jueves, 19 de mayo de 2022

Del libro “¡Porque lo mando yo! 2” del Dr. John K.Rosemond. - Berrinches

Del libro   “¡Porque lo mando yo! 2” del Dr.  John K.Rosemond.  

 

BERRINCHES

 

 

Si el sentido común indica que la Vitamina N es esencial para el bienestar de nuestros niños, ¿por qué nos esforzamos tanto para proporcionarles no sólo más de lo que requieren en objetos materiales sino muchísimo más de lo podrán obtener como adultos? Es indudable que gran parte del problema tiene sus raíces en la idea de que “quiero que mis hijos tengan todo lo que a mí me faltó”.  Pero también tiene relación con que muchos padres quieren eludir las consecuencias de rehusarse a las exigencias de sus hijos.  Me refiero a berrinches de varios tipos, desde el nene de dos años que se tira pataleando al suelo y echando espuma por la boca, hasta el del adolescente de dieciséis años que sale, furioso, azotando la puerta y murmurando toda clase de cosas horribles.  Muchos padres se sienten intimidados y hasta muy asustados por las pataletas y ceden.  Muchos ceden antes de que el berrinche se desate en todo su esplendor.  Cuando se les pregunta por qué ceden, la mayoría responde:  “Porque es más fácil doblar las manos que enfrentarse a una tromba”.

Es cierto… pero a muy corto plazo.  Darse por vencido resuelve el problema inmediato cancelando gritos, patadas, portazos y malas razones.  Infortunadamente, entre más ceden los padres a los berrinches, hay más rabietas y cada vez de mayor intensidad.  Cada vez que los padres damos el brazo a torcer ante una pataleta, garantizamos la aparición de no menos de cincuenta más.  Si se permite que el niño elija entre una forma fácil y una difícil para obtener algo, siempre escogerá la forma sencilla.  Para el niño, trabajar y esperar por algo (para no mencionar la horrible posibilidad de no obtenerlo), siempre parece “difícil”.  Le parece mucho más simple acabar con la resistencia de sus padres mediante pataleos, gritos y maldiciones.  Lo que el pequeño ignora y lo que muchos padres no parecen comprender es que darse por vencido ante un berrinche bloquea el desarrollo de la iniciativa, la motivación, y los propios recursosCon todas esas armas de supervivencia, el niño está destinado a tener menos éxito y por lo tanto, a ser menos feliz como adulto.

Los sentimientos de culpa son otra razón por la que los padres ceden ante las pataletas.  Para los padres que piensan que su medida de éxito como tales es tener un hijo feliz, el berrinche demuestra:  “No están funcionando bien”.  Y parecen razonar de la forma siguiente: (a) Los buenos padres tienen niños felices, (b) Los berrinches son señales de desdicha, por lo tanto, (c) Si nuestro nene tira un berrinche, seguramente hicimos algo malo.  Pensar de esa manera no tiene sentido, pero es sumamente común.  Pensemos por ejemplo en el peque de cinco años que pide galletas media hora antes de comer.  Cuando mamita  dice “NO”, se abren las puertas del infierno:  el niño comienza patalear por toda la cocina y a manifestar cosas tales como “¡Nunca me dejas comer nada cuando tengo hambre!” En respuesta mamá razona que el berrinche es resultado de una mala decisión que puede resultar en que se sienta inseguro o poco amado o (¡Dios nos libre!) resentido.  De modo que le da las galletas sabiendo perfectamente que, como resultado, el peque no comerá su almuerzo.  Cuando comprueba que no come, mamita piensa que la experiencia hará que la próxima vez, el niño sea más razonable.  La que tiene mucho que aprender es… mamita. 

Es indiscutible que no hay chico que no haga berrinches.  Por una parte, los niños llegan al mundo carentes de tolerancia para la frustración.  Por otra parte, su punto de vista natural está centrado en sí mismo (es egocéntrico). Creen que merecen todo lo que se les ocurre desearParte de nuestra labor como padres es ayudarles a desmantelar lenta y suavemente su egocentrismo reemplazándolo con un sentido de responsabilidad social… por una buena disposición de hacer a un lado los intereses personales por el bien de la familia, la amistad y la sociedad.  Podría decirse que esta es una de las funciones más importantes de los padres, ya que es la esencia del proceso de socialización…  e incluye cierto grado de incomodidad para ambas partes.  La reacción normal del niño ante esa incomodidad, se llama pataleta.  Considerado desde esta perspectiva, el berrinche es la forma en que el pequeñito se deshace de su egocentrismo y madura para convertirse en una persona que comprende cómo funciona el mundo.  Por lo tanto,   ES ESENCIAL  que los padres aprendan a decir NO a sus niños, y que lo hagan con convicción.

El hecho de que los padres actuales no le ofrezcan a sus hijos suficiente vitamina N, no sólo debilita el carácter de los niños, sino que erosiona a toda la sociedad futura.  Por todas las razones anteriores, la próxima vez que le dé al crío su tiamina N y se azote en el suelo pataleando y maldiciendo, ¡considere que ha hecho usted un buen trabajo!

 

¡AQUÍ  ESTA  LA  RECETA!

 

Puede comenzar a administrar la vitamina N a sus hijos de la siguiente forma:

1)       Voltéeles el mundo al derecho dándoles todo lo que realmente necesitan, pero NO MAS DEL veinticinco por ciento de lo que simplemente desean.  A esto lo llamo  “El Principio de la Privación Benévola”.

2)      No haga por sus hijos lo que ellos pueden hacer por sí mismo.  “Eso puedes hacerlo tú”, empuja al desarrollo de la perseverancia y la autosuficiencia.  Y cuando el peque declara “No puedo”, no discuta con él, simplemente dígale “Pues yo no lo hago”.  Le sorprenderá cuán creativos y llenos de recursos son los pequeñitos ante las circunstancias adecuadas.

3)      No los rescate invariablemente del fracaso y/o la desilusión.  Recuerde que irse de bruces puede ser una experiencia invalorable para el aprendizaje.

4)      Tenga presente que el simple hecho de que al niño no le guste algo, no significa que no deba suceder o existir ese algo.  Por ejemplo, el hecho de que el nene no quiera quedarse con la nana, la tía o la abuela mientras ustedes salen, no significa que no deban dejarlo.  Que el niño madure exige que sus padres resistan la tentación de protegerlo constantemente de la incomodidad de tener que deshacerse de la dependencia.

5)      Que no les preocupe tratarlo con verdadera justicia.  Recuerden que el concepto que el niño tiene sobre la justicia es  “PRIMERO YO.  TODO YO.  ME TOCA LO MEJOR Y LO MAS GRANDE”.

6)      Recuerden que el hecho de que ustedes tengan una buna posición económica no significa que sus hijos sean sus socios.  La vitamina N les da a los chicos algo por qué luchar y las armas para obtener sus fines.

7)      No le den a los nenes sobredosis emocionales ofreciéndoles demasiada atención o alabanzas.  Si ustedes les prestan demasiada atención, ellos no tienen razones para prestarles atención a ustedes.

  

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