estos mensajes, entre otros, van permeando en la mente infantil como instrucciones para la vida que hay que seguir como una cuestión de vida o muerte.  Es como si el verdadero mensaje hubiera sido: “Siempre tienes que ser preciso, diligente, oportuno, adecuado, inteligente, carismático e infalible sin importar la condición o situación por la que estés pasando.”   El miedo detrás de todo esto es justamente l miedo a decepcionar y a fracasar. A no ser lo suficientemente valiosos a los ojos de aquellos que nos aman y amamos.

Excusas

Las excusas y pretextos salen a relucir como un disfraz del miedo al fracaso. Algunas personas se quedan en relaciones de pareja insatisfactorias porque dicen que todos (hombres o mujeres, según sea el caso) son iguales. Hay personas que se quedan en los trabajos que no les gustan porque dicen que el mercado laboral es complicado. Otros dicen que no hacen ejercicio porque no tienen tiempo, están cansados o la genética no les ayuda. Los niños dicen que sus maestros los castigan porque los odian o sacaron mala calificación porque las preguntas que venían en el examen no eran las que el maestro les dijo que estarían ahí.

Hay tantos disfraces para el miedo como excusas podemos inventar:  “Todavía estoy muy joven o ya estoy muy viejo.” “La economía del país no está pasando por su mejor momento.” “No hay dinero.” “Ya perdí práctica.” “Nadie me apoya”. “NO tengo experiencia o estoy sobre calificado.” “Qué tal que nos va mal.” … Hay quien culpa a la salud, a la infancia, a la injusticia, al clima, a la mala suerte, a su signo zodiacal o hasta que Mercurio está retrógrado y ahorita no conviene arriesgarse.  El miedo nos hace usar la imaginación de maneras insospechadas.

 .

lunes, 7 de octubre de 2024

Tune up emocional… Autora: Alicia Campos Vera

 

Tune up emocional… Autora:  Alicia Campos Vera 

 



Un tune up en términos de música, significa ajustar los instrumentos musicales para una perfecta entonación.

Un tune up en informática equivale a hacer limpieza y corregir fallas del equipo de cómputo y optimizar el sistema, para que mejore la eficacia.

En términos de mecánica, un tune up significa hacer ajustes y pequeñas reparaciones a la maquinaria, para lograr que el auto tenga un desempeño eficiente.

Un tune up emocional equivale a regular y/o gestionar las emociones en forma personal, o mediante terapia psicológica, psiquiátrica o tanatológica, para dar nuestro mejor rendimiento, para estar sanos, felices y en paz con la vida.

 Imagina un auto que empieza a marcar el foco del aceite o el de mantenimiento, y tú lo ignoras. Al poco tiempo empieza a temblar y hacer ruidos extraños, hasta que un día simplemente no enciende.  Si inicialmente solo requería cambio de aceite y bujías, ahora necesita una reparación mayor, más costosa, dejando el auto en un taller mecánico por varios días, lo cual te obliga a utilizar transporte público que limitan tu movilidad.

Algo similar ocurre con el ser humano, algunos “focos de alerta” son ignorados creyendo que es normal estar irritable, estar triste, no dormir bien, no comer bien, tener adicciones, estar deprimido, estar estresado y ansioso, etc., cuando en realidad todos ellos requieren atención al convertirse en una constante que afecta negativamente tu vida diaria.

No dejes que las emociones afecten tu salud física, con enfermedades como colitis, gastritis, dermatitis, hipertensión y hasta un cáncer en el peor de los casos. En cuanto veas que las emociones y sentimientos están afectando tu día a día, y sobre todo que no te permiten disfrutar de la vida, busca ayuda. En mi experiencia tanatológica, la mayoría de los duelos se empiezan a resolver en la siguiente proporción: el 10% de alivio ocurre con el simple hecho de saber que hay alguien que puede escucharlos, sin juzgarlos o criticarlos; un 40% de mejoría ocurre al hablar de su sentir; y el 50% restante es gracias al trabajo guiado por un profesional. Supongo algo similar ocurre en psicología y psiquiatría, solo que el proceso es de mayor duración. 

Los especialistas en la salud emocional no solo tratan fobias, ataques de ansiedad, ataques de pánico, estrés postraumático, síndrome de burnout, los TOCs (Trastornos Obsesivo-Compulsivos), etc., están para ayudar a quien por sí mismo no logre, o se le dificulte, manejar sus emociones y encontrar formas de ser felices a pesar de las dificultades.

Es muy común escuchar la expresión “¡como crees que le voy a contar mis cosas a un extraño!”, pero lo grave es que ni siquiera lo hablan con alguien de su confianza, y cuando deciden hacerlo, buscan a quien les diga lo que quieren escuchar, y entonces solo se ciclan en los mismos hábitos, que por lo general se van agravando.  Esos terapeutas, a quienes consideran extraños para compartir sus problemas, son estudiosos de la salud y del comportamiento humano, con ética profesional, que tienen la ventaja de ser neutrales o imparciales, empáticos, y con una visión más amplia de lo que te puede estar sucediendo.

Otra expresión que seguido escucho en la práctica tanatológica es “no quiero llorar frente a un extraño”, y la verdad es que no quieren llorar frente a nadie, porque en nuestra cultura aprendimos que llorar es “algo malo”, es “de cobardes”, y que es un “signo de debilidad”; por lo tanto, genera un sentimiento de vergüenza, un miedo a la crítica y a la desaprobación, cuando en realidad el llanto es una respuesta natural del cuerpo ante el dolor y proporciona alivio inmediato. El llanto es esencial para nuestro bienestar emocional.

Dentro de los beneficios de ir a terapia, es que te ayuda a encontrar formas de manejar conflictos, a cambiar creencias mediante nuevos puntos de vista, a resaltar tus cualidades y tu potencial, a vencer tus miedos, a trabajar la culpa a través del perdón, a mejorar habilidades de comunicación, a la recuperación del estrés postraumático, a desarrollar la autoestima, a aumentar la resiliencia, a prevenir crisis emocionales, y a evitar recaídas enseñándonos a estar alertas a los detonantes, entre muchas otras cosas más.

Considera lo siguiente; así como llevas tu auto o tu computadora a reparar, o a darle mantenimiento con un especialista certificado, recomendado, o con experiencia en el campo, así lleva tus emociones a un consultorio psicológico, psiquiátrico o tanatológico, para asegurar el buen manejo de éstas, para cerrar círculos, o para tratar algún problema con los químicos cerebrales que pudieran distorsionar tu realidad.  Ve con la confianza de que todo lo que se dice en consulta, ahí se queda. 

Ahora bien, cuando no quedas conforme con el mecánico o técnico en reparación de equipos, o el costo de su trabajo no se ajusta a tu presupuesto, o simplemente no te brinda confianza, tienes la libertad de cambiar a otro establecimiento especializado. De igual forma, puedes cambiar de terapeuta hasta sentir que su trato, su enfoque, su especialidad y su experiencia te dan la confianza suficiente para trabajar en tu salud emocional.

 

Hagamos un tune up emocional con regularidad, y… ¡a disfrutar la vida!

 

.