martes, 29 de junio de 2021

 

Del Libro  “Una vaca se estacionó en mi lugar”  de  Leonard Scheff / Susan Admiston

 




EL CASO DE LA PERSONA IMPOSIBLE

Nunca luches con un cerdo.

Se ensucia el cerdo,

Te ensucias tú,

Pero al cerdo le gusta.

Canción folclórica

   Estadounidense.

 

 

En algunos casos, es posible que vayas a lidiar con alguien que sufre ira crónica.  Tal vez sea un cínico que juzga las cosas todo el tiempo, pues cree que el mundo simplemente no llega a sus estándares.  Quizá incluso busque ocasiones para expresar su desaprobación como una manera de afirmar su propia superioridad.  Tal vez quieras conservar esa relación por diversas razones: que ambos tengan una larga historia juntos o que esa persona posea cualidades que compensen su ira.  En verdad, es posible que lo que la hace difícil sea precisamente lo que la hace divertida e interesante.   Pero, si quieres conservar la amistad de esta persona, probablemente tengas que aceptar que su ira forma parte del paquete.  Cuando la conozcas bien, tal vez entiendas las fuerzas que subyacen en su ira, lo cual podría ayudarte a no tomarlo a título personal cuando dirige su actitud iracunda hacia ti.

Por otro lado, cuanto te percatas de que algunas conductas socialmente aceptables son producto de lo que puede considerarse una personalidad iracunda, puedes decir que no quieres tener nada que ver con una persona así.  Hace poco rompí relaciones con un par de viejos amigos que entrarían en la categoría de críticos- cínicos crónicos.  Me di cuenta de que estar con ellos simplemente me hacía infeliz.  No sé si éste es un cambio en mi actitud; tan sólo ya no valoro a estas personas como alguna vez lo hice o ya no creo que esté bien ser así.


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