Del Libro “Educar
el carácter” de Alfonso Aguiló
La fiebre del “no es esto”
Cuenta la
tradición que, en cierta ocasión, un bandido llamado Angulimal fue a matar a
Buda. Y Buda le dijo: “Antes de matarme, ayúdame a cumplir un
último deseo: corta, por favor, una rama
de ese árbol.”
Angulimal le miró
con asombro, pero resolvió concederle aquel extraño último deseo y de un tajo el bandido hizo lo que Buda
pedía.
Pero luego Buda
añadió; “Ahora, vuelve a pegar la rama al árbol, para que siga floreciendo.”
“Debes estar loco
– contestó Angulimal – si piensas que eso es posible.”
“Al contrario –
repuso Buda –, el loco eres tú, que piensas que eres poderoso porque puedes
herir y destruir. Eso es cosa de
niños. El verdaderamente poderoso es el que sabe crear y curar.”
Para destruir,
para arrasar, para gritar de forma estéril, para estar diciendo siempre que
todo está mal, que no es esto… para
eso no hace falta arte, ni ciencia, ni esfuerzo, ni cualidades.
- De todas formas,
siempre he preferido la rebeldía al conformismo burgués, porque pienso que no
estar satisfecho del mundo en el que se vive y querer cambiarlo es algo digno de alabanza.
Yo también, pero
la rebeldía, que es necesaria, debe reunir ciertas condiciones, y quizá la
primera sea saber contra qué nos
rebelamos.
- Contra el mal,
contra la injusticia, contra la mediocridad…
Bien. Pero, primero, contra uno mismo. No podemos ser como esos rebeldes de
pacotilla que ni estudian, ni dan golpe, ni pueden ponerse a nadie como ejemplo
de nada.
Lo suyo más que
rebeldía son ganas de incordiar.
La Historia está
llena de ejemplos de rebeldes que cuando llegaron al poder se volvieron
burgueses. Y de rebeldes que, al
fracasar, se convirtieron en resentidos que sólo sabían hacer crítica
destructiva.
ES MUY FÁCIL DECIR QUE ALGO ESTA MAL, Y QUE HAY QUE CAMBIARLO, LO DIFÍCIL – Y LO QUE HACE
FALTA – ES APORTAR IDEAS POSITIVAS Y CONSEGUIR CAMBIARLO REALMENTE.
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